Universidad
Los universitarios estallan ante los exámenes presenciales: “Nos hacen ir al aula a examinarnos con nuestro ordenador portátil”
Algunas universidades prefieren que el estudiantado realice sus exámenes de forma presencial antes que evitar un posible contagio de coronavirus. Representantes estudiantiles hablan de falta de previsión y comunicación, algo que redunda en un alumnado que se enfrenta a los primeros exámenes finales tras un cuatrimestre muy cambiante.

Errar es de humanos. Hacerlo dos veces, lamentablemente, también. La situación en las universidades españolas respecto al coronavirus se ha sorteado más bien que mal, un aspecto que ha cambiado de cara a los exámenes finales de este primer cuatrimestre que en muchas comunidades autonómicas empiezan en estos días, si no lo han hecho ya, y en los que se presupone una presencialidad obligatoria. El estudiantado universitario denuncia la falta de comunicación entre los órganos decisorios de los centros educativos y ellos.
A todo ello se suman algunas realidades que todavía no consiguen comprender, pues nadie ha sido capaz de explicárselas, como lo estrafalario que es tener que acudir a la universidad a realizar un examen pero desde su propio ordenador portátil, exponiéndose al contagio, o que tras más de un mes teniendo todas las clases de forma virtual porque debido al alto índice de contagios no era recomendable moverse, de repente sí sea seguro hacerlo para acudir a un examen.
Este último caso es lo que está sucediendo en la Universidad de Almería (UAL), donde el curso comenzó con un modelo de semipresencialidad en el que, por grupos rotatorios, acudían a las aulas con una reducción del aforo al 25%, lo que se traducía en que cada alumno y alumna recibía el temario de forma presencial una semana al mes. “En noviembre, cuando empieza a empeorar la situación en Andalucía, la Junta establece que las clases serán online, menos aquellas que requieran de un grado de experimentalidad alto”, explica José Ramón García, el presidente del Consejo de Estudiantes de la UAL. De esta forma, desde el 9 de noviembre no han recibido clase presencial.
“Nuestra sorpresa llega cuando el 14 de diciembre el Vicerrectorado de Ordenación Académica publica una instrucción en la que establecía la posibilidad de exámenes presenciales, dejando elegir al profesor si hacerlo así o no”, desarrolla el representante estudiantil. Él mismo se queja de que esta instrucción fue dictaminada sin ningún tipo de comunicación previa con la parte del alumnado, terminando así con una tradición que se había fortalecido durante los tortuosos meses del confinamiento total del año pasado. “Nos enteramos cuando la publicaron, es decir, cuando ya había entrado en vigor, cuando nunca ha sido así”, zanja el tema García.
Incongruencias en las decisiones de la UAL
Desde su punto de vista, proponen reducir la presencialidad al máximo durante este periodo de exámenes finales del primer cuatrimestre, tal y como se ha venido realizando durante el curso con las clases. “Los que requieran cierta experimentalidad, que acudan, pero es un riesgo innecesario que los demás vayamos obligatoriamente”, incide este estudiante de derecho en la UAL. La incomprensión del estudiantado de la universidad almeriense se basa en que en agosto, cuando en la provincia no llegaban a los 200 casos de covid, desde Salud emitieron un informe para que los exámenes de septiembre no fueran presenciales al suponer un riesgo alto de contagio, y a día de hoy, “con más de 300 casos en Almería, los exámenes siguen siendo presenciales”, en palabras del propio García.
El alumnado, cansado de que la institución académica tome decisiones que le afectan directamente sin contar con ellos, congregó todas sus quejas bajo el hashtag #ExamenesVirtUALes. “Consideramos irresponsable esa decisión, sin lugar a dudas. No entendemos y nadie nos ha podido explicar por qué las aulas son seguras para los exámenes, cuando normalmente somos más de 100 personas en cada uno de ellos, pero no para dar clase, cuando solo acudíamos algo más de 20 compañeros”, finaliza el presidente del Consejo.
La situación en las universidades de la Comunidad de Madrid, además de ciertas reticencias por parte de los estudiantes de cara a los exámenes presenciales, se ha agravado por el temporal Filomena. La gran nevada que ha caído en la zona céntrica del país ha trastocado los planes de los exámenes finales de este primer cuatrimestre, ya que se han suspendido las clases en las universidades tanto el lunes 11 de enero como el martes 12. Según indican algunos estudiantes, la realidad que asola a la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) está causándoles tal incertidumbre que muchos de ellos apenas pueden concentrarse para estudiar.
Improvisación en la UC3M
“La situación es muy cambiante. Sabían de este temporal desde hace días y no tenían nada previsto. Han cancelado los exámenes el lunes y el martes, y nos los han pasado a los dos días que teníamos de descanso al final del cuatrimestre. Nos han dicho que el mismo martes decidirán qué hacen a lo largo de la semana”, describe Iria Fernández, portavoz de la Delegación Crítica de la Universidad madrileña. El representante estudiantil agrega que no pueden asumir la situación: “La UC3M no puede esperar que los estudiantes nos adaptemos sin quejas a que el día de antes de un examen, en el que nos jugamos 6 créditos de una carrera, sepamos si lo vamos a tener o no”, en sus propios términos.
El porcentaje de alumnado que no es de la Comunidad de Madrid asciende al 45%, según Fernández, quien es uno de los principales afectados tanto por la decisión de que los exámenes sean presenciales como de que se tengan que realizar en medio de un temporal que está causando estragos históricos en la capital. “Yo estoy en Asturias y me examinaba el lunes, y ese examen me lo han cambiado al 28. Si el martes deciden si hay exámenes el miércoles, me será casi imposible poder llegar a tiempo, y al igual que yo se encuentra mucha más gente”, denuncia este estudiante del doble grado de Estudios Internacionales y Ciencias Políticas.
