Música
Andrew O’Neill: “Cuando el metal te encuentra, te da un lugar en el mundo”

El humorista británico Andrew O’Neill repasa en La historia del heavy metal la evolución del género desde una perspectiva de fan. 

Andrew Oneill
El monologuista y músico británico Andrew O'Neill ha presentado en España su libro 'La Historia del Heavy Metal'. David F. Sabadell
“A mí me gusta el rock: del thrash p’arriba” (un jevi cualquiera en un tebeo de Azagra, hacia 1994) 

“Desde el Amanecer del Hombre, un género de música ha dominado a todos los demás con puño de hierro: el HEAVY METAL” (Tenacious D, The Metal

El británico Andrew O’Neill reconoce en La historia del heavy metal (Blackie Books, 2018), que llegó al heavy a principios de los años 90 por la puerta más grande, que en ese momento venían a ser los Metallica del archiconocido y comercialísimo Black album. Para escribir su repaso al (¿estilo musical? ¿subcultura? ¿cajón de sastre de tendencias?) género, este humorista se ha basado en vías secundarias: sus propios monólogos y su trayectoria de fan.

El resultado es una historia del heavy metal altamente subjetiva y escrita con afán sintético, en la que se reivindican las vertientes más duras y menos comerciales del género. Desde su hibridación con el hardcore a comienzos de los 80 es cierto que el metal ha crecido por los extrarradios del thrash, el grindcore, o el black metal, subgéneros que ocupan en esta monografía la mayor parte de las páginas. Con pachorra pero tomándose muy en serio al estilo (y a sí mismo), O’Neill detalla sus filias (lo dicho: del thrash para arriba) y sus fobias (todo el glam metal de Mötley Crue y Poison y casi todo el nu metal noventero), y no elude en la entrevista aspectos espinosos como la blanquitud del género, rasgo quizá exagerado por su perspectiva casi exclusivamente anglosajona (cómo explicarle que “We’re not gonna take it”, el himno de sus odiados Twisted Sister, fue canción de campaña de Rafael Correa en Ecuador).

O’Neill presenta la edición en castellano de su libro el mismo año en que AC/DC (nota al pie: fuera del género según su canon y el de la exigente Encyclopaedia Metallum) anuncian su retirada de los escenarios y Metallica tocan “Los rockeros van al infierno” ante un público que probablemente ya se la vio tocar a Barón Rojo no mucho después de que fuera número 1 en las listas británicas. Para el monologuista, al heavy le puede quedar tanta historia por delante como por detrás, pero difícilmente volverá a la popularidad de los años dorados de Iron Maiden.    

Dices que AC/DC no son heavies. Te lo escucha mi hermano el metalero y te mata.
Es que no lo son. No son lo suficientemente heavies, no son lo suficientemente agresivos. Es música de fiesta. Que está bien, pero no es heavy.

En el libro caracterizas esencialmente al heavy por su negatividad.
Sí. No siempre es así, pero si queremos encontrar una definición de algo, tienes que llegar a su raíz. Y el heavy metal está definitivamente centrado en la oscuridad y los aspectos negativos de la vida humana. Hay muchas excepciones, por ejemplo Judas Priest [N. del A: el segundo disco de los ingleses Venom, que daría nombre al subgénero del black metal, incluía una canción sobre un tema tan terrenal como tener fantasías sexuales con tu profesora], pero en general se trata de la oscuridad o de la agresión, de violencia o de poder. Y esos serían los cuatro temas principales. Mientras que AC/DC hablan de… ¡PELOTAS! (risas). Son una banda obsesionada con las pelotas

El heavy metal está definitivamente centrado en la oscuridad y los aspectos negativos de la vida humana

Otro tema que está sobrevolando el libro es que siendo un genero popular nunca ha tenido la atención de la prensa mainstream.
Es arte outsider. Es por y para outsiders. Y por eso la gente lo defiende tan apasionadamente. Cuando el heavy te encuentra, te da un lugar en el mundo, y por eso es más que una música. A la prensa convencional no le importa una mierda el arte outsider porque no vende. El metal nunca ha sido algo guay. La prensa busca algo más brillante, más limpio, más pulcro. A ver: la reseña del primer album de Black Sabbath por parte de Lester Bangs en Rolling Stone decía: “Son como Cream, pero en malo”. Hay bandas que se han quejado a la prensa de que venden más discos que Coldplay, por ejemplo, y aún así no quieren saber nada de ellos, porque son profundamente no guays. Y bueno, yo lo prefiero así. Es para nosotros, no para ellos.

