65.000 españoles en el extranjero no pudieron votar el 28A por no recibir las papeletas a tiempo

Marea Granate hace pública una encuesta sobre las razones de la baja participación de los españoles migrantes en los procesos electorales. 

Marea Granate
Archivo Diagonal Manifestación de Marea Granate en París, en 2014.
26 sep 2019 12:00

“Sin voz ni voto”. Desde que se aprobó la reforma de la ley electoral en 2011, que incluía la figura del voto rogado, ya van 16 citas electorales en las que la población española en el exterior debe superar una gincana de obstáculos para ejercer su derecho al voto.

Con vistas a las elecciones del 10N, el colectivo de migrantes Marea Granate ha hecho público el resultado de una encuesta en la que participaron más de 2.000 españoles residentes en el extranjero para dilucidar cuáles son las razones que llevan a que la participación de este colectivo haya caído a mínimos históricos.

Esta semana, Marea Granate presentará los resultados de la encuesta a la Oficina de Instituciones Democráticas de la OSCE, el organismo internacional de vigilancia de los procesos democráticos. Según este sondeo, la principal razón de la “caída en picado” de la participación desde 2011 —hasta llegar al 5,63% el 28A— se debe a la obligación de solicitar el voto con antelación en cada convocatoria electoral a los inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA). El fin del voto rogado se ha convertido en una promesa recurrente en los programas  de diversos partidos políticos, pero nunca se ha llegado a concretar.

Un 47% de las personas encuestadas no llegó ni siquiera a rogar el voto “ya que les fue imposible inscribirse en el consulado que les correspondía”
Las trabas burocráticas son la principal razón de la baja participación, según detalla el informe de Marea Granate. Un 47% de las personas encuestadas no llegó ni siquiera a rogar el voto “ya que les fue imposible inscribirse en el consulado que les correspondía, por la inaccesibilidad de estos, ya sea por la distancia a la que se encuentran o por el horario de apertura, incompatible con la jornada laboral”. Por poner un ejemplo, para poder registrarse en el censo de residentes ausentes una persona que vive en Vancouver (Canadá), tiene que recorrer 4.000 km hasta Toronto.

Desde Marea Granate denuncian una “interpretación muy restrictiva de la ley”, que exige ir en persona al consulado para realizar la inscripción o la modificación de datos “cuando en realidad en ningún apartado de la ley se indica que esta presencialidad sea obligatoria”. También el colectivo de migrantes critica la “repentina limitación de las funciones” de los consulados honorarios, donde “actualmente no es posible realizar ningún tipo de trámite” en estos organismos. Tal como se puede observar en el mapa, no son pocos los países en donde registrarse en el censo oficial requiere una costosa inversión de tiempo y dinero.



Pero registrarse en el censo y pedir el voto rogado a veces no es suficiente para poder votar. El 33% de las personas que rogaron el voto no recibieron las papeletas a tiempo. De las peticiones de voto tramitadas —182.545 en total—, 64.624 personas no pudieron finalmente votar. “Un tercio de los residentes en el extranjero que no participaron en las pasadas elecciones generales no se abstuvieron por decisión propia o desmotivación, sino por no recibir las papeletas a tiempo”, señala Marea Granate.
“Un tercio de los residentes en el extranjero que no participaron en las pasadas elecciones generales no se abstuvieron por decisión propia o desmotivación, sino por no recibir las papeletas a tiempo”

En el caso de las elecciones de noviembre, todo apunta a que los plazos serán incluso más cortos. Según la encuesta de Marea Granate las papeletas tardaron en llegar, de media, entre 39 y 45 días a los países europeos, entre 49 y 53 días a los países americanos y entre 49 y 54 días al resto de continentes. “Dado que en esta convocatoria todos los plazos se han reducido quienes residimos en el extranjero solo vamos a tener unos escasos 35 días para recibir la documentación electoral, lo que significa que se reducirá muchísimo nuestra posibilidad de votar, incluso viviendo en Europa”, detalla el informe.

La “desmotivación por el día de la marmota electoral”, en las cuartas elecciones en cuatro años, “sin que se vean avances en la formación de Gobierno”, es otra de las razones que explican la baja participación. Aunque la desmotivación viene más por “las dificultades y la falta de garantía del sistema” que por el desinterés en las elecciones, una opción que solo abraza el 3% de las personas encuestadas. En cambio, casi un 50% de los encuestados afirmó que estaba interesado en el proceso electoral, pero decidieron no tramitar el voto por las trabas burocráticas.

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