Palestina
Tras la tempestad no llega la calma a los territorios palestinos ocupados

La declaración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la que reconoce Jerusalén como capital de Israel, ha incendiado los ánimos y las calles vuelven a cortarse ante los enfrentamientos entre soldados israelíes y jóvenes palestinos. El ambiente que se respira en todos los territorios palestinos es de nerviosismo latente y tensión.

Las cargas del Ejercito israelí se han cobrado la vida de varios palestinos en la Franja de Gaza, que ha visto reducida de nueve a seis millas náuticas la zona de pesca. Además, la represión se ha endurecido y se llegó a la detención de un periodista palestino que realizaba su trabajo en la zona.

Hebrón

En la ciudad de Hebrón, una niña de nueve años fue arrollada por un colono el 12 de diciembre y se encuentra hospitalizada. Esta sucesión de hechos ha desembocado en la convocatoria de una manifestación y una huelga general indefinida en la ciudad.

En las jornadas del día 13, el Ejército israelí avanzó más que de costumbre ocupando las principales calles de la ciudad. Los manifestantes buscaban piedras entre los escombros para lanzarlas contra el Ejército, que respondía con gases lacrimógenos y munición real. Decenas de palestinos fueron heridos durante las protestas, y también se produjo algún detenido.

Un joven palestino reflexionaba en la manifestación de forma irónica sobre quiénes eran los terroristas en esa batalla campal donde unos van armados hasta las cejas y otros usan piedras como autodefensa. "Es la rutina de la ocupación", subraya Ahmad Jaradat, miembro del Alternative Information Center, que documenta las violaciones de los derechos humanos en Hebrón.

En Israel, un vídeo que muestra a un joven palestino siendo golpeado por una decena de soldados se ha hecho viral y ha provocado fuertes críticas. Con actuaciones como estas, Israel contribuye a impulsar las protestas en las calles. Después de esto, “¿cuál es la diferencia entre Israel y el Daesh?”, se pregunta Ahmad.

Los palestinos mantienen la tensión en las calles, con un ojo puesto en la Autoridad Nacional Palestina, a la que hacen responsable de la sumisión a unos Estados Unidos que han enterrado, con la decisión de mover su embajada a Jerusalén, los acuerdos de Oslo de 1993.