Pero pones el ejemplo de que en el Reino Unido la prensa llegó a considerar el death metal como algo cool a principios de los 90.
Fue por influencia del locutor John Peel, que fue la piedra angular de cualquier programa de música interesante en el Reino Unido. Hacía un programa nocturno semanal en Radio 1 de la BBC, y allí podía poner grindcore, reggae, sonidos tribales brasileños. Siendo ya bastante mayor se interesó por el punk y el hardcore, y luego también se interesó cuando llegó el death metal y el grindcore. Y fue raro porque por un periodo muy corto de tiempo el death metal salía en la tele y en la radio. Carcass salían en la comedia Enano Rojo, Mötorhead salían en la serie The Young Ones. Durante dos o tres años, en la prensa juvenil sacaban a Carcass y ese tipo de cosas, pero luego de la noche a la mañana dejaron de prestarle atención. Esto ayudó a que el death metal llegara al mainstream. Y esto no gustó a los noruegos, que se fueron haciendo cada vez más oscuros.

Es como si la historia del heavy fuera una superación constante a través del ruido.
Es como una drogadicción. Escuchas algo y es lo más heavy que has llegado a oír. Y te acostumbras y luego buscas algo que te dé la sensación que te daba lo anterior. Es la línea que va de Black Sabbath, Judas Priest o Mötorhead a Venom. Venom era la cosa más heavy del mundo, y luego Metallica dijeron “no, somos nosotros”. Y luego Slayer. Hay competencia y testosterona. Hay una búsqueda de lo heavy, de ese sentimiento tan particular cuando escuchas algo: dices, esto es demasiado heavy, pero no lo echas a un lado sino que lo quieres entender. La primera vez que escuchas a Carcass dices: qué cojones está pasando aquí. Pero ahora me resulta tan familiar que no me molesta, pienso “vale, ¿qué viene ahora?”. [N del A: Wu Ming definieron la evolución de la música popular afroamericana con una dialéctica parecida, en un texto precioso].

Andrew Oneill 2
Andrew O’Neill, el heavy no ha muerto ni es violencia. Manu Navarro

Yo me pregunto cómo puede crecer el género y tener un futuro a partir de gente tan especializada, cómo se puede volver popular otra vez el heavy metal.
No, jamás volverá a ser tan popular. No volverá a ser tan popular como Iron Maiden. Lo que ha hecho la música es fraccionarse en estos subgéneros. Y no creo que sea necesariamente algo malo. Prefiero ver a una banda en un club pequeño que en un estadio. Durante los años 80 y 90 cada nueva banda que salía eran definidos como los nuevos Metallica, pero esos Metallica fueron una banda muy particular, con un sonido muy heavy pero muy limpio a la vez, con el que la gente se identificaba. Probablemente la última banda heavy con la que la gente se podía identificar. Ahora cada vez hay más bandas pero la gente no compra discos, así que es difícil ganarse la vida con ello. La especialización creo que es buena porque aumenta la experimentación y yo prefiero la música underground

Algo que no se suele mencionar es que en los conciertos de metal se baila.  
Un concierto heavy es una experiencia física. Son experiencias físicas, inmersivas. Si vas a ver a Coldplay, suenan exactamente igual que en el disco, probablemente se muevan un poquito por el escenario. Pero si vas a ver a Converge, ves al cantante que se deja la piel en el escenario, sacando la emoción fuera, y el público responde a eso. Yo tengo mis paletas rotas por un concierto. Es importante porque el heavy cumple una función, que permite a la gente escapar de la negatividad: los metaleros son más felices que la mayoría de las personas. Tenemos un sentimiento de pertenencia, no hay peleas en los conciertos de heavy.

Pero ya desde la escena hardcore ha habido una preocupación sobre si ciertos bailes como el que se puede ver en un mosh pit pueden ser sexistas o excluyentes.
Sí puede serlo. [La banda riot grrl feminista] Bikini Kill fueron las que dijeron “las chicas delante”. Hay un movimiento en Reino Unido que se llama Safe Gigs For Women, que hablan sobre el problema del acoso sexual en los conciertos o de crear espacios donde las mujeres puedan disfrutar de los conciertos. Y hay maneras de hacerlo. Pienso que hacer que las mujeres puedan disfrutar en el mosh pit es una manera de hacerlo. Asegurarse de que la gente cuide de los demás en los conciertos, que esto sea parte del protocolo en los conciertos. En la escena hardcore del Reino Unido, los mosh pit eran increíblemente violentos. No eran competitivos, aunque sí agresivos. Y en esa escena, las mujeres eran jodidamente malas (risas). Y sí, sí que es cierto que puede ser excluyente para las mujeres. Pero es algo que como cultura tenemos que cuidar. El cliché en el hardcore sobre que las novias están atrás sujetando las bolsas mientras los chicos follan. Pero creo que los mosh pits y otro tipo de bailes son importantes. Si alguien ha tenido una semana de mierda y se desahogan viendo a su grupo preferido hace que la gente sea más feliz.

