Palestina
Antisemita: ¿persona que denuncia un genocidio?

Respuesta de una integrante de la Acampada de Barcelona a José María Asencio Gallego, que el 16 de mayo publicó en el diario 'La Vanguardia' el artículo “Antisemitismo en los campus”.
Acampada Barcelona
Imagen de la Acampada por Palestina en la Universidad de Barcelona.
10 jun 2024 05:00

José María Asencio Gallego el 16 de mayo publicó en el diario La Vanguardia el artículo “Antisemitismo en los campus”. Como alumna de la Universidad de Barcelona, y participante de la acampada propalestina que dio inicio el 6 de mayo y finalizó con éxito días después, respondemos a su miserable texto.

Obviaremos su pinkwashing de Israel, su cuestionamiento de la agencia del colectivo trans, su clara islamofobia, y el comienzo capacitista de su limitada lectura de la película Forest Gump. Todos ellos recursos baratos con el fin de insultar a todo el movimiento estudiantil mundial por denunciar un genocidio.

Señor Asencio Gallego, usted se está colocando en lo que ya es un clásico; la posverdad. Nos acusa al final de su discurso específicamente de ello, cuando cada palabra que escribe no cesa de reproducir una gran falacia

Señor Asencio Gallego, usted se está colocando en lo que ya es un clásico; la posverdad. Nos acusa al final de su discurso específicamente de ello, cuando cada palabra que escribe no cesa de reproducir una gran falacia. Su espacio es la creación de un relato falso que a fuerza de repetirlo se quiere convertir en La Verdad; toda persona que denuncie el genocidio que el Estado sionista de Israel está perpetrando desde el 7 de octubre en Palestina es antisemita.

Esta sentencia, por desgracia, no es en absoluto original, es la réplica de la réplica, que efectúan los medios de comunicación masivos occidentales, de cada respuesta que da el Estado de Israel, cada vez que se pone en tela de juicio lo que usted nomina “respuesta militar de Israel”, es decir, su ya muy gastado e insostenible argumento del derecho a la legítima defensa, aun siendo la potencia ocupante.

Este derecho que se autoadjudica el estado sionista, llamado cínicamente “operación precisa”, tras los ataques de Hamas del 7 de octubre, viola todos los derechos humanos, bajo el beneplácito de la UE y EE.UU.

Su resultado hasta ahora ha sido el siguiente: el asesinato de más de 36.000 personas palestinas, entre las cuales más de 13.200 son niñas y niños, más de 80.000 personas heridas (más de 12.000 niñas y niños), unas 17.000 niñas y niños huérfanos, y más de 10.000 personas desaparecidas bajo las 23 millones de toneladas de escombros que es hoy Gaza.

Hasta el cuarto mes de masacre, Israel había asesinado más menores de edad que en todas las guerras acontecidas juntas en los cuatro últimos años

La media según la ONU, indica que cada hora las FDI (Fuerzas de Defensa Israelí) asesinan a una madre y dos infantes. Esta cifra configuró la denuncia de Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). En ella se dimensionan los sucesos en Gaza, advirtiendo con pesar, que, hasta el cuarto mes de masacre, Israel había asesinado más menores de edad que en todas las guerras acontecidas juntas en los cuatro últimos años.

De los más de 7.000 detenidos por las FDI, según datos de la ONU, han sido devueltos a Gaza, desde el 24 de abril, 1.506 detenidos, a través del paso fronterizo de Karem Abu Salem, entre los que se encontraban 4 niñas y 39 niños, corroborándose palizas, mordeduras de perro y agresiones sexuales.

Estos números son vidas humanas, y con ellas se ha extinguido su historia, su futuro, sus deseos, sus ilusiones, sus sonrisas, su legítimo derecho a existir. Con estos actos genocidas se demuestra la aniquilación de los 30 artículos de la Declaración de los Derechos Humanos, aclamados y ratificados por la misma UE y EE.UU,  ahora enterrados en Gaza bajo el equivalente a dos bombas nucleares, total de las bombas arrojadas en este territorio tras ocho meses de exterminio, entre ellas las llamadas “bombas tontas”, munición no guiada para devastar barrios enteros.   

Cosas ¿inevitables?

