María Beleña: “El cuerpo que descansa puede estar más vivo que el cuerpo disciplinado”

La poeta y periodista, que coordina el club de lectura ‘Una cabeza llena de pájaros’ y coedita la revista ‘Thalamus Magazine’, reivindica el sueño, la lentitud y la lectura compartida como formas de resistencia frente al capitalismo de la atención.
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Vanessa Martíns La poeta y periodista María Beleña.
5 nov 2025 12:43

En su último libro de poesía, Vigilia: conjeturas sobre la ilusión (Olifante, 2025), la autora reivindica esa zona intermedia del sueño en la que se mezclan lucidez y vulnerabilidad. “Para mí estar despierta es precisamente adormecerse —explica—, un intersticio muy erótico del propio autoconocimiento que tenemos poco en cuenta desde un lugar político”. En ese cuestionamiento de la lógica de la atención continua que rige nuestras vidas digitales y productivas, Beleña cita a Jonathan Crary: el sueño como último territorio no colonizado por el capitalismo. “El cuerpo que descansa, que no responde, puede estar más vivo que el cuerpo disciplinado”, afirma. Se trataría de una forma de sabotaje: “Dormir para interrumpir, dormir para sabotear la máquina de producir”, dice. Su pensamiento se sitúa en una línea que conecta la mística con la crítica cultural. La vigilia se convierte así en un espacio de resistencia frente al imperativo de la productividad y la exhibición. “Volver a aprender a dormir sería un acto de resistencia a la captura de la atención y a la explotación a la que estamos sumidas”, sostiene.

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Portada del libro de María Beleña. Vanessa Martíns

Esa conciencia corporal atraviesa también su trabajo colectivo. Desde hace cuatro años coordina el club de lectura Una cabeza llena de pájaros, que reúne a lectoras y poetas de procedencias diversas. Leer con otras se vuelve una forma de resistencia donde desacelerar, pensar juntas e iluminar los matices que en nuestras velocidades cotidianas no nos permitimos, explica.

Beleña advierte, sin embargo, sobre el auge de los clubes de lectura que derivan en consumo estético: No se trata de acumular lecturas ni de exhibir sensibilidad, sino de crear conversación. En su club, el poema funciona como vínculo inútil para el sistema neoliberal, un espacio de cuidado y de escucha donde el tiempo se expande. En esas reuniones, la poeta reconoce algo más que un ejercicio literario y las describe como una red subterránea de afectos: Permanecemos en esa belleza alucinatoria que produce la sensación de desvío, dice, comparando las conexiones entre lectoras con los micelios de los hongos, que se ramifican en la oscuridad y sostienen la vida.

Thalamus Magazine, la revista que Beleña coedita, amplía ese trabajo de exploración y cruce de lenguajes. En sus páginas, la poesía dialoga con la imagen y el sonido. Las autoras suelen acompañar sus textos con una canción, creando una playlist final que prolonga la lectura hacia el terreno sonoro. Nos interesa que el diálogo mestizo sea una forma de pensar un tanto bastarda, que ponga en cuestión los límites de todo: lo artístico, lo social, lo político, explica.

Inspirada en proyectos de vanguardia como la revista 0 to 9, de Vito Acconci y Bernadette Mayer, Thalamus funciona como un archivo vivo. Su independencia —económica y editorial— forma parte de su apuesta ética. Mantener una revista al margen del mercado implica asumir ritmos lentos, procesos artesanales y una relación con el público basada en la curiosidad, no en la inmediatez, señala. En tiempos de saturación visual, la revista reivindica el cruce entre imagen, palabra y sonido como una experiencia de lectura expandida: En una época donde el consumo cultural tiende a fragmentarse, crear un territorio sonoro común es una invitación a detenerse, a escuchar juntas, a habitar el mismo tiempo.

Simone Weil definió la capacidad de atención como la forma más rara y más pura de generosidad. En un mundo que exige velocidad y apariencia, María Beleña lleva la mirada cuidadosa al terreno de la poesía y de la práctica artística colectiva.

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