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Unión Europea
¿Cuándo te diste cuenta de que la UE no es como (te) la pintan?
Cuando era pequeña, veraneaba en una aldea gallega. Mi tía abuela Maruja me acogía los meses de verano y yo correteaba, torpemente, por el prado delante de la casona. Allí pastaban, tranquila y mansamente, Morita y Pitusa, dos vacas lecheras. Me gustaba sentarme en un tocón a verlas pastar y mover el rabo espantando moscas.
Por la tarde, las noticias en la radio ronroneaban no sé qué de la entrada en la Comunidad Económica Europea. Y las vecinas le contaban a Maruja que sería un problema, por la cuota de leche. Obviamente, yo no entendía nada, y me preocupaba aún menos. Pero al año siguiente, cuando Morita y Pitusa desaparecieron del prado, me quedó prendida una sospecha hacia esa entidad supranacional, sea la que fuere, que con sus cuotas de leche había vaciado la aldea de vacas, y había propiciado un macroestablo treinta kilómetros más para allá.
Ahí comenzaron mis suspicacias contra la proto-UE, que mantengo, por supuesto, hasta ahora. Siempre me ha parecido un artilugio más del sistema para favorecer la concentración del capital. Esto se me confirmó años después, en mi primera juventud, cuando empecé a leer cosas como que las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) las cobraba, en gran medida, la duquesa de Alba. O que unas 1800 empresas de las que recibieron las ayudas en 2011 tenían su sede en Madrid capital (región agrícola donde las haya, ¿no os parece?). Y me acordaba yo de Morita y Pitusa. Ya entonces, varias compañeras de Ecologistas en Acción, entre ellas Isabel Bermejo, explicaban que la PAC es una herramienta torticera de la UE para distorsionar el comercio internacional en perjuicio de los países más empobrecidos.
Instrumento de globalización: la Europa de los Tratados
Parecidos son los recuerdos de Ricardo Santos, del Área de Naturaleza de Ecologistas en Acción. “Me di cuenta de cómo era la UE siendo niño, en los años 80. Yo soy de Xixón. Mi padre trabajaba en el sector naval y recuerdo luchas sindicales muy fuertes. Todo el mundo echaba pestes de la Comunidad Europea. Obligaron a la reconversión industrial: sectores como metalurgia, siderurgia, incluso minería, que ahora vemos con ojos críticos ecologistas, pero que esa no era la motivación para desmantelarlos. Le llamaron reconversión, pero fue desindustrialización y deslocalización. Nos dejó sin sector productivo, y nos hicieron dependientes de las importaciones de las industrias extranjeras, como se ha visto durante la pandemia”. Para quienes planteamos críticas contra la UE, esta es una de las claves. Ha sido una herramienta de la globalización neoliberal, y ha supuesto una pieza decisiva en las dinámicas de deslocalización y en el neocolonialismo empresarial. Es la Europa de los Tratados Comerciales, que buscan desregular el comercio de terceros países, mientras blindan los negocios de las grandes empresas europeas, como lleva décadas denunciando Ecologistas en Acción.
