Opinión
Jane Lazarre (1943-2025)

La escritora neoyorquina, autora de ‘El nudo materno’, falleció el pasado mes de junio. Su obra conectó enseguida con los entornos feministas por ofrecer un relato de la experiencia materna más allá de las estrechas paredes del hogar y por sus reflexiones antirracistas.
Jane Lazarre
David F. Sabadell Lazarre, retratada para una entrevista con El Salto en 2018.
6 jul 2025 10:35

Hace siete años llegaba a nuestras librerías, de la mano de la editorial Las afueras, una escritora desconocida en España, la neoyorquina Jane Lazarre. El nudo materno, donde la autora narraba su experiencia de la maternidad, empezó a circular gracias al boca a boca entre madres primerizas o entre quienes estaban pensando en serlo. Necesitábamos libros que narrasen la maternidad desde otros lugares, hartas de manuales de crianza con exigencias irreales o de maternidades de Instagram. El de Lazarre, a pesar de haber sido escrito en un contexto muy diferente —los Estados Unidos de la segunda ola feminista y el movimiento por los derechos civiles—, resonó en muchas lectoras 40 años después. 

Quizás, porque ofrecía un relato en primera persona de la maternidad, que la sacaba de las estrechas paredes del hogar para lanzarla a los grupos de autoconciencia feministas o a las manifestaciones antirracistas. Además de la pérdida de identidad, la ambivalencia, la ternura desbordante, la sensación de soledad o el descubrimiento de nuevos miedos que experimentan muchas mujeres al ser madres, Lazarre narraba experiencias de crianza compartida (con amigas, en guarderías cooperativas) que nos ayudaban a imaginar otras posibilidades. 

Jane Lazarre utilizó sus propias vivencias como material para la escritura, pero hay que decir que la suya no fue una vida cualquiera

Jane Lazarre utilizó sus propias vivencias como material para la escritura, pero hay que decir que la suya no fue una vida cualquiera. Su madre falleció cuando ella y su hermana eran niñas, y fue su padre, Bill Lazarre, emigrante judío y militante comunista, quien se encargó de criarlas. En El comunista y la hija del comunista Lazarre rememora cómo el FBI las seguía de camino al colegio, y retrata la compleja relación con su padre. “A muchos de sus compañeros comunistas el partido les enviaba a trabajar a otros Estados, a trabajar en la clandestinidad. Mi padre nunca quiso hacer eso, les decía: no tengo esposa, tengo dos hijas, no puedo asumir tareas que me lleven lejos de ellas”, recordaba en su encuentro con El Salto. Miembro del batallón Abraham Lincoln en la guerra civil española, Bill Lazarre no siempre entendió el activismo feminista de su hija, pero recibió con los brazos abiertos a su yerno afroamericano. 

Su matrimonio con Douglas Hughes White les convirtió en “una entidad política: un hombre negro casado con una mujer blanca”. Más tarde, ser madre de dos hijos negros le llevó a aprender a través de ellos lo que realmente significaba ser racializado en EE UU. O, como escribió en El nudo materno: “Una cosa era entender el racismo y detestarlo después de haber comprobado cómo afectaba a la gente, a personas que yo quería. Otra bien distinta era imaginar a mi propio hijo luchando contra el mundo de una forma para mí desconocida”. Esta experiencia transformó su perspectiva y le ayudó a ir Más allá de la blanquitud, como reflejó en el título de su obra, también editada por Las afueras.

Las afueras, que ha editado parte de su obra en España, se despedía así de ella: “Nos dejó el ejemplo de su radical honestidad y una poderosa herramienta: sus libros, un legado al futuro que señala una manera diferente y posible, más humana, de estar juntos”

Aunque aquí la conocemos por sus libros de memorias, también se adentró en el ensayo, la poesía o la ficción, con novelas como The Powers of Charlotte, Inheritance o Some place quite unknown; varias de ellas también beben de sus experiencias vitales. Jane Lazarre fue profesora en el City College de Nueva York, la Universidad de Yale y la New School, donde enseñó literatura afroamericana y estudios de género. Siempre estuvo vinculada con las luchas por la justicia social, y hasta el final de su vida participó en la junta de The Brotherhood Sister Sol, organización que lucha por la justicia racial, de género y clase fundada por su hijo Khary.

En junio nos enteramos de su fallecimiento a través de Las afueras, que se despedía así de ella: “Nos dejó el ejemplo de su radical honestidad y una poderosa herramienta: sus libros, un legado al futuro que señala una manera diferente y posible, más humana, de estar juntos”.

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