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La Unión Europea y sus estados miembros han presentado hasta el momento un enfoque hacia la guerra civil en Yemen carente de coordinación y coherencia. La situación en Yemen, el más pobre de los países árabes desde mucho antes de la erupción del actual conflicto en 2014, ha sido descrita por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, como la peor crisis humanitaria del mundo. Frente a esto, la UE y los distintos gobiernos nacionales han demostrado con demasiada frecuencia que no pueden o no quieren pagar el precio que implicaría una política más beneficiosa para el pueblo yemenita. Algunos miembros de la UE, de hecho, han estado siguiendo la dirección opuesta.
La falta de una posición común europea sobre Yemen se pudo observar después del ataque con drones contra las instalaciones petroleras de Aramco en Arabia Saudí el 14 de septiembre de 2019. El reino saudí se vio obligado a reducir su producción de petróleo en más de la mitad y los precios del crudo experimentaron una subida. El ataque aéreo fue reivindicado por el movimiento hutí, un grupo rebelde que se apoderó en 2014 de Saná, la capital de Yemen, y actualmente controla la mayor parte del oeste del país, dónde se concentra la mayoría de la población. Aunque la autoría de los daños en la industria petrolera saudí no se ha esclarecido hasta la fecha, la respuesta a ese suceso fue reveladora.
Por un lado, Francia y Gran Bretaña reaccionaron a los ataques con declaraciones muy similares destacando su compromiso de apoyar la seguridad de Arabia Saudí. Por otro lado, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y el Servicio Europeo de Acción Exterior (el brazo diplomático de la UE) hicieron hincapié en la necesidad de una “desescalada” sin incluir ninguna garantía de seguridad hacia Riad.
Francia, Reino Unido, Italia y España han seguido vendiendo armas a Arabia Saudí a pesar de su flagrante violación del derecho internacional humanitario y los derechos humanos en Yemen
Las diferentes declaraciones podrían considerarse anecdóticas si no reflejaran una divergencia más profunda de comportamiento entre los miembros de la UE con respecto al conflicto de Yemen. Francia, Reino Unido, Italia y España han seguido vendiendo armas a Arabia Saudí a pesar de su flagrante violación del derecho internacional humanitario y los derechos humanos en Yemen. Según Armed Conflict Location and Event Data Project, los ataques áreas de la coalición armada liderada por Arabia Saudí y con importante participación de los Emiratos Árabes Unidos han causado más de 8.000 muertes civiles desde 2015.
Alemania es el único peso pesado de la UE que ha prohibido la venta de armas a Arabia Saudí, a pesar de que Berlín aprobó excepcionalmente en marzo de 2019 la exportación de 400 millones de euros en armas. Dinamarca, Finlandia u Holanda son algunos de los países que han tomado una posición similar. Sin embargo, cabe señalar que el valor económico de las ventas de armas a Riad difiere mucho de un país a otro. Arabia Saudí representa el primer mercado británico para la exportación de armas y el tercero para Francia. Por el contrario, ninguno de los países que han aplicado un embargo de armamento a Arabia Saudí tiene al país arábigo como uno de los tres principales clientes de su producción de equipamiento militar.
Un embargo a escala comunitaria sobre la venta de armas a Arabia Saudí no es solamente muy poco probable, sino que tendría un impacto limitado en caso de aplicarse. Estados Unidos sigue siendo, con diferencia, el proveedor de armas más importante de Arabia Saudí. De hecho, ha proporcionado el 68% de las armas compradas por la monarquía de los Saud desde 2014. A pesar de ello, un embargo de la UE sobre la venta de armas a Riad es una de las políticas más contundentes al alcance de Bruselas. La proporción de las importaciones de armas saudíes procedentes de países de la UE no es el único indicador de su importancia para Riad. Cambiar de un proveedor de armas a otro requiere dinero, tiempo y puede dar lugar a incompatibilidades en los sistemas de armamento.
