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Universidad
La cátedra Repsol de la Universitat de Barcelona, contra las cuerdas
Poner nombre a una cátedra sobre transición energética y al mismo tiempo ostentar la primera posición en el ranking de empresas emisoras de gases de efecto invernadero es una contradicción demasiado difícil de asumir. Según ha podido confirmar la Directa de fuentes internas de la Universidad de Barcelona (UB), ningún profesor de la Facultad de Ciencias de la Tierra ha querido hacer el relevo al catedrático Mariano Marzo, quien, hasta el pasado año 2022, fue el coordinador de la cátedra Repsol y que llega a su retiro. A nadie se le escapa que el recelo de los posibles candidatos ha estado condicionado por las protestas del alumnado y parte del profesorado, así como por el contexto general de concienciación ante la emergencia climática.
El movimiento juvenil End Fòsil Barcelona acampó en los jardines del edificio histórico de la UB el pasado mes de noviembre para denunciar “la pasividad de las universidades” ante la crisis climática y la presencia de bancos y empresas fósiles en los centros educativos. Recibieron el apoyo de sindicatos, organizaciones ecologistas y movimientos sociales, y levantaron las tiendas de acampada bajo condición de un compromiso rubricado por el rector Joan Guardia Olmos: incluir una asignatura de crisis ecosocial en el programa de estudios. El calendario y la concreción de este objetivo está pendiente de una comisión de seguimiento que fiscalizará su implementación.
De aquellas semanas de protesta, el alumnado salió con el sabor amargo de constatar que la UB no tenía la voluntad de “desvincularse de las empresas fósiles”. Sin embargo, la exigencia de no renovación del convenio de la cátedra de Transición Energética con la multinacional Repsol será una realidad, como mínimo, durante el año 2023. “La Fundación Repsol nos ha trasladado que durante el 2023 está en un proceso interno de reconfiguración global de todas las cátedras que impulsan y, por tanto, aplazan cualquier renovación durante este período”, ha confirmado a la Directa el gabinete de prensa de la Unidad de Comunicación Institucional de la Universidad de Barcelona. La versión oficial, eso sí, no habla de la reticencia por parte de algunos profesores.
“Esto nos demuestra que podemos conseguirlo, que desobedeciendo podemos cambiar las cosas y que hay que seguir presionando para desvincular la academia de empresas manchadas de sangre y petróleo”, afirma Alba de Riego, activista de End Fòsil BarcelonaAlba de Diego, activista de End Fòsil Barcelona, se muestra convencida de que la decisión será definitiva y asevera: “Hemos conseguido derribar la cátedra Repsol, que sólo servía para lavar la cara de la empresa más contaminante de España. Esto nos demuestra que podemos conseguirlo, que desobedeciendo podemos cambiar las cosas y que hay que seguir presionando para desvincular la academia de empresas manchadas de sangre y petróleo”.
La mala imagen de la cátedra, además, empeoró después de que se conociera que el profesor Mariano Marzo, en paralelo a su docencia, recibía una remuneración de 309.074 euros anuales como consejero independiente y coordinador de la comisión de retribuciones del consejo de administración de Repsol desde 2017.
“Era un buen lavado verde de la imagen de la petrolera”, remarca en un escrito End Fòsil Barcelona, a la vez que se reafirma en la necesidad de aplicar “un filtro ético dentro de los criterios de financiación de las universidades”. “Es totalmente necesario, por eso hace falta más financiación pública”, insiste.