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Violencia policial
Tres años de lucha para que se investigue la muerte de Stefan Lache en una comisaría de Carabanchel
Stefan Lache tenía 28 años de edad, mujer y dos hijos. Una noche, salió de fiesta con un par de amigos y se encontró con una patrulla de la Policía Nacional. Le detuvieron y, a la mañana siguiente, su cuerpo apareció sin vida en los calabozos de la comisaría de Padre Amigo, en el barrio de Carabanchel (Madrid).
Fue el 14 de abril de 2018. Desde entonces, su familia lucha para que se investiguen las causas de su muerte, cuyo proceso judicial fue sobreseído por el Juzgado de Instrucción número 15 de Madrid en abril de 2019. Hoy, un nuevo informe médico señala que, durante la investigación judicial, no se recopilaron pruebas suficientes ni se siguió el protocolo en casos de muertes bajo custodia: ni se aportaron imágenes de la autopsia ni se tomó declaración a los testigos de los hechos. La familia de Stefan reclama la reapertura de la investigación sobre su muerte.
“Fue un sábado por la noche”, recuerda Liliana Gheorghe, su mujer, sobre el día del fallecimiento de Stefan. “Me llamó y me dijo que estaba con un primo mío y un amigo suyo, que habían salido y, como habían bebido aquí, en Oporto, iba a dejar el coche aparcado e iba a seguir para otro lado”, añade. Fue la última vez que habló con él.
George Steancu es una de las personas que esa noche iban con Stefan. Explica a El Salto que aquel día, al salir de una discoteca en Marqués de Vadillo, se encontraron con dos coches de policía. “Nos pidieron la documentación y yo la llevaba encima pero él se la había dejado en el coche, que estaba aparcado en otro barrio”, afirma. “La policía dijo que se lo tenían que llevar a comisaría, yo les dije que a mí otras veces me habían dejado ir dando el nombre de mis padres, pero amenazaron con llevarme a mi también”. Tras discutir con los agentes, Steancu llamó a otro amigo para ir en su coche hasta la comisaría siguiendo al coche de policía en el que llevaban a Stefan pero, cuando llegaron y aparcaron, los agentes les ordenaron que se fueran. “Yo le oí gritar y cómo le pegaban cuando le metieron en el calabozo”, recuerda. Tras eso, llamó a Liliana para avisarle de que su marido había sido detenido.
Eran las 6 de la mañana y en poco tiempo Liliana tenía que ir a trabajar. A las 9, la madre de Stefan fue a la comisaría a preguntar por su hijo. “Le dijeron que estaba bien, que ya le soltarían”, afirma Liliana. A las 15.15 horas, la madre de Stefan volvió a la comisaría de Padre Amigo acompañada de su hija y, de nuevo, le volvieron a dar largas. Para entonces, Stefan hacía horas que había muerto, según apunta el informe de la autopsia.
“Seguimos esperando, no sabíamos qué pasaba con él”, continúa Liliana. Según explica, ella y el resto de la familia de Stefan, se enteraron de su muerte en la tarde del día 15 de abril, cuando un tío de su marido acudió al hospital Gómez Ulloa a acompañar a su mujer. Cuando esperaba en la ventanilla, se le acercaron unos policías que le enseñaron la foto de Stefan. Le preguntaron si le conocía y, cuando este les respondió que era su sobrino, los agentes le dijeron que estaba muerto. Fue a las 18h del 15 de abril. “Yo estaba trabajando, me llamó mi hermano diciéndome que Stefan estaba mal; entendí que lo estaban llevando al hospital, pero lo estaban llevando al Instituto Anatómico Forense, y entonces empieza todo el calvario”, afirma Liliana.
Aunque no hay imágenes de lo sucedido en esta habitación, sí se ve como uno de los agentes que entra con él se saca la porra y otro de ellos se pone los guantes
La familia de Liliana buscó un abogado y lo primero que hicieron fue reclamar las imágenes tomadas por las cámaras de vídeo de la comisaría, que no registran audio. Las consiguieron después de pedirlas varias veces. Las grabaciones, a las que ha tenido acceso El Salto, muestran cómo Stefan entra en la comisaría en un estado alterado y le hacen sacar lo que tiene los bolsillos —tan solo un mechero—. Más adelante, se puede ver cómo intenta levantarse de la silla, los agentes le vuelven a sentar, hablan y le meten en una habitación.
Aunque no hay imágenes de lo sucedido en esta estancia, sí se ve cómo uno de los agentes que entra con él se saca la porra y otro de ellos se pone los guantes. Stefan sale después de la habitación encogido, con muestras de dolor. En los minutos siguientes puede observarse cómo Stefan se tira al suelo y los agentes le levantan varias veces. Poco después llega el Samur a la comisaría.
