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Movilidad
La bici, caballo de batalla de la política municipal en Madrid
Tras casi tres años de gobierno de Ahora Madrid en la capital, los principales colectivos ciclistas hablan de decepción respecto a la movilidad en la urbe y coinciden en la tibieza de los cambios, aunque reconocen aciertos como la remunicipalización y mejora de BiciMad.
El 19 de abril se celebra el día de la bicicleta recordando el psicotrópico paseo de regreso a casa de Albert Hofmann, padre del LSD, en 1943 después de haber autoexperimentado con esta sustancia, quizá el primer vínculo conocido entre el pedaleo y las sustancias dopantes.
Parece claro que, 75 años después, la bici está de moda a juzgar por cómo están celebrando esta efeméride en redes sociales todos los partidos políticos y algunas grandes corporaciones como Movistar, que saca a pasear su equipo de ciclismo, o Iberdrola, que regala una bicicleta verde.
Y es que desde Shakira, pasando por los escaparates más fashion, hasta anuncios de coches de alta gama, la bici da cierto caché a todo aquello con lo que se la relaciona. La propia imagen de Manuela Carmena junto a una bicicleta se convirtió en uno de los iconos de la campaña electoral de Ahora Madrid, que poco a poco fue arañando puntos a una Esperanza Aguirre, quien se dedicó más a pasear sus malas pulgas junto a su perro Pecas.
Cuando pasa de mero objeto decorativo a medio de transporte, inevitablemente, la bici empieza a aparecer asociada a la palabra peligro. Esta relación no deja de ser paradójica, ya que según los datos de siniestralidad de la DGT relativos a 2016, la bicicleta es el vehículo privado con menos porcentaje de víctimas por accidente producido. Además, la mayoría de muertes de ciclistas se producen por atropellos o colisiones contra vehículos motorizados. Pero, curiosamente, mientras parece que hemos interiorizado como algo normal las miles de muertes anuales en accidentes de coche, la bici es percibida por buena parte de la población como un vehículo peligroso.
¿Peligro?
La percepción de peligro se dispara si nos referimos a una ciudad como Madrid y parece que ahí está una de las claves en para el desarrollo del ciclismo urbano: la percepción de peligro es un gran efecto disuasorio de las personas que todavía no utilizan la bici en sus desplazamientos por la ciudad.
Para las personas que nos solemos mover en bici por la ciudad esta experiencia nos sugiere palabras como placer, disfrute o libertad, hasta el punto de “sentir pereza de tomar el metro aunque caigan chuzos de punta”, como nos confiesa Ramón Linaza, avezado ciclista madrileño que ahora, además, ocupa del cargo de asesor en el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madird.
De esas sensaciones nos hablan Juanítez, del blog En bici por Madrid, o Pablo Carrascón, otro veterano ciclista urbano y habitual de la Bicicrítca, encuentro ciclista reivindicativo que se celebra los últimos jueves de mes a partir de las 20 horas en la plaza de Cibeles. Para el primero, el sillín se ha convertido en parte de su oficina y pedalear por Madrid suele generarle un buen flujo de ideas, mientras que a Carrascón le parece un vehículo muy flexible que permite hacer paradas, conversar con la gente, oler y oír lo que tienes alrededor.
La mayoría de ellos no lo sienten como una actividad peligrosa, especialmente “si se tienen unas nociones básicas y unas habilidades mínimas”, señala Carrascón, para el que dichas habilidades “se pueden adquirir en una o dos semanas”. Para Juanítez, estas serían “circular por el centro de tu carril y a velocidad moderada, cumplir la normativa e indicar con antelación tus movimientos”. Cree además que, si evitamos grandes avenidas, aceras y zonas peatonales, el peligro es prácticamente inexistente.
Miguel Andrés, responsable de ciclismo urbano de Pedalibre, la asociación ciclista decana en la capital, activa desde 1982, coincide en que “la bicicleta no es precisamente un vehículo que genere especial peligro pero, de acuerdo al entorno en el que se mueve, sí puede resultar arriesgado, constituyendo un factor claro de disuasión”, como nos confirma también Ramón Linaza, quien conoce personas que tienen esa percepción de peligro y han dejado de coger la bici en Madrid después de tener esa costumbre en otras ciudades.
