Opinión
Fachas y lo políticamente correcto
Nos tendría que hacer pensar en qué punto está la democracia española la existencia de un lugar como el Valle de los Caídos o el mantenimiento, incluso con dinero público, de una fundación que lleva el nombre de Francisco Franco.

En las últimas semanas estamos asistiendo a una nueva vuelta de tuerca en relación a la exhumación de los cadáveres de Franco y de Primo de Rivera del Valle de los Caídos. Una decisión adoptada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez que ha levantado ampollas y reacciones de todos los calibres. Desde el tan manido “no abrir heridas del pasado” o “es la historia y quieren borrarla” hasta la propia movilización de los nostálgicos del franquismo para que no se muevan los restos del dictador allí depositados.
Una decisión que llega tarde, dicho sea de paso, pues han pasado casi 43 años desde la muerte del dictador, bastantes más desde que allí están los restos del fundador de Falange Española. Es ahora cuando se aborda una cuestión que quizá debería haber estado resuelta hace ya varios lustros.
No dejan de llamar la atención las distintas reacciones. Los políticos de la derecha oponiéndose con circunloquios que no hacen sino esconder su plena oposición. Es paradójico que, en el mismo momento en que Mariano Rajoy estaba siendo reemplazado por Sánchez en la presidencia del Gobierno, un ministro del PP aprobaba la renovación del ducado de Franco en la persona de Carmen Martínez-Bordiu, lo que viene a ejemplificar el poder que aun mantiene, aunque sea a nivel de medios y de presión social, la familia Franco, que se permite el lujo de discutir las decisiones políticas del momento, que mantiene privilegios donados de la propia época dictatorial —como, por ejemplo, el uso y disfrute del Pazo de Meirás— o los honores aristocráticos concedidos por el anterior jefe de Estado a la hija del dictador y que perpetua su nieta.
Solo en lugares con unas cuotas de cultura democrática por debajo de cero existen mausoleos que ensalzan la figura de dictadores
Una situación atípica la que se vive en España y que constantemente está encima de la mesa con argumentos vacíos y vacuos. Nadie se plantea en otros lugares donde han existido dictaduras criminales la necesidad de dar espacio y pábulo a aquellos que aun defienden la dictadura. En algunos lugares, como Alemania, la apología del nazismo es un delito. Si nos atenemos a datos objetivos, solo en lugares con unas cuotas de cultura democrática por debajo de cero existen mausoleos que ensalzan la figura de dictadores. Quizá nos tendría que hacer pensar en qué punto está la democracia española la existencia de un lugar como el Valle de los Caídos o el mantenimiento, incluso con dinero público, de una fundación que lleva el nombre de Francisco Franco.
También cómo, en medio de dicha polémica, las televisiones se lanzan a dar espacio y opinión a los integrantes de dicha fundación, que se permiten el lujo de insultar a los presentes que tienen ideas contrarias a las suyas —es lo que han hecho siempre, por otra parte, con resultados nefastos— y llevar un discurso demencial sobre la historia de España que es insultante para todos aquellos que se dejan los ojos, las pestañas y la cabeza en archivos y bibliotecas para rescatar el pasado de este país bajo parámetros científicos, por no hablar del enorme trabajo realizado por los movimientos memorialistas que han sustituido de forma completamente altruista un papel que tenían que tener las administraciones públicas.
Bajo un paraguas de lo políticamente correcto, se habla de “respetar” a aquellos que no respetan nada o que defienden un legado de crímenes y violaciones sistemáticas de los derechos humanos
Bajo un paraguas de lo políticamente correcto, se habla de “respetar” a aquellos que no respetan nada o que defienden un legado de crímenes y violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Una fundación como la Francisco Franco no tiene cabida en ningún país democrático y los papeles del dictador tendrían que estar engrosando los legajos del Archivo Histórico Nacional y a disposición de todos los investigadores.
Sepulturero de España
“Nunca enterrador alguno conoció tan alto honor, dar sepultura a quien era sepulturero mayor”. Esta es una de las estrofas de una canción de Joaquín Sabina que se titula “Adivina, adivinanza”, dedicada a Franco y a su muerte. No se engañaba el cantante cuando denominaba a Franco como “sepulturero mayor”. Porque ¿de quien estamos hablando cuando se habla de la exhumación del Valle de los Caídos? Francisco Franco fue un dictador. Un personaje que llegó al poder tras un golpe de Estado contra la democracia vigente en España en julio de 1936 y cuya acción provocó una guerra civil y una dictadura que se extendió en el tramo de casi 40 años. Se equivocan determinados tertulianos cuando hablan de bandos en la Guerra Civil española. Bandos habría si hubiese enfrentamientos abiertos dentro del propio campo democrático. Sin embargo, lo que sucedió en España entre 1936 y 1939 fue el enfrentamiento de un régimen legal, porque así lo habían querido los españoles los años anteriores, y un grupo de militares que dan un golpe de Estado. Esos golpistas que provocaron una guerra civil no se contentaron con derribar al gobierno de turno, sino que decidieron realizar una guerra de exterminio contra sus oponentes, que eran, a la postre, todos aquellos que no pensaban como ellos. Desde los moderados republicanos hasta los revolucionarios anarquistas, pasando por los socialistas de todas las tendencias, los minoritarios comunistas, los odiados masones, etc. Ese personaje que esta enterrado en el Valle de los Caídos afirmó lo siguiente al periodista Jay Allen en una entrevista que le hizo en 1936:Allen: ¿Durante cuánto tiempo se prolongará la situación ahora que el golpe ha fracasado?
Franco: No puede haber ningún acuerdo, ninguna tregua. Salvaré a España del marxismo a cualquier precio.
Allen: ¿Significa eso que tendrá que fusilar a media España?
Franco: He dicho a cualquier precio.
Por si fuera poco, al finalizar la Guerra Civil, Franco impuso una dictadura que pasó por distintas fases pero que coincidió en todas con una profunda represión que ha llevado a España a ser el país que más desaparecidos tiene junto a Camboya, lo que ha provocado que la ONU y sus observadores de los derechos humanos hayan llamado la atención a nuestro país por no hacerse cargo de esa búsqueda de los desaparecidos. Hoy España tiene provincias con enormes cementerios ignotos donde están sepultados miles de cadáveres ejecutados por Franco y su régimen. Inclusive el propio Valle de los Caídos se benefició de dichos cadáveres sin el consentimiento de los familiares de las víctimas, que fueron a su vez nuevas víctimas del franquismo.
Lejos de quedarse solo con Franco, se defiende que no se viole la historia de personajes como Mola, ideólogo del golpe, que tuvo frases tan democráticas como las siguientes:
“Mañana tomamos Peñaflor, así que vayan las mujeres de los rojos preparando sus mantones de luto. Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: Morón, Utrera, Puente Genil, ir preparando sepulturas. Yo os autorizo a matar como a perros a todo aquel que se resista a vosotros, que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda culpa”.
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