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Andalucía
El giro de timón en Andalucía, en manos de la extrema derecha
La constitución de la Mesa del Parlamento, órgano de control de la Cámara, convalida un acuerdo tripartido que deberá quedar refrendado en el pleno de investidura del que sería el primer presidente andaluz no socialista, Juan Manuel Moreno Bonilla
El Partido Popular y Ciudadanos gobernarán Andalucía apoyados en la extrema derecha de Vox. Sin tapujos ni complejos. La primera escena ha quedado dibujada en el pleno de constitución de la XI Legislatura. Y la siguiente será en enero, cuando las tres fuerzas derechistas elijan al primer presidente andaluz tras el franquismo que no será socialista: el conservador Juan Manuel Moreno Bonilla.
“Ya están aquí”, decía una persona a las puertas del Parlamento de Andalucía escasos minutos antes de que echara a rodar el nuevo tiempo político en el hemiciclo regional. La sacudida que provocó la cita electoral del 2D sostiene réplicas con epicentro en el Palacio de San Telmo, de donde el PSOE sentirá su primer desahucio tras 36 años de Gobierno.
Andalucía ha sido la primera en sufrir el ascenso del nacionalpopulismo que ya cala en parte de Europa. Con Matteo Salvini en Italia, Marine Le Pen en Francia, Viktor Orbán en Hungría… O Donald Trump en EEUU y Jair Bolsonaro en Brasil como paradigmas.
La mancha de los discursos del odio, como prevén las encuestas, no ha hecho más que empezar a extenderse por España. Lo confirmarán, o no, las próximas elecciones municipales, regionales y europeas. El vuelco en las urnas andaluz, en todo caso, ha ido más allá de las ocho provincias. Y ha sido entendido en clave nacional por los actores en litigio.
Para unos, la alianza tripartita significa el principio. “El preámbulo de nuevas mayorías constitucionalistas”, vende el presidente del PP, Pablo Casado. “Un acuerdo histórico”, en palabras del líder naranja, Albert Rivera. “Cambio político”, dice el cabeza de Vox, Santiago Abascal. Todo un caballo de tres cabezas que amenaza con reeditar esta suerte de confederación española de derechas autónomas allá donde pueda.
Para otros, los damnificados partidos de izquierda, la unión derechista es el principio… del fin. “El pacto de la vergüenza” con “los herederos del franquismo”, define el secretario general del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas. Pero la unión derechista tampoco parece suscitar el nacimiento de un frente popular a la andaluza.
Desde Podemos apelan vía Twitter a la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa para informar que uno de sus miembros, Ciudadanos, “ha alcanzado un acuerdo con la extrema derecha de Vox, cuya entrada en el Parlamento de Andalucía fue calurosamente saludada por Marine Le Pen”, escribe el secretario de Organización, Pablo Echenique. “Algunos se disfrazan de liberales pero son la misma derecha reaccionaria de toda la vida, muy lejos de la derecha democrática alemana o francesa”, incide el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón.
Mayoría de derechas
La conformación de la Mesa del Parlamento de Andalucía ha convalidado un pacto vivido a plena luz entre PP y Vox y entre brumas por Ciudadanos. La formación naranja ha intentado jugar al despiste, sin mucho éxito, desde el 2D. Todo para no quedar manchado en una negociación que abre de par en par la puerta de las instituciones a la ultraderecha.
El pleno inaugural de la XI Legislatura ha elegido a la diputada de Ciudadanos Marta Bosquet como presidenta de la Mesa. Las vicepresidencias han sido para Esperanza Oña (PP), Teresa Jiménez (PSOE) y Julio Díaz (Cs). Como secretarios, Verónica Pérez (PSOE), Manuel Andrés González (PP) y Manuel Gavira (Vox).
Una mayoría de 5 a 2 para las derechas en el órgano de control de la Cámara autonómica, que marca el ritmo legislativo del mandato. La única fuerza política que ha quedado fuera de la Mesa del Parlamento ha sido Adelante Andalucía. La coalición de Podemos e IU ha denunciado que la situación es “contraria” al Reglamento parlamentario y no descarta ir a los tribunales.
Las elecciones andaluzas arrojaron un resultado engañoso. Los 33 escaños del PSOE de Susana Díaz significan una agria victoria. El PP de Moreno Bonilla, con 26, acaricia San Telmo. La peor cifra de la derecha desde la Alianza Popular de los años 80 está compensada con los 21 diputados de Ciudadanos y Juan Marín.
La Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez, con 17, volcaría la balanza. Pero la irrupción de Vox con 12 parlamentarios pone en bandeja el Gobierno de Andalucía a la derecha. Una situación inédita en la región en la actual etapa democrática, pues tras la dictadura de Francisco Franco la Comunidad Autónoma siempre tuvo presidencias socialistas.
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Minuto a minuto del final de la jornada electoral en Andalucía.