Con respecto a las políticas a llevar a cabo en la ciudad, Juanítez, de En bici por Madrid, opina que “si no se limita el coche, la bici no va a aparecer”, y en esto la visión de los colectivos probici es bastante similar. Amalia Salvador, de Madrid Ciclista, aboga por “un modelo diferente que pacifique la ciudad” y Miguel Andrés, de Pedalibre, insiste en que “hay que revertir las políticas procoche que se llevan haciendo desde los años 50”, así como en que “es necesario hacer una política propia de la bici.”
Hasta este punto apreciamos muchas coincidencias entre todas las visiones, pero cuando buscamos las soluciones prácticas para mitigar esa percepción de peligro las diferencias se hacen muy notables, hasta llegar a ser, a juzgar por los acalorados debates en redes sociales, aparentemente insalvables. Y es que el debate sobre la bicicleta, al menos en Madrid, está tremendamente polarizado entre quienes defienden la construcción de infraestructuras propias (sobre todo carriles bici segregados del resto del tráfico) y quienes ven en esta segregación un elemento de mayor riesgo y una derrota frente al mayor problema, sin duda, de la bici en la ciudad: el tráfico automovilístico. Esta discusión sobre los medios para alcanzar fines comunes cobra gran protagonismo cada vez que se habla del tema, llegando a ser casi identitaria, por lo que no puede obviarse.
decepción generalizada
Sea cual sea el enfoque sobre las vías segregadas, lo cierto es que, tres años después de la llegada al Consistorio de Ahora Madrid, la valoración generalizada dentro las asociaciones que trabajan en este tema es de decepción.
Desde Pedalibre creen que está "perdiendo la oportunidad de generar sinergias a favor de la bici en Madrid. Se han dado pasos pero, dada la extensión de la ciudad el número de habitantes, son insuficientes”. Asimismo, señalan que tanto el número de desplazamientos en bici, 1, 32% de reparto vehicular en la zona central (según datos del propio Ayuntamiento), como su incremento en el último año, 0,06%, son insignificantes.
Para esta veterana asociación, las soluciones pasan por “invertir en infraestructuras que den sensación de seguridad” para conseguir “una verdadera red ciclista básica atractiva y perfectamente interconectada” que se compondría de carriles bici en los principales ejes para que la población considerase la bicicleta como una herramienta real en sus desplazamientos. Para este fin, apuntan, estas vías deben estar “bien diseñadas, teniendo en cuenta el número de ciclistas, el ancho de la calle y la relación con otros vehículos”.
También sienten decepción en Madrid Ciclista, grupo de ciclistas urbanos muy crítico con las infraestructuras segregadas (carriles bici) que se constituyó en asociación en febrero de 2016 para no verse excluidos de los foros de debate municipal. En palabras de Amalia Salvador, creen que “pese a que las intenciones municipales eran buenas no han sabido cómo hacerlo”. Critican las infraestructuras creadas por el Ayuntamiento, además de por el tan manido tema de la segregación, por resultar complicadas e inconexas entre sí. Sus propuestas pasan por la pacificación radical del tráfico que permita la convivencia en la calzada entre bicicletas y el resto de vehículos siguiendo el modelo de los ciclocarriles implantado en los últimos años del PP en el Ayuntamiento.
En bici por Madrid señala por su parte que la clave está en “meter mano al coche” y coinciden en que, a este respecto, la política del Ayuntamiento ha sido bastante tibia. Entienden el contexto complejo en el que la propia coalición de Ahora Madrid es diversa, está a merced del apoyo del PSOE y se enfrenta a la oposición furibunda del PP, pero creen que se podría haber hecho más y ser más valientes porque las críticas desde determinados sectores iban a llover igual.
Desde el Ayuntamiento tratan de poner el acento en lo costoso de la transición hacia la movilidad sostenible, un proceso para ellos a muy largo plazo que se está intentando llevar a cabo, y hacen un balance positivo en este sentido. Ramón Linaza señala que “los dos últimos años han sido en los que mayores inversiones se han hecho desde que se aprobó el Plan Director de Movilidad Ciclista”, de 2008. También se pone énfasis en la remunicipalización de BiciMad, servicio público de préstamo de bicicletas que estaba al borde de la quiebra. Para Linaza “el sistema de bici pública es fundamental para la movilidad y así lo ha sido en Madrid, y hubiera sido una desastre perderlo”.
