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Opinión
Correos y la ola de irresponsabilidad extrema
En España se produjeron 705 muertes en el trabajo en 2021. Y en mayo de este año ya se habían contabilizado 336. Mientras ciertos medios procuran que nos echemos las manos a la cabeza porque Irene Montero viaje a Estados Unidos, poco o nada nos dicen sobre que la siniestralidad laboral en el mundo y en nuestro país alcanza unas cifras escandalosas. Estas situaciones no son un fenómeno natural, no son fatalidades inevitables y, por tanto, no deben ser normalizadas.
En Correos, la exposición es históricamente altísima especialmente para el personal de reparto, pero también encontramos situaciones peligrosas en los grandes centros de clasificación e, incluso, en oficinas de atención al público. Los efectos del cambio climático en nuestro país elevan año tras año los riesgos asociados al calor extremo.
Es inevitable encontrar paralelismos entre las circunstancias que han concurrido en el fallecimiento del trabajador de limpieza viaria, con las condiciones en las que labora en Correos el personal de reparto: exposición al sol sin tener en cuenta el horario y la temperatura exterior, ropa de trabajo de poliéster, “zapatones” y un ritmo altísimo de trabajo provocado, principalmente, por la brutal falta de contratación que fuerza a la plantilla a doblar recorridos y desempeñar el reparto con sobreesfuerzos y apremio constante.
Es inevitable encontrar paralelismos entre las circunstancias que han concurrido en el fallecimiento del trabajador de limpieza viaria, con las condiciones en las que labora en Correos el personal de reparto
La empresa, por su parte, se contenta y parapeta tras una serie de “consejos” recogidos en el Protocolo PT008, tales como: manténgase hidratado, camine por la sombra siempre que sea posible, use la gorra corporativa o descanse en lugares frescos. ¡Un plan sin fisuras! Lo cierto es que el mencionado protocolo no da para mucho más. Pero incluso este contiene algunos elementos que sí podrían tener un impacto positivo en la protección de la salud de la plantilla. En concreto, dentro de las actuaciones a seguir por parte de los responsables de las unidades de trabajo, recoge que, “en la medida de las posibilidades, planifique las tareas más pesadas en el exterior en las horas menos calurosas de la jornada”. Sin embargo, y como se reclama desde CGT, esta medida jamás se aplica. Tampoco se proporciona al personal crema solar por más que Inspección de Trabajo así lo sancionó hace años (también por denuncias de este sindicato).
En otro tipo de puestos de trabajo, como los pabellones de clasificación, las altas temperaturas se dejan sentir cada verano. Por lo general, existe una climatización insuficiente, puntos “ciegos” y frecuentes averías derivadas de la longevidad de los sistemas y su descuidado mantenimiento. Hablamos de lugares donde hay vehículos y maquinaria, se manipulan grandes pesos y el permanente movimiento genera desgaste y fatiga. A pesar de ello, no se establecen pausas de reposición por hora ni se adoptan medidas extraordinarias. Impera el “venga, venga” de siempre.
En las sucursales para atender al público abundan las incidencias en el periodo estival, obligando a trabajadores y usuarios a soportar altas temperaturas. Presiones para vender lotería, ofrecer servicios de aseguradoras y estar pendiente de que los tiempos de espera de los usuarios sean bajos, mientras sudas la gota gorda.
Para Correos lo estipulado en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que obliga a la empresa a proteger la salud de toda la plantilla o el Real Decreto 486/1997 sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud de los lugares de trabajo, que fija un máximo de 27 grados en locales como oficinas y de 25 grados donde se realicen trabajos ligeros, se ve que son papel mojado. Posiblemente, la escasa respuesta por parte de Inspección de Trabajo ante las innumerables denuncias por estrés térmico, colabore en que la empresa se sienta invulnerable y persista en sus abusos.
La escasa respuesta por parte de Inspección de Trabajo ante las innumerables denuncias por estrés térmico, colabore en que la empresa se sienta invulnerable
Ahora bien, en el origen de toda esta situación de riesgo para la salud de la plantilla no solo está la irresponsabilidad empresarial en materia de prevención, sino también en materia de contratación. Que la precariedad es un factor de riesgo es algo que está fuera de toda duda. Recientemente, una cartera protestaba diciendo “lo que no es normal es que justo ahora en verano —y más con la ola de calor— sea cuando tengamos menos personal, realicemos recorridos más largos y se nos sobrecargue con más trabajo porque no les da la gana contratar”. Este indiscutible razonamiento choca, sin embargo, con lo que la parte empresarial suele responder cuando se reclama refuerzo de las plantillas. Desde su despacho climatizado nos espetan que el personal se adecúa a la carga de trabajo existente y que han de velar porque tengamos contenido de trabajo durante toda la jornada laboral…Me voy a ahorrar publicar un exabrupto.
Nada de esto nos sorprende de la directiva. Nos maltrataron en los peores momentos de la pandemia, lo volvieron a hacer en la gestión de la ola de frío Filomena y, por supuesto, reeditan su negligencia ante la ola de calor más extrema en España según los primeros cálculos de la Agencia Estatal de Meteorología. Nuevos protocolos preventivos son necesarios para proteger nuestra salud. No se puede esperar a una desgracia para entonces reaccionar.
Y esto nos conduce a la cuestión de la responsabilidad, que lejos de ser individual, es ante todo y sobre todo empresarial y, en algunos casos, también política. La vergonzosa actuación del Alcalde Almeida desvinculándose de la muerte del barrendero José Antonio evidencia qué intereses representan él y su partido, así como cuánto les importan nuestras vidas. Recuerden aquello de “seremos fascistas, pero sabemos gobernar”.
“Lo que no es normal es que justo ahora en verano —y más con la ola de calor— sea cuando tengamos menos personal, realicemos recorridos más largos y se nos sobrecargue con más trabajo porque no les da la gana contratar”
Las empresas en general, y Correos en particular, procuran acallar las voces discrepantes sobre todos estos temas, proclamando que la organización del trabajo es una potestad suya y solo suya. Más allá de los matices y las lagunas de dicha afirmación, se pone de manifiesto que es necesario replantearse el actual reparto de competencias en el mundo del trabajo.
Introducir la democracia en las empresas es indispensable para alterar la correlación de fuerzas entre trabajadores y empresarios. Pues mientras no tengamos capacidad de decisión en cuestiones centrales como el tiempo de trabajo, la política climática o el devenir de la empresa, seguirán siendo los lobos quienes cuiden de las ovejas.
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Estupendo el artículo, aunque espero que frases como "seguirán siendo los lobos quienes cuiden de las ovejas" desaparezcan de nuestro vocabulario; los lobos son imprescindibles en nuestro entorno natural, pero las ovejas no. Cuando era niño mi padre, al que le gustaban y entendía a los lobos, murió en accidente laboral por negligencia de sus jefes; Es triste comprobar que esta clase de "terrorismo" sigue provocando la mayoría de muertes en nuestro país, aunque son noticias que no salen en los telediarios.
Esa frase hecha, sobre lobos y ovejas, no contiene prejuicio alguno. La frase caerá en desuso cuando los lobos sean adecuados para cuidar ovejas. ¿Es que “está mal” que haya carnívoros y herbívoros en la naturaleza? Ser un depredador biológico no es un acto moral; ni el lobo es “malo”, ni el humano hace mal en usar figuras literarias que se corresponden con la realidad. (Me cabrea la posible idea latente: la Naturaleza no es políticamente correcta en sus formas. ¡Qué sabios somos!)