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Turismo
Luz verde a la tasa turística, la medida más polémica de la legislatura valenciana
La tasa turística en el País Valencià sigue sembrando, a día de hoy, tantas incertidumbres como polémicas a su paso, a pesar de ser un debate político que ya lleva tiempo produciéndose. En medio de una lluvia de tuits y comentarios que utilizan la medida como arma arrojadiza, varias voces del sector de la hostelería arrojan luz al asunto explicando sus posiciones sobre el asunto.
¿Qué es la tasa turística?
Es una cantidad de dinero extra que van a tener que pagar los turistas que se alojen en establecimientos hoteleros de cualquier tipo, desde campings hasta hoteles de cinco estrellas, dentro del País Valencià.
Yolanda García lleva 12 años trabajando como camarera de piso en hoteles de Benidorm. Como portavoz del colectivo Kellys Benidorm-Marina Baixa, asegura que ellas están a favor de esta medida por muchas razones. “En Benidorm en verano hay que limpiar la playa dos veces al día, sino esto sería un estercolero. Aquí somos unos 69.000 habitantes y en el mes de agosto se triplica esa cifra. Con unas 14 millones de pernoctaciones al año, se masifican las urgencias, los ambulatorios y todo eso corre a cargo de los impuestos del que está empadronado, del trabajador que no puede casi ni disfrutar de la playa”.
“Con unas 14 millones de pernoctaciones al año, se masifican las urgencias, los ambulatorios y todo eso corre a cargo de los impuestos del que está empadronado, del trabajador que no puede casi ni disfrutar de la playa”, apunta Yolanda García
En el lado opuesto, encontramos a la patronal de empresarios hoteleros, Hosbec. Ellos consideran que esta medida es totalmente innecesaria. Más aún en este momento porque “el turismo es la actividad que más ha sufrido durante la pandemia” y “con el panorama actual de la guerra de Ucrania, este escenario”, dicen, “se ha complicado aún más”. Nuria Montes, secretaria general de la citada asociación empresarial hotelera y turística del País Valencià, recuerda que “ahora la prioridad debe ser consolidar la recuperación del turismo, porque de ello depende el 15% del PIB de la Comunidad Valenciana”. En su opinión “hay que poner una alfombra a los turistas, en ningún caso darles palos”.
¿De cuánto dinero hablamos?
La tasa se aplicará por persona y noche y será de entre 50 céntimos hasta 2 euros, dependiendo de la calidad del establecimiento. Los campings, hostales y casas rurales pagarán menos y los hoteles más lujosos, de 4 o 5 estrellas, pagarán el máximo.
Yolanda García, desde Benidorm, capital del turismo masivo en la Comunidad, se cuestiona: “Si un turista no puede pagar cuatro o cinco euros más cuando se va del hotel, ¿qué tipo de turismo tenemos? Un inglés que viene aquí es capaz de pagar un euro o dos más por noche, porque luego también puede pagarse sus borracheras y destrozar todo lo que pilla. Los hoteles cobran un seguro por si se rompen cosas, pues yo no quiero que rompan mi ciudad”.
A favor de esta medida también se han posicionado los sindicatos de trabajadores, como es el caso de CGT-PV, ya que consideran que “el turismo significa deterioro del medio ambiente”. Su secretario general, Juan Ramón Ferrandis Bresó, opina incluso que la cantidad estipulada es insuficiente. “Esta tasa, nunca inferior a un euro, debe ir acompañada de medidas concretas para desestacionalizar el sector, evitar la presión humana en las ciudades y proteger los espacios naturales”. Además, añade que se puede publicitar la tasa en positivo, como sello de un destino sostenible para reducir la huella ecológica. “Hay muchas personas que pagarán con gusto una tasa que implique más responsabilidad medioambiental”, asegura Ferrandis.
¿Si soy de esta comunidad también tengo que pagarlo?
Sí. Solo quedan exentos de pagar los menores de 16 años y las personas con diversidad funcional. Los que lleguen en crucero tampoco se libran. Si pasan más de 24 horas en territorio valenciano, tendrán que pagar 1,5 euros, siempre por persona y noche.
Desde Hosbec insisten en que los precios que ofrece la comunidad no admite costes adicionales sin tener consecuencias y esta nueva tasa contribuirá a restar competitividad en el sector. “Tendría un efecto perverso”, explica Montes, “ya que potenciaría toda la economía sumergida del turismo con alojamientos no regulados que no pagarían ningún tipo de impuesto. Los últimos estudios dicen que el 30-40% de los turistas en nuestra comunidad son los propios valencianos, con lo cual sería echar tierra a nuestros propios ojos”.