Esta medida ha sido muy criticada por la oposición, sobre todo por el Grupo Popular, que incluso ha llegado a querellarse por malversación de fondos públicos y prevaricación contra la concejal Inés Sabanés y el director gerente de la EMT, Álvaro Fernández de Heredia.
Sin embargo, dentro de los colectivos ciclistas el apoyo al Ayuntamiento en esta medida es casi total. Madrid Ciclista lo señala como uno de los pocos aciertos y reconoce la mejora del servicio. Además, según cuenta Salvador, hasta un 30% de las personas usuarias son mujeres, porcentaje muy superior a la media de uso femenino de la bici. También alude al acierto de la medida y a la mejora del servicio Juanítez, para quien “en este caso no hay que fijarse tanto en el coste como en el resultado positivo y el servicio público prestado a la ciudadanía”.
Participación ciudadana
Otras divergencias entre la valoración del equipo municipal y las asociaciones las encontramos en la promoción o en la participación ciudadana. Desde En bici por Madrid creen que las labores de formación, concienciación y comunicación no son explotadas suficientemente por la Administración municipal. Una de las actividades estrella de su blog es la formación ciclista a través de personas voluntarias y para Juanítez se trata de medidas muy baratas y efectivas y pone como ejemplo lo sencillo y útil que sería la divulgación de la Ordenanza de Movilidad tanto para ciclistas como para conductores.
Linaza, sin embargo, califica el programa Stars, que promueve la bici en centros educativos y fue puesto en marcha la anterior corporación, como uno de los puntos fuertes de la política municipal y recuerda la campaña realizada por la EMT bajo el título “Yo te veo, ¿tú me ves?”, destinada a fomentar la convivencia entre la bicicleta y el resto de actores de la movilidad en la ciudad.
En el tema de la participación ciudadana, Juanítez nos cuenta cómo ha vivido una doble decepción. pues la herramienta de participación que ya existía, el Foro Ciclista de Madrid, se ha convocado muy poco y con un formato en general más informativo que participativo, con lo que coinciden desde Madrid Ciclista. Desde el Ayuntamiento sí se reconoce que la participación hubiera podido ser mayor, pero también señalan que el clima de división y beligerancia de algunas asociaciones tampoco lo favorece.
Tanto Pedalibre como En bici por Madrid reflexionan sobre cómo llevar esta participación más allá de los que ya son usuarios de la bicicleta, algo muy necesario para ellos y que, desde el segundo, tratan de hacer en la parte de participación de su blog. Miguel Andrés, de Pedalibre, ve imprescindible que se escuche a los potenciales usuarios que en foros como el barómetro de la bicicleta, que elabora la DGT, expresan la falta de infraestructuras como principal motivo para no animarse a moverse en bicicleta por la ciudad.
A un año vista de las elecciones municipales, podríamos señalar, como resultado de esta radiografía de la política de movilidad ciclista en Madrid, que las grandes expectativas y la complejidad de los cambios a realizar, que van más allá de la bici llegando a replantear el modelo de ciudad, han generado frustración entre la comunidad ciclista organizada. Por otro lado, lo enconado del conflicto sobre el tipo de vía entre diferentes asociaciones no parece abonar el terreno para construir estas políticas y que lleguen a buen puerto, sino más bien a alimentar la falta de valentía que achacan al Ayuntamiento.
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Acabo de abrir los ojos. He participado en un taller de circulación en bici por calzada y lo veo muy muy claro. Hasta ayer yo era de las que iban por las aceras porque tení miedo de circular con los cohes. NUNCA MAS!. Los carriles bicis nunca podrán llegar a todos los sitios de una ciudad, tarde o temprano, el que realmente usa la bici como medio de transporte, tendrá que circular por la calzada, y entonces vendrña el problema, porque no sabe, porque el carril bici atonta. Entonce, cogerá por la acera, y los peatones le odiaran y con razón....así no se avanza. El carril bici no es la solución porque el concuctor de coche seguirá pensando que la calzada es exclusivamente suya...y es misión de las bicis enseñarle también a circular con nosotros. A compartir, respetar y muchas veces esperar con paciencia...que la calzada es de todos con los mismos derechos...y sí... eso es misión de los que vamos en bicis....educar a los coches
Fuera pijos de la izquierda. Con los hypster no vamos a ningún sitio los trabajadores. Despertad.
