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Redes sociales
El teorema de Stone y las elecciones catalanas del 14-F
Roger Stone, el que fuera asesor Richard Nixon, Ronald Reagan George W. Bush y Donald Trump, un convicto perdonado vinculado hoy a los Proud Boys, organizó la llamada revuelta de Brook Brothers, una violenta protesta de republicanos, durante las elecciones presidenciales de 2000, que disputaban George W. Bush y Al Gore. La protesta llevó a las autoridades de Florida a paralizar el recuento de votos, permitiendo la victoria de Bush. El 4 de noviembre pasado Trump se proclamó ganador de las elecciones, denunciando a la par un fraude electoral masivo. La idea de que la elección había sido un robo se esparció por internet y el conspiracionismo de QAnon lo multiplicó. Nihil novum sub sole. Trump pidió un recuento en el condado de Milwaukee que le costó a su campaña tres millones de dólares y terminó con 132 votos más para Joe Biden. Meses después, el 6 de enero, después de que Mike Pence, tuiteara un comunicado aclarando que no tenia “autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deberían ser contados y cuáles no”, Trump se unió a la manifestación Stop the Steal y la turba ultraderechista asaltó el Capitolio. De la calle a internet y de internet a la calle.
A raíz de los episodios de Vic, Sabadell o Reus, Vox centró su campaña electoral para las elecciones en Cataluña de este domingo 14 de febrero a confrontar al antifascismo, prestando más protagonismo a quienes se contramanifiestan en sus actos que a sus seguidores y programa. Para Alba Sidera, periodista especializada en extrema derecha y corresponsal en Italia para el diario El Punt Avui “esta estrategia ─usada ya por Trump, Salvini y Meloni─ pretende reforzar la idea falsa y perversa que fascismo y antifascismo su equiparables” y es una de las maneras “más evidentes de blanquear el fascismo”.
Gracia cuenta que son varios los medios, youtubers y canales de Telegram del entorno de Vox de alto impacto usados para difusión de sus mensajes y de la idea de un fraude electoral
Victimizándose y acaparando todos los focos mediáticos, su líder, Santiago Abascal, cuestionó el carácter democrático de las elecciones, unas elecciones a las que participan con altas expectativas de entrar al Parlamento. “El Gobierno de la Generalidad (sic) es cómplice e impulsor de la violencia. Estas no son unas elecciones libres”, tuiteó Abascal. “Están creando un discurso como hizo Trump hablando de pucherazos para caldear al electorado”, explica Sergio Gracia, investigador especializado en la ultraderecha de la Universidad de Córdoba y director del medio de análisis y estudio sobre extrema derecha Cinved.
La estrategia coordinada, de importación trumpista, de desinformación sin pruebas se ha centrado en torno al voto por correo. Gracia cuenta que son varios los medios, youtubers y canales de Telegram del entorno de Vox de alto impacto usados para difusión de sus mensajes y de la idea de un fraude electoral. “El mayor pucherazo jamás visto en España desde (...) 1936”, propaga un canal de Telegram con más de 9.000 suscritos. “Van a llevar sacos de votos por correo”, sostiene el mismo medio, “una vez cerrados los colegios electorales, cuando los interventores de los partidos se hayan ido a casa. Igualito que en Estados Unidos”.
El exasesor de Toni Cantó, Alvise Pérez, conocido por intoxicar las redes sociales con bulos y mentiras, también contribuyó alimentado esta conspiración, acusando por Twitter a los funcionarios de Correos de hacer “el cambio” al servicio del PSOE. El bulo se expandió y viralizó, a través de un entramado de cuentas y bots, y hasta cargos electos de Vox los compartieron públicamente. Esto provoca sentimiento de pertenencia y comunidad y predisposición a seguir las consignas de sus líderes.
Vox maneja con soltura las nuevas formas la comunicación y se beneficia del hecho de que las redes sociales premian las interacciones con visibilidad, aunque estas sean negativas
No obstante, el auge de Vox no solo es una historia éxito de su estrategia comunicativa o de su reacción nacionalista y anticatalanista al proceso de independentista catalán, pues la extrema derecha siempre ha existido en España. Una de sus características principales había sido, en palabras del historiador Xavier Casals, su “presencia ausente”. Se trata de la capacidad de la extrema derecha de influir y determinar la agenda política sin estar representada a las instituciones; o de estar presente ─como herencia de la Transición─ dentro de los grandes partidos de la derecha tradicional española, pero no en el hemiciclo con siglas propias. Hoy ya están.
Una campaña de poca calle y mucha pantalla
Llamar la atención y causar indignación para amplificar el mensaje son las consignas madre de la comunicación política de la extrema derecha. En la calle y en las redes sociales. La rampante irrupción de Vox en el escenario político y mediático español, trastocando las campañas electorales y condicionando la estrategia y el discurso del resto de partidos responde a una estrategia comunicativa de viejo patrón conocido operado en las nuevas tecnologías de la información.
La extrema derecha tiene una estrategia comunicativa “muy estudiada, que en ningún caso es improvisada” señala Elisenda Rovira, editora en Mèdia.cat, el observatorio crítico de los medios de comunicación impulsado por el Grupo de Periodistas Ramon Barnils. Vox usó WhatsApp durante las elecciones andaluzas para lanzar mensajes masivos de forma instantánea y captar seguidores.
