COP26
COP26: Colgarse de sitios y leer documentos no es incompatible, peña.

Hay muchas cosas de la COP26 de las que podríamos hablar. Os puedo contar que he sido arrollada no menos de tres veces por John Kerry y su séquito, o que, la verdad, hace un frío bastante infernal en Glasgow. Pero de lo que en realidad puedo hablar es de la experiencia de alguien que se ha pasado la última semana revisando documentos, bebiendo IrnBru y discutiendo en Twitter.
COP26Mani
Ecologistas en Acción
19 nov 2021 08:05

No voy a meterme en un análisis político muy denso sobre lo que ha salido o no de la COP26 porque hay mucha gente a la que podéis leer si os queréis enterar bien de verdad (empezando por aquí). Pero os recuerdo cómo va la película: en las cumbres hablamos de tres ramas distintas del cambio climático: mitigación (frenar lo posible), adaptación (prepararnos para lo inevitable) y loss and damages (pérdidas y daños causados por el cambio climático).

En esta COP26 los temas en los que nos hemos concentrado han sido sobre todo estos dos últimos. He dicho que no iba a contarlo todo, pero sí quiero hacer hincapié en un único punto concreto de las negociaciones que me parece un buen ejemplo para explicar cómo funcionan las cumbres. Ese punto es el párrafo 37 de la decisión final de la cumbre (ese famoso párrafo sobre los combustibles fósiles del que llevamos hablando dos semanas).

Bien, esto empieza así; el miércoles 10 a las 05.51 de la mañana, la Presidencia (Alok Sharma y su equipo) publica el primer gran borrador de la decisión final (la cover decision). Este es uno de los documentos más relevantes del proceso, especialmente para las observadoras que, al no poder participar en reuniones bilaterales y a falta de una (nunca vista) relación con la delegación nacional correspondiente, es desde dónde mejor podemos evaluar qué tal van las negociaciones. Vale, pues cuando sale este primer borrador, todas nos lanzamos en plancha a subrayarlo y ver si tiene algo molón, y nos encontramos este párrafo 37:

Calls upon Parties to accelerate the phasing out of coal and subsidies for fossil fuels” (Trad.: Llama a las Partes a acelerar el abandono del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles)

Y claro, flipamos. No es que sea un lenguaje particularmente duro, ni que tenga la más mínima brizna de vinculación legal, pero no deja de ser un gran paso para una gente que (como decía Pablo Rivas aquí) lleva 26 cumbres aprendiendo a escribir “combustibles fósiles”.  Pero claro, a partir de esa redacción tan ambiciosa (no estoy siendo sarcástica, esa frase fue un triple salto mortal de Presidencia), la cosa solo va a peor.

En apenas tres días, lo que era un párrafo limpio, claro y directo sobre un tema tan polémico como es en estas cumbres el abordar de forma directa los fósiles, se convierte en una ristra ilegible de recomendaciones sobre sistemas energéticos que parece que solo se acuerda de los fósiles por mera casualidad. Para cuando se cierra el Acuerdo final, el texto es el siguiente:

Call upon parties to escalate the development, deployment and dissemination of technologies and adoption of policies of transition towards low-emission energy systems, including rapidly scaling up the deployment of clean power generation and energy efficiency measures, including escalating the effort to phase down unabated coal power and phase out inefficient fossil fuel subsidies while providing targeted support to the poorest and the most vulnerable, in line with the national circumstances and recognizing the need for support towards a just transition

Trad: “Llama a las partes que intensifiquen el desarrollo, el despliegue y la difusión de tecnologías y la adopción de políticas de transición hacia sistemas energéticos de bajas emisiones, incluida la rápida ampliación del despliegue de la generación de energía limpia y de las medidas de eficiencia energética, incluida la intensificación de los esfuerzos para reducir gradualmente la energía de carbón no utilizada y eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes, proporcionando al mismo tiempo un apoyo específico a los más pobres y a los más vulnerables, en consonancia con las circunstancias nacionales y reconociendo la necesidad de apoyo hacia una transición justa”.)