El alumnado de la UC3M desconoce qué pasará con su calendario educativo si también se cancelan los exámenes de los días 13, 14 y 15 de enero. “Ya no les quedan más días que quitarnos de descanso, así que o retrasan el comienzo del segundo cuatrimestre o realizan las pruebas en fin de semana, lo que sería una vulneración de derechos laborales para el profesorado y sentaría un precedente peligroso en la Universidad, ya que no sería la primera vez que por un motivo excepcional la UC3M adopta una medida que después mantiene de forma permanente”, narra Fernández.
Ansiedad en el estudiantado
“No entendemos por qué si estás contagiado de coronavirus o tienes que guardar cuarentena puedes hacerlo online, pero esa opción se le niega al alumnado que ha estudiado online casi todo el curso e incluso que vive fuera de España. Sabemos que si los exámenes se realizan de forma virtual no hay condiciones de igualdad por falta de material de algunos compañeros, pero lo que no puede ser —desarrolla el representante estudiantil— es que las condiciones de igualdad en los exámenes presenciales sean pésimas”.
Francisco Javier Rodríguez es uno de los casi 20.000 estudiantes que acude a la UC3M: “Yo estoy en Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, con una nevada enorme. Tengo un examen el miércoles y no sé si podré llegar porque el martes deciden si se celebra o no. Además, tendré que ir con mi portátil a clase para hacerlo”.
Él estudia Derecho y Ciencias Políticas en el campus de Getafe, donde la UC3M tiene pensado juntar a cientos de estudiantes durante estos días de exámenes presenciales. “La situación me supone una ansiedad horrible. Están todos los trenes bloqueados y aunque consiga llegar, tampoco me aseguran que se celebrará el examen. Hay gente en mi clase que son de Zaragoza y pueblos de Castilla-León, incluso de Toledo, que lo están pasando muy mal”, remarca Rodríguez.
El profesorado se niega a adaptarse
La realidad en la zona levantina tampoco es muy halagüeña para el estudiantado. La Universidad de Valencia (UV) ha recibido bastantes críticas por parte de sus alumnos, algo que ya ocurrió en 2020 justo antes de la realización de los exámenes de la convocatoria de septiembre del curso anterior. “Al principio del curso se trataba de un modelo híbrido, pero en diciembre, con el repunte de casos, las clases empezaron a ser cada vez más del modo virtual”, comenta Andrés Fernández, coordinador de la Asamblea General de Estudiantes de la Universidad valenciana.
Según el propio Fernández, para decidir si los exámenes deben ser presenciales o no habría que tener en cuenta dos binomios. Por un lado, la seguridad académica de que las pruebas van a tener la misma validez y posibilidades independientemente del formato, pues “el año pasado hubo muchos abusos por parte del cuerpo docente, que apenas dejaban tiempo para resolver las preguntas, sin opción de revisarlas, y con unos sistemas antiplagio excesivos”, en sus palabras.
Por otra parte, la seguridad sanitaria: “El gran argumento de la UV para que los exámenes sean presenciales es que dicen que las aulas son seguras, pero la situación sanitaria ha ido avanzando. Ahora la incidencia está disparada, con una ocupación elevadísima de las UCI, y nos obligan a acudir a unas aulas en las que nos congregaremos hasta 70 personas por aula”.
El coordinador de la Asamblea estudiantil, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas, es tajante: “Si los profesores tienen que adaptar los exámenes al formato online, que lo hagan. El estudiantado no deja de reclamar que se adapte la evaluación a las condiciones actuales. Además, que nosotros como alumnos no tendríamos que estar preocupados por esto, sino por estar estudiando y aprender, que es lo que queremos y por lo que pagamos. Es un escándalo que hayamos llegado al final del primer cuatrimestre sin poder examinarnos de forma virtual únicamente porque los docentes no han querido renunciar a su manera de evaluarnos”.
Nuria Agustí es una de las afectadas por la decisión de la UV de examinar de forma presencial. “Yo estudio farmacia en el campus de Ontinyent, un municipio que está confinado, y nos va a hacer ir a más de un millar de estudiantes”, incide esta estudiante. Ella misma denuncia que a día 9 de enero aún hay profesores que suben temario al aula virtual del que tendrá que examinarse el día 12. Más allá de ese apunte, su denuncia principal es la incongruencia que se da al tener que desplazarse hasta el campus de Ontinyent a realizar un examen desde su ordenador propio.
“La mayoría de asignaturas nos evaluarán de la misma forma que si estuviéramos en casa, pero haciéndonos ir. Esto es con menos tiempo del normal para terminar el examen y sin poder retroceder en las preguntas. No tiene mucha lógica que si esos aspectos los introdujeron para que no copiáramos en nuestras casas, los mantengan ahora que vamos a estar en clase delante del profesor”, agrega la futura enfermera.
Ella, que además pertenece a un colectivo de riesgo por padecer una patología crónica, agrega que se tendrá que desplazar por unas carreteras que, seguramente, se encuentren cortadas por el temporal, “además de que hemos hablado con otras compañeras que ya se han examinado y nos han dicho que la distancia de seguridad en las aulas se respetaba hacia los lados, pero si estirabas el brazo hacia delante tocabas al compañero”, finaliza Agustí.
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