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Migración
Gemma Pinyol-Jiménez: “También es importante el derecho de las personas a no tener que irse de su casa”
Gemma Pinyol-Jiménez es investigadora y consultora sobre migraciones y políticas de asilo. Es directora de Políticas Migratorias y Diversidad en Instrategies e investigadora asociada del Gritim- UPF. También es experta del Consejo de Europa en el proyecto Intercultural Cities y forma parte del Informal Expert Group on Economic Migration de la Comisión Europea. Además es coordinadora de la RECI- Red, Ciudades Interculturales.
¿Cuál es la tendencia actual de los desplazamientos forzados?
Desplazamientos forzados hay muchos y, lamentablemente, cada vez hay más porque no estamos resolviendo los conflictos y situaciones que obligan a las personas a huir de sus casas. Es verdad que cada vez prestamos más atención a estos desplazamientos, pero eso no significa que antes no los hubiera. Cambian de intensidad y forma, pero hace muchos años que hay (mucha) gente que tiene que huir de su casa. Lo que sí es nuevo es que estamos destruyendo el medio ambiente a una velocidad nunca vista antes en la historia. Hemos empezado a prestar más atención a las cuestiones ambientales cuando hemos visto que la incidencia humana empeora estas situaciones.
¿Los desplazamientos forzados por causas climáticas son un fenómeno en auge?
De entrada, no hay migraciones unicausales. Cada historia es diferente, pero muy pocas veces los desplazamientos tienen una única causa. Por ejemplo, migraciones por causas económicas y ambientales muy a menudo van de la mano. El componente climático en los movimientos se estudia desde hace muchos años, pero ahora se tiene que añadir que hay una construcción política detrás de esta movilidad.
Cuando hablamos de migraciones climáticas tenemos que ir con mucho cuidado. Si no señalamos el contexto de donde viene, alimentamos un discurso que solo utiliza palabras como masivo, apocalíptico, y narrativas que no son gratuitas
Estamos destruyendo el mundo y debemos enviar el mensaje de proteger el medio ambiente, sin embargo cuando hablamos de migraciones climáticas tenemos que ir con mucho cuidado. Si no señalamos el contexto de donde viene, alimentamos un discurso que solo utiliza palabras como masivo, apocalíptico, y narrativas que no son gratuitas. Es muy peligroso que detrás de esta lógica se ponga todo el énfasis a una situación de grandes movimientos y de miedo a la invasión. Este es un discurso que está utilizando mucho la extrema derecha, y es falso.
Los datos que tenemos ahora nos dicen que hay muy pocas migraciones internacionales, porque la mayoría de personas que se desplazan forzosamente no llegan al llamado Norte Global, sino que van a países vecinos de los cuales huyen. Se ha construido la idea de que el Norte es el espacio ideal donde todo el mundo quiere ir, y no es real. Los países del Norte Global, también España, pueden ser igualmente víctimas de procesos de degradación ambiental.
¿Cómo se podría dar un giro a estas narrativas?
Caemos en la lógica de normalizar que el mundo se esté destruyendo, y que lo más importante es acoger a la gente que se vea forzada a desplazarse. Tenemos que cambiar el foco: cuando hablamos de protección de los derechos humanos y del derecho de asilo hemos de tener claro lo importante que es el derecho de las personas a no tener que irse de su casa. No podemos construir una narrativa hablando solo de la acogida. Debemos incidir en que lo prioritario es que la gente que no quiera irse de su casa, no tenga que irse de manera forzada.
Además, deberíamos diferenciar mejor los debates. Uno es que nos estemos cargando el medio ambiente, y tenemos que identificar quién es más responsable y quién menos, y empezar a pedir responsabilidades a empresas y países concretos. Ya sabemos que todas las compañías firman códigos éticos que no se cumplen en terreno. Y otro debate es que esta degradación del medio ambiente implica, consecuentemente, movimientos forzados de población que deben atenderse.
¿Cuál es el concepto más adecuado para referirse a las personas que tienen que irse de su casa, entre otras cosas, por causas climáticas?
Si se quiere poner el énfasis en que hay personas que se mueven por motivos ambientales, las podemos llamar ‘migraciones climáticas’, sin perder la foto de que al final es la suma de muchas causas. Hablar de ‘refugio ambiental’ significa que son personas que necesitan protección internacional y que nosotros como comunidad internacional nos comprometemos a protegerlas porque la degradación de su entorno les obliga a desplazarse. La figura del refugio ha cambiado, pero hay que evitar que se distorsione esta figura, o que se use para referirse a cosas distintas.
