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Opinión
La Autoridad Nacional Palestina y la traición como camino
La autodenominada “Autoridad Nacional Palestina” (ANP) ha sumado una nueva página a su triste historial de traiciones a la causa palestina. El reciente asesinato del militante Mujahid Mu'tem Al-Aref se suma al de otros seis jóvenes que perdieron la vida en manos de las fuerzas de la ANP en Cisjordania desde el pasado 7 de octubre, dejando en claro el rol colaboracionista de la misma, actuando como brazo represivo palestino contra su propia población. El hecho, especialmente grave en el contexto actual, no puede sorprender a nadie.
Desde las Brigadas Al-Quds (en la ciudad de Tulkarem), brazo armado de la Yihad Islámica Palestina (organización de la cual era miembro el joven martirizado), expresaron su repudio en las calles y mediante un comunicado: “En estos benditos días del mes de Ramadán, y en los días de gloria que hemos estado viviendo desde el siete de octubre, y las epopeyas que están escribiendo las facciones de resistencia en Gaza contra el enemigo sionista, aparece un grupo descarriado ante nosotros, llamándose Autoridad Nacional Palestina, dirigiendo sus armas hacia el pueblo palestino … persigue a los perseguidos en Jenin, Tulkarem y Tubas; y escribe páginas de desgracia y deshonra que seguirán persiguiéndola para siempre…”
La ANP hoy en día se encuentra totalmente desacreditada a ojos de la población palestina, por su colaboración con las fuerzas policiales y con el ejército de ocupación israelí
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ha sufrido, luego de la primera Intifada y con el progresivo crecimiento de distintas organizaciones políticas palestinas, un claro deterioro de su legitimidad, agravado con los resultados de las negociaciones, iniciadas en Madrid en 1991, que llevara a cabo Yassir Arafat con los distintos gobiernos sionistas. La ANP, cuya creación fue fruto de los Acuerdos de Oslo, hoy en día se encuentra totalmente desacreditada a ojos de la población palestina, por su colaboración con las fuerzas policiales y con el ejército de ocupación israelí, y su participación en la represión de la resistencia del pueblo palestino.
Apropiándose de la representación palestina (la “Autoridad Nacional Palestina”) la OLP, entre otras cosas, ha desconocido el triunfo democrático de Hamas en los comicios de enero de 2006 y ha boicoteado sistemáticamente cualquier medida de gobierno de la organización islámica. Atravesada por denuncias de corrupción, realizadas incluso por el intelectual palestino Edward Said, ha dilapidado la ayuda internacional fortaleciendo las relaciones clientelares con la burocracia construida desde la administración de Arafat. Esto explica que, con el beneplácito israelí, la ANP consiguiera bloquear la ayuda internacional al pueblo palestino en su intento por ahogar a Hamas y su gobierno. Como sucediera en Argelia durante la década del noventa, la comunidad internacional demostró en la Palestina ocupada que las declamaciones democráticas pueden ser ignoradas sin más cuando el proceso electivo es desfavorable a los intereses de las potencias hegemónicas y sus aliados.
Palestina
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A pesar de la voluntad popular palestina expresada en las urnas, la OLP siguió arrogándose la representación de la misma con el visto bueno de Estados Unidos, Europa e Israel. Sin embargo, la legitimidad del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y su profunda inserción en el entramado social palestino quedó demostrada con la resistencia desplegada frente a los furiosos ataques israelíes a Gaza en diciembre de 2008 (sumado a un bloqueo egipcio-israelí), en julio de 2014 y en el actual escenario a partir del 7 de octubre de 2023. Tanto en Gaza como en Cisjordania se fortalecieron las organizaciones críticas a la ANP y surgieron nuevos grupos de jóvenes combatientes sobre todo en ciudades como Nablus, Jenin, Tulkarem y Jericó. Recordemos que la ANP, con sus hombres en Cisjordania, se negó durante todos los ataques sionistas precedentes a movilizar a sus fuerzas y a la población palestina en esta zona para socorrer a sus hermanos que estaban siendo masacrados en Gaza.
El Mossad ha manifestado desde hace años su satisfacción por el grado de infiltración que tiene en la OLP. No sorprendió a nadie, entonces, encontrar a agentes palestinos miembros de Al Fatah colaborando con en Mossad en el asesinato, el 19 de enero de 2010, de unos de los líderes de Hamas en Dubai, Mahmud al Mabhuh.
La ANP muestra su calaña moral al presentarse obsecuente ante el ocupante como una fuerza idónea para administrar el territorio gazatí en un escenario futuro
Shimon Peres afirmaba, justamente con relación al asesinato al Mabhuh: “Las relaciones secretas entre los distintos países son mucho más reveladoras que las diplomáticas. (…) Y si se fija usted en las relaciones formales en Jordania, Israel, Egipto y Palestina, es una cosa. Pero si profundiza, saben que su enemigo es Hamas, y eso es otra cosa”.
Hoy, cuando se está llevando a cabo un genocidio en la Franja de Gaza, la ANP muestra su calaña moral al presentarse obsecuente ante el ocupante como una fuerza idónea para administrar el territorio gazatí en un escenario futuro. La ANP ofrece su mano de obra para perpetuar la ocupación a cambio de garantizar el manejo de los recursos que, en términos de ayuda internacional, recibe como “representante político de los palestinos”.
Si nunca antes estuvo tan claramente expuesta la naturaleza criminal del ente sionista, el papel de la ANP como agente represor al servicio del ocupante es hoy incuestionable. El pueblo palestino y su capacidad ilimitada de resistencia sabrá vencer a ambos y liberarse de todas ataduras (desde el río hasta el mar).