Entiendo, señor Asencio Gallego, que justificará tal volumen de asesinatos por lo densamente que está poblada Gaza, además de estarlo por una población muy joven, por lo que los daños colaterales y/o escudos humanos, es decir, la matanza a seres humanos, es inevitable. Igual de inevitable que las restricciones extremas de los suministros de agua, luz, combustible y ayuda humanitaria (las primeras dos semanas totalmente clausurada).

Inevitable cerrar los pasos terrestres para su acceso, menos en Rafah, y a cuentagotas, clausurado ahora mismo también, provocando la desnutrición (habiendo ya muertes por ella) de una de cada tres niños y niñas según UNICEF. Donde la inseguridad alimentaria será del 92% de la población antes de julio, como publica news.un.org el 18 de marzo de este año, tras el informe de la FAO. A lo que António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, comentó respecto al uso ilegal del hambre como arma de guerra: “Se trata del mayor número de personas que se enfrentan al hambre catastrófica jamás registrado por el sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria, en cualquier lugar y en cualquier momento. Es un desastre totalmente provocado por el hombre, y el informe deja claro que puede detenerse”.

Inevitable, señor Asencio Gallego, desplazar forzosamente (no evacuar), a toda la población gazatí, de norte a sur y viceversa, contra el derecho internacional, sin existir una zona segura. Inevitable bombardear más de 200 escuelas y universidades, más de 250 hospitales, asesinando a más de 500 personas, parte de su personal médico, siendo objetivos militares, convoyes de ambulancias y de ayuda humanitaria. Inevitable cortar de forma deliberada la línea de teléfono e internet intermitentemente para dificultar el rescate y crear más terror. Inevitable asesinar más de 100 periodistas, y la destrucción total de sus medios de comunicación, e impedir que medios independientes e internacionales accedan a la zona. Inevitable los asesinatos de 188 empleados de la UNRWA, agencia demonizada por Israel desde antaño, sin prueba alguna, y que sufrió una retirada de fondos, por varios países, a modo de castigo colectivo sobre el pueblo palestino.

Inevitable los crímenes de más de 440 personas palestinas (110 menores) según la OCHA (Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) en Cisjordania y Jerusalén Este. Además de los de 700.000 colonos, en 300 nuevos asentamientos ilegales, como indica el informe de la Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif.

Inevitable finalmente, señor Asencio Gallego, enterrar a personas desnudas y maniatadas en fosas comunes, junto a otras víctimas de ejecuciones sumarias, incluidos menores de edad, sospechosas algunas de haber sido enterradas vivas, en el Hospital Nasser y en el Hospital Al-Shifa, como denunció Mohamed Mughier, miembro de la Defensa Civil Palestina, en terreno, a la oficina de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH), quien confirma los hechos.

Si bien la lista de atrocidades es mucho más amplia, sin poder imaginar la perversión que se revelará una vez acabe la matanza, me gustaría recordarle, que ha estos hechos, se le suma el firme discurso antipalestino público e impune de la cúpula política y militar israelí, y que reproduce una amplia mayoría de su sociedad, instándose a la eliminación del pueblo palestino, como todo el planeta ha presenciado desde el comienzo de este genocidio, tanto en los mass media, como en las redes sociales mayoritarias, sin que haya ninguna sanción, ni corte de relaciones por parte de las potencias mundiales.

No sé si le suena, señor Asencio Gallego, que este devenir sanguinario ha llevado el 29 de diciembre del 2023 a que Sudáfrica denuncie a Israel frente al Tribunal Internacional de Justicia por el delito de genocidio, declarándose esta corte competente para investigar su demanda al encontrar pruebas factibles. Ordenando el 24 de mayo de este año el cese inmediato de la ofensiva sobre Rafah y del resto del territorio palestino.

No sé si habrá escuchado, señor Asencio Gallego, que el 25 de marzo del 2024 Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos, presenta el informe “Anatomía de un genocidio”, en la 55º sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, asegurando que Israel está cometiendo el delito de genocidio. Reconociendo que: “En concreto, Israel ha cometido tres actos de genocidio con la intención requerida: causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo; infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo”.

En su detallado documento de 25 páginas, la relatora analiza la destrucción de Gaza, el discurso antipalestino, el camuflaje humanitario de lo que llama una “tragedia anunciada”, remitiéndose a que: “Durante más de 76 años, este proceso ha oprimido a los palestinos como pueblo de todas las formas imaginables, aplastando su derecho inalienable a la autodeterminación demográfica, económica, territorial, cultural y política” concretando que la “amnesia colonial de Occidente ha condonado el proyecto colonial de Israel”.

