Los días de las bestias

El dragón siempre es el mismo. El amor al dinero, el amor al poder, nacidos de lo más profundo de la condición humana. Pero las bestias son muchas, se multiplican, intervienen sin medida ni control, se internan en las selvas más profundas, ascienden a las montañas más escarpadas, se adentran en las callejas, las plazas, los callejones de las ciudades del planeta, en los poblados más ricos, en los barrios más pobres.
Francisco Javier López Martín
15 oct 2025 10:10

Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Apocalipsis 11, 7

Vivimos días extraños. Hace años que nada es lo que parece. Hace tiempo que leímos a Muñoz Molina hablándonos de Todo lo que era sólido. Poco antes, Zygmunt Bauman nos diseccionaba la modernidad de nuestros tiempos líquidos, donde la vida es líquida, como líquida es la cultura, el consumo, el arte y hasta el miedo.

Todo el mundo, admirado, seguía a la bestia; y adoraron al dragón por haber dado su autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia? Apocalipsis 13,3-4

Vivimos tiempos en los que las grandes corporaciones depositan su poder en bestias dispuestas a desencadenar la violencia por todo el planeta. Violencia en Ucrania y Palestina, pero violencia también en el Congo, Ruanda, Burundi, Uganda, República Centroafricana, Argelia, Burkina Fasso, Camerún, Libia, Costa de Marfil, Chad, Mauritania, Marruecos, Níger, Nigeria, Túnez, Togo, Sudán, Etiopía, México, Guatemala, Birmania, Yemen, Afganistán, Somalia, Kenia, Siria, Turquía, Irak, Líbano, Ecuador, Haití, India, Pakistán, China, Chile, Birmania, Bután, Indonesia, Filipinas, Angola, Papúa, Irak, Camboya, Tailandia, Mozambique, Tanzania, Honduras, Corea (las dos), Marruecos, Sahara, Senegal, Gambia, Laos, Perú, Egipto, Paraguay, El Salvador… seguro que olvido algunos. Seguro que repito alguno.

Vi otra bestia que salía de la tierra; tenía dos cuernos de cordero, pero hablaba como un dragón, y ejerce toda la autoridad de la primera bestia, en su presencia; y hace que la tierra y todos sus habitantes adoren a la primera bestia, cuya llaga mortal había sido curada. Apocalipsis 13,11-12

El dragón siempre es el mismo. El amor al dinero, el amor al poder, nacidos de lo más profundo de la condición humana. Pero las bestias son muchas, se multiplican, intervienen sin medida ni control, se internan en las selvas más profundas, ascienden a las montañas más escarpadas, se adentran en las calles, las plazas, los callejones de las ciudades del planeta, en los poblados más ricos, en los barrios más pobres. Tienen las caras de paramilitares, parapoliciales, terroristas, identitarios, ultranacionalistas, ultraortodoxos, ultraislamistas, ultraviolentos. Tienen cuerpo de maras, pandillas, gangs, mafias, barras bravas, hooligans, hinchas, ultras, exaltados, extremistas, fanáticos…Bestias que exigen honores, distinciones, alabanzas, premios de la paz.

Se le concedió infundir espíritu a la imagen de la bestia, de modo que la imagen de la bestia pudiera hablar e hiciera morir a cuantos no adorasen la imagen de la bestia. Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en el frente, de modo que nadie pueda comprar ni vender si no tiene la marca o el nombre de la bestia. 13, 15-17

Y nos prometieron que seríamos eternos. Es su gran tema de debate. ¿Cómo serán eternos? Implantarán chips en nuestros cuerpos, en nuestras manos, brazos y cerebros. Sustituirán nuestros órganos por máquinas, ya no será necesaria nuestra inteligencia, que será convertida en Inteligencia Artificial. La biotecnología todopoderosa, la ingeniería genética, lo pondrán todo al servicio del enriquecimiento de los grandes, de las gigantescas corporaciones.

Y otro ángel, el tercero, les seguía diciendo con gran voz: «El que adore a la bestia ya su imagen y reciba su marca en la frente o en la mano, ese beberá del vino del furor de Dios, escanciado sin mezcla en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre en presencia de los santos ángeles y del Cordero. 14,9-10

Creen que todo lo pueden, pero la vida y la naturaleza siempre resisten. Creen que gobiernan, entre el aplauso generalizado, un planeta que se prepara para erradicarnos, extinguirnos, si no aprendemos a convivir con él, a formar parte de la vida de todas las vidas. Basta mirar el fuego desencadenado, las lluvias derramadas, los colapsos desencadenados, la ira natural que bebemos cada día. Basta mirar el desastroso estado de la condición humana actual, que ya profetizó Erich Fromm, aquel pensador que nos acercó al psicoanálisis, desde el marxismo humanista en aquellos años que condujeron de la posguerra a la guerra de Vietnam, Mayo del 68, el comienzo del neoconservadurismo ultraliberal, el final del comunismo, la muerte del dictador. Tal vez por ese humanismo marxista siempre fue despreciado por la ortodoxia marxista-leninista-estalinista-maoísta-fracción albanesa.

Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus inmundos en forma de ranas. Son los espíritus demoníacos que hacen signos y se dirigen a los reyes de la tierra entera con el fin de congregarlos para la batalla del gran Día de Dios todopoderoso. 16, 13-14

Nadie escucha. Nadie quiere escuchar. Sólo atienden a las ofrendas depositadas a sus pies, a las muertes que son capaces de producir, a los dineros que saben amasar, a las locas aventuras en las que se embarcan, a los honores que un género humano entregado a la adulación se muestra dispuesta a conceder a las bestias, en forma de premios, condecoraciones, halagos plañideros.

Los diez cuernos que has visto son también diez reyes, los cuales no han recibido todavía el reino, pero recibirán autoridad por breve tiempo, asociados a la bestia. Estos se han puesto de acuerdo para entregar su poder y su autoridad a la bestia. Combatirán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá. Apocalipsis 17,12

Prefiero no ver. Prefieren alinearse, desde su desgobierno compartido, asociarse, depositar su confianza, sus poderes, su autoridad en la bestia. Da igual que sea un rey, presidente del Estado, presidente del gobierno, primer ministro, secretario general de la OTAN, presidenta de comisión, de consejo, o de banco mundial, europeo, o de un fondo monetario. Decenas de cuernos que creen que todo su poder viene de su fidelidad a la bestia. Guardan silencio ante las infames destrucciones. Peroran y se exaltan ante quienes son señalados por el dragón. Rastreros y pelotas ante el fuerte, inclementes, intransigentes, duros y fuertes ante el débil. No saben aún que serán derrotados, porque así está escrito

El diablo que los había engañado fue arrojado al lago de fuego y azufre con la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro . Apocalipsis  20,10-11

También está escrito, pero nadie sabe si terminará siendo así, o si el dragón, las bestias, sus cornudos reyes y sus falsos profetas, saldrán con la suya y terminarán abriendo las puertas de un Apocalipsis por el que acabemos despeñándonos toda la humanidad.

De nosotros, de nosotras, de todos nosotros y nosotras, depende, al menos en parte, en buena parte, que este mundo comience a transitar por esas amplias alamedas por las que Allende deseaba que pasasen las personas libres dispuestas a construir una sociedad mejor.

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