¿Qué responsabilidad tiene el Norte Global de estos desplazamientos en el Sur Global, donde se llevan a cabo la gran mayoría de migraciones por casuística climática?
Vivimos en un mundo fruto de un pasado colonial, que explica muchas cosas pero no todas. A éste, se suman procesos de globalización y otras realidades vigentes actualmente. Debemos identificar los retos y problemas a los que responder ahora, y poner nombre a sus responsables actuales. Aparte, como ciudadanía del Norte Global tenemos un problema generalizado, que es el (sobre)consumo. Tenemos unos hábitos de consumo que son muy peligrosos para el medio ambiente, y sobre los que deberíamos incidir mucho más.
Es más viable hacer incidencia ciudadana diciendo que hace falta cambiar estos hábitos para no deteriorar más el medio ambiente que acusarnos de pasado colonial y relacionarlo con el medio ambiente. Porque entonces, la persona a quien se lo digas no se sentirá implicada con tu diálogo-debate y no entenderá la correlación de su vida individual con el pasado colonial. Tenemos que decidir dónde ponemos el foco y yo creo que, en este caso, para acercarlo a toda la población y hacer realmente incidencia, lo tenemos que colocar en los hábitos de consumo. Sabemos de dónde venimos, y no lo tenemos que olvidar porque es parte de todo el problema, pero hoy día debemos buscar respuestas que apelen al máximo de gente posible.
¿No es peligroso responsabilizar individualmente?
Totalmente. Yo puedo reclamar responsabilidad individual para que haya una coherencia global pero no pido solo esto. Hay que pedir también el control de las empresas y el control y responsabilidad a los gobiernos y a las instituciones internacionales. Esto es un paquete y va todo junto. Las agendas de los gobiernos tienen que recoger estas problemáticas, y tenemos que pedir responsabilidades macro.
La Convención de Ginebra no contempla a las personas que han tenido que migrar por cuestiones climáticas.
Esto nos plantea un debate sobre la definición del concepto. Una cosa es migrar por cuestiones ambientales y otra es pedir protección internacional para personas que han sido expulsadas de su entorno, entre otras causas, por la degradación ambiental. Ya hace 20 años que la Unión Europea dice que, cuando las personas se mueven y se desplazan, una de las razones profundas es la degradación ambiental. Pero la UE solo determina unas líneas orientativas, al final quiénes toman las decisiones de aprobar o no las solicitudes de asilo son los Estados. Lo que se está haciendo es crear herramientas paralelas al asilo como, por ejemplo, las figuras de protección internacional.
¿Se puede proteger a las personas que han tenido que huir por razones ambientales con estos instrumentos paralelos?
Sí, si hay voluntad política y ganas de pensar y utilizar estos nuevos instrumentos.
En el momento en que tú como país consideras oficialmente a otro como seguro, estás vulnerando la base del derecho de asilo, que es que el examen para solicitar el asilo tiene que ser individual
¿La fotografía general del asilo también es crítica más allá de España?
La estructura del asilo se tiene que reestructurar a nivel internacional, y la figura de las personas refugiadas está en manos de los Estados. El derecho de asilo es un derecho humano y, en el momento en que eliminamos un derecho humano, esto va en cascada. Se cree que se eliminan los derechos de los ‘otros’ y no entendemos que esos otros también somos nosotros. El objetivo general parece querer limitar las personas a quién dar protección internacional en las fronteras del Norte Global. Uno de los instrumentos que más se utiliza es la externalización de fronteras. Otra herramienta contundente es considerar ciertos países como ‘países seguros’. En el momento en que tú como país consideras oficialmente a otro como seguro, estás vulnerando la base del derecho de asilo, que es que el examen para solicitar el asilo tiene que ser individual. Se puede ser nacional de un país supuestamente ‘ideal’, y a la vez, puedes ser víctima de una persecución por motivos X.
¿Qué podría mejorar la situación en España?
Desde mi punto de vista, apuesto por un sistema de protección descentralizado, donde las comunidades autónomas y los ayuntamientos jueguen un papel importante. Esto quiere decir que se tienen que fortalecer las políticas públicas más allá del Estado, que ayudarán a las políticas de refugio y de toda la sociedad. Ahora mismo el sistema es disfuncional y no ayuda suficientemente a las personas refugiadas.