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Personas refugiadas
La caravana migrante (refugiada) como alegoría de un sistema que ha fracasado
La caravana migrante —aunque el término correcto tendría que ser caravana refugiada— ha demostrado que la solidaridad, y la sororidad/fraternidad no son sólo dos conceptos, sino que se aplican diariamente entre quienes se ven obligados a abandonar sus países en busca de un futuro mejor
Politóloga. Responsable de Migraciones de Podemos Comunidad de Madrid
Hay un elemento común al neoliberalismo que tiene que ver con ensalzar el individualismo, y aquella vieja—nueva idea de que si tú fracasas la culpa es tuya. Frente a ese modelo, hay quienes no nos resignamos y seguimos peleando, apostando por el espíritu de aquella frase del 15M: “Si nos quieren en soledad, nos tendrán en común”.
La caravana migrante —aunque el término correcto tendría que ser caravana refugiada—, ha demostrado que la solidaridad, y la sororidad/fraternidad no son sólo dos conceptos, sino que se aplican diariamente entre quienes se ven obligados a abandonar sus países en busca de un futuro mejor. Por primera vez, además, quienes migran no lo hacen en soledad. Familias enteras se han juntado y han decidido huir de Honduras, Guatemala o El Salvador.
¿Las causas? Las mismas de siempre: gobiernos irresponsables y una oleada —de carácter global— que pretende criminalizar y señalar al más pobre, que además tiene un color de piel diferente. El Golpe de Estado a Zelaya tiene mucho que ver con lo que vive Honduras; la corrupción en América Latina también, la falta de horizonte y la precariedad es otro de los ejes clave que hace que miles de ciudadanos de Centroamérica se lancen en una ruta larga, dura e incierta, antes que continuar en unos países que sólo ofrecen hambre y miseria.
Y hay, quienes, de forma miserable, pretenden utilizar esta migración forzosa como arma electoral. Trump lleva haciéndolo desde que llegó al poder. Es bien conocido por todo el mundo el señalamiento que ha hecho tanto a las mujeres como a la población migrante, dos comunidades que podemos sufrir las consecuencias de una ofensiva reaccionaria que pretende llevar a cabo una involución democrática a nivel global. Acabar con las conquistas sociales y seguir precarizando nuestras vidas mientras ellos engrosan sus cuentas en paraísos fiscales. Su proyecto político se resume en tres palabras: muro, pobreza y miedo.
El proyecto político que encarna Trump se resume en tres palabras: muro, pobreza y miedo
¿Qué podemos hacer? En el caso de las caravanas migrantes trabajar por el respeto de los derechos humanos y la dignidad de todas aquellas personas que se han visto en la obligación de tener que migrar. Pero también proteger y garantizar el derecho al asilo; acabar con las denominadas entrevistas del miedo y con las enormes listas de espera. Que se acaben las deportaciones y las violaciones en la frontera de EEUU. Que se dote de recursos y se agilicen los trámites. Que se acabe con la criminalización del pobre y del migrante. Que se dejen de perseguir a quienes defienden los derechos humanos en los países de Centroamérica. Que los gobiernos (todos) trabajen para solucionarles los problemas a sus ciudadanos: paro, precariedad, corrupción, violencias (la machista también).
Estudiantes, pequeños comerciantes, panaderas, conductores, camareros, peluqueras, padres, madres, hijos, niños y niñas. Los que huyen no son unos pobres fracasados. El que ha fracasado es el sistema y los gobiernos irresponsables. Por tanto, el Estado es parte del problema, y parte de la solución. Ofrecerles oportunidades, certezas y seguridad a todos esos ciudadanos; para quienes han decidido irse —y que puedan volver— y para quienes siguen sufriendo el hambre y la miseria en sus países, es una de las principales tareas que tienen los gobiernos de Centroamérica.
Que Trump deje de una vez de inmiscuirse en la política de estos países, y deje de señalar al más pobre, al más débil, al migrante. Centroamérica no es el patio trasero de nadie. Y quienes defendemos la democracia, la libertad, la igualdad y la sororidad/fraternidad no podemos hacer otra cosa que empujar para que se respeten los Derechos Humanos. Ante el estado de inseguridad que buscan imponer los poderosos, sigamos trabajando desde abajo por un estado de derechos, con la esperanza y la justicia como bandera.