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Alcalá de Henares
Río Henares: cuando el ayuntamiento llama renaturalizar a lo que el ecologismo denomina desnaturalizar
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
El nombre oficial del proyecto que va a cambiar la fisonomía del entorno del río Henares a su paso por Alcalá es Actuación de renaturalización, integración, habilitación y puesta en valor del entorno natural del río Henares. Presentado en junio por el alcalde de la localidad madrileña, Javier Rodríguez Palacios, el plan, ya en ejecución, cuenta con un presupuesto de 1,3 millones de euros —una cifra superior a la renaturalización de Manzanares en 2017 en Madrid—, el 50% a cargo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder). “Vivimos en una ciudad con más de 2000 años de historia que ha estado siempre ligada al río Henares y su entorno, y por ello cobra una mayor importancia este proyecto de renaturalización y puesta en valor de este espacio natural de gran valor medioambiental”, señalaba el regidor en junio durante la presentación del proyecto.
Renaturalizar y puesta en valor. Son dos conceptos que se repiten en trípticos, documentos y comunicaciones corporativas, pero que no significan lo mismo para el Equipo de gobierno municipal y para el grupo ecologista local que pelea por conservar un río que ha sufrido históricas agresiones debido a su paso por grandes núcleos urbanos arriacenses y madrileños.“Renaturalizar para ellos es poner miradores, que la gente tenga paseos… pero eso es desnaturalizar”, denuncia sin miramientos Rosalía Soley, integrante de Ecologistas en Acción Alcalá de Henares, mientras camina por la pista, ahora ampliada y llena de zahorra —grava compuesta de materiales áridos— que ocupa la ribera inmediata del curso fluvial al sureste del núcleo urbano.
“Hay una total falta de rigurosidad en unos informes que son requisito y deberían ser sumamente serios”, lamenta Ezequiel Moreno
El plan, cuyas obras ya han comenzado, supone la construcción de dos miradores, siete “zonas estanciales” —de las cuales dos incluyen circuitos biosaludables y una un área de pic-nic—, y toda una serie de actuaciones urbanísticas como la homogeneización de los accesos, el balizamiento y señalización de sendas y caminos u obras en esto últimos para su adecuación. El problema es que lo que para unos es adecuación para otros es destrucción.
En una batería de preguntas enviadas a la Comisión de Urbanismo del Consistorio, Ecologistas en Acción Alcalá de Henares señalaba: “Nos gustaría conocer qué entienden los responsables políticos y técnicos que han participado en este proyecto como ‘renaturalización’ ya que está fuera de toda duda que construir caminos de zahorra, zonas estanciales, merenderos y miradores poco o nada tiene que ver con proyectos que buscan restablecer el equilibrio ecológico del río Henares para que las personas sigamos disfrutando de los beneficios de la naturaleza”.
Parque urbano vs espacio natural
Ezequiel Moreno, portavoz del nodo local y con muchos años de activismo ecologista en la zona, usa la palabra “urbanizar frente a “renaturalizar” al describir el proyecto. Habla incluso de “aberración a nivel ecológico” y denuncia que actuaciones como la que está llevando a cabo el Consistorio alcalaíno “ponen en duda la integridad del espacio y sus funciones como corredor ecológico”. ¿Qué necesitaría en su opinión el río siguiendo unos criterios ambientales? “Recuperar la composición, las funciones y los procesos, y desde luego de esta manera, nada más lejos”.
El área en el que se están llevando a cabo las obras, catalogada como Zona de Especial Conservación (ZEC), goza de protección ambiental dentro de la Red Natura 2000. Esta tiene el objetivo de garantizar la conservación, en un estado favorable, de determinados tipos de hábitat y especies en sus áreas de distribución natural, en este caso el ecosistema fluvial y de ribera del Henares. “En todo caso se pueden restaurar esos hábitats, pero nunca transformar un espacio natural en una zona verde”, denuncia el portavoz, para el que el error del Ayuntamiento, promotor del proyecto, es “tratar como un parque un espacio protegido”.
Para el portavoz del nodo local de la confederación ecologista, la única acción de todo el plan que se puede calificar de renaturalización es “la plantación de 250 álamos, de 80 o 90 sauces y... en lo que respecta a especies autóctonas, apaga y vámonos”. Aunque suma también especies arbustivas —el Ayuntamiento cifra el aumento de masa vegetal en 2.740 nuevos árboles y 12.660 arbustos— critica que “hay muchas más que no corresponden a este lugar que las que corresponden”, aunque en los documentos de presentación del proyecto publicado por el Ayuntamiento se señalan que todas las especies a plantar son autóctonas.“Renaturalizar para ellos es poner miradores, que la gente tenga paseos… pero eso es desnaturalizar”, denuncia Rosalía Soley
A pesar de que el nombre del proyecto proponga el término “renaturalizar” en primer plano, lo cierto es que el objetivo principal del Ayuntamiento es “poner en valor el entorno natural de río Henares y fomentar su integración con los usos de la ciudadanía”, según la presentación del plan publicada por el Consistorio, una frase a la que añaden la coletilla “fomentando su carácter de espacio natural protegido”. En el mismo documento se plantea como primer objetivo secundario “aumentar el vínculo social de los ciudadanos con el río Henares”, dotando entre otras cosas de accesibilidad universal a la zona. En las preguntas del colectivo ecologista al Equipo de gobierno municipal se incluye una en la que piden conocer “por qué motivo se ha utilizado la accesibilidad universal para justificar un camino de zahorra o similar, de varios kilómetros de longitud, a orillas del río, cuando las personas que precisan de tal accesibilidad tienen enormes problemas en su vida diaria para acceder a sus viviendas; para moverse por las aceras del municipio y para llegar a las ventanillas de los edificios públicos en los que tienen que realizar gestiones administrativas”.
