Opinión
La banalidad del mal en Gaza: cuando la indiferencia mata

La devastación no se limita a tanques, drones o misiles; también se manifiesta en decisiones administrativas que despojan de derechos a una población entera.
Fotos Gaza Unicef - 20
El 18 de marzo, múltiples ataques aéreos mataron a cientos de personas, entre ellas decenas de niños, e hirieron a muchas otras en Gaza. Numerosos refugios temporales fueron alcanzados, como este, en el campamento de Al Nusirat. ©Unicef

Catedrático en la Universidad de Granada.

2 jun 2025 10:30

Escribo estas líneas movido por la necesidad existencial de comprender y de reaccionar ante lo que ocurre en Gaza, que sigue ardiendo ante nuestros ojos mientras quienes realmente podrían detener este exterminio o son cómplices o permanecen inactivos.

La palabra ardiendo no es una metáfora: el fuego de los bombardeos calcina viviendas, escuelas y hospitales, mientras el humo de la destrucción se mezcla con el polvo de los escombros que sepulta a miles de víctimas. Las cifras en continuo aumento, frías y repetidas hasta la saciedad en los medios, ocultan una realidad insoportable: niños desmembrados, familias enteras borradas del registro civil, médicos que operan sin anestesia bajo la tenue luz de los teléfonos móviles.

Delegar la moral a la cadena de mando y ‘rutinizar’ el dolor

En Gaza el horror se ha normalizado y el sufrimiento palestino se estrella contra un muro de indiferencia o inacción internacional. Hannah Arendt, filósofa judía alemana exiliada del nazismo, acuñó el concepto de la banalidad del mal tras asistir al juicio de Adolf Eichmann, arquitecto logístico del Holocausto. Lo que encontró no fue un monstruo patológico, sino un funcionario gris, más preocupado por ascensos y rellenar formularios que por las consecuencias humanas de sus actos. Eichmann no odiaba a los judíos; simplemente, no pensaba en ellos. Su crimen fue la obediencia ciega, la renuncia a juzgar, la delegación de la moral a la cadena de mando. Arendt reflexionó sobre el Holocausto desde una perspectiva profundamente ética y crítica. Citarla aquí es un acto de memoria y de responsabilidad, cuando muchas de las actitudes ante lo que pasa en Gaza hoy constituyen formas contemporáneas de banalidad del mal y de ‘rutinización’ del horror.

La devastación no se limita a tanques, drones o misiles; también se manifiesta en decisiones administrativas que despojan de derechos a una población entera, en declaraciones que diluyen la responsabilidad al equiparar a la víctima con su agresor, y en la inercia —o impotencia— de muchos organismos internacionales. No todos han guardado silencio: el Tribunal Internacional de Justicia ha reconocido el riesgo real de genocidio y dictado medidas cautelares. Sin embargo, su fallo, jurídicamente vinculante, ha chocado con la falta de mecanismos eficaces para su cumplimiento, lo que revela los límites del derecho internacional frente a los intereses geopolíticos.

El mal, como advirtió Arendt, no siempre se presenta con rostro monstruoso; a menudo se disfraza de rutina, de obediencia, de indiferencia institucionalizada

La jurisdicción internacional reconoce el derecho de los Estados a defenderse. Sin embargo, esa defensa no puede invocarse para justificar la aniquilación de un pueblo. La defensa legítima no es ilimitada ni puede ejercerse al margen del principio de proporcionalidad y del respeto al derecho humanitario. Cuando un Estado, en nombre de su seguridad, destruye barrios enteros, bombardea campos de refugiados, impide la entrada de ayuda humanitaria y mata a miles de civiles —muchos de ellos mujeres y niños—, ese derecho deja de ser una justificación y se convierte en una coartada.

La defensa no puede ser sinónimo de castigo colectivo ni excusa para una política de tierra arrasada. Y cuando la comunidad internacional tolera ese argumento sin reaccionar con firmeza, no solo legitima el horror, sino que lo perpetúa. El mal, como advirtió Arendt, no siempre se presenta con rostro monstruoso; a menudo se disfraza de rutina, de obediencia, de indiferencia institucionalizada.

Opinión
Opinión Y ahora les duele Gaza: Europa ante el genocidio
Europa no ha dejado de vender armas a Israel, ni de recibir su tecnología militar; sin embargo, ahora no sabe cómo salvar al país de sus propios impulsos autodestructivos.