No soy ciclista, pero como conductor prefiero que las bicis circulen por el centro del carril y que cumplan las normas. Cuando las bicis van pegadas al bordillo o entre dos carriles o te aparecen derepente por un paso de peatones, me genera mucha inseguridad. Gracias
Buen análisis, muy equilibrado en las opiniones. La verdad es que creo que la segregación es cosa del pasado, si queremos ciudades amables habrá que sacar coches del medio y obligarles a conducir más despacio. Partiendo de esto tener carriles aparte, simplemente no tendrá sentido. Además hay que tener en cuenta lo peligrosos que pueden llegar a ser en las intersecciones y cuanto complejizan los cruces tanto para vehículos como para peatones.
Una pasada la evolución de la bici en Madrid. Si me cuentan hace unos años que iba a poder ir a trabajar en bici todos los días, no me lo creo. Gracias a un amigo lo probé y es como si hubiera descubierto una realidad nueva. No pensaba que se podía ir en bici por la calzada tranquilamente. Antes sólo usaba la bici los fines de semana.
No voy a hacer esto desde el anonimato: soy Pablo García, periodista y activista pro carriles bici. El artículo me parece que está bien pero, con el ánimo de construir, se me van a permitir varias críticas:
1. me parece que se da un espacio sobrerrepresentado al calzadismo. Me explico: el debate ciclista en Madrid vive en una burbuja, y esa burbuja se produce en las redes: fuera de ellas, la sociedad no debate, principalmente porque la bici es marginal en Madrid. Con esa tesitura, no hay ninguna encuesta que pruebe que los partidarios de ir por la calzada cuentan con un gran apoyo: jamás ninguna de esas asociaciones (en las que muchas veces están los mismos) obtendrá 25.000 firmas en change para soportar un proyecto de ciclocarriles o cc30 como el que obtuvimos los de la Plataforma por un Carril Bici en la Castellana. ¿Es change la única vara de medir? No, solo da buena cuenta de lo que son: un colectivo que es incapaz de movilizar a más de 40 personas, como se comprobó el otro día en la #bachefestación
2. Me faltan datos en el artículo. Y están en el Plan Director de Movilidad Ciclista revisado, de 2008. La cuota modal en Madrid de desplazamientos en bicicleta es inferior al 1%. Y esa misma comparativa con Madrid se podría trazar con Valencia, Barcelona, Sevilla, País Vasco, Dinamarca, Holanda...
3. Se hubiera agradecido alguna mención a la iniciativa de la Castellana. Ha sido bien vista en el ayuntamiento, cuenta con el apoyo de Contador, Óscar Freire, decenas (decenas) de asociaciones, la European Cyclist Federation, miles de firmas, un proyecto que ha presentado el ayuntamiento... De verdad, creo que en un reportaje sobre la bici en Madrid la Castellana debería de haber tenido presencia.
Muchas gracias.
Es la capital de Españistan. Son los auténticos numero uno en todo.
Me parece bastante decepcionante que una asociación como Pedalibre haya renunciado a la ciudad 30, a la pacificación del tráfico, y hayan hecho el juego sabiéndolo o no, a los lobbies del coche, las aseguradoras, las constructoras y demás insensibles con la ilegal e inmoral situación ambiental. Para mí es una vergüenza que no reconozcan que es más seguro ir integrado en el tráfico respetando tus obligaciones y haciendo respetar tus derechos. Es increible que no apoyen actos como la bacheclamacion que son mucho más efectivos contra los accidentes que los carriles bici. Increíble que no hayan mantenido su integridad y hayan decidido apoyar un modelo cobarde, criminal y absurdo.
No sé, se me ocurre que será porque en esa asociación tienen una opinión y creen en ella y tú tienes la tuya y estás haces lo propio también. El modelo de carril bici es mas seguro y y si se hace bien permanecerá. El moledo calzada 30 es totalmente inseguro y tiene mas posibilidades de desaparecer según el color del partido político que gobierne en ese ayuntamiento. Vosotros veréis.