Desde el punto de vista de los trabajadores sindicados de CGT, esta medida “no repercutirá negativamente en ningún sentido. Con una información cercana y coherente, la ciudadanía entendería el esfuerzo e incluso lo agradecería”
Sin embargo, desde el punto de vista de los trabajadores sindicados de CGT, esta medida “no repercutirá negativamente en ningún sentido. Con una información cercana y coherente, la ciudadanía entendería el esfuerzo e incluso lo agradecería”. Por su parte, Yolanda García responde a los empresarios: “Para ellos nunca es bueno nada. Si hay que subir el sueldo, si hay que rebajar el número de habitaciones… Nosotras llevamos toda la vida con crisis y vamos siempre a contracorriente, parece que somos las únicas que estamos a favor de la tasa aquí. Pero yo creo que si hicieran una encuesta en los hoteles, la gente estaría dispuesta a pagar, si le explicaran bien para qué se va a usar ese dinero”.
¿Desde cuándo se va a aplicar?
Para calmar los ánimos, se ha dado una moratoria hasta 2024 y así el sector tendrá más tiempo para recuperarse después de la pandemia. Pero para la patronal no es suficiente. “Es un dinero que no es necesario, que nadie ha pedido”, dice la secretaria general de Hosbec, “ahora necesitamos que se gestionen bien los fondos Next Generation porque las empresas no hemos visto todavía nada de ello y ni siquiera van a ser capaces de gastárselos”. Se refiere al Plan de Recuperación que impulsó el Gobierno central para reparar los daños económicos causados por la pandemia, que supone recibir 140.000 millones de euros de las reservas europeas para todo el país.
Montes lamenta que “se va a enterrar la mayoría de los fondos europeos en carriles bici y en iluminaciones LED y será una lástima”. Desde CGT afirman, no obstante, que “para las patronales, nunca será el momento de implementar medidas que puedan suponer disminución de beneficios” y aseguran que, desde su punto de vista, este es “el momento adecuado para regular el sector, no solo con la tasa, sino con compromisos de sostenibilidad y de responsabilidad”.
Lo mismo piensa García: “Quizás necesitamos turistas más responsables con el medio ambiente, un turismo más ético, que no venga a una ciudad a arrasarla. Una turista una vez me dijo: “qué asco, hay muchas algas en la playa” y le dije es que esto es un ecosistema y que si no hubiera algas, sería un ecosistema muerto. Es una labor hacer entender a los turistas que deben respetar el lugar al que llegan”.
¿De quién ha sido la idea?
De los partidos de izquierda del gobierno valenciano, Compromís y Unidas Podemos, que finalmente han convencido a su socio, el Partido Socialista del País Valencià (PSOE-PSPV), que se ha subido a regañadientes al tren a última hora. El que sí ha mostrado abiertamente su apoyo a la medida es el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que ha asegurado que en la capital se aplicará “porque los turistas utilizan servicios que tenemos que pagar los valencianos y si no lo hacen ellos, lo tenemos que hacer nosotros”, refiriéndose a la seguridad o la limpieza.
La idea no le ha gustado nada a la oposición. El PP dice que es un “error” e incluso dentro del PSOE, el secretario autonómico de Turismo, el socialista Francesc Colomer, se ha mostrado contrario a la tasa y no descarta dimitir si finalmente se pone en práctica.
Por si fuera poco, el propio presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha mostrado su apoyo a los municipios que opten por no acogerla y ha dicho que, aunque se apruebe, casi ningún alcalde va a querer aplicarla
En cuanto a los empresarios, la patronal turística Hosbec junto con la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), han iniciado una campaña con el objetivo de frenar su aplicación. “Cuando recuperemos nuestro niveles normales de actividad, siempre nos tendrán en contra, pero seremos capaces de sentarnos a hablar de cómo podemos articular algo así, pero ahora hay que abandonar esta iniciativa”, afirman desde Hosbec. Por si fuera poco, el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha mostrado su apoyo a los municipios que opten por no acogerla y ha dicho que, aunque se apruebe, casi ningún alcalde va a querer aplicarla.
Pero entonces, ¿no será obligatoria para todos los municipios?
La tasa se ha convertido en tal patata caliente que finalmente han decidido darle carácter voluntario y municipal. Es decir, que cada municipio decida si la quiere aplicar o no. Pero desde Hosbec no se lo creen: “Los impulsores mienten cuando dicen que es un impuesto municipal y voluntario. Es un impuesto autonómico y que contempla por un lado una bonificación del 100% del tramo autonómico y después crean un recargo municipal, que sería la parte voluntaria de los municipios. Nos están engañando a todos, será obligatorio desde el minuto cero que se tramite su puesta en marcha”.
Por su parte, las camareras de piso de Benidorm consideran que este tipo de decisiones deberían ser iguales para todo el mundo igual: “Salvando las distancias, pongamos un ejemplo: si se hace una ley de violencia de género y llega Vox y dice que aquí no se aplica, no sería justo, porque siempre dependería del color que sea el ayuntamiento”, expresa García. Desde CGT están de acuerdo: “Evidentemente la medida no tiene sentido si no es universal y obligatoria. Es típico de políticas neoliberales cambiar, para dejarlo todo igual. En este caso, dejar abierta esa posibilidad es caer en el error de que los ayuntamientos cedan ante las presiones de las multinacionales del sector o de sus propias políticas”.
