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Economía social y solidaria
Xavi Rubio: “La economía social y solidaria la hace la ciudadanía y la administración tiene los elementos y capacidades para fortalecerla”
Horizonte 2030. Esta es la meta que se han marcado la economía social y solidaria y el ayuntamiento de Barcelona para definir la estrategia del sector para la próxima década. Para ello, el consistorio, la Asociación de Economía Social y Solidaria de Cataluña (AESCAT) y representantes de iniciativas que ya están en marcha trabajan codo con codo con el consistorio para ver cuáles son sus necesidades y concretar una hoja de ruta para la próxima década. Por esto, se han reunido por áreas de trabajo y se prevé que en marzo o abril puedan tener una estrategia redactada, relata Xavi Rubio, Jefe del Departamento de Economía Social y Políticas Alimentarias Urbanas.
Para ello, representantes del ayuntamiento han mantenido mesas de trabajo con diferentes sectores distribuidos por barrios o sectores como la vivienda, las finanzas éticas, las cooperativas de consumo o de la cultura, entre otros. El pasado 23 de enero, por ejemplo, fue el turno de las economías comunitarias como los bancos del tiempo, redes de intercambio, monedas ciudadanas, proyectos agroecológicos o para compartir la vejez. Un día antes, le tocó el turno a los procomunes.
En estos encuentros, se trabajan diferentes retos recogidos en siete líneas estratégicas más amplias como cuál es el ámbito participativo de la economía social y solidaria o cómo contribuir en la democratización del sector en la ciudad. Estos campos, precisamente, son los que decidieron explorar el pasado jueves las economías comunitarias.
Tras dos horas de mesa de trabajo, de reflexión conjunta y de compartir tanto aportaciones y experiencias, las economías comunitarias decidieron que entre los principales retos se incluían dar visibilidad a la economía social y solidaria; dotar de un modelo social a las acciones de cura orientadas hacia la comunidad; que existan más iniciativas para formar el sector o para crear redes entre las diferentes iniciativas que ya existen.
Los participantes al taller, también mostraron su preocupación porque, consideran, que el comercio de proximidad les ve como si fueran sus “enemigos” o un "peligro". Sin embargo, remarcaron que, en realidad, esto no es así y los asistentes creen que deberían de colaborar más los dos sectores. Por ello, los agentes de la economía comunitaria creen que se deberían de construir puentes y estrategías de colaboración entre ellos y el comercio de proximidad para remar todos a uno en beneficio de la ciudad.
Ahora, explica Rubio, un grupo motor recogerá todas las aportaciones y definirá la línea estratégica, que servirá como una herramienta de trabajo para la economía social y solidaria, no solo para el 2030, sino también durante el camino de tránsito hacia este horizonte. “Seremos aquello que queramos ser”, expone Rubio que agrega: "Estamos planteando que la economía social y solidaria decida aquello que quiere ser".
Es por ello, recalca, que el Ayuntamiento propone que no sea un trabajo exclusivo de la administración, sino que sea cooproducido con el sector. En este contexto, apunta que se realiza “una escucha activa” de las propuestas de las iniciativas existentes para poder incorporar sus peticiones en las líneas de trabajo del consistorio. "La economía social y solidaria la hace la ciudadanía. La administración tiene los elementos y capacidades para fortalecerla y promoverla”, remarca Rubio.
Pero el ayuntamiento de Barcelona no es la única institución catalana que busca promover el sector. La AESCAT también ha elaborado conjuntamente con el gobierno de Cataluña un itinerario educativo para transmitir los valores de la economía social y las finanzas éticas a los alumnos de tercero y cuarto de ESO, de aquellos centros que se quieran acoger voluntariamente a esta propuesta. El programa se estructura en cinco módulos de una hora cada uno donde se abordan cuestiones como otra mirada al sistema económico actual; la vida conjunta en cooperativas y mutualidades; formas de emprender de manera colectiva; las cooperativas de trabajo; cómo consumir con responsabilidad a través del comercio justo; o gestionar el dinero a través de las finanzas éticas.
Además, la AESCAT ha trabajado los elementos marcos para definir las bases de una posible futura ley en Cataluña para impulsar y promover el sector en esta comunidad autónoma.
La incidencia de la economía social y solidaria en España
Estos son algunos ejemplos que existen en este territorio, pero no los únicos de España. Por ejemplo, otro de los gobiernos regionales que impulsa la economía social y solidaria es el vasco a través de ayudas públicas al sector.
De hecho, el sector va a la alza y España es el noveno país del mundo con más empleados en la economía social y solidaria, en concreto, 2,2 millones que trabajan en 43.000 entidades, según un estudio de la Confederación Estatal Española de Economía Social y Solidaria, recogido en Europa Press.
Rubio considera que este modelo, junto con las otras economías transformadoras como las economías feministas, la agroecología o los procomunes son “la alternativa real y concreta que existe y se está haciendo otra manera de hacer política y economía porque ya está presentando actividad, servicio y producto para cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana”.
Precisamente, los proyectos existentes de este modelo alternativo se citarán del 25 al 28 de junio en Barcelona en el Foro Social Mundial de las Economías Transformadoras (FSMET), que será un espacio de intercambio para conocer las iniciativas de alrededor del mundo, pero también para ver cómo pueden recibir el apoyo y el impulso de las políticas públicas.
Una de sus participantes será Noelia Delgado de C.I.T.I.E.S.S., una red internacional que genera intercambio de las buenas prácticas y conocimientos del sector. Como Rubio, Delgado parte de la base que las políticas públicas relacionadas con la economía social y solidaria deben de nacer de un proceso de co-construcción entre la administración, entidades, proyectos, iniciativas o cooperativas del sector, puesto que éste tiene una larga tradición e historia que se debe tener en cuenta.
Por eso, enfatiza que se persigue que “las políticas se propongan desde la ciudadanía, en espacios de confianza y con visiones a largo plazo, de manera participativa y colectiva con nuevos mecanismos de implementación”, subraya.
Una agenda que, a nivel global, se trabajará en el FSMET. “Queremos que el trabajo del Foro trascienda. Queremos llevar este trabajo conjunto a diferentes espacios internacionales, que sea la parte de la agenda de grandes eventos internacionales”, sentenció Delgado.
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