Sí, justo un día antes de su artículo, se conmemoró los 76 años de la Nakba (catástrofe en árabe). El 15 de mayo de 1948 inició la expulsión y asesinato del pueblo palestino, plan ya ideado desde la Declaración de Balfour en 1917, donde el gobierno británico anuncia su apoyo a la creación de un “hogar judío” en Palestina.

Así dio inicio la transferencia a lo largo de estas décadas, de población perteneciente al Estado ocupante al Estado ocupado, hecho que ya en sí constituye un crimen de guerra, como señala el jurista Luis Moreno Ocampo, primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional. Ya que Palestina tiene derecho a la autodeterminación como pueblo previamente colonizado por Gran Bretaña, y derecho a la legítima defensa, también armada, si es vuelto a ser colonizado, como varias resoluciones de la ONU indican. Mismos derechos, ya que estamos, del pueblo saharaui ante el Estado colonial español.

Este sadismo, fruto de la deshumanización de todo un pueblo, es lo que usted está defendiendo al etiquetar de “respuesta militar israelí"

Este sadismo, fruto de la deshumanización de todo un pueblo, de los llamados “animales humanos” por el ministro de defensa israelí Yoav Gallant, es lo que usted está defendiendo al etiquetar de “respuesta militar israelí” todos los datos anteriormente referidos, y obtenidos de la ONU, bajo su prisma, como el de Israel; organización antisemita.

Un genocidio

La cuestión, señor Asencio Gallego, es que los acontecimientos que está sufriendo la población gazatí van más allá de los crímenes de guerra y lesa humanidad; en Gaza, en Palestina, se está cometiendo un genocidio. Este término lo habrá estudiado en la asignatura de derecho internacional como buen jurista que es. Le recuerdo que el concepto de genocidio lo acuñó el abogado polaco judío Rafael Lemkin, en 1944, para describir el exterminio sistemático de la política nazi sobre la población judía. En 1948, las Naciones Unidas establece el delito de genocidio gracias a Lemkin, y se aprueba la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que las naciones firmantes (158) deberán evitar y sancionar, como lo debiera respetar Israel al ratificar dicha convención el 9 de marzo de 1950.

Lemkin funda el famoso Lemkin Institute for Genocide Prevention, donde se afirma, en la introducción de su último análisis, que los hechos cometidos en Gaza por Israel constituyen delito de genocidio: “El Instituto Lemkin está consternado por la reprensible situación que está ocurriendo en Gaza. Condenamos las acciones tomadas por el gobierno israelí y sus colaboradores, que tienen como objetivo a los palestinos que buscan refugio y ayuda. La denegación de ayuda y recursos que ingresan a Gaza ha creado una situación de pesadilla y es un claro indicador de intención genocida”.

El 14 de abril de este año, en la red social X publicó el mismo instituto lo siguiente: “El @InstitutoLemkin insta a los medios de comunicación occidentales a abandonar un marco que protege activamente a Israel de la responsabilidad por los crímenes contra el pueblo de #Palestina y a utilizar un marco que reconozca la naturaleza vinculante del derecho internacional. Nos preocupa que los medios occidentales se estén volviendo cómplices de la normalización de atrocidades masivas en todo el mundo”.

Después de estas declaraciones, debiera repensar, señor Asencio Gallego, si su artículo tendencioso, no será que está contribuyendo a lo que el también sospechoso antisemita instituto Lemkin está denunciando con alta preocupación.

Insúltenos, diga que olemos a antisemitismo, asevere que somos el movimiento estudiantil, el que enfrenta a judías y judíos, por el mero hecho de serlo, cometiendo agresiones físicas y arrojando esputos a su cara. Sea el héroe que denuncia el “antisemitismo en los campus” por ser los antepasados de Tomás de Torquemada.

Sea valiente, narre la verdad sobre el movimiento estudiantil mundial propalestino, y deje de banalizar el antisemitismo real

Pero entonces, señor Asencio Gallego, explique la gran contradicción, al ser parte del movimiento estudiantil también la comunidad judía, que desde el 7 de octubre grita en todo el planeta, en acampadas, en manifestaciones, en miles de actos contra el genocidio en Gaza, de forma visible en redes sociales, artículos, pancartas y camisetas, “no en nuestro nombre”. Atrévase de la misma forma a decir que la comunidad judía Neturei Karta es antisemita.