¿Cuánto se recaudará y para qué irá destinado ese dinero?
Buena pregunta. Llegamos a la clave del asunto. Se calcula que con esta tasa se recaudarán unos 10 millones de euros anuales, según los datos de 2019 (cifras pre-pandemia). El objetivo es reinvertir ese dinero en el propio sector del turismo. Aunque los detalles están aún en el aire, la idea es que sirva para mejorar los servicios de los que disfrutan los turistas, proteger y conservar tanto el medio ambiente como el patrimonio cultural, reforzar las políticas de acceso a la vivienda o mejorar las infraestructuras. En resumen, reducir el impacto del propio turismo sobre la ciudad y su entorno.
Un fin que comparte Ferrandis Bresó, del sindicato CGT, que está de acuerdo en que el dinero recaudado con la tasa esté “destinado a paliar el daño intrínseco que produce la actividad turística, junto a la presión humana en el territorio y a sostener el empleo de calidad que atiende a este sector”.
Se calcula que con esta tasa se recaudarán unos 10 millones de euros anuales, según los datos de 2019 (cifras pre-pandemia). El objetivo es reinvertir ese dinero en el propio sector del turismo
Las kellys de Benidorm opinan que si el turista paga un impuesto para que no recaiga el esfuerzo solo en los presupuestos del ayuntamiento es beneficioso para todos. “Yo quiero que mi ciudad esté limpia”, dice Yolanda García, “pero que no sea a base de nuestros impuestos como trabajadores. Por ejemplo, yo tuve un accidente en julio y me tuvieron que sacar al pasillo del hospital un montón de horas porque no paraban de llegar ingleses con comas etílicos. Las urgencias están saturadas y lo pagamos todos con esperas”, por lo que apoya reinvertir parte de lo recaudado con la tasa en reforzar la plantilla sanitaria.
¿Hay antecedentes de cómo ha afectado la tasa turística en otros lugares?
Claro, esta tasa se aplica también desde 2012 en Catalunya y el número de turistas ha crecido un 23% desde entonces. Similar es el caso de Baleares, donde desde su implantación en 2016, el gasto del turista creció allí un 16,7 %. En 2019 Mallorca recaudó unos 130 millones de euros a través de esta medida, destinados a la protección y mantenimiento de recursos naturales de las islas.
Esta tasa se aplica también desde 2012 en Catalunya y el número de turistas ha crecido un 23% desde entonces. Similar es el caso de Baleares, donde desde su implantación en 2016, el gasto del turista creció allí un 16,7%
Esos son los dos únicos antecedentes en España, pero en el resto del mundo es muy habitual que los turistas paguen algún tipo de suplemento. Roma, Berlín o Amsterdam, las más caras, aplican hasta un 6% sobre el total de la factura del alojamiento. Sin embargo, Montes, desde Hosbec, dice que no se puede comparar destinos: “La Comunidad Valenciana no trabaja los precios de esos lugares ni tiene sus atractivos. Trabajamos en un sector de clase media y no en un segmento de lujo como trabajan Barcelona, París o Mallorca”, defiende.
Otros destinos de presupuesto más humilde como Portugal, Bulgaria, Croacia o Rumanía cobran hasta dos euros por noche y persona, el mismo precio que se aplicará en el País Valencià. Los empresarios han manifestado su preocupación por que los tour operadores internacionales elijan otros destinos para evitar la tasa. Pero las trabajadoras de limpieza de hoteles consideran que por ejemplo en su caso, un destino como Benidorm, “ya es una marca turística demasiado afianzada. Los ingleses no van a dejar de venir por pagarla. Tendrían que ver lo que tiene que soportar una ciudad saturada de turismo, que vieran cómo se quedan las playas o cuando estoy yo en mi casa a las dos de la mañana y todavía no puedo dormir”, añade García.
El tipo de turismo que atrae el territorio valenciano es cuestión aparte. Al respecto, CGT lamenta que “por desgracia, el País Valencià se caracteriza por el turismo desarrollista de sol y playa. Nos gustaría ver un turismo más respetuoso con el medioambiente, tanto en las ciudades como en el ámbito rural y que tuviera un comportamiento de personas viajeras, más que turistas, con sensibilidades dispares, pero siempre sostenible”. Nuria Montes, por su parte, defiende que “el turismo es un sector que da trabajo a muchos colectivos de personas que tendrían dificultad en su inserción social. Son personas que están en riesgo de exclusión y si no existiera la industria del turismo, tendrían muchas dificultades, porque vivimos en un país donde no todo el mundo es ingeniero informático”, según remata.
Yolanda García, empleada en este sector desde hace más de una década, reconoce que “el turismo crea puestos de trabajo, pero habría que plantearse en qué condiciones. Muchas personas se pasan 14 horas trabajando en un bar y eso tampoco es justo”, observa. Concluye con un último mandato: “La ciudad hay que cuidarla”.