¿Para escribir el libro has tenido como referencia a otros críticos o escritores de rock?
En realidad no, aunque sí he leído bastante cuando me estaba documentando para el libro. El libro salió de mi espectáculo. Llevo dedicándome a los monólogos desde hace 15 años, sobre muchos temas. Algunos van sobre mí, y tenía esta idea de la historia del heavy metal, tenía que escribirla. Hice el espectáculo en el festival Fringe de Edimburgo, luego hice una gira y añadí una banda en la que yo toco la guitarra. El estilo del libro viene de mi estilo de comedia. Como la mayoría de metaleros, soy muy sesgado. No quería escribir un libro objetivo, quería escribir un libro subjetivo y divertido, y la mejor manera de ser divertido es ser totalmente honesto. El mejor libro que he leído sobre música es el de John Higgs sobre The KLF [el libro sobre este colectivo de productores techno y guerrilleros culturales se llama Caos y magia: la banda que quemó un millón de libras].

Dedicas muchas páginas a los géneros extremos dentro del metal, que en otros libros tienen mucho menos espacio.
Siempre me ha cabreado que cuando se hacen reportajes sobre el heavy, sobre todo en televisión, se dejen fuera esa parte. Si juntas todos esos subgéneros, es un área enorme. Death metal, black metal, grindcore, doom: si ignoras eso y te centras solo en el heavy mainstream, estás ignorando tres o cuatro culturas dentro del heavy. Y es interesante porque hay historias de personalidades extremas y de experimentaciones músicas y sonoras muy válidas. Es interesante hablar de gente que trata de alcanzar los sonidos más heavies que puede producir con la guitarra. Mi viaje particular con el metal parte de las bandas extremas de los 90: Machine Head, Metallica, Slayer, luego el hardcore, Sick Of It All, Converge, luego el death y el black y de ahí cada vez más dentro del underground. No estás haciendo un buen trabajo si no cubres esos géneros.

Tus referentes son anglosajones sobre todo.
En algún momento muchos músicos hardcore y punk pensaron que su música podía mezclarse con el hip hop… pero el heavy metal ha sido un género claramente blanco. La mayoría de las bandas son blancas, y eso es aburrido. En su libro What Are You Doing Here, la cantante negra Laina Dawes habla sobre eso, sobre ser mujer y negra en la escena del heavy metal. Hay excepciones [cita a una banda londinense negra] que podría ser algo parecido a Rage Against The Machine: buenas bases de metal y buenas bases hip hop. ¡Lo opuesto a Limp Bizkit, que era metal de mierda y hip hop de mierda!

Pero yo te preguntaba por bandas, por ejemplo, latinoamericanas. En el libro citas a Sepultura y poco más.
También hablo de Sarcófago, muy influidos por el black metal noruego [N. del A: el audio es un desastre y posiblemente afirme lo contrario: el black metal noruego fue influido por Sarcófago]. Y de Brujería [banda de incógnita identidad célebre en los años 90 por sus narcoletras], que quizá sean o quizá no sean mexicanos (risas).

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28/10/2019 12:44

Me acaban de regalar el libro, y he leído algo por encima, espero leerlo más profundamente. Pero es cierto que hay muchos grupos latinos y españoles dignos de mención así como de países como Francia o Italia. También están las bandas asiáticas. .Es curioso que el metal siendo un derivado del blues y del rock no haya ganado fans en los colectivos negros. En cuanto a lo que dice de que no va a haber unas bandas como Maiden y Metallica, creo que en gran parte es debido a que euna parte significativa público metalero es muy cerrada a escuchar nuevas promesas. Se cierran pensando que sólo vale la pena lo de antes y no oyen nada más. Y pienso que aunque está bien recordar el pasado también hay que mirar por el futuro. Por último tengo que decir que todavía no sé si ha hablado de las bandas de mujereso mixtas, pero estaría bien que se tratara en un libro. Es otra paradoja del género, siendo una mujer la cantante de Coven, uno de los grupos precursores del heavy, después ha sido muy masculinizado.

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gorguts
19/4/2018 4:00

Gracias por publicar esta entretenida entrevista.

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metalero
18/4/2018 16:11

Muy interesante. Gracias. \m/ \m/

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