Y una vez habiendo leído esto os puedo decir que el resto de la cumbre ha sido exactamente igual. Todo el rato. En todos los temas. Creo sinceramente que Sharma pensaba que podía solucionar el cambio climático él solo, pero la verdad es que esto solo se ha traducido en una larga serie de decepciones, que ni siquiera partían de textos espectaculares, sino de acuerdos de mínimos que, de alguna manera, se veían rebajados y descafeinados una y otra y otra vez.

Hemos estado especialmente atentas durante los plenarios a los estados isleños. “Si alguien puede plantarse con un bloqueo ahora,” pensábamos, “será uno de ellos”. Hubo un momento, durante el último plenario informal, en el que dos personas del equipo de Ecologistas en Acción entendimos absolutamente del revés la intervención de las Islas Marshall y creímos, por un rato, que habían amenazado seriamente con bloquear las negociaciones si no se veían reflejadas sus preocupaciones en el texto. Otra persona, sin embargo, lo había entendido bien y aclaramos enseguida lo que había dicho la negociadora en realidad: el acuerdo era pobre y decepcionante y “algo con lo que no podría mirar a sus hijos a la cara”, pero iba a firmarlo (De esto también aprendemos que es mejor tener a más de un par de personas atentas a los plenarios).

Ese fue el tono de todas (o casi todas) las intervenciones del plenario final; “el acuerdo es malo, pero firmamos para seguir aquí”.

Para seguir aquí.

Si yo no fuera una persona recalcitrantemente optimista no me dedicaría a esto. Y eso es lo único que explica que, habiendo escuchado –llorado a moco tendido– el plenario de cierre de la cumbre, no piense que ha sido el fracaso total y absoluto que todo el mundo parece considerar la COP26. Pero es que hubo momentos de esa semana en los que pensé realmente que íbamos a volver a 2009, a Copenhague, a no llegar a absolutamente ningún acuerdo, a abandonar en la práctica la lucha climática en su máximo exponente institucional.

Escuchando a Tuvalu y a las Islas Marshall no puedo, entonces, sino asentir. El acuerdo es malo, pero al menos es. Y entiendo, como siempre, la crítica más que válida a los espacios institucionales. Entiendo que la acumulación de decepciones pesa, pero también entiendo que no vale reducirlo a un titular barato, a un “esto no funciona, pasemos a otra cosa”. Creo que ese tipo de argumentos (a veces) parten del punto de privilegio que da ser habitantes del Norte Global, sufriendo los impactos del cambio climático de forma más limitada (de momento), y con la capacidad de construir (hasta cierto punto) soluciones alternativas. Tenemos la suerte de vivir en un país en el que, más allá de una crítica razonable, disfrutamos de libertades y derechos que no están a disposición de todo el mundo.

De nuevo, no quiero decir que los espacios institucionales funcionen bien inherentemente. Soy la primera que se ha pasado la cumbre hablando de la falta de participación y transparencia, falta de accesibilidad, falta de voces relevantes en la discusión. Pero no podemos olvidar que si vivimos en un país en el que podemos protestar sin temer por nuestra vida, o montar una coope agroecológica con nuestras amigas, es porque, simplemente, hemos tenido suerte al nacer.

La subida del nivel del mar en Tuvalu, lamentablemente, no la podemos solucionar poniendo nuestras manos (por mucho que nos pese). Y mientras las cumbres del clima sigan teniendo la más mínima oportunidad de movilizar los recursos necesarios para que el Norte Global haga frente a sus responsabilidades, es nuestra labor como parte de la sociedad civil comprometida seguir fiscalizando, presionando y participando del proceso. 

Hace un par de meses, cuando se lanzó el Juicio por el Clima, hablábamos mucho de “usar todas las herramientas”, en referencia al activismo de calle y de tribunales y a que ambos son compatibles y coexistentes. Bien, pues ahora es el momento de pensar lo mismo con los espacios. El activismo de calle y el activismo de leer muchos documentos, entenderlos y discutir con quien toque sobre ellos para conseguir una brizna más de ambición también son compatibles. Tenemos la obligación moral de no dar el partido por jugado y de llenar el vacío de la inacción con las voces que están en las primeras líneas de la emergencia climática. No es el momento de abandonar el espacio institucional, porque es también el nuestro, y en nuestras manos está hacer todo lo que podamos con él. 

