Reflexión sobre la propuesta de David Card: “Adaptar el SMI al coste de vida de cada región”

El nobel de economía David Card propone para España la adopción de un SMI flexible, en función de la residencia de cada ciudadano, ya que el coste de vida varía en función del lugar de residencia. A mí me asaltan las dudas sobre la eficacia de una medida así.
Antonio Alcalde Ruiz
6 oct 2025 13:25


Leyendo la prensa online me he encontrado con un artículo que decía lo siguiente: “Un Nobel de Economía propone un salario mínimo ajustado a cada comunidad”. Y en efecto es así. Nada más y nada menos que el economista David Card, quien demostró (junto a Alan Krueger en su publicación Mito y medición: un análisis de los efectos del salario mínimo) cómo una subida del SMI no tendría porqué provocar un aumento del desempleo (como indican todas las teorías neoclásicas, austríacas, etc.), ha estado por España y ha afirmado que, si el valor del salario se debe medir en relación con el coste de vida, no tiene sentido que un salario en Madrid sea igual que un salario en Llerena (Extremadura), donde el coste de vida es mucho más bajo. Por tanto, la propuesta de Card es flexibilizar el SMI a las circunstancias personales de cada ciudadano en función de su lugar de residencia.

Ciertamente no es una idea tan descabellada si de verdad creemos que cada uno debe aportar y recibir al y del Estado en función de su situación personal. Pero, al menos a mí, me surgen dudas al respecto.

Parece que esta medida que permite el desarrollo de las personas con menos recursos o con rentas más bajas puedan obtener una mayor riqueza, lo que permita un mejor desarrollo personal de cada uno, igualando las oportunidades a las de sus paisanos más adinerados o con mejores rentas, quienes “alivian” el dato de que, de media, los españoles ya necesitan un 38% de su renta para pagar el alquiler en las grandes ciudades. Si no fuera por las rentas de quienes cobran más que el SMI, ese porcentaje rondaría en muchos casos un número bastante superior. Por tanto, un ajuste del SMI a los costes de vida de cada territorio mejoraría en primera instancia la economía familiar de aquellas personas que cobran menos.

En segundo lugar, esto permitiría que las familias o los trabajadores con peores salarios pudieran trasladarse a las grandes ciudades lo que se podría traducir en varios efectos:

Un primer efecto sería el aumento de la demanda de viviendas en las grandes ciudades lo que tensionaría más los precios al alza de la vivienda y perjudicaría a aquellas familias ya instaladas o aquellos trabajadores con rentas superiores al SMI que verían perjudicada su situación.

Un segundo efecto sería el aumento de la despoblación en las zonas rurales, que si ven ajustado su SMI no sería al alza si no a la baja, ya que las zonas rurales supondrían un menor coste de vida que el coste de vida de la media nacional. Las familias que ya tienen ese aliciente de vivir en el pueblo porque, a pesar de que se cobra menos, el coste de vida es bastante menor y esto te permite vivir más cómodamente que en una gran ciudad a pesar de contar con muchos menos servicios, si su renta depende del SMI quizás ya no sea tan atractiva la residencia rural y sea mejor emigrar a las grandes ciudades donde nos podemos desarrollar profesionalmente acorde con los estudios realizados, no como en el pueblo, que “trabajas de lo que hay”. Esto además provocaría que aquellas personas que residen en zonas rurales y cuya renta no depende del SMI disfrutarían de una “renta real” más elevada, ya que el coste de vida en el pueblo tendería a bajar a medida que las familias más pobres irían emigrando a las grandes ciudades.

No sé cómo evolucionaría la imaginación de los españoles más pícaros que buscaran una falsa residencia en las grandes ciudades para aumentar su SMI, aunque realmente residieran en zonas rurales, más hoy en día con el teletrabajo tan implantado como está.

Más allá de esto, existen competencias autonómicas en materia fiscal que permiten que las rentas reales aumenten o disminuyan según dónde resides, lo cual podría favorecer aún más la despoblación de comunidades rurales en favor de grandes núcleos urbanos como Madrid o Barcelona con una fiscalidad más laxa.

Creo que son muchas las desventajas que supondría una medida de esta dimensión en un país tan diverso como es España, con unas competencias económicas tan repartidas y una población tan desigualmente distribuida.

Sin duda, si nos centramos en las familias que residen en las grandes ciudades y que disponen de menos recursos, se trataría de una medida que mejoraría su calidad de vida. Pero si miramos más allá en la distancia (más allá de Madrid y Barcelona) y en el tiempo (más allá del corto plazo), ¿se trataría de una medida justa y efectiva? Como intento argumentar, me surgen muchas dudas al respecto.


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