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Google
¿Y si nacionalizamos Google?
¿Os imagináis un mundo donde cada carretera, camino, cada acera y cada vereda fuesen privados, un lugar donde cada gota de agua, brizna de hierba, miligramo de oxígeno estuviese cuantificado y gobernado por una gigantesca corporación monopolista? Bienvenidos a Internet. Esto sucede hoy día. Desgraciadamente la distopía es peor. No solo gobiernan nuestras vidas digitales monopolios capitalistas, sino que además son criminales.
No hay duda de que hoy por hoy Google es una corporación criminal. Esto no lo digo yo, lo dicen tribunales de todo el mundo. En su corta vida ha espiado a sus usuarios y a la ciudadanía en general (con sus coches de Google Maps). En un reciente caso se descubrió que había violado la privacidad de menores en su app Youtube. Ha cometido fraude fiscal y evadido impuestos. Ha tratado (y conseguido) aplastar a la competencia construyendo un monopolio indiscutible en su buscador. Ha vulnerado (y siguen haciéndolo) los derechos de propiedad intelectual de millones de creadores. Ha manipulado el algoritmo de su buscador conforme a sus intereses económicos y políticos. Esto no es baladí. Estamos diciendo que la puerta de acceso a Internet del 93% de los usuarios está manipulada y controlada por una corporación psicópata y criminal situada en el extranjero.
¿Psicópata y criminal?
Se trata de una corporación criminal por que no duda en violar sistemáticamente cuanta legislación se le ponga por delante. No se trata de casos aislados, de desviación anómala del comportamiento. Su modelo de negocio se ha basado en la apropiación y explotación de datos privados, siguiendo un patrón definido como Capitalismo de la Vigilancia. Cabe recordar que en la Unión Europea el derecho a la privacidad es considerado un derecho fundamental, aspecto clave de la dignidad humana, siendo éste el principio que inspira nuestro organismo de protección de la privacidad, el “European Data Protection Supervisor”. Pero al contrario que las personas físicas, las corporaciones criminales pueden seguir campando a sus anchas. Sus crímenes, a pesar de afectar a cientos de millones de personas, son pocas veces considerados como tales. En las raras ocasiones en que las corporaciones criminales son halladas culpables, estas reciben a lo sumo una sanción económica. La responsabilidad penal está prácticamente excluida. El populismo punitivo tiene un límite: Los poderosos. Google ha sido encontrado culpable de violar prácticamente todas las normativas de su ámbito de negocio. Crímenes cometidos deliberada y reincidentemente, sostenidos en el tiempo. Y ahí sigue, no solo actuando impunemente, sino retando al gobierno.
El jurista canadiense Joe Balkan, aplicó en el 2003 los mismos test usados para identificar la psicopatía en sujetos a las corporaciones. Google prácticamente da positivo en todos los elementos del célebre test de Hare, aplicado por Balkan y si no aquí hay una muestra, os invito a hacer la prueba con Google (o Facebook):
▪ ¿Suele mentir descaradamente?
▪ ¿Es astuto/a y suele manipular a los demás?
▪ ¿Es frío/a y carece de remordimientos o culpa?
▪ ¿Carece de sensibilidad y empatía para con los demás?
▪ ¿No sabe aceptar la responsabilidad de sus propias acciones?
▪ ¿Su estilo de vida es parasitario?
▪ ¿Ha estado involucrado en algún tipo de delincuencia a temprana edad?
Google ha desplegado una intensa campaña política para defender sus intereses en Bruselas, movilizando millones de Euros en brutales campañas de lobby. En estos días podemos comprobar en las cabeceras de nuestros periódicos de qué manera Google está en guerra con Europa. Hoy la batalla se da en el Estado español. ¿Por qué? Para Google tributar por los beneficios que se obtienen en el Estado español es algo que va contra sus intereses. Da igual que el común de los mortales tengamos que contribuir religiosamente. Google se sitúa más allá del bien y del mal. Su posición de poder monopolista le ha permitido hasta ahora salirse con la suya. Al fin y al cabo que es una sanción de 1.5 billones de Euros si los beneficios por violar la ley multiplican esa cifra.
Tal vez sea el momento de tomarse en serio el problema. No podemos permitir que corporaciones psicópatas criminales gobiernen las infraestructuras digitales básicas. Hemos hablado de Google, lo mismo podríamos haber dicho de Facebook. Tal vez sea el momento, tal y como proponen diversos académicos, y entre otros el Partido Laborista británico de nacionalizar las infraestructuras digitales fundamentales.
Este partido en su plan de 2019 proponía la nacionalización de las empresas proveedoras de acceso a la red. El acceso a Internet es hoy día algo fundamental. Muchos trámites solo se pueden realizar online. Incluso actos básicos como buscar vivienda, o trabajo solo se pueden realizar en muchos casos online. El hecho de que empresas privadas controlen el acceso a recursos fundamentales de nuestras vidas nos deja en una situación de desamparo. Otro de los puntos de su plan consistía en crear una suerte de plataforma digital pública, una BBC del mundo digital, que funcionase tanto de buscador como de redes sociales. De este modo evitaríamos lo que en otro lado denominamos como la “privatización de la censura” por parte de Facebook, es la manipulación de información o las violaciones a la privacidad de nuestros ciudadanos.
Censura
La privatización de la censura: el poder de Facebook en la esfera pública
Tenemos por un lado a gigantescas corporaciones digitales que no dudan en violar toda ley, toda regulación. Corporaciones lo suficientemente poderosas como para pagar cualquier sanción y seguir sonriendo o para tumbar las leyes que les incomoden. Y del otro a ciudadanos y gobiernos que poco o nada pueden hacer con las herramientas legales y políticas con que cuentan. Podemos seguir tratando de considerar a esos monstruos sin escrúpulos que dominan las infraestructuras digitales básicas como personas decentes o podemos actuar. Tal vez no sea el momento de una tasa a Google. Tal vez sea la hora de nacionalizarlo.
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Igual Google no es una empresa proveedora de Internet (ISP) como mencionan en Reino Unido, pero sí estoy de acuerdo con el artículo.
Tal vez no sea el momento de una tasa a Google. Tal vez sea la hora de nacionalizarlo.
podras nacionalizarlo pero no podras suarlo