Tribuna
Orgullo anormal

El Orgullo es el grito de las que dijeron que no iban a ceder un solo centímetro en ser ellas mismas y tampoco iban a tolerar una sola violencia más por ser quienes eran.
Orgullo crítico 2024 - 9
Manifestación del Orgullo Crítico del 28 de junio de 2024. Dani Gago

Es diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid.

5 jul 2024 05:27

Hace unos días, el 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI, el Partido Popular, en sus cuentas en distintas redes sociales, hizo pública su campaña para el Orgullo de 2024. 

Entre miles de comentarios negativos que, de una parte, acusaban al PP de no estar legitimado para reivindicar el Orgullo por su oposición y sus recortes en derechos LGTBI; y, de otra, protestaban desde las posiciones más turbofachas por el hecho de que el partido conservador asumiera la llamada agenda woke, el Partido Popular defendía “que lo normal sea de verdad normal” y “que nunca haya diferencias de ningún tipo” sobre un fondo arcoíris.

Es importante, por supuesto, señalar el cinismo de que el partido que siempre y de manera sistemática se ha opuesto al avance de los derechos de las personas LGTBI publique una campaña con motivo del Orgullo. 

El mismo PP que en 2005 llevó a comparecer al Senado al infame Aquilino Polaino para que explicara que los homosexuales eran enfermos mentales hijos de padres alcohólicos. 

El mismo PP que recurrió al Tribunal Constitucional el matrimonio igualitario y que, antes incluso de que el recurso fuera desestimado, ya tenía concejales y diputados homosexuales casándose por todo el territorio nacional. 

La normalidad es un fantasma que nos persigue a todas las personas, seamos o no LGTBI. Es un poder silencioso que nos obliga a todas y a todos a negociar permanentemente nuestra identidad como individuos

El mismo PP que emprendió una campaña cruenta contra las personas trans entre los años 2021 y 2023 en la que hemos visto a todos sus líderes mofarse de las mujeres trans, y que finalmente votó en contra de la ley estatal trans y LGTBI que se aprobó el año pasado.

El mismo PP de Ayuso que ha protagonizado el primer retroceso en derechos de las personas LGTBI con la derogación casi total de las leyes autonómicas en Madrid.


Ese mismo PP que se ha opuesto frontal y sistemáticamente a la mejora de nuestras condiciones de vida durante los últimos veinte años, nos invitaba la semana pasada a ser normales y a no tener diferencias.

Hace unos meses, en un tenso debate en la Asamblea de Madrid, una diputada del PP me decía que no hacen falta leyes que protejan nuestros derechos porque las personas LGTBI ya estamos completamente integradas en la sociedad. Más allá de la insultante negación de las violencias estructurales que seguimos sufriendo, es prodigiosa la capacidad para olvidar que, todos los avances en cuanto a integración de nuestra comunidad en la sociedad, que por supuesto que los ha habido, se han logrado a pesar de ellos.

Pero más allá de recordar la histórica y perpetua campaña del Partido Popular en contra del reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI, es muy relevante detenernos en el mensaje concreto que nos lanzan. El fondo de su campaña, y de su discurso, es siempre el mismo: no se oponen a que tengamos derechos fundamentales siempre que seamos normales; nos venden vidas dignas a cambio de eliminar las diferencias. Asimilación o marginalidad. Su campaña para el Orgullo de 2024 no es más que el viejo “que hagan lo que quieran con sus vidas pero que no se les note”. Y es fundamental que estemos atentas a las implicaciones de este mensaje.

Cuando tenía dieciséis años y era un chico tímido, discreto y aplicado, un chico de lo más normal, le dije a mi madre que me gustaban los chicos. Presa del pavor, lo primero que fue capaz de responderme fue que no se me ocurriera empezar a vestirme raro. Aquella reacción instintiva, primaria, temerosa de mi madre me acompañó toda la vida desde entonces. Me acompañó cada vez que sopesé empezar mi transición de género durante los siguientes quince años. Me sigue acompañando incluso hoy, a veces, cuando bajo la guardia.

La normalidad es un fantasma que nos persigue a todas las personas, seamos o no LGTBI. Es un poder silencioso que nos obliga a todas y a todos a negociar permanentemente nuestra identidad como individuos contra el impulso homogeneizador de las sociedades en las que vivimos. Nos obliga siempre a renunciar a una parte de quienes somos que resultaría intolerable a la vista de los puritanos. Y en esa negociación, que se prolonga toda la vida, y en la que tenemos más o menos suerte, tratamos de ser nosotros mismos en la mayor medida posible. Esta es, como digo, una experiencia universal. Pero algunas personas, notablemente las personas LGTBI, tenemos la mala suerte de ser intrínsecamente erróneas para esta moral, por lo que ni siquiera tenemos la opción de negociar quienes somos sin hacer previamente una renuncia total, alienante, insostenible a nosotras mismas. Tenemos que inventarnos un personaje para poder incluso empezar la negociación de quienes somos a ojos de los demás.

El Orgullo es, precisamente, la lucha contra ese fantasma. El Orgullo es el grito de las que dijeron que no iban a ceder un solo centímetro en ser ellas mismas y tampoco iban a tolerar una sola violencia más por ser quienes eran, y rompieron la negociación lanzando un ladrillo. 

El Orgullo es la celebración de nuestras diferencias.