Las imágenes muestran cómo varios de sus efectivos hablan con Stefan. Le miden la saturación de oxígeno en sangre y, después, a las 5.50, comienza un forcejeo que termina con tres efectivos del Samur y dos agentes de policía agarrandole para ponerle una inyección que, según refleja la documentación que llegó a los juzgados, contenía Midazolam, un tipo de sedante usualmente empleado antes de intervenciones quirúrgicas que, según explica el Centro de Información Online de Medicamentos (CIMA) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), solo debe administrarse cuando se disponga de equipos de reanimación porque “puede deprimir la contractilidad miocárdica y causar apnea” —disminución de las contracciones del corazón y pausar la respiración—.
La ficha técnica de este medicamento en el CIMA señala que se han registrado incidentes potencialmente mortales con la administración de Midazolam y que estos son más probables cuando este medicamento se administra con demasiada rapidez o se emplea una dosis alta. A Stefan le inyectaron 10 microgramos a las 5.50 horas y, tras ello, fue dejado en los calabozos en posición de decúbito prono (boca abajo y con la cabeza de lado).
En las grabaciones, a las que ha tenido acceso El Salto, se observa cómo, poco después, un efectivo del Samur entra en el calabozo, mira a Stefan y vuelve a salir. Tras él, entra un agente y después vuelve a verle el médico. Ya nadie más vuelve a verle hasta las 12 del mediodía. Para entonces, según señala el último informe forense presentado en la causa, Stefan ya habría muerto, pero de ello se dieron cuenta en la comisaría horas después. A las 13.30 aproximadamente, las imágenes muestran cómo otro agente entra en el calabozo donde yace Stefan y lo mueve, observando que este no reacciona.
Aunque es difícil distinguirlo en las imágenes, en el informe forense se señala que Stefan ya no está en posición de decúbito prono sino en decúbito supino —boca arriba—, con los labios de color azulado, con el lado izquierdo de la cara hinchado, las piernas rígidas y livideces en el tórax. Minutos después aparecen varios efectivos del Samur. Una hora después las imágenes muestran también cómo al menos una persona realiza varias fotos sobre el cuerpo sin vida de Stefan. A las 15.30 hacen el levantamiento de cadáver. En el escrito judicial sobre el levantamiento, al que ha tenido acceso El Salto, se afirma que el cuerpo de Lache no mostraba signos de violencia.
El primer informe sobre la muerte de Stefan que tiene el Juzgado de Instrucción número 15, que es el que investiga el caso, es el del médico forense del propio juzgado. Es un informe preliminar basado en una inspección ocular realizada mientras este médico participaba en el levantamiento de cadáver. El informe concluía que todo parecía indicar que la muerte de Lache era por causas naturales.
El cuerpo de Stefan fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para que le realizaran un autopsia más completa y que tuvo como resultado conclusiones similares a las del médico forense del juzgado. Desde allí llamaron a Liliana para que reconociera el cuerpo de su marido. “Vi que Stefan tenía el labio hinchado, tenía hinchazones en varias partes del cuerpo; yo intenté sacarle fotos y no me dejaron”, afirma a El Salto.
En vez de pedirle las imágenes de la autopsia al Instituto Anatómico Forense, desde el juzgado se reclamaron las fotografías al médico forense que había realizado el primer informe preliminar, que afirmó que no habían realizado fotografías, a pesar de que en las grabaciones de la comisaría se ve como al menos una persona toma imágenes del cuerpo de Stefan
En noviembre de 2018, la familia solicitó al juzgado que pidiera imágenes de la autopsia de Stefan al Instituto Anatómico Forense. Sin embargo, el mes siguiente, desde el juzgado, la petición de las imágenes se hizo al médico forense del propio juzgado que había realizado el primer informe preliminar, quien afirma que no habían realizado fotografías, a pesar de que en las grabaciones de la comisaría se ve cómo al menos una persona toma imágenes del cuerpo de Stefan. El 16 de enero de 2019, el Juzgado de Instrucción número 15 dictó un auto en el que denegaba la diligencia de investigación referente a las fotografías en base a que estas no existían, sin haberlas pedido en ningún momento al Instituto Anatómico Forense, donde se realizó una autopsia más completa.
En abril de ese año, el juzgado ordenó el sobreseimiento provisional de la causa. Para entonces, el juez no había vuelto a reclamar las imágenes de la autopsia de Stefan. Ni siquiera había pedido declaración de los agentes de policía presentes, ni de los efectivos del Samur ni de las personas que acompañaban a Stefan cuando este fue detenido. “El juzgado no me ha llamado en ningún momento para que declare”, confirma a El Salto George Steancu, una de las personas que le acompañaban esa noche.
