Las personas que se encuentran en situación de calle han aumentado un 57% en los últimos dos años

La APDHA expone en su informe Pobreza Sur 2025 que en Andalucía al menos 8.000 personas se encuentra en situación de sinhogarismo.
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David F. Sabadell Una persona en situación de calle bajo un cartel que pone 'Dictadura'

La pobreza no para de aumentar, y cada vez son más las personas en el Estado las que duermen diariamente en la calle. En total, en 2024 al menos 34.145 personas se alojaron cada día en centros de atención, lo que supone un 57% más que dos años atrás, como recoge, un 20% en Andalucía, a partir de datos del INE, el informe Pobreza Sur de 2025de la APDHA. 

En Andalucía fueron atendidas al menos 1.187 personas en centros especializados, una cifra que no es una representación total de las personas en situación de sinhogarismo que en muchas ocasiones ni siquiera acceden a esos recursos. El informe de esta asociación estima que en Andalucía hay al menos 8.000 personas en situación de calle, sin contar las personas que se encuentran en los asentamientos de Huelva y Almería.

“El sinhogarismo constituye una de las formas más extremas de exclusión social. No se trata únicamente de pobreza material, sino de una vulneración profunda de la dignidad humana, que rompe el vínculo con la universalidad de los derechos y despoja a la persona de su identidad ciudadana”, expone en el informe la vicecoordinadora de la APDHA, Macarena Olid, de forma contundente. Una definición certera que pone el foco en la invisibilización y deshumanización que la sociedad tiene hacia las personas que se encuentran en esta situación. 

“El sintagma 'el problema de las personas sin hogar' puede interpretarse de muchas maneras, pero casi nunca es entendido como 'las personas que tienen problemas por carecer de hogar”, reflexiona en el informe la escritora Sara Mesa

La escritora Sara Mesa en este estudio señala la responsabilidad de los medios de comunicación, las instituciones y la propia sociedad en la construcción de esa otredad: “El mejor análisis empieza por el lenguaje. El sintagma 'el problema de las personas sin hogar' puede interpretarse de muchas maneras, pero casi nunca es entendido como 'las personas que tienen problemas por carecer de hogar'. El problema, para la mente colectiva y ciega a la que me he referido arriba, es la mera existencia de esas personas”. Un lenguaje que se ha convertido en consenso social y que afecta a quienes están afectadas por el sinhogarismo: “Os exigimos como Ayuntamiento que se desplieguen los mecanismos necesarios, pero, sobre todo, que contribuyan a la problemática con un lenguaje que no resulte ofensivo, estigmatizante y cargado de prejuicios”, exponen un grupo de personas en situación de calle a través de una carta al Ayuntamiento de Sevilla.

Una deshumanización que tiene como última consecuencia el fallecimiento de estas personas. Según el colectivo La Calle Mata, en Granada 13 personas sin hogar murieron en la calle en 2024 y hasta octubre de 2025 se produjeron cinco de estos fallecimientos. En Jaén, un chico de 19 años murió en una obra abandonada donde dormía. No hay más datos específicos de estas muertes, pero se augura que la cifra es mayor.

Migración y exclusión

La atención a personas migrantes que se encuentran en situación de calle ha aumentado un 26%. Personas en su mayoría en situación administrativa irregular, un perfil en el que se mezclan, a través de las políticas institucionales, una doble discriminación: la aporofobia y el racismo. “Las personas en situación administrativa irregular constituyen uno de los colectivos más expuestos a la exclusión residencial”, explica Toché García Orenes, asesora jurídica de la APDHA. García insiste en que “decir que ‘a todos los inmigrantes les dan casa' es mucho más que una frase falsa: es un discurso estigmatizante que oculta la verdadera desigualdad en el acceso a la vivienda. Lejos de recibir privilegios, la mayoría de las personas migrantes encuentran más obstáculos que facilidades cuando intentan acceder a un hogar digno”.