El PSOE, con estos números, perderá en breve el control de la Junta de Andalucía. Aunque aún sueñan en voz baja con un manotazo en la mesa que descomponga las figuras puestas en escena. Un vaivén al tablero que solo puede venir desde las filas de Vox.
El control de la extrema derecha
La ultraderecha tiene el mando. Y lo sabe. PP y Ciudadanos, ya con un acuerdo de Gobierno bajo el brazo, necesitan esos casi 400.000 votos que enarbola la formación radical para materializar el cambio y expulsar a los socialistas “del cortijo andaluz”.
Una muestra es que la izquierda andalucista queda fuera de la Mesa. Ciudadanos intentó el malabarismo, ceder un puesto a Adelante Andalucía y así vender que reparte juego a un extremo y otro. No coló. Y el plenario de arranque de legislatura ha sido bronco, tenso, agrio, con protestas desde las bancadas progresistas y Marta Bosquet estrenándose como presidenta del Parlamento para negar que los diputados asumieran el cargo sobre el Estatuto de Autonomía de Andalucía. Mientras, la ultraderecha que apela por la supresión del Estado de las Autonomías ha entrado a lo suyo en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas: “Sí, juro por España”.
Pocas horas después de la constitución del Parlamento andaluz, el líder ‘voxemita’ amenazaba con retirar el apoyo a sus aliados. “Manuel Valls anuncia que Andalucía irá a nuevas elecciones…”, rezaba en redes sociales Santiago Abascal como respuesta a un crítico hilo de tuits en el que el candidato fichado por Albert Rivera para postular a la Alcaldía de Barcelona había escrito: “La irrupción de la ultraderecha en las instituciones, a pesar de que responde al resultado de las urnas, es una mala noticia para España y para Europa”.
Manuel Valls anuncia que Andalucia irá a nuevas elecciones... https://t.co/o6Wd9MuPUB
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 27 de diciembre de 2018
El peligro está, viene a decir Valls, en normalizar y blanquear los discursos de la ultraderecha que son arrinconados en otros países por el resto de partidos democráticos. Una ideología neofranquista de bandera, caza y toros, que Vox no oculta ni tampoco su raíz atada al racismo, la homofobia, el machismo y la xenofobia.
“Ningún pacto de la vergüenza con la extrema derecha va a hacer que los andaluces renuncien a lo que consiguieron dignamente el 28F”, ha afirmado la presidenta en funciones de la Junta, Susana Díaz. La fuerza de su presumible paso a la oposición queda en “ese más de un millón de andaluces que nos han votado”.
El líder del PP, Moreno Bonilla, ha vivido la jornada en las antípodas emocionales: “Es un día histórico”, ha dicho en declaraciones a los medios de comunicación a las puertas del Parlamento de Andalucía. La nueva etapa comienza “con la apertura a un nuevo Gobierno después de diez legislaturas monopolizadas por el Partido Socialista”, ha subrayado.
Juan Marín, por su parte, ha seguido reiterando que Ciudadanos “no tiene ningún pacto con Vox”. Los naranjas huyen de un fantasma que al mismo tiempo alimentan. Y que necesitan para gobernar Andalucía. “Se ha consolidado un pacto por las derechas en Andalucía”, ha mantenido Teresa Rodríguez desde Adelante Andalucía. Hay que “hablar” sin “líneas rojas”, en palabras del líder de Vox en la región, Francisco Serrano, que descarta solicitar a cambio alguna consejería.
El PP pisando sin miedo el charco, y Ciudadanos saltando de puntillas, pero los partidos conservadores arrancan el camino dejando de lado centralidades vacuas y discursos con fuegos de artificio. La derecha va a degüello. Para que el pueblo andaluz sirva como bisagra de la nueva etapa que vislumbran a tres manos. Pero el giro de timón está en manos de una ultraderecha que cabalga a lomos del costumbrismo rancio, del discurso del odio y del nacionalpopulismo.
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Cita textual:"La ultraderecha tiene el mando. Y lo sabe. PP y Ciudadanos, ya con un acuerdo de Gobierno bajo el brazo, necesitan esos casi 400.000 votos que enarbola la formación radical". Entonces los que nos consideramos radicales, de izquierda radical, que debemos entender cuando leemos que Vox es radical? Extremista, ultra, fascista, nazi, los de Vox son cualquier cosa menos "Radical". El Salto de un término a otro en el libro de estilo es también importante. Si llamamos radicales a los nazis mal vamos. Si llaman "izquierda" al PSOE - GAL ¿que alucinógeno usaran? en cualquier momento llamaran calzoncillo a un gato.
Qué penan que se hayan ido los caciques del felipismo, 36 años de servidumbre no son nada, habría que haber implantado 4 años más de servidumbre para detener a la extrema derecha
Según los media está la ultraderecha, luego la derecha del PP, luego el centro de Ciudadanos, , luego la izquierda del PSOE y la extrema izquierda de Unidos )Podemos. Demostremos les que no es verdad. Un partido a la izquierda de Podemos y sin vocación de gobierno debería entrar en los palamentos en las próximas elecciones municipales y autonómicas.