El Orgullo es apagarle un cigarrillo a la normalidad y pisotearla con unos tacones imposibles.

El Orgullo es Manuela Trasobares gritando en su lucidísmo discurso en Canal Nou en 1997, justo antes de estallar la copa contra el suelo, “¿de qué me tengo que disfrazar ahora? ¿De una qué?”.

Madrid, la ciudad que desde hace dos décadas ha convertido el Orgullo en su fiesta patronal, la ciudad que siempre te deja ganar y te guiña un ojo en esta negociación de la identidad, la ciudad cuyos gobernantes llevan décadas tratando sin éxito de limitar y adulterar nuestro Orgullo, ha visto con espanto el cartel con el que el Ayuntamiento de Almeida ha decidido burlarse del Orgullo un año más, como lleva ya varios años haciendo. Y no seamos naif: a menudo acusamos al PP de despolitizar el Orgullo. Pero su agenda con respecto al Orgullo es profundamente política: representar el Orgullo con un tacón rojo, una copa, un condón y confeti mientras el gobierno de Ayuso deroga nuestras leyes es una estrategia perfectamente deliberada para indicarnos quiénes se nos está permitido ser, el recinto controlado del que no se nos va a permitir salir, la carpa del circo dentro de la que se suspende temporalmente la normalidad para poder mirarnos con esparcimiento, sabiendo que no podremos salir de ahí e invadir la realidad cotidiana.

Claro que los tacones, las copas, los condones y el confeti forman parte de nuestro Orgullo. El Orgullo es nuestra fiesta, sí, cuando de verdad es nuestra, en nuestros propios términos, cuando somos protagonistas. Cuando la fiesta es para pasárnoslo bien nosotras, no para vendernos como un espectáculo de circo. Cuando es la reivindicación de nuestras vidas, nuestras identidades, nuestro desafío a la cara de la sociedad, nuestra rebeldía. Con los tacones en la mano, la copa derramada y el pintalabios corrido, con toda nuestra alegría y nuestra desvergüenza que tanto pudor les produce a los puritanos.

Aquellos a quienes les parece más peligrosa una drag queen con peluca morada y orejas de elfo que lee cuentos infantiles y habla de respeto e igualdad a niños, niñas, padres y madres en un Centro Cultural, que los neonazis desbocados que protestan fuera, nunca van a entender nuestro Orgullo porque son quienes más han cedido a lo largo de sus vidas en esa perversa negociación con la normalidad.

El Orgullo es una fiesta, una celebración, una manifestación, una reivindicación, un sentimiento, es todas esas cosas y muchas más pero, sobre todo, en todas sus formas y manifestaciones, el Orgullo es un cuestionamiento de la normalidad y una dignificación de las diferencias, y debe seguir siendo profunda e intrínsecamente político y transformador.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Tribuna
Tribuna Verde de ecosocial, verde de educación pública
En nuestras aulas se ha colado una prisa ansiosa, que juzga al alumnado como un gasto, que lo dirige, poco a poco, a un mundo laboral tecnoptimista y completamente atomizador.
Tribuna
Tribuna Una inteligencia artificial que pinta en rosa y azul
El retorno a la Casa Blanca de Donald Trump ha traído consigo el regreso de antiguas miradas reduccionistas de la realidad. La legitimación política y parlamentaria de los discursos de odio tiene una traducción social asociada.
Tribuna
Tribuna Militarismo y neofascismo
El militarismo rampante pone en grave peligro la convivencia, la cooperación, la seguridad y la paz mundial.
Memoria histórica
Memoria histórica Cultura, exilio e loita das bibliotecarias galegas na Segunda República: a vida de María de los Ángeles Tobío
Durante os primeiros anos trinta, as bibliotecas tornaron en espazos de traballo ideais para un modelo de muller que aspiraba ser independente e que manifestara un claro compromiso político. A Guerra Civil remataría con todas as súas aspiracións.
Xunta de Galicia
Sanidade A Xunta de Feijóo, condenada por negar as visitas a unha muller falecida de cancro por ter covid-19
A xuíza di que a situación requiriu medidas de prevención “flexibilizadoras”. Faleceu a principios de 2022 no Hospital Álvaro Cunqueiro durante os últimos meses de administración do xefe do PP con Julio García Comesaña como conselleiro.
Gobierno de coalición
PSOE-Sumar El Gobierno toma nota de la presión social y cambia su discurso sobre vivienda
En la semana en que los sindicatos anunciaron la histórica manifestación estatal del próximo 5A, la ministra Isabel Rodríguez sube el tono.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.

Últimas

Historia
Descifrando a historia Así foi a rebelión antifiscal galega de 1790 contra a burocracia española
A monarquía española quixo implantar a Contribución Única, algo que provocou fortes protestas. A máis coñecida foi o motín da Ulloa, chamado así porque se produciu nas zonas desta comarca. Foi a maior revolta antifiscal do Antigo Réxime en Galiza.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Madrid
Acusaciones de violencia sexual Monedero, bajo investigación de la Universidad Complutense por la denuncia de acoso sexual de una alumna
La confidencialidad del expediente no permite saber cuándo se presentó la denuncia ante la Unidad de Igualdad o cuánto se demorará la resolución. La Complutense afirma que la Inspección de Servicios está tramitando la acusación.

Recomendadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.