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Memoria histórica
La clandestinidad libertaria en Francia. 1ª parte, falsificación.
Saludos gente que lee. Finales de noviembre, y como de costumbre, cuando el mes termina, llega el artículo de Ni cautivos ni desarmadas.
Hoy voy con uno de los temas que me pone. Voy a juntar cosas y personajes de los que me gustan, así que habrá falsificación, habrá antifranquismo, habrá internacionalismo, asomarán elementos como Cerrada, o Luis Robla, y sobre todo, habrá clandestinidad. Nuestros pasos partirán de Francia, visitaremos tierras italianas, pero por supuesto, casi todos los caminos acabarán cruzando los Pirineos y llegando al estado español.
Hoy vamos con el primero de los capítulos dedicados a la clandestinidad libertaria en Francia, centrado en la sección ortodoxa del Movimiento Libertario Español. Seguiremos al que fue el principal animador de la misma hasta su caída en desgracia, que no es otro que Laureano Cerrada. Seguiremos a la sección Fomento, y para este primer día, nos centraremos en la rama falsificadora.
La cosa empezó durante los años 43/44, en plena ocupación nazi del territorio francés. Cuando la aportación de la emigración española a la Resistencia se contaba ya por miles de personas. En la capital, París, uno de los grupos, denominado por cierta gente Resistencia Regional Norte, actuaba resueltamente. El nombre viene a cuenta de que varios de sus integrantes formaban en la Regional Norte del MLE, y estaban organizados bajo la batuta de Laureano Cerrada, que era el secretario de la misma. El grupo se especializó en la fabricación de papeles falsos y en la obtención de armas de guerra para la guerrilla libertaria.
Y lo que son las cosas de la vida, después de las vacas flacas, en pocos días, iban a llegar las gordas.
Tras la liberación del país galo, el MLE celebró un gran congreso en París en mayo de 1945. Cerrada tenía los medios económicos, pero era un desconocido, así que que hizo equipo con “la Sagrada Familia”, es decir, Germinal Esgleas y Federica Montseny. Él ponía la pasta, y la pareja ponía su fama y su oratoria. Todo salió a pedir de boca. Montseny Esgleas serían la cabeza visible del MLE y Cerrada, posteriormente, fue nombrado secretario de la sección de Coordinación, encargada de la acción conspirativa y clandestina.
Y mientras se celebraba el congreso, le llegó la gran noticia. Tras la liberación de Italia, militantes de la Brigada Malatesta-Bruzzi, provenientes de Milán, comentaron a los anarquistas españoles la adquisición de un inesperado hallazgo. Lo que habían encontrado era, ni más ni menos, que diversas planchas de moneda española, las conocidas pesetas. Habían sido halladas en su asalto a la empresa Società Calcográfia & Carte e Valori de la ciudad transalpina, pues se fabricaban allí. La información le llegó a la persona más indicada para sacarles todo el provecho posible, que no era otro que Laureano Cerrada, secretario de la regional parisina en aquellos momentos.
Así que según terminó el congreso, Laureano viajó ipso facto a Italia, a Milán, junto a un par de compañeros y se puso en contacto con Umberto Marzocchi. Marzocchi había formado parte del grupo italiano integrado en la Columna Ascaso, y anteriormente había conseguido armamento para los libertarios a través de la conexión belga. Tras su vuelta a Francia, a Marzocchi, la ocupación alemana lo devolvió a los frentes, integrado esta vez, primero en el maquis de la Crouzette, y posteriormente en el Batallón del Rio, compuesto mayoritariamente por libertarios españoles que actuaba en el Ariege. Finalmente, una vez liberado el país galo, volvió a su país y se integró en la anteriormente citada Malatesta-Bruzzi. Así que entre Cerrada, Robla, Marzocchi y otros compañeros, fueron a la empresa Società Calcográfia & Carte e Valori, donde las autoridades españolas encargaban parte de su billetes y se las llevaron de vuelta a París. Incluyo aquí una de las notas que aporta Irene Lozano sobre el tema de las impresiones italianas: de acuerdo con la información de Ignacio Martínez, del Servicio de Prensa del Banco de España, la casa italiana Coen e Cartevalori hizo en 1937 y 1938 emisiones de billetes de una y dos pesetas. En 1940, la empresa, que ha pasado a denominarse Cartografía e Cartevalori, emite billetes de mayor cuantía. En un documento de la Sección de Investigación del Banco de España, consta que cuando, años después, se detuvo a Cerrada en Francia, se le intervinieron “planchas preparadas para la impresión de billetes falsos del Banco de España de la serie de 25 pesetas y emisión de 9 de enero de 1940 y de la serie de 500 pesetas y emisión de 21 de octubre de 1940”. Sin duda fueron estas las planchas que Cerrada obtuvo en Milán a la caída de Mussolini. El documento forma parte del expediente policial de Cerrada. (AHN, Fondos Contemporáneos, Ministerio del Interior, Exp. H-25403).