Sobre o blog
Saltamontes es un espacio ecofeminista para la difusión y el diálogo en torno al buen vivir. Que vivamos bien todas y todos y en cualquier lugar del mundo, se entiende. También es un espacio para reflexionar acerca de la naturaleza, sus límites y el modo en que nos relacionamos con nuestro entorno. Aquí encontrarás textos sobre economía, extractivismo, consumo, ciencia y hasta cine. Artículos sobre lugares desde donde se fortalece cada día el capitalismo, que son muchos, y sobre lugares desde donde se construyen alternativas, que cada vez son más. Queremos dialogar desde el ecofeminismo, porque pensamos que es necesario anteponer el cuidado de lo vivo a la lógica ecocida que nos coloniza cada día.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Pensamiento
Fabian Scheidler “El progreso tecnológico se utiliza para aumentar la riqueza de unos pocos. No sirve a nadie más”
El autor de ‘El fin de la megamáquina. Historia de una civilización en vías de colapso’ ha desarrollado la metáfora del capitalismo como una máquina destructora y reivindica que hay oportunidades para el cambio.
Sobre o blog
Saltamontes es un espacio ecofeminista para la difusión y el diálogo en torno al buen vivir. Que vivamos bien todas y todos y en cualquier lugar del mundo, se entiende. También es un espacio para reflexionar acerca de la naturaleza, sus límites y el modo en que nos relacionamos con nuestro entorno. Aquí encontrarás textos sobre economía, extractivismo, consumo, ciencia y hasta cine. Artículos sobre lugares desde donde se fortalece cada día el capitalismo, que son muchos, y sobre lugares desde donde se construyen alternativas, que cada vez son más. Queremos dialogar desde el ecofeminismo, porque pensamos que es necesario anteponer el cuidado de lo vivo a la lógica ecocida que nos coloniza cada día.
Ver todas as entradas
Minería
Minaría Bruxelas cava fondo: litio galego para o novo militarismo europeo
No medio do rearme ordenado pola UE, Galiza entra no ámbito xeopolítico como potencial provedor de litio para a industria de defensa. Un enclave de alto valor ecolóxico en Doade (Ourense) converterase en canteira de baterías militares.
Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Multinacionales
Multinacionales Maersk y las rutas de complicidad con el genocidio israelí en Gaza
Crece la presión internacional contra la naviera danesa que está aprovisionando a Israel de armas para cometer el genocidio de Gaza en contra de las medidas cautelares tomadas por la Corte Internacional de Justicia.
Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
Historia
Historia Cuando la solidaridad antifascista reunió a musulmanes, judíos y cristianos en la España republicana
Marc Almodóvar y Andre Rosés rescatan a los combatientes árabes de la Brigadas Internacionales en el libro ‘Moros contra Franco. El antifascismo y la Guerra Civil española en el mundo árabe’.
Senegal
Senegal Una ‘Escuela de rehenes’ o cómo Francia usó la educación en África para transformar las mentes
La administración colonial francesa puso en marcha en 1855 un centro educativo que tenía el objetivo de formar a los hijos de los reyes locales mediante el borrado de su cultura.

Últimas

Estados Unidos
Estados Unidos La buena sintonía entre Trump y Meloni
Como era de esperar, los mandatarios mostraron afinidades políticas e ideológicas. La italiana insistió en la idea de “fortalecer Occidente”.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Más noticias
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
Almería
Artes escénicas Almería reclama su (dancístico) lugar
A menudo relegada al olvido en los mapas culturales, esta provincia oriental sigue siendo una gran desconocida, a pesar de su riqueza histórica, su diversidad paisajística y su potencia creativa.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.

Recomendadas

Camboya
Camboya 50 años del inicio del genocidio en Camboya
El régimen de Pol Pot acabó con la vida de más de dos millones de personas. Solo tres integrantes de los Jemeres Rojos han sido condenados por crímenes contra la humanidad.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.