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Análisis
¿Millennials Vs boomers? ¡No, es lucha de clases, amigo!
Resulta curioso, por no utilizar otras palabras más gruesas, leer ciertos estudios de economistas patrios lamentándose de la situación actual de los jóvenes, de los llamados millennials. Es lo que tiene la “Macro Moderna”: cuando se aplica en la vida real es incapaz de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, llevando la desigualdad de renta y riqueza a niveles extremos, propios de los años 30 de la preguerra. Tal como detalla, acertadamente, el premio nobel de economía Paul Romer, en esa delicada delicada pieza The Trouble with Macroeconomics, la “Macro Moderna” es una “pseudo-ciencia”, cualquier modelo macro keynesiano de los 60 predice y funciona mucho mejor. La “Macro Moderna” ha empeorado el bienestar de la inmensa mayoría de la población, haciendo que la situación de los millennials dependa de donde se sitúe su familia en la distribución de la renta y riqueza. ¡Es la lucha de clases, amigo!
Para reforzar estas ideas acudo de nuevo a la academia. Primero, echemos una ojeada a una excelente nota del Financial Times bajo un título sugerente Forget boomers vs millennials, the next conflict is millennials vs each other, es decir, “Olvida la disputa entre los boomers y los millennials, el próximo conflicto es entre los propios millennials”, en Román-Paladín.
Cuando los millennials dieron sus primeros pasos en el mundo adulto durante la década de 2010, se enfrentaron a desafíos compartidos, desde un mercado laboral más precario, tras la Gran Recesión, hasta la desilusión al descubrir que el arduo trabajo y el ahorro ya no garantizaban la tan anhelada propiedad de vivienda, como solía hacerlo para sus padres. ¡Maldita financiarización! Por lo menos, encontraron consuelo en su solidaridad mutua, unidos contra la generación de baby boomers, próspera y dueña de propiedades.
La ira de los millennials, anteriormente dirigida hacia los boomers, podría encontrar nuevos objetivos dentro de su propia generación
Sin embargo, el paisaje está cambiando a medida que los baby boomers, demográfica y políticamente, disminuyen en influencia. La ira de los millennials, anteriormente dirigida hacia los boomers, podría encontrar nuevos objetivos dentro de su propia generación: aquellos privilegiados millennials que han disfrutado de la riqueza familiar. Aunque el discurso habitual enfrenta a los millennials con los baby boomers por la falta de propiedad de vivienda y riqueza, este panorama general oculta la disparidad económica dentro de la generación de los millennials, donde los más ricos se enriquecen aún más, desafiando la noción de igualdad entre ellos. En definitiva, es lo de siempre, ¡la lucha de clases, amigo!
Vayamos a la evidencia académica. Una nueva investigación, publicada recientemente en la prestigiosa revista American Journal of Sociology, bajo el título Life course trajectories and wealth accumulation in the United States: Comparing late baby boomers and early millennials (Trayectorias vitales y acumulación de riqueza en Estados Unidos: Comparación entre los últimos baby boomers y los primeros millennials concluye que los segundos, una generación frecuentemente caracterizada como menos acomodada que sus padres, no están uniformemente en una situación peor que sus contrapartes de la generación baby boomer. Sin embargo, están lidiando con una “brecha de riqueza vasta y en aumento”, debido a las recompensas financieras cada vez más desiguales obtenidas de diferentes trayectorias de vida y carrera, en comparación con sus predecesores boomers. Esto crea la impresión de que, como generación, están perdiendo.
Los millennials con trayectorias de vida típicamente de clase media-alta acumularon sustancialmente más riqueza que sus contrapartes boomers
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania) y la Universidad de investigación francesa Sciences Po, examinó las trayectorias de trabajo y vida familiar de más de 6.000 baby boomers y 6.000 millennials en los Estados Unidos. Evaluó y comparó el impacto de estas elecciones laborales y de vida en su riqueza para la edad de 35 años. Los resultados sugieren que la respuesta depende de qué millennials estemos hablando. Encontró que los millennials tenían más probabilidades estadísticas de trabajar en empleos de servicio mal remunerados o vivir con sus padres al entrar en la mediana edad. La mayoría de estas personas estaban económicamente peor a los 35 años que los boomers con carreras y vidas comparables. Sin embargo, los millennials con trayectorias de vida típicamente de clase media-alta acumularon sustancialmente más riqueza que sus contrapartes boomers. Los autores describen esta creciente brecha de riqueza como “un desafío moral y político fundamental”.
