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De nuevo un 28 de septiempre, Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro. De nuevo vamos a gritar nuestro derecho al aborto legal y seguro en todo el mundo. Vamos a salir a las calles con pañuelos verdes, camisetas violetas y perchas colgadas de las mochilas. De nuevo confrontaremos los discursos de odio que nos acorralan. Y seguiremos exigiendo a las instituciones que cumplan con sus obligaciones, una vez más, se lo exigiremos.
Y les preguntaremos que están haciendo, por qué y si todo ello mejora la vida de las mujeres. Una ley fantástica reformada hace un año en España con mejoras innegables que, a día de hoy, nadie sabe muy bien si se están implementando.
Con datos en la mano, los que hoy el Ministerio publicará calentitos, Cataluña sigue siendo el territorio con la tasa de aborto más elevada del Estado, 14,2 abortos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años ¿Y qué? Esta cifra aislada de contexto no explica nada de lo que en realidad deberíamos valorar: el acceso al aborto.
Pero ahora fijémonos en la tasa y comparémosla con la de España que en el 2023 ha subido a una media de 12,2 por 1.000. Una diferencia notable. Más de un tertuliano de café se ha llenado la boca promulgando la desgracia de las mujeres catalanas y de las políticas públicas actuales. Hablar sale gratis, ya lo sabemos. Añadiremos otra referencia para desactivar la tertulia televisiva: Suecia, ejemplo empleado cientos de veces como modelo en políticas de salud pública feminista, tiene una tasa de 18,3 abortos por cada 1.000 mujeres, bastante más alta que la catalana.
De los 17 modelos diferentes de atención y prestación del servicio de aborto que existen no es una casualidad que las comunidades que han trabajado para mejorar la accesibilidad del aborto tengan tasas más altas de aborto
Estamos seguras que aspectos vinculados a la precariedad económica, al acceso a la contracepción y a la educación sexual, entre otras, condicionan la toma de decisión ante un aborto, pero ninguno de ellos puede explicar estas diferencias entre los territorios del Estado. La disponibilidad y accesibilidad a los servicios son los elementos claves para explicar estas diferencias.
De los 17 modelos diferentes de atención y prestación del servicio de aborto que existen no es una casualidad que las comunidades que han trabajado para mejorar la accesibilidad del aborto tengan tasas más altas de aborto. Por lo tanto sí, celebrémoslo, según esta variable existen territorios con una mayor y mejor accesibilidad al aborto, y Catalunya es uno de ellos. Que más mujeres y personas gestantes aborten de manera libre, gratuita y próxima a su residencia significa que las políticas públicas en salud sexual y reproductiva avanzan y cumplen su función principal: mejorar la vida y bienestar de las personas y garantizar sus derechos.
No caigamos en la trampa de la demagogia. El objetivo de cero abortos es el argumento de la extrema derecha y de los grupos fundamentalistas que quieren imponer el control de las decisiones y cuerpos de las mujeres. Nuestro cero como objetivo son, sin lugar a dudas, las maternidades no deseadas. Pensemos detenidamente en ello.
Y entonces, ¿qué pasa en Catalunya en relación al acceso que es tan diferente otras comunidades?
Pues que hay más de 80 centros de salud de titularidad pública o concertados que han reportado abortos. De nuevo, la importancia del contexto. Esto supone que en Catalunya se localizan un 40% de todos los centros que realizan abortos de todo el Estado. Fruto de la incansable presión y acción de las defensoras y activistas feministas, se han conseguido siete nuevos centros de salud que reportan abortos y, cinco de ellos están ubicados en zonas donde no se hacían con anterioridad. ¡Ojo! algunos son hospitales de la red pública, cosa que siempre es un éxito.
Aunque se ha incrementado la cobertura territorial, todavía quedan 12 comarcas catalanas en territorio de nadie
Pero tampoco caigamos en la autocomplacencia. Sí, ha incrementado la cobertura territorial, pero todavía quedan 12 comarcas catalanas en territorio de nadie. Es difícil de entender por qué pasa esto, puesto que técnicamente la gestión médica de un aborto en las primeras semanas (ocho de cada diez abortos son antes de la semana 10 de embarazo) es infinitamente más sencilla y con mucho menos riesgo que un parto y, a nadie se le ocurre tener que salir de su centro de referencia para parir.
En definitiva, quizás cuando volvamos a ver los datos sobre abortos pensemos que si las cifras suben en nuestra comunidad no sea una mala noticia, quizás podamos pensar que no lo estamos haciendo tan mal. Habrá que estar atentas a los próximos informes del ministerio.
Aún así, hoy es día de retomar de nuevo la acción. De reagruparnos, reivindicarnos y seguir recordando al mundo que el aborto es una opción que assegura la sobirania corporal de las mujeres y que las instituciones tienen la obligación de romper con el estigma y hacerlo accesible y universal como cualquier otro derecho fundamental. Hay que continuar exigiendo que las instituciones rindan cuentas, que reciban y entiendan las denuncias e incorporen la mirada de la ciudadanía organizada obligada a velar para erradicar la violencia institucional y garantizar el derecho al aborto gratuito, accesible y de calidad en todos los territorios del Estado. Porque un derecho no lo es si no es de todas.
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