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Sistémico Madrid
Francisco Moreno Navarro y el ingrediente secreto de Clikalia
A la puerta de una startup, un jueves a media mañana, una espera que pase algo excepcional. Alguien cantando “un billete, dos billete, una tienda de billete”. Más delante de la sede de la rutilante Clikalia, una inmobiliaria de última generación que aspira a salir a Bolsa muy pronto, a la que no se le cae de la boca la palabra revolución.
Es primavera tardía en la calle Álvarez de Baena con María de Molina, jueves, a media mañana y aquí, como a la puerta de cualquier otra inmobiliaria, no pasa nada. Dos que fuman. Fuman, eso sí, en una zona cara de Madrid: detrás de la Castellana, a dos pasos del restaurante Zalacaín, frente a un cristal tintado y un rótulo con el nombre de la compañía. Tres maceteros mohínos.
Sabemos que en Carabanchel y en Vallecas hay propietarios que alojan gratis a policías y así matan dos pájaros de un tiro: evitan que se ocupen las demás casas y tienen a alguien armado guardándoles el negocio. Sabemos también que algunos fondos de inversión ofrecen 2.000 euros a los ocupantes vulnerables antes de echarlos a la calle... Pero Clikalia —también conocida como Clipiso Desarrollo SA, o Clicpiso Holdco Global SL— no hace nada de eso. Lo suyo es “revolucionar con tecnología el negocio inmobiliario” y “que la gente pueda recuperar el valor de su casa en siete días”. Un modelo de negocio en el que en ocasiones es necesario actuar con contundencia.
Recuperar... En este Madrid de las mentiras llamamos unicornio a un burro con un bate de beisbol. A veces escribimos sobre exboxeadores marginados. De noche, en la puerta de una disco; por el día, en el portal de una casa en Parla y que no pase nadie. A veces escribimos sobre presuntos empresarios como Francisco de Borja Álvarez Pe, actual dueño de Bastión Desokupación SL, de Ángela Mendoza Jiménez (AMA Desokupa Exprés), del más conocido Daniel Esteve Martínez y su red de desocupadores, de Jorge Fe Massó (Fuera Okupas y Sindicato del Cobro) o de Salvador Palazón Marquina (Desokupa Expres). Y les llamamos por su nombre: nazis.
“¿Quién os apoya?”, preguntaron a sus responsables en 2018, cuando todo aún eran aspiraciones. “La gente de La Finca nos apoya. El expresidente del Santander en EE UU”, decían
Pero casi nunca escribimos sobre quienes los contratan. Un día Clikalia marcó el número de teléfono de un nazi. Lo publicó El País. Clikalia se dedica a la compra rápida de casas. Valora una casa online en 24 horas y luego —afirma— “mandamos a un asesor que valida que los parámetros usados para la valoración son los correctos”. La compra, la recupera y la vende reformada en menos de tres meses. Es lo que llaman flipping house.
Clikalia es una proptech, como HouseFy. Es la “revolución”. Es principalmente de tres personas. De Francisco Alister Moreno Navarro (Miami, 1983), que habla un español con acento de Majadahonda, del emprendedor y nadador en aguas abiertas Pablo Fernández Álvarez (Madrid, 1980) y Dante Ventures, S.L, propiedad de Jorge Morán Sánchez, vicepresidente de La Finca Real Estate, la inmobiliaria que gestiona la urbanización de lujo de Pozuelo de Alarcón La Finca. Su matriz está en Luxemburgo y de ella cuelga una estructura cada día más compleja, con sociedades donde figuran como apoderados Jaime Brian Moreno Navarro —hermano de Francisco—, Alicia Vicente Andrés, Patricia Rodríguez Lázaro Moya y Jaime Carrasco Hinojosa, entre otros.
“¿Quién os apoya?”, preguntaron a sus responsables en 2018, cuando todo aún eran aspiraciones. “La gente de La Finca nos apoya. El expresidente del Santander en Estados Unidos”, decían. El salto se materializó en 2019, en Luxemburgo. Entonces nació Clicpiso Holdco Global SARL y, además de los tres socios, apostaron su dinero otros aspirantes a multimillonarios como Sergio Furio (Creditas), Iñaki Berenguer (CowerWallet), Luis Sanz (Olapic, Carto), Carlos Rivera Heredia (Clicars.com), Juan S-H Olmos (Jaguar Path Ventures SL), el murciano José Castelló Orta, Mireia Uribe-Echevarria Rodríguez y el fondo Siesta Ventures, entre otros.
La pandemia desató el boom de las reformas y entraron en su capital el Banco Santander y el fondo de Nueva York Fifh Wall, con 50 millones de euros. Pero cuando Clikalia de verdad cogió velocidad de crucero fue con el crédito de 400 millones que le concedió el Deutsche Bank en 2021. Entonces Clikalia creó once sociedades, que llamó DBF Investment, para estructurar el dinero obtenido para comprar viviendas a fondos de inversión que antes las habían comprado a bancos como Bankia y a Sareb. El paraguas de estos fondos se llama Luxkalia SARL, también luxemburguesa. Finalmente, este año ha recibido otra inyección de 75 millones, de nuevo de Fith Wall y del fondo japonés SoftBank.
Francisco Moreno, que tiene su sociedad patrimonial (Fabrea Capital Group SL) en Canarias, trabajó durante ocho años en EE UU y ha tenido que ver 99 homes, una película muy dura sobre el proceder de los carroñeros del sector inmobiliario. De allí procede su receta para el éxito. “Usamos tecnología para hacer los procesos muy rápido”, suele decir Moreno en sus entrevistas. “Solucionamos la incógnita del cuándo venderás tu casa”, añade. Clikalia promete transparencia en el proceso de venta, pero no dice nada de cómo ha conseguido desalojar las casas que ha ido adquiriendo a bancos y fondos —sus grandes clientes— durante estos años. Al tiempo, empresas cuyo trabajo es aplicar el terror a familias sin recursos presumen de cubrir cientos de desahucios. Como en Glovo o Cabify, tecnología y capital se unen para reinventar la rueda a costa de la precariedad. Con un agravante: a veces hay que llamar a un nazi para que haga rentable y muy rápido el negocio. Una tienda de billetes, como dice la Rosalía, de billetes.com.