Así que ya tenemos a Cerrada en el sitio donde quería estar, tenemos las planchas de pesetas, tenemos las imprentas clandestinas donde se hacían los papeles para la resistencia, y tenemos a un montón de compañeras y compañeros dispuestos al trabajo conspirativo. Ahora había que darle un toque menos clandestino, había que llamar la atención de las autoridades lo menos posible.
Se legalizaron las imprentas para imprimir prensa confederal, se compraron camiones, garajes y se legalizaron empresas de transporte. Y se lanzaron a la faena. Pero la sección de falsificación no se encasillaba, la moneda era una de las ramas importantes, la otra eran los documentos falsos, pero, ¿quién dijo miedo? Se lanzaron a por salvoconductos, billetes de lotería, certificados de trabajo y de defunción, incluso entradas de fútbol o toros pasaron por las imprentas de Cerrada. Pronto aprendieron que si no falsificaban francos, las penas en caso de que te pillara la Gendarmería eran mucho menores, así que dicho y hecho. De las imprentas que durante el día editaban Solidaridad Obrera o Cultura Ferroviaria, por las noches salían pesetas, marcos alemanes, dólares gringos, francos mientras no fueran franceses o lo que diera la imaginación y la habilidad en la copia.
Pero una cosa es falsificar los billetes, y otra muy distinta es que luego hay que poner todo ese dinero en circulación. Además de descentralizarse, el entramado se dividió en ramas especializadas. Por un lado el ya citado aparato falsificador, dentro del cual encontramos diversos nombres, más o menos conocidos: El del propio Cerrada, el de la ilustradora francesa Madeleine Lamberet, Jesús Guillén Bertolín o el del ingeniero Antonio Verardini, estos eran parte del equipo creador, los encargados de la filigrana. Por otro lado estaban Bautista Agustí, José Calpe, José Ballús, Diego Fornís, Eduardo Rey, Pedro Abella o Vicente Gallego. Este grupo se dedicaba a imprimir después en las imprentas de Cerrada los resultados de los creadores, ya fueran billetes de lotería, papel moneda, diversos certificados, o todo tipo de documentación.
Tras falsificadores e impresores, pasamos al equipo dedicado a la distribución de moneda o de las diversas falsificaciones. Unos fueron detenidos en España y otros en Francia, otros consiguieron esquivar la represión y a la mayoría no los conoceremos nunca. Entre los conocidos encontramos al catalán Juan Villalba, a Nino Santi “Santini”, uno de los encargados de introducir dinero falso en el estado español, y que al parecer fue detenido y encarcelado largo tiempo, Pedro Ordás Fernández, Justo Sánchez Mulas “el Kino”, Juan Romera de Lucas, Antonio Francisco Aguilar Molías, Dámaso Hucha Enríque “el Maño”, Enrique Guillermo Todaro Armengüal, Jorge Roos, Carlos Enrique Rodríguez Caeiro, Salvador Héctor Menvielle y por supuesto, Luis Robla, mano derecha de Laureano. Con gusto añado el nombre de otra mujer al entramado, gracias al testimonio de Paco Ríos. Se trata ni más ni menos que de Concha Liaño, de quien comentó que posiblemente fuera la mujer que más dinero falso había pasado hacia el estado. Cada vez que pasaba la frontera durante finales de los años 40, lo hacía con una maleta cargada de pesetas falsas salidas de las imprentas de Cerrada. El machismo de la policía franquista ayudaba, ya que nunca la tomaron como sospechosa, cosa de la cual se aprovecharon.
En el caso de Todaro y Rodríguez Caeiro, habían pasado varias veces al estado para cambiar moneda, en diciembre de 1952, habían traído 250 billetes de 500 pesetas emitidos el 21 de octubre de 1940. Volvieron en enero del 53 y cambiaron en el norte otros 180 billetes. Detenidos Todaro y Rodríguez en febrero de 1953, cantaron el nombre de Menvielle, que era otro integrante del grupo argentino. El cuarto argentino era Jorge Roos, quien les enviaba por correo los billetes falsificados. Cuando la policía española fue a París, contactó con la francesa y detuvieron a Menvielle. La célula argentina conseguía el dinero por parte de Dámaso Hucha Enrique “el Maño”. Este les cambiaba cada billete de 500 pesetas falso a cambio de 1000 francos reales.