“Me respondían: ‘señora, que hay más causas’, pero yo no creo que en el siglo XXI un chico de 28 años, sano, muera bajo custodia todos los días. Hablan como si fuera normal y corriente”, lamenta Liliana
La familia recurrió el sobreseimiento a este juzgado y, posteriormente, a la Audiencia Provincial, pero ambas instancias rechazaron el recurso. Mientras, Liliana y los dos hijos que tiene con Stefan, que ahora tienen 14 y 9 años respectivamente, han salido adelante cómo han podido mientras seguían luchando para que se esclareciera la muerte de Stefan. Todos los días, antes de ir a trabajar, Liliana pasaba por los juzgados de Plaza de Castilla para ver si había novedades, pero siempre tuvo la callada por respuesta. “Me respondían: ‘señora, que hay más causas’, pero yo no creo que en el siglo XXI un chico de 28 años, sano, muera bajo custodia todos los días. Hablan como si fuera normal y corriente”, lamenta Liliana. “No me hicieron ni caso, me iba de allí llorando todos los días, me cerraron todas las puertas”, añade.
A raíz de su desahucio, Liliana contactó a principios de año con el grupo de vivienda de Carabanchel, que se reúne en el centro social Eko. Al conocer su caso, desde este centro social formaron un grupo de apoyo que la ha acompañado desde entonces
El proceso judicial le ha supuesto a Liliana y a sus dos hijos unas deudas de 15.000 euros y que la desahuciaran de su vivienda, pero en este camino de espinas también encontró apoyos. A raíz de su desahucio, Liliana contactó con el grupo de vivienda de Carabanchel, que se reúne en el centro social Eko. Al conocer su caso, formaron un grupo de apoyo que la ha acompañado desde entonces.
“Ahora empiezo de nuevo, pero tengo más fuerzas, tengo a más gente que me está ayudando, y voy a conseguir que haya un juicio”, afirma Liliana. “Yo no digo que haya culpables, pero quiero que haya un juicio, quiero saber qué pasó, por qué le pusieron esa inyección tan fuerte y lo dejaron ahí”, continúa.
El informe médico que podría suponer la reapertura del caso
“El motivo por el que se sobresee en abril de 2019 es porque no hay nada que lleve a deducir que no fuera una muerte natural, porque es lo que ha sostenido el médico forense”, explica Daniel Amelang, abogado de Red Jurídica que actualmente representa a la familia de Stefan Lache. Pero, como resalta el letrado, un nuevo informe médico forense podría hacer que el juzgado reabra la investigación. “Ahora tenemos un informe realizado por un forense certificado en la materia que dice que, con las fotos de la autopsia, se podrían esclarecer los hechos y saber si la muerte fue producida por causas naturales o por alguna negligencia”, destaca.
El informe, elaborado por un perito del Colegio de Médicos de Madrid en base a la documentación que acumula la causa judicial sobre la muerte de Lache, señala que, según la información a la que han tenido acceso, Stefan no habría muerto a las 12 del mediodía del 15 de abril, sino entre las 6.30 y las 8 de la mañana y enumera las actuaciones que faltan por realizarse para que se complete la investigación de su muerte.
“Resulta evidente, en base a la documentación que consta en el expediente, que se trata de una muerte en custodia”, señala el informe, que subraya que, para estos casos, existe un protocolo de actuación médico forense de obligado cumplimiento que también está recogido en la Recomendación Nº(99)3 del Consejo de Ministros de los Estados Miembros, para la Armonización Metodológica de las Autopsias Médico legales. “Esto implica la necesidad de una actuación médico-legal protocolizada y guiada, que debe de seguir una serie de etapas esenciales”, continúa el informe. Este subraya además que, en base a este protocolo, para la correcta investigación de la muerte de Lache el juzgado debe solicitar al Instituto Anatómico Forense imágenes en color realizadas durante el levantamiento de cadáver —que según muestran las grabaciones, fueron realizadas—, imágenes realizadas durante la autopsia, tanto externas como internas —para comprobar si la muerte fue por asfixia—, pruebas radiológicas si las hubiera, y, por último, las declaraciones sobre el estado de Stefan de las personas que lo acompañaban cuando fue detenido y de los sanitarios que lo atendieron en comisaría.
“Ahora depende de que haya voluntad de investigar”, continúa Amelang. “Solo pedimos que se reabra el caso y se examinen las fotos de la autopsia, porque en el Anatómico Forense el protocolo es que se tomen fotografías de cualquier cadáver. Puede que en un caso de un señor mayor con problemas de corazón no sea tan necesario hacer un reportaje fotográfico, pero en el caso de un joven sin problemas médicos que muere bajo custodia, sería raro que no se hubieran hecho”.
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Como demuestra el anarquista Peter Gerderloos en su documentado libro "El Fracaso de la no violencia", este tipo de "muertes bajo custodia policial" rara vez se solucionan en los juzgados si no hay protestas masivas y combativas como las del movimiento afroamericano. Una concentración silenciosa no suele servir para nada, digan lo que digan los seguidores de Brian y su vida o los pacifistas pazguatos.