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La mirada rosa
Ayuso impone una dictadura heterosexual en la Comunidad de Madrid
No habrá paz para los vencidos. Tras conseguir la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas, Isabel Díaz Ayuso aprovecha la supremacía en votos para asegurar la supremacía heterosexual en la Comunidad de Madrid. El registro el pasado viernes de una propuesta para abolir algunos apartados de las leyes LGTBI madrileñas no implica solo el primer retroceso en el reconocimiento de derechos humanos en toda nuestra historia democrática, también es una traición a su propio electorado.
La Presidenta, que en campaña pidió el voto de lesbianas, gays, trans y bisexuales asegurando que pretendía hacer de Madrid la tierra de la libertad ahora adelanta a Vox por la ultraderecha y, entre otras muchas cuestiones, autoriza la aplicación de las mal llamadas “terapias” para “curar” cualquier forma de diversidad sexual. Si votaste a Ayuso, si decías #YoSoyGayyDelPP, felicidades: tu presidenta considera que puedes “curar” tu homosexualidad.
Durante la pasada legislatura, cada vez que fue necesario el apoyo de los ultras, la lideresa autonómica no dudó en poner sobre la mesa de negociación una posible reforma de las leyes 2/2106 y 3/2016, aprobadas durante el mandato de la malograda Cristina Cifuentes. Entonces ya era evidente que el interés de Ayuso por los derechos LGTBI era puramente mercantil: con tal de asegurarse el cargo estaba dispuesta a usarlos como moneda de cambio en cuanto fuera preciso. Primero estaba su sillón, su propio ego, y mucho después quedaba cualquier compromiso real con la libertad, por mucho que pronunciara la palabra hasta vaciarla de contenido.
Pero el hechizo surtió el efecto necesario y un aluvión de votos hizo posible el cambio en las matemáticas parlamentarias: ya no era necesario el apoyo de la ultraderecha. Quizá la Presidenta no volviera a amagar con cercenar las leyes que aseguran unos derechos mínimos para lesbianas, gais, bisexuales y trans en la Comunidad de Madrid.
Por desgracia, del mismo modo en que la cabra tira al monte era de esperar que una persona que se ha empleado arduamente en el manejo de las redes sociales de un perro se comportara como aquel que muerde la mano que le da de comer y, a la primera de cambio, volviera a poner todo lo necesario sobre el tapete de juego para continuar desarrollando su proyecto personalista. Esta vez no hace falta el apoyo ultra, sino seducir a su electorado para sumar votos y simpatías en el camino hacia la presidencia del gobierno.
Mientras Núñez Feijóo se encuentra en situación de pronóstico reservado, doña Isabel ha encargado ya su corona funeraria y se lanza a la carrera hacia el liderazgo de los populares, buscando el apoyo de las “alas duras”, que son precisamente aquellas que pretenden cercenar nuestras plumas. Ayuso negocia ahora con los derechos LGTBI con el propio electorado de la ultraderecha y, gracias a esta propuesta de reforma de las leyes autonómicas, les deja clara su ideología. Desaparecerá cualquier protección a las personas LGTBI en la Comunidad de Madrid, cualquier sistema de penalización de las conductas discriminatorias y volverán a ser posibles las “terapias” de “curación” que tanto hemos denunciado. Además, no habrá ningún apoyo a la cultura LGTB y se eliminará cualquier mención a la diversidad sexual en el sistema educativo.
A Ayuso no le hace falta manifestarse en la calle Ferraz para dejar claro que quiere devolvernos al armario del Franquismo
Con la excusa de la igualdad —el nuevo concepto que pretenden vaciar de contenido los populares—, se destruyen las leyes que protegen la igualdad de lesbianas, gays, bisexuales y trans. A Ayuso no le hace falta manifestarse en la calle Ferraz para dejar claro que quiere devolvernos al armario del Franquismo. No necesitamos verla con el brazo en alto para reconocer su ideología, porque basta con leer detenidamente sus propuestas para comprender sus intenciones: quiere el poder a toda costa, aunque el coste sean nuestros derechos humanos.
Una vez se produzca la reforma que pretende realizar el Partido Popular en las leyes de la Comunidad de Madrid solo nos quedará la Ley LGTBI estatal como dique de contención contra el odio de la LGTBIfobia. Aunque sea mejorable, solo esa norma reconocerá unas mínimas garantías para las lesbianas, gais, bisexuales y trans madrileñas que pretendamos seguir viviendo con la libertad que disfrutábamos hasta ahora. Además, habrá que advertir a los turistas de la transformación que el gobierno autonómico está llevando a cabo: Ayuso quiere convertir el Madrid de la libertad LGTBI en una dictadura heterosexual que promociona la discriminación porque no hace nada para erradicarla.
Ayuso ha traicionado la representación de la ciudadanía madrileña al desproteger los derechos de las centenas de miles de personas LGTBI
Debemos manifestarnos sin descanso en la Puerta del Sol. Una y otra vez, semana tras semana, desde ahora hasta las próximas elecciones, por todos los medios que dispongamos, es nuestro deber ciudadano declarar nuestro máximo rechazo hacia las políticas dictatoriales del Partido Popular madrileño. Ayuso ha traicionado la representación de la ciudadanía madrileña al desproteger los derechos de las centenas de miles de personas LGTBI que vivimos en la Comunidad de Madrid. Ayuso ha traicionado a su propio electorado, que la votó pensando que nunca cuestionaría los derechos LGTBI. Ayuso ha abandonado a sus compañeros de filas, a los De los Santos y los Marotos que aún creen que militan en un partido gayfriendly. Ayuso ha dado un golpe legislativo contra la libertad y la igualdad. No debe haber paz para Ayuso.
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Sí, la típica 'banalidad del mal' de todos estos malditos corruptos de Régimen Monárquico impuesto por EL TERRORISMO Y GENOCIDIO DE ESTADO QUE FUE Y SIGUE SIENDO Y SIEMPRE SERÁ EL NAZI-FRANQUISMO.
La puesta en escena, a través de esos MASS-MIERDA TIPO NO-DO PARA OLIGOFRÉNICOS DE BABA QUE TODO LO DOMINAN EN ESPAÑISTÁN, de toda clase de medidas demofóbicas, aporófobas, nazi-fascistas-estalinistas, machistas, homófobas, supremacistas, cretinizadoras, etc.
Esto es lo que define a una inmensísima y por mayoría absolutísima parte de esta PODRIDA ESPAÑISTÁN. Algo muy obvio.