Lo increíble es tu comentario, absolutamente alucinante y rayano en lo ofensivo. Pedalibre lleva toda la vida defendiendo medidas para pacificar el coche. Y por supuesto, los carriles bici son la política que menos quieren los conductores, por mucho que tú trates de confundir al personal: les roban directamente espacios y aparcamientos, en lugar de utilizar a modo de cobayas humanas a personas delante de los coches para "pacificar" el tráfico (nunca se consigue pacificarlo, a tenor de las cuatro bicis mal contadas que se ven a diario en Madrid).
Que Pedalibre no haya decidido manifestarse en la Bachefestación responde a tres cosas: a) se trata de una medida (arreglar los baches) que no es para nada prioritaria para conseguir asentar la bici en Madrid como una alternativa b) al ser no prioritaria, se trata de una medida que, apoyada por sí sola y negándose la coordinadora a apoyar otras como carriles bici, legitima un modelo fracasado y basuril como el cc30 y c) la Coordinadora es un espacio donde los calzadistas están sobrerrepresentados, y así es difícil hacerla viable: en mi opinión, la coordinadora lo mejor que haría es disolverse.
Ah por cierto, el artículo habla de falta de democracia en los Foros Ciclistas. ¡Que se meta a investigar la Coordinadora Ciclista de Madrid!
El cambio en materia de movilidad ha de ser a largo plazo, un cambio cultural que se va a conseguir a través de la educación en las posteriores generaciones. Un cambio que ya se ha iniciado y que quieren detener apartándonos de la lucha, desligitimándonos y apartándonos. Un cambio que ya se respira en la ciudad de Madrid (no conozco ninguna otra ciudad en la que la convivencia haya alcanzado estas cotas) y que quieren cortar mediante políticas propias de los 80, años en los que el coche era incuestionable.
"(no conozco ninguna otra ciudad en la que la convivencia haya alcanzado estas cotas) "
Te recomiendo salir de casa o incluso de Madrid.
Recorro al menos, 24 km al día por Madrid. He circulado (en bicicleta) por ciudades como París, Berlín y Viena (entre otras). No hablo por hablar, hablo desde mi experiencia y conocimiento, lo siento.
Por otra parte, los carriles bici hablan del corto-placismo - muy propio del sistema capitalista. Los venden como un atajo hacia la ciudad "deseada", mientras que no son más que un parche que, además de inseguro - recordemos que hablan de "sensación de seguridad" y no de seguridad real - , asienta aún más la ciudad de los coches.
Te despistan con las bicis mientras incumplen todo los demás. Ahora operación Chamartin. Bienvenidos a la casta.
Si no aprendemos a compartir el espacio público, ¿cómo vamos a pretender convivir 3 millones de personas? La segregación habla precisamente de la supuesta incapacidad de los ciudadanos para entenderse entre sí, para empatizar unos con otros y para cooperar, convivir y compartir. La segregación es lo que es: jerarquización, separación, desconexión. Si nos apartan a las bicicletas, el mensaje hacia el coche está claro: no os vamos a molestar, no vais a tener que compartir vuestro espacio, sois prioritarios.
NO a la segregación, SÍ a la convivencia.
Tú lo llamas segregación pero realmente es orden y convivencia. Vivís en un mundo de colores y purpurinas. El ejemplo de Sevilla funciona y es la envidia de muchas ciudades, también Madrid.
El incremento del uso de la bici en 2017 ha sido de casi un 5% (pasó del 1,26% al 1,32%). Hay que comentar también que ese dato se refiere a uso vehicular de la bici en arterias principales. El uso de la bici es mayor, ya que en esa cifra no se incluye el mayor tráfico que hay de bicis en calles tranquilas, ni a los ciclistas que ocupan las aceras, ni tampoco el uso deportivo de la bici en las zonas que habitualmente se usan para entrenar. Es importante resaltar esto, porque cuando se compara con otras ciudades, en sus cifras sí se incluyen a todos esos usuarios. En total, desde 2008 a 2017, el uso de la bici en Madrid según cifras oficiales del ayuntamiento ha crecido un 600%. Todo un récord, aunque hay que reconocer que se partía de cifras bajas.