Sea valiente, narre la verdad sobre el movimiento estudiantil mundial propalestino, y deje de banalizar el antisemitismo real. Especifique que Voces Judías por la Paz es una de las grandes organizaciones que apoya a las acampadas en solidaridad por Palestina en EEUU, brutalmente represaliadas con más de 2.000 detenciones. Mismo colectivo que estaba dentro de la organización del Congreso por Palestina que se prohibió celebrar el 14 de abril del 2024 en Berlín, mientras veíamos las imágenes de detenciones a judíos con su kipá, alguna de ellas con los colores de la bandera palestina. Prohibiendo la entrada a Alemania, por dicho evento, al rector de Glasgow Ghassan Abu Shitta y al ex ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis.

Escriba que nuestra acampada de la UB ha sido apoyada por la Associació Catalana de Jueus i Palestins-JUNTS. Informe que esta asociación el 31 de marzo de este año en París participó junto con 15 colectivos judíos europeos, redactando una declaración conjunta que comienza así:

“Nosotras, organizaciones judías antisionistas reunidas en París el 31 de marzo de 2024, declaramos que: nos sentimos horrorizados ante el genocidio que el Estado de Israel está llevando a cabo en estos momentos y expresamos nuestra profunda solidaridad con el pueblo palestino, con quien compartimos la lucha contra el sionismo. Queremos aportar todas nuestras fuerzas a la lucha global para parar este genocidio”

Y para más escándalo suyo, todas las personas judías, musulmanas, budistas, cristianas o ateas que defienden al pueblo de Palestina, a su lucha y a su resistencia, a nivel mundial, lo hacen vinculadas al movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones). Inspiradas en la fórmula que logró eliminar el apartheid en Sudáfrica, y logrará frenar al Estado sionista, colonial y genocida de Israel.

Ni personas como usted, que solo saben ofrecer infamias, poniéndonos en peligro, incluso físico, van a pararnos. De la misma manera que las amenazas públicas, a través de la misiva de los doce senadores republicanos, al fiscal Karim Khan de la CPI, no le han hecho ceder en su solicitud de órdenes de detención, contra el primer ministro de Israel Bejamin Netanyahu y su ministro de defensa Yoav Gallant. Histórica decisión, al no haber nunca la CPI haber emitido tal orden contra líderes occidentales, y socios de EE.UU, abriéndose la posibilidad de la justicia que aclamamos desde el movimiento estudiantil mundial, como parte del movimiento propalestino.

Acamparemos en toda la ciudad y lo que haga falta, para exigir a la Generalitat y al Gobierno central, la ruptura total de relaciones diplomáticas

Desde la UB se acampó de forma indefinida, para exigir a nuestra propia universidad el corte de relaciones académicas y empresariales con vínculo en Israel. Una vez hemos ganado esta pequeña victoria, seguiremos en el resto de espacios la lucha. Acamparemos en toda la ciudad y lo que haga falta, para exigir a la Generalitat y al Gobierno central, la ruptura total de relaciones diplomáticas, sanciones económicas a Israel y el cese de la compra-venta de armas con el estado sionista. Comercio que, como ha demostrado el Centro Delàs, se sigue ejecutando hasta hoy, motivo de la denuncia de la Comunidad Palestina al Estado español por incumplir la Ley de Comercio de armas.

Detendremos a Israel, y Palestina será libre desde el río hasta el mar.   

Somos antisionistas, antiimperialistas, anticoloniales, antirracistas, antipatriarcales, anticapitalistas, antifascistas, anticapacitistas, antiespecistas y antimilitaristas.

Si busca antisemitas, sea honesto señor Asencio Gallego, vaya a la marcha de la conmemoración de la batalla de Krasny Bor, donde anualmente caminan con autorización, por las calles de Madrid, quienes conmemoran a la División Azul, aclamando que; “el judío es el culpable”.  

Este texto ha sido elaborado gracias a la experiencia vivida en la acampada propalestina de la Universidad de Barcelona.  Gracias a los relatos de las personas palestinas y judías, a las asambleas diarias, a las reflexiones de todas mientras hacíamos la comida, a las charlas organizadas y al cariño de la fuerza colectiva.
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