“El argumento de la accesibilidad universal se desmonta rápido: Alcalá tiene el 50% de las viviendas inaccesibles, las aceras son una auténtica odisea para cualquier persona que tenga problemas de movilidad, con muletas, silla de ruedas o con un carrito de niños”, denuncia Moreno mientras comprueba cómo la zahorra recién echada sobre la ensanchada pista que discurre a escasos centímetros del cauce prácticamente ha llegado al mismo río.
Desconocimiento
El “Objetivo secundario 2” del plan es “Fomentar la biodiversidad del ecosistema ripario, respetando la riqueza autóctona de la fauna y la flora”, buscando “facilitar el uso del entorno fluvial de una forma compatible con su carácter de protección”, según se puede leer en los documentos del Ayuntamiento. De nuevo, los planteamientos entre la concepción del espacio como reserva natural y parque urbano chocan.Soley califica la pista hoy ampliada —la principal afección al entorno de la que se quejan los ecologistas— de carretera. “Casi me echo a llorar cuando lo vi el primer día”. Para ella, la concepción municipal del espacio está equivocada: “Argumentan que esto va a traer turistas pero es que aquí los turistas no van a venir”, a lo que su compañero de colectivo añade que crear un espacio artificial en uno natural perjudicará a la fauna y al ecosistema.
Rosalía Soley ve desconocimiento en el planteamiento hecho por el Ayuntamiento en una zona catalogada como Zona de Especial Conservación dentro de la Red Natura. La activista critica la falta de escucha del Equipo de gobierno local: “Para ellos los grupos ecologistas y las asociaciones vecinales que se han pronunciado sobre este y otros proyectos que están relacionados con el entorno ambiental son demagógicos. Son gente que tiene conocimiento del territorio del tema, pero no quieren sentarse a la mesa con gente que tenga conocimiento”.
Impacto ambiental
La falta de una evaluación de impacto ambiental —un proceso mucho más minucioso y largo que el informe ambiental presentado en este caso y dado por bueno tanto por la Dirección General de Biodiversidad de la Comunidad de Madrid como por la Confederaicón Hidrográfica del Tajo— es una de las carencias del proyecto para el grupo defensor del medio ambiente. “En el informe pone que los días 20 y 25 de junio se hace un recorrido por estas zonas en las que se observan una serie de cosas. En dos días, con dos paseos, hacen un informe que el Ayuntamiento como promotor está obligado. Entonces, los de Biodiversidad de la Comunidad dicen, hombre, si lo que hay es conejos y un nido de milano que dicen que hay por ahí, damos el permiso. Hay una total falta de rigurosidad en unos informes que son requisito y deberían ser sumamente serios”, continúa Moreno.
El plan supone la construcción de dos miradores, siete “zonas estanciales” —de las cuales dos incluyen circuitos biosaludables y una un área de pic-nic—, y toda una serie de actuaciones urbanísticas
También lamentan el proceso participativo llevado a cabo antes del proyecto, algo necesario para acceder a los fondos Feder. “Hubo un proceso limitado a diez días en el que decían este es el enlace donde pueden acceder y presentar sus ideas, y ya está”. Según señala, Ecologistas en Acción Alcalá de Henares presentó un documento con sugerencias que no fue tenuendo en cuenta. “No nos consta. Desde el principio nos oponíamos a la construcción de un camino de estas características, de una pista así, y aquí está”, denuncia sobre la misma.
Con todo ello, Ecologistas en Acción Alcalá de Henares lamenta el gasto de 1,3 millones en una actuación que, en opinión de sus integrantes, perjudica al río, mientras que ellos hubiesen apostado por un proyecto que ya solicitaron al Consistorio y que incluye una frecuente limpieza de los residuos generados por las personas, una mayor vigilancia, un programa de educación para explicar la importancia que tienen estos espacios para la vida y el apoyo todo lo relacionado con la restauración ecológica, donde incluyen la recuperación de la vegetación autóctona con intervenciones puntuales, facilitando la recuperación de forma natural. “Estas medidas son suficientes para que el uso social y la conservación y mejora de la biodiversidad sean compatibles, como ocurre actualmente a lo largo de muchos kilómetros del río por los cuales la gente que lo desea puede hacer deporte, pasear, pescar o recrearse con el paisaje y su riqueza natural sin necesidad de mayores artificios”, finalizan.