Reunión de mercaderes
Y es que, en el fondo, la UE es una “reunión de mercaderes”, como le dijeron a Santiago Martín Barajas, del Área de Agua. “Para mí, darme cuenta fue un proceso paulatino. Cuando España entró en la UE en el año 86, estaba yo en Agrónomos. Nos dieron charlas quienes habían estado en la negociación. Ahí ya había una mujer que definió la UE como una “reunión de mercaderes”. Era del PSOE, no era ni ambientalista, ni radical. Y eso me marcó”. Santiago nos cuenta que había optimismo entre las izquierdas con la UE. “La gente de izquierdas estaba a favor de entrar en la UE, porque era una forma de cauterizar las heridas del pasado. Estando en la UE serían más difíciles los golpes de Estado, que había habido varios, no solo el de Tejero. Y había leyes ambientales positivas, como la Directiva europea de aves, y la de evaluación de impacto ambiental”. Pero también había voces organizadas que ya criticaban la UE. “En AEDENAT, recuerdo a Ramón Fernández Durán, que hablaba en contra de la UE, con un discurso hilado, bien razonado”. Ramón Fernández Durán participaba en las tertulias de las que nos habla también Fernando Cembranos, del Área de Educación. “Yo estaba una tertulia en la que participaban Ramón, Naredo, Alfonso Sanz… Allí fue la primera vez que escuché que la UE era una fiesta del capital disfrazada de modernidad. El interés del capital, por encima de las personas… Por eso luego participamos en la campaña “Contra la Europa del Capital” y la de Antimaastricht. Saliendo de la dictadura, me parecía que Europa era sinónimo de democracia, que era un aval para no volver atrás. Por eso fue una cierta desilusión para mí descubrir esa cara B de la Unión Europea”.
La Europa teñida de verde
Sobre la parte ambiental de la UE nos ha hablado Luis Rico, coordinador de Ecologistas, en una mesa redonda que se titulaba como este artículo: “¿cómo un lugar con tanto consumismo puede considerarse verde? Tenemos un país altamente expedientado por temas ambientales, tenemos una carretera circunvalatoria en Madrid, que es ilegal según el Tribunal de Justicia de la UE. También en Madrid, una carretera, la de los pantanos, que es ilegal, pero ahí siguen las dos. Lo importante de la UE son los hombres que vienen a controlar las políticas económicas, a esos sí que se les toma en serio, los de las políticas neoliberales. El medioambiente… te pueden expedientar, pero ya está”. Carmen D. D., del Área de Movilidad y Transporte, en cambio, sostiene que la UE sí ha supuesto una mejora en temas medioambientales. “En teoría, la idea de una unión de diferentes culturas y de diferentes maneras de organizarse, tratando de construir algo colectivo, es una idea que me resulta sugerente. En las últimas décadas, en algunas partes de la UE ha habido ciertos avances, en medioambiente fundamentalmente. Pero siempre teniendo en cuenta que la UE se forja basándose en la unión para el carbón y el acero, y que quienes más poder han tenido han sido las grandes empresas. Hay mucho que cuestionar y mucho por hacer”.
Políticas de austeridad
En la mesa redonda ¿En qué momento descubriste que la Unión Europea no es como te la pintaron? participaba también Azahara Palomeque, escritora, poetisa y periodista. Nos contaba que se dio cuenta a raíz de las políticas de intervención en lo público que promueve la UE “yo creo que para muchos, la crisis de 2008-2009, y todas las políticas de austeridad que vinieron después, supusieron el momento en el que nos dimos cuenta de que la UE no es como la pintan. Hasta ese momento, no teníamos ni siquiera una conciencia europea, comunitaria. Hasta que, de repente, nos vimos forzados por esta serie de instituciones, no elegidas por la ciudadanía española, a adoptar unas políticas de austeridad. Yo creo que ese momento fue epifánico para mí”. Azahara ha dado en la clave de otro de los aspectos que, a mi juicio, son completamente destructivos en la UE: las políticas de austeridad ahondan la tendencia privatizadora y de desmantelamiento de los servicios públicos que se constata en Europa en las últimas décadas.
La falta de democracia en las instituciones europeas es algo indudable. Simplificando, la iniciativa legislativa parte siempre de la Comisión Europea (que no se elige democráticamente) y envía la propuesta al Parlamento y al Consejo. El parlamento, que sí se escoge mediante elecciones, era meramente consultivo en sus inicios. Esto resultaba tan escandaloso que se le han otorgado nuevas atribuciones en los distintos tratados, pero siempre supeditadas al Consejo, que es quien decide (y que no es elegido democráticamente). “Hay una maquinaria enorme, una grandísima estructura, quizás sobredimensionada, con muchas agencias y muchos funcionarios, que es muy difícil saber en qué están trabajando exactamente, y está muy alejada de las trabajadoras y trabajadores de los países”, nos dice Carmen D.D.