El autor principal del estudio, Rob Gruijters, de la Universidad de Cambridge, concluye que: “El debate sobre si los millennials están peor es una distracción. El cambio intergeneracional crucial ha sido en cómo se recompensan diferentes patrones familiares y laborales. Los millennials más ricos tienen más que nunca, mientras que los pobres quedan aún más rezagados”. “Esta divergencia en recompensas financieras está exacerbando niveles extremos de desigualdad de riqueza en los Estados Unidos. Individuos con carreras típicas de la clase trabajadora, como camioneros o peluqueros, solían poder comprar una casa y construir un nivel modesto de activos, pero esto es más difícil para la generación más joven. La solución radica en medidas como la tributación progresiva de la riqueza y políticas como el seguro de salud universal, que brinden seguridad básica a más personas”.
Los resultados encontrados en el estudio no solo fomentan tensiones intergeneracionales, sino que también han contribuido a otros problemas sociales, como el surgimiento del autoritarismo populista
Los autores argumentan, en definitiva, que los resultados encontrados en el estudio no solo fomentan tensiones intergeneracionales, sino que también han contribuido a otros problemas sociales, como el surgimiento del autoritarismo populista. Abordar el problema, braman, requerirá soluciones importantes: principalmente impuestos sobre la riqueza y políticas que ofrezcan seguridad financiera a los menos favorecidos. Tales medidas podrían incluir acceso a viviendas estables, seguro de salud universal y un salario mínimo más alto. La coautora, la profesora Anette Fasang, hizo hincapié en la importancia de una intervención pública urgente. “Necesitamos facilitar que aquellos que actualmente están siendo dejados atrás acumulen riqueza en primer lugar”, dijo. “Un enfoque lento y titubeante no será suficiente. Se requiere una acción significativa para construir una sociedad más igualitaria, donde más personas puedan experimentar alguna forma de prosperidad”.
Lo mismo sucede en Reino Unido
Volviendo al artículo del Financial Times, su autor encuentra un panorama similar en el Reino Unido al descrito en el artículo anterior. El millennial promedio británico aún no posee riqueza en vivienda en un punto en el que el boomer promedio ya había acumulado capital en su primera casa durante varios años. Pero el 10% más rico de los treintañeros tiene 300,000 libras de riqueza en propiedad a su nombre, casi el triple de lo que tenían los boomers más adinerados a la misma edad. Por lo tanto, si bien es cierto que, tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, el adulto joven promedio de hoy está menos acomodado que el boomer promedio hace tres décadas, ese déficit queda en segundo plano ante la brecha entre los millennials ricos y pobres, que se amplía cada año.
El hecho de que algunos treintañeros ahora posean costosas viviendas en Londres, Nueva York y San Francisco, a pesar de que al trabajador promedio le lleve de 20 a 30 años ahorrar el dinero requerido en estas ciudades, revela el secreto a voces del éxito millennial: la sustancial ayuda de los padres. La propiedad de vivienda en Estados Unidos se está volviendo cada vez más hereditaria, al igual que en Gran Bretaña. Más de un tercio de los jóvenes propietarios de viviendas en el Reino Unido recibieron ayuda de la familia. Y estos regalos no son simplemente impulsos únicos; se acumulan con el tiempo. Difícilmente se puede culpar a los padres por ayudar a sus hijos, o a los hijos por aceptar esa ayuda, pero el creciente papel de tales transferencias en la determinación de las trayectorias de riqueza de los millennials probablemente tendrá consecuencias sociales y políticas significativas. A medida que la brecha de riqueza entre aquellos con padres adinerados y aquellos sin ellos se vuelva cada vez más visible, la solidaridad generacional puede comenzar a resquebrajarse. Y, ¿qué nos quedará? Que la lucha de clases nunca ha dejado de existir, y que tarde o temprano rebrotará con fuerza.