En Andalucía hay 157 centros especializados en la atención a las personas en situación de calle; la mayoría pertenecen a una empresa o entidad privada, el 83,77% según el INE.

En muchas ocasiones, esta situación de sinhogarismo viene derivada de otras políticas, como en el caso de Huelva, el Plan de Erradicación del Chabolismo puesto en marcha por la Junta de Andalucía. Un proyecto que en localidades como Lepe ha convertido a los jornaleros que viven en asentamientos en personas en situación de calle. “La reducción de los asentamientos no ha ido necesariamente acompañada de una mejora estructural en el acceso a vivienda; en ausencia de alternativas suficientes, ha dado lugar a nuevas formas de sinhogarismo temporal, expresadas en personas viviendo ‘al raso', en vehículos o en espacios públicos, especialmente durante periodos de demolición”, expone Carmen Vásquez de la APDHA de Huelva. 

Privatización y falta de estrategia

En Andalucía hay 157 centros especializados en la atención a las personas en situación de calle; la mayoría pertenecen a una empresa o entidad privada, el 83,77% según el INE. Además, el personal que atiende a estas personas es en un 57,1% voluntariado; es decir, además de realizar una labor profesional de forma gratuita, no cuentan con los saberes y la especialización necesaria.

“Los ayuntamientos andaluces están fallando de forma grave y sistemática a las personas sin hogar”, exponen desde la APDHA. A pesar de que se dicten protocolos y políticas estatales, europeas o regionales, son los ejecutivos locales los responsables de la atención que se da en sus calles a este grupo poblacional. En el informe de esta asociación solo han querido aportar información de qué protocolos siguen los Ayuntamientos de Huelva, Cádiz y Jaén. Desde la entidad, una vez analizadas sus propuestas, son tajantes: “En las tres ciudades, el patrón es claro: los ayuntamientos descargan en entidades del tercer sector la responsabilidad real de acoger, acompañar y sostener a las personas sin hogar, mientras se reservan funciones de coordinación, firma de protocolos y algún dispositivo de emergencia”. Una estrategia que tiene como consecuencia que “el derecho a la vivienda, a la protección social como la sanidad, se convierte en un ‘servicio privatizado' condicionado por subvenciones, proyectos temporales y la capacidad del voluntariado, en lugar de ser una obligación pública garantizada, estable y exigible”.

En Andalucía, el riesgo de pobreza alcanza un 35,6%, un porcentaje que la sitúa en el podio de las regiones empobrecidas

Además, otra cuestión en las políticas públicas de atención que señalan desde la organización es que se opta por una atención “de parches asistenciales” que no va al foco del problema: la falta de vivienda. La asociación expone que las políticas deberían transitar hacia unas enfocadas en el modelo housing first, que parte de que “la vivienda debe ser lo primero que se garantice, sin condiciones previas, mediante pisos independientes y permanentes”. 

Andalucía al borde del abismo

A pesar de la deshumanización, el sinhogarismo es, por desgracia, un drama que podría afectar a cualquier hijo de vecino, y más en un territorio como Andalucía. Así lo exponen en el informe Pobreza Sur. “Los datos relativos a pobreza y exclusión social, unidos al aumento de la precariedad laboral y de los precios de la vivienda, están colocando a la sociedad andaluza al borde del abismo”, sentencia Olid. En Andalucía, el riesgo de pobreza alcanza un 35,6%, un porcentaje que la sitúa en el podio de las regiones empobrecidas. 

Las andaluzas y los andaluces cobran un 12% menos que la media estatal, sin embargo, el precio de la vivienda triplica al de los salarios y en el último año ha aumentado un 11,8%. Ocho de los diez municipios más pobres del Estado se ubican en provincias andaluzas, y diez de los quince barrios más pobres de todo el Estado se encuentran en la comunidad, según expone el INE.

Andalucía
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El fenómeno del sinhogarismo se consolida como una problemática en expansión, con un incremento sostenido en todo el país, afectando a perfiles poblacionales cada vez más diversos y evidenciando deficiencias estructurales en la atención
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