La Europa fortaleza
Otro aspecto en el que la UE es de una hipocresía sangrante es en el capítulo de los derechos humanos. La política de fronteras es absolutamente inhumana, y uno de los aspectos en los que la incoherencia entre discurso y legislación es más patente. Sani Ladan, activista especialista en migraciones, nos respondía en la mesa redonda: “Esta pregunta es de las cosas más fáciles. Yo me di cuenta al llegar a este país de que eso de lo que hablan, libertad, democracia e igualdad, que son como los lemas de la UE, era un cuento. A través de mi proceso migratorio vi que esa libertad de la que hablan, o está reservada solamente a una parte de la población, o hay cuerpos a los que esa libertad no se les aplica. En mi caso, fue una bienvenida de disparos de pelotas de goma que me dieron en la frontera del Tarajal. Para mí ahí es donde ese cuento de la UE se me cayó”.
Para Laura S.C., recién incorporada a la comisión de Naturaleza de Ecologistas en Acción, también el tema de las fronteras ha sido determinante en desenmascarar a la UE. “Es una pregunta difícil. No tengo tantísimo conocimiento de la UE. Pero sí que recuerdo que la primera vez que me hizo flash, la primera vez que me di cuenta de que algo no iba bien en la UE, fue estudiando la carrera. Yo estudié Antropología Cultural. Militaba en colectivos de migrantes, hacíamos activismo y estábamos en la calle. Ahí es cuando me di cuenta de que la UE era un castillo, que generaba esta frontera y esta división entre otredades. Sí se pone énfasis en unión en este lado, una identidad común, que no sabemos muy bien cuál es, pero al otro lado de ese castillo al que llamamos Europa está el resto del mundo, sobre todo el resto del mundo del Sur Global”. Carmen D. D recuerda por ejemplo, “el infame tratado con Turquía, para frenar la llegada de la gente que huía de la guerra”. Sin duda, la UE es cómplice, si no instigadora, de las muertes en los trayectos de migración, que pueden considerarse uno de los genocidios de nuestro tiempo.
Un nuevo ciclo de luchas
Raúl Sánchez Cedillo, ensayista y traductor, miembro de la Fundación de los Comunes, en la mesa redonda, hacía memoria sobre las luchas antiUE: “Esta es una pregunta geográfica y generacional, depende de la edad que tengas y desde dónde lo viviste. En mi caso, fue con el gran giro del Tratado de Maastricht, que transformó el modelo welfare, y la presencia del movimiento obrero en Europa; lo transformó en otra Europa, supuso una conversión al neoliberalismo y al dominio de las finanzas (…) El llamado Movimiento AntiMaastricht fue importante y generó un ciclo de luchas del 93 al 97, que culminó con las Marchas europeas contra el paro y la pobreza y la gran manifestación europea en junio del 97. Esa transformación fue para mí reveladora: el carácter de la UE no tenía nada que ver con la letra de los Tratados”. Con España ostentando la presidencia del Consejo de la UE, tendrán lugar en nuestro territorio numerosas reuniones internacionales. Parece el momento propicio para retomar esas luchas de las que hablaba Raúl Sánchez, las luchas de quienes vemos el doble rostro de la UE.
En este contexto, Ecologistas en Acción ha impulsado una campaña de contestación a la presidencia. Habrá quienes prefieran presionar para democratizarla y humanizarla, como nuestra compañera Carmen D.D. “aún así es un proyecto que tiene algunos elementos de interés, y es preferible que se plantee que esa construcción colectiva, del futuro, sea de manera dialogada, discutida, y que la población tenga peso. Aunque sabemos que las fuerzas que entran en juego están muy descompensadas”. Y otras, en cambio, preferiremos cuestionar su misma existencia, que consideramos viciada desde los cimientos. En cualquier caso, unas y otras, ya sabemos que la UE no es como nos la pintan.