Una voz contemporánea que también ha denunciado con firmeza esta lógica de impunidad es la del politólogo estadounidense Norman Finkelstein, hijo de sobrevivientes del gueto de Varsovia y de campos de concentración nazis. Finkelstein ha dedicado gran parte de su obra a documentar las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel, especialmente en Gaza, y a cuestionar el uso del Holocausto como escudo moral para justificar políticas de ocupación y castigo colectivo.

En el año 146 a. C., Roma no se limitó a derrotar a Cartago: la arrasó y esparció sal sobre sus campos para que nada volviera a crecer. No fue solo una victoria militar; fue una damnatio memoriae, la eliminación planificada de un pueblo como entidad política, cultural y hasta biológica

En su libro Gaza: una investigación sobre su martirio (Siglo XXI, 2019), Finkelstein afirma con contundencia que “el problema no es el derecho de Israel a defenderse, sino su derecho a hacerlo matando a miles de civiles, destruyendo hospitales y escuelas, y bloqueando la ayuda humanitaria. Eso no es defensa: es castigo colectivo”. Su crítica, nacida desde el dolor de la memoria familiar, refuerza la idea de que el verdadero homenaje a las víctimas del pasado no puede ser la repetición de la lógica de exterminio, sino su rechazo radical.

La Historia ofrece espejos incómodos. En el año 146 a. C., Roma no se limitó a derrotar a Cartago: la arrasó y esparció sal sobre sus campos para que nada volviera a crecer. No fue solo una victoria militar; fue una damnatio memoriae, la eliminación planificada de un pueblo como entidad política, cultural y hasta biológica. Gaza, privada de agua potable, electricidad y medicinas, con sus infraestructuras vitales destruidas, parece víctima de una lógica comparable. No se busca únicamente vencer, sino negar la posibilidad misma de existencia de sus moradores palestinos.

Cuando dejamos de pensar al otro como humano, cuando aceptamos que ciertas vidas valen menos, perpetuamos el mal. La indiferencia no es neutral: es el oxígeno que alimenta la impunidad

Frente a todo esto, la respuesta global oscila entre la condena tibia y el silencio. El trauma y el horror del Holocausto no justifican de ningún modo estas actitudes. Arendt advertía que el mayor peligro no es la maldad activa, sino la ausencia de pensamiento. Cuando dejamos de pensar al otro como humano, cuando aceptamos que ciertas vidas valen menos, perpetuamos el mal. La indiferencia no es neutral: es el oxígeno que alimenta la impunidad.

Por eso, pensar —en el sentido más profundo del término— se convierte en un acto de resistencia ante este horror, al que hay que nombrar sin eufemismos; hay que rechazar la narrativa de la “proporcionalidad” y atreverse a llamar genocidio a lo que es un genocidio. La valentía de pensar y empatizar con el sufrimiento extremo del Pueblo palestino y humanizarlo es uno de los antídotos más poderosos contra la banalización del mal. Arendt creía que, incluso en las tinieblas, la capacidad de pensar y juzgar podía iluminar caminos. Hoy, esa luz es más necesaria que nunca. Porque Gaza no arde sola, sino que arde en nuestra conciencia. Y mientras el mundo mire hacia otro lado, el saldo no será solo de vidas perdidas, sino de humanidad erosionada.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Palestina
Palestina 72 personas asesinadas en Gaza en las últimas horas
Los ataques se han intensificado en el norte del enclave y la población continúa siendo atacada por el ejército israelí en los puestos de distribución de comida de la Fundación Humanitaria Gaza.
Cádiz
Genocidio en Palestina Colectivos educativos de Jerez se niegan a que el fondo proisraelí KKR utilice espacios municipales
Asociaciones de Familias y otros colectivos pro educación pública se han manifestado frente al Ayuntamiento para denunciar que KKR, a través de la empresa de formación MEDAC, utiliza el espacio municipal del Chapín para su labor económica.
Andalucía
Genocidio en Palestina IU considera “intolerable” que KKR participe en proyectos energéticos en Andalucía y exige medidas al Gobierno
Los diputados de Izquierda Unida han registrado una pregunta al Gobierno para exigir que informe sobre qué medidas va a llevar a cabo para impedir que el fondo proisraelí opere en proyectos de energía solar andaluces
Agapito
10/6/2025 18:36

Gracias por compartir la (ardiente) reflexión.

0
0
Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.
Medio ambiente
Medio ambiente Iberdrola proxecta un parque eólico que pon en risco un dos maiores xacementos fortificados de Galiza
A Xunta vén de declarar a utilidade pública para o parque eólico Castro Valente, a pesar de que a súa construción está suspendida cautelarmente polo Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.