Respecto a Dámaso Hucha, he descubierto cosas interesantes. Primero, que este no era su verdadero nombre, sino uno de los que le fue dando Cerrada, su nombre auténtico era Dámaso Navarra Sánchez “el Maño”. Segundo, que ya había estado relacionado con moneda española falsa desde 1943, cuando vivía en Andorra (recordemos que Andorra era uno de los cuartelillos de la red Ponzán, de hecho, está declarado en rebeldía en una causa judicial junto a Tomás Tolosana, enlace y miembro de la red Ponzán), y facilitaba pesetas falsas a quienes pasaban clandestinamente la frontera. La policía también lo relacionaba con lo mismo tanto en 1949, como en 1950.
En enero de 1947, también se detectaron en diversos pueblos de los Bajos Pirineos (Iparralde) diversos billetes falsos de 5, 100 y 1000 pesetas, siendo estos últimos los de peor calidad, la emisión de los mismos era del 15 de julio de 1945.
El 1 de abril de 1949, fueron detenidas dos personas naturales de Fuenterrabía en San Juan de Luz, pues en su embarcación llevaban 40.000 pesetas falsas en billetes de 5 pesetas.
En mayo del 49, descubrieron en París una imprenta clandestina con 40.000 billetes falsos de lotería, además, cuando entraron los agentes, fueron recibidos pistola en mano por los allí presentes, seis anarquistas españoles, aunque poco después bajaron las armas cuando se aseguraron que eran policías franceses. En la misma imprenta descubrieron un importante arsenal.
En agosto del 49, la Gendarmería francesa entraba en un piso de la rue Folie Medicour nº 92, siguiendo a un indocumentado. La pista les llevó a descubrir una imprenta ilegal, donde se fabricaba moneda falsa española, además de dólares, francos belgas, suizos, libras esterlinas, o bonos de gasolina alemanes. También encontraron sellos de la república francesa y visados fronterizos francoespañoles. Allí detuvieron a Antonio Fajardo y Antonio Xirardines, encargados de la imprenta.
A finales de abril de 1951, volvían a aparecer billetes falsos de 1000 pesetas en el estado español. Por un lado, en La Garriga, cuando Joaquín Navarro Litago, que posteriormente actuaría con Facerías, y sus compañeros Miguel Ortola Jané, Jesús González Pellet y Antonio Salvador Franco, intentaron pagar con uno de ellos la gasolina y fueron detenidos, y por otro, Eugenio Otaño Baroja y el súbdito francés José Bergue, cuando trataban de cambiar otro en Barcelona.
En noviembre de 1951 nuevas detenciones por tráfico de divisas falsas en madrid. Esta vez los detenidos fueron Justo Sánchez Mulas “el Kino”, Juan Romera de Lucas y Antonio Francisco Aguilar Molías. Este último era el que traía dólares falsos desde Francia, y en Madrid tenía que contactar con Justo Sánchez. Por cierto, cuando detuvieron a este último, descubrieron que había tomado parte en un atraco el 26 de septiembre de 1947 en Embajadores 55, en el que había muerto el policía Pedro Ortega Domínguez. Se le acusó junto a Alfonso Fernández Sánchez “el Centimo” y José Aragonés Gómez “el pelotari”.
Los equipos de Cerrada llegaron bien lejos. El periódico Sur anunciaba la detención en Málaga de tres anarquistas en agosto del 47, que habían llegado con más de 100.000 pesetas falsas y que fueron detenidos mientras las cambiaban. Por supuesto, venían de Francia a través de Andorra. Los detenidos eran José Aguilar Urbaneja, Antonio Peña Sánchez y José Martín Martín. Si todo salía mal, se sumarían a la lucha en la sierra. No tuvieron tiempo.
Y como sabemos que los textos largos aburren, por ahora lo dejo aquí. Seguiremos ampliando la clandestinidad libertaria en Francia en futuros artículos.
¡¡¡Salud y memoria, cuadrilla!!!
Fuentes:
Los atentados contra Franco (Eliseo Bayo), Enciclopedia del anarquismo ibérico (Miguel Íñiguez), Tiempo de lucha (José María Azuaga), Federica Montseny. Una anarquista en el poder (Irene Lozano), El ángulo muerto (Ni cautivos ni desarmadas), Hemeroteca Diario de Barcelona, Hemeroteca La Vanguardia, Historia de un atentado aéreo contra el general Franco (Antonio Téllez), anarcoefemerides.balearweb.net y archivo personal.