El actual jefe de la diplomacia europea, Borrell, era el ministro de Asuntos Exteriores cuando el gobierno socialista revocó la prohibición de venta de armas a Arabia Saudí que había implementado tras desalojar a Rajoy de la Moncloa
Los países de la UE que exportan armas a Arabia Saudí están actuando en contra de la Posición Común del Consejo de la UE sobre Exportación de Armas aprobada en 2008. El artículo 2 de la Posición Común establece que los Estados miembros de la UE deben denegar una licencia de exportación de tecnología militar en caso de que “pudiera utilizarse en la comisión de graves violaciones del derecho internacional humanitario.” La ex jefa de la diplomacia europea Federica Mogherini expresó en numerosas ocasiones su oposición a la idea de una solución militar para el Yemen. El sucesor de Mogherini, Josep Borrell, tiene menos credibilidad para asumir una posición parecida. Borrell era el ministro de Asuntos Exteriores español cuando el gobierno socialista revocó la prohibición de venta de armas a Arabia Saudí que había implementado tras desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa.
Sin embargo, al fin y al cabo, los gobiernos nacionales de la UE conservan su soberanía en la gestión de las exportaciones de armas y, por lo tanto, a menudo contradicen la Política Común de la UE sin ninguna consecuencia legal. El Parlamento Europeo ha pedido que se implemente un comité de sanciones para controlar las ventas de armas, pero la decisión del Parlamento no es vinculante. En realidad, no es inusual ver a miembros del Parlamento Europeo votando a favor de cortar el apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen mientras sus propios partidos implementan una política diametralmente opuesta a nivel nacional.
No obstante, sería un error pensar que la Unión Europea no ha podido formular una estrategia coordinada y coherente con respecto a Yemen debido únicamente a las distintas posiciones de sus estados miembros con respecto a las exportaciones de armas. El volumen de ayuda humanitaria que Yemen ha recibido de la UE es prueba de su importancia limitada para sus líderes.En el período que va de 2015 a 2018, Yemen ha recibido 2.330 millones de euros en fondos de ayuda de las instituciones de la UE y los países miembros. Durante estos mismos cuatro años, Afganistán y Marruecos han recibido más de 5.000 millones de euros cada uno de Europa, el mayor contribuyente mundial de ayuda humanitaria.
No es inusual ver a miembros del Parlamento Europeo votando a favor de cortar el apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen mientras sus propios partidos implementan una política diametralmente opuesta a nivel nacional
Es cierto que la entrega efectiva de ayuda humanitaria siempre es complicada cuando un país está sufriendo una guerra civil y Yemen no es una excepción. No obstante, en el mismo período y con una población ligeramente menor, Siria ha recibido tres veces más ayuda humanitaria.
La explicación de esta realidad tiene que ver con el hecho de que el conflicto de Yemen no conlleva la amenaza de una ‘avalancha de refugiados’ para la Unión Europea. Por sorprendente que parezca, más de 160.000 migrantes llegaron a Yemen, un país devastado por la guerra, en 2018. En su mayoría procedían de Etiopía y Somalia.
Las académicas Marissa Quie y Hameed Hakimi argumentan que en la Unión Europea la ayuda humanitaria se ha convertido en una herramienta para detener procesos migratorios. Esto explica porque Libia (a través de un acuerdo con Italia apoyado por la UE), Marruecos, Turquía o Afganistán, importantes puntos de origen o de tránsito de los migrantes que quieren llegar a Europa, son considerados países más prioritarios que Yemen.
La Unión Europea defiende retóricamente un cierto conjunto de normas que teóricamente son el resultado de una determinada identidad europea. Estos incluyen la defensa de los derechos humanos, el respeto de los acuerdos internacionales y la responsabilidad de contribuir a evitar crisis humanitarias. Sin embargo, como explica la profesora de la Northeastern University Mai’a Cross, la identidad y la imagen de la UE están estrechamente relacionadas con sus decisiones políticas y su diplomacia pública. Es por eso que la diplomacia pública de la UE en Yemen no puede funcionar mientras su política exterior, y las de sus estados miembros, transmita una imagen contraria a la identidad que la Unión Europea reivindica como propia.
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La identidad Europa en defensa de los DDHH y la legalidad internacional no es más que una farsa. Y lo demuestra el apoyo de la UE a la ocupación de Marruecos del Sáhara Occidental, al colonialismo sionista y al feudalismo Saudí.
Lo único que mueve las políticas exteriores de la UE es el negocio que sus élites económicas generan en esas dictaduras
Crean refugiados e inmigrantes, rechazados por la sociedad que es la causante de la venta de estas armas, a la vez crea la extrema derecha.