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Redes sociales
¿Qué hace una cuenta como tú en una red libre como esta?
Año 2053
Es como una travesía por el desierto. Un desierto en el que cada grano de arena es un producto inaccesible, un paraíso codificado en dunas modulares. Los mapas que sabe usar, los mapas del viejo internet, aquí no le sirven. La Calle es otra cosa. Inútilmente observa el croquis que ha hecho. Un mapa infantil que trata de dibujar una realidad cambiante, cuyas formas y contornos se pierden en suaves colisiones. El suelo que pisa cambia a merced de los programas y las pieles que lo recorren.
Un desierto lleno de vida, pero una vida que habla otras lenguas, lenguas muy lejanas en el tiempo, lenguas que no entiende. Le recuerdan a los ruidos de animales en un bosque, cuando podía ir al bosque. Sabe que todo bulle de vida a su alrededor pero es una vida ajena. Una vida que solo sabe que existe porque se lo han contado.
Tiene que entrar a la Calle para hacerse una cuenta en una nueva red social y así poder acceder a la ayuda y los repartos de comida para gente sin recursos. A sus 83 años con la pensión no llega y ya no puede hacer las gestiones en el viejo internet.
Suena un pitido indescriptible, nada parecido a esos sonidos de insectos y otros animales. Como si el chirrido de una tiza sobre la pizarra fuese grave en vez de agudo. Frena su marcha. Nota los lazos que se aferran a distintas partes de su piel y la inmovilizan suave-casi dulce-mente. Una voz oficial recita pacientemente las reglas de la nueva zona en la que está entrando. Tiene que pagar un peaje para acceder a esa nueva red social de nombre impronunciable. Su piel no lleva dinero cargado, así que elige pagar con recuerdos.
Disciplinadamente, un pequeño ejército de maquinitas desfila a lo largo de los cables para desplegarse sobre su piel. Practican varios orificios para anclar las sierras al cráneo y seccionan la parte superior para acceder al cerebro. No es la primera vez, pero no se acostumbra a sentir todo esto sin que le entren vértigos y arcadas de la dentera que le produce sentir cómo le abren la cabeza. Las máquinas comienzan a explorar distintos recovecos de su cerebro. No es su cerebro de verdad, pero lo siente como tal. Las nota caminando, hundiendo sus patitas en la masa blanda. Armadas con pequeños láser comienzan a copiar distintos fragmentos de memoria que le interesan a los algoritmos a cargo de la puerta. El estímulo de los cortes hace que su piel también se pose sobre esos mismos recuerdos que está dando a la máquina para poder pagar el peaje. La máquina evalúa el mercado y busca entre las palabras que necesita y las que más cotizan en los mercados de recuerdos: agua: bosque: internet: pixel: millenial: emoji.
Ayudó a plantar las primeras semillas de todo aquello pero ya no reconoce los cultivos. Sus secretos, recuerdos que había enterrado como tesoros piratas en las arenas de la memoria salen a la superficie extraídos directamente de su cerebro por aquellos disciplinados robotitos. Ahora pasaban automáticamente a ser de dominio público. Así, tan sencillo. Algo que había enterrado y protegido toda su vida de las miradas de toda su gente amada, ahora ya estaba en la Calle para cualquiera que quisiese pagar por ello. Su peaje.
No entiende nada y le da un poco igual. Solo dioses y animales extraños pueden entender la Calle.
Después de obtener todo el torrente de recuerdos que pagan el peaje, las máquinas colocan todo en su sitio y regresan a su madre recorriendo los tentáculos que, suavemente, se desenlazan de su piel y la invitan a disfrutar de su estancia y todas las bondades de la nueva red social.
Conversamos con Marta G. Franco, autora del ensayo Las redes son nuestras, sobre otras formas de habitar e imaginar internet, y las migraciones que se dan entre redes.
Aurora y Fanta nos hablan del viaje de 'Mi nube seca mi río' a Marsella para ayudar a crear un colectivo de resistencia contra el extractivismo de los centros de datos.
Acabamos dando de nuevo la bienvenida a Alfredo, Ciencia Mundana, que nos trae una sección en la que debatimos sobre el rol de la comunicación científica y sus sesgos e implicaciones en las redes.
En este programa han sonado:
- Metal y algodón - B-Fargat (Ketapasando)
- I don't wanna - Fake Orgasm
- I don't want to set the world on fire(Cover) - Run! Rabbit Run! 脱兔
- Diacon - Peggy Vienatta
- Graciela - Brenda