Así se explica que sus provocaciones dialécticas y tuits estén pensados para provocar una reacción. Vox maneja con soltura las nuevas formas la comunicación y se beneficia del hecho de que las redes sociales premian las interacciones con visibilidad, aunque estas sean negativas. Según Gracia, “Vox paso como un tren a los partidos clásicos en tema de redes y eso lo tiene ganado”. Del impacto instantáneo al olvido mediático. “Nada de lo que hace Vox es original, la Liga de Salvini ya lo ha hecho todo antes”, argumenta Sidera.
Esta es “la campaña de la desafección, de la fatiga ─no solo pandémica sino política─ y del desgaste de la política catalana; una situación condicionada por una aritmética de pactos muy complicada, donde las encuestas apuntan a un triple empate y los partidos independentistas han firmado no pactar con el PSC, lo que nos evoca a escenarios con pocas salidas”, constata Rovira.
“Desde que monitorizamos las cuentas que se presentan a las elecciones, vemos un claro reflejo entre las reacciones que se ven en Facebook y Twitter con lo que a la par se muestra en las encuestas electorales”, afirma Rodríguez Casañ
En este contexto, en una campaña de poca calle y mucha pantalla ¿beneficia electoralmente marcar los temas de campaña en las redes sociales? “Vemos que quien marca la agenda política, quienes consiguen que sus temas sean los comentados por la ciudadanía, hacen que la opinión pública se posicione entorno a estos temas”, sostiene Rubén Rodríguez Casañ, físico y científico de datos, promotor de Homo Datus. “Al hacerlo, aparecen detractores y simpatizantes y los partidos que mejor reflejan la defensa y la oposición a un tema son los más beneficiados, al menos en las redes sociales”, añade.
“Con el confinamiento y con una actividad social reducida la gente se relaciona por redes sociales y les llegan información/desinformación de forma masiva”, apunta Gracia. “Desde que estamos monitorizando las cuentas que se presentan a las elecciones catalanas, vemos un claro reflejo entre las reacciones que se ven en Facebook y Twitter con lo que a la par se muestra en las encuestas electorales”, afirma Rodríguez Casañ. Otro factor de esta convocatoria es el hecho de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, dejara el cargo para presentarse a las elecciones.
“Al inicio de la campaña, el tema principal era Illa, pues era lo que estaba en boca de la opinión pública y veíamos su reflejo en un aumento en su número de seguidores”. Sin embargo, conforme ha ido transcurriendo la campaña “este número se ha estancado” comenta Rodríguez Casañ. Las métricas de Homo Datus constatan que la participación de los presos en la campaña contribuyó a que ERC y Junts tuviesen sus correspondientes máximos de reacciones en Facebook y que en Junts, Carles Puigdemont sigue siendo más retuiteado por su partido que la candidata Laura Borràs.
Y de Zuckerberg de vuelta a Stone
Criminalizar el antifascismo y el independentismo ya no basta para la promoción del voto y marcar diferencias con PP y Ciudadanos, Vox, como ya hizo la desaparecida Plataforma per Catalunya, ─partido que se terminó adhiriendo a Vox─ “está utilizando noticias falsas, incluso vinculando la migración y el Islam al terrorismo”, apunta Gracia, y eso “les ha costado una denuncia por un presunto delito de odio contra la comunidad musulmana en Cataluña” por una campaña iniciada por Vox en sus redes sociales. “Cuanto más miedo consigues infundir a la gente, más fácil es que te compren propuestas de mano dura como solución a las inseguridades y miedos que tú se los has generado” afirma Sidera. Rodríguez Casañ destaca que desde de los altercados en Vic, el candidato de Vox es el que más ha incrementado en seguidores, retweets y likes en Twitter.
iudadanos es el partido que más dinero ha gastado en Facebook, para promocionar la página oficial de Carlos Carrizosa y remontar en las encuestas
Otro aspecto digital de la campaña es el papel de Facebook, la red social en la que los partidos invierten más en publicidad junto con Instagram, empresa del conglomerado de Mark Zuckerberg. Tras ganar las elecciones de 2017 y congregar a la mayor parte del voto no independentista, Ciudadanos es el partido que más dinero ha gastado en Facebook, para promocionar la página oficial de Carlos Carrizosa y remontar en las encuestas. El segundo en inversión es el PDeCAT, que se juega su representación en el Parlament. Pero como desvelan los datos de Rodríguez Casañ, Junts, ERC y ECM, por este orden, son los partidos con más alcance en Facebook.
Según una investigación de inteligencia de fuentes abiertas (OSINT, por sus siglas en inglés) del usuario de Twitter @DianaFT88 y que eldiario.es ha profundizado, un antiguo colaborador de Puigdemont, Jaume Cabaní, paga publicidad opaca en Facebook desde una empresa ubicada en Estonia, para pedir el voto independentista el 14-F. La publicidad se ha mostrado más de 3 millones de veces a los usuarios de Catalunya en solo cuatro días. El gasto total en anuncios desde el 4 al 10 de febrero ha sido de unos 6.415 euros.
Sin embargo, como cuenta Rodríguez Casañ, extrapolar “lo que ocurre en las redes sociales con lo que finalmente pasa en las urnas puede ser un error”. “El PSC no es el partido que más reacciones consigue, pero viendo las encuestas es el partido con mejores pronósticos de ganar. Esto se puede deber a que no todo el mundo se encuentra en las redes sociales y solo hay un segmento de la sociedad en ellas”. Otras encuestas indican una tendencia a la alza de Borràs. Talmente, todos los fenómenos sociales son multifactoriales pero eso no minimiza el hecho de que los partidos por confrontación, competición o connivencia, en el contexto parlamentario, van a entrar en los marcos que plantean los ultraderechistas. Roger Stone se apropió de una máxima de Oscar Wilde para resumir su filosofía: “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti”.