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Argentina
Equipo Argentino de Antropología Forense: cuarenta años buscando la verdad
Marta Dillon, escritora, editora y periodista de Página/12, es hija de Marta Taboada, militante del FR-17 (Frente Revolucionario 17 de octubre), secuestrada una madrugada de 1976. Vivían en una casa en el oeste de la provincia de Buenos Aires, junto a sus hijos (testigos de los secuestros) y compañeros de militancia. Dillón, su hija mayor, durante más de veinte años junto al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), buscó los restos de su madre, hasta que en agosto del 2011 recibió un llamado de un integrante del Equipo comunicándole que finalmente la habían encontrado. Tenía apenas diez años cuando su madre fue fusilada y con el paso de los años solamente pudo tener fantasías sobre ella: “¿Sería tan audaz como la recordaba?, ¿tan sensual como la percibía?, ¿valiente y aguerrida como una amazona?” preguntas que esta periodista, se hace en un artículo —publicada en Página/12— donde cuenta cómo encontró a su madre: enterrada como NN —no identificada— en un cementerio de la provincia de Buenos Aires, exhumada y vuelta a inhumar sin más ritos que una bolsa negra con un número asignado en la que sus restos se mezclaron con los huesos de quienes habían encontrado la misma muerte clandestina: Gladys Porcel de Puggioni y Negro Arroyo. Todos convivían en la misma casa y desaparecieron la misma madrugada.
En el mismo artículo, Dillon invita a quienes quieran despedir a su madre y da detalles sobre lo que significa organizar el entierro de una persona desaparecida “El hombre insistió: “¿Qué cochería la trae?”, “ninguna, vendrá en su urna, montada en un camión y esperamos que esté acompañada por música y banderas”. Marta decidió que la despedida de su madre fuera una caravana de amigos y amigas, que acompañe sus restos en un cajoncito pequeño pintado de blanco con la imagen de Evita Montonera. Fue una marcha/fiesta con sentimientos encontrados, porque la muerte y el duelo, a pesar de ser signos vitales de nuestras vidas, siempre sellan un contrato con lo que se acaba y en este caso fue el poder encontrar los restos de un familiar desaparecido, el fin de una búsqueda y el vértigo de la reconstrucción de ese vacío.
El EAAF es una institución colectiva no gubernamental, de perfil científico y sin fines de lucro fundada en la Argentina en el año 1984. Fue impulsada por organismos de derechos humanos
Este 2023, en un torbellino de emociones, la familia de Juan y María Botto llegaron a Buenos Aires desde España. Como lugar obligatorio, fueron a la Sede Central del Equipo de Antropología Argentino Forense. Buscan a Diego Botto, padre, abuelo, compañero, actor, militante y desaparecido durante marzo de 1977 en la Ciudad de Buenos Aires. Sus restos aún no fueron encontrados, sin embargo su nombre aparece en la Escuela de Arte Dramático, en el Parque de la Memoria, junto a sus compañeros y compañeras desaparecidas, y en una baldosa de memoria, puesta recientemente en el centro de la Ciudad en presencia de sus hijos y organismos de Derechos Humanos. Hay una sociedad que acompaña a esa memoria, una familia que busca y un equipo de científicos comprometidos con los familiares.
La formación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF)
Entre 1976 y diciembre de 1983 la dictadura militar en Argentina secuestró y ejecutó a miles de personas que fueron enterradas como NN en cementerios y tumbas clandestinas. El EAAF es una institución colectiva no gubernamental, de perfil científico y sin fines de lucro fundada en la Argentina en el año 1984. Su creación fue impulsada por los organismos de derechos humanos argentinos que participaron activamente por el derecho a la identidad, la defensa de la verdad y la justicia. En su inicio participó el investigador estadounidense Eric Stover, integrante de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia de Washington, quien puso en contacto a Abuelas de Plaza de Mayo y a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), con el antropólogo forense Clyde Snow, quien ya tenía un prestigio importante en su carrera: había formado parte de las investigaciones sobre los restos del ex presidente John F. Kennedy, la restauración del rostro del faraón Tutankamón y la identificación de los restos del criminal nazi, Josef Mengele, en Brasil.
Una pequeña comitiva de científicos estadounidenses (incluida Clyde Snow) decidió viajar hacia la Argentina, con el objetivo de comprender y colaborar con la búsqueda de personas desaparecidas. Ya en territorio nacional, el juez Juan María Ramos Padilla, ordena una exhumación en la provincia de Buenos Aires. Snow no contaba con un equipo de arqueólogos y antropólogos y la antropología forense era una disciplina nueva en el mundo por lo que, si bien en Argentina había muy buenos patólogos forenses, faltaban profesionales que pudieran llevar a cabo la recuperación de los restos de los desaparecidos, su identificación y la determinación de la causa de muerte. Sin embargo, en una de sus conferencias conoce a un estudiante de medicina que era su traductor, Morris Tidball -Binz —hoy Relator Especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales— a quién consultó si tenía amigos arqueólogos y antropólogos, para poder llevar a cabo está exhumación. Sí, respondió Morris y convocó a Luis Fondebrider, Douglas Cairns, Mercedes Diretti y Patricia Bernardi, todos estudiantes universitarios de la misma edad que las personas desaparecidas, y que sus familiares, en esa época, aún tenían la esperanza de encontrarlos con vida. En 1987, se inscribieron como asociación civil sin fines de lucro bajo el nombre de Equipo Argentino de Antropología Forense con el objetivo de practicar “La antropología forense aplicada a los casos de violencia de Estado, violación de derechos humanos, delitos de lesa humanidad” y allí se unieron Darío Olmo, Alejandro Incháurregui, Carlos Somigliana (Maco), Silvana Turner, Anahí Ginarte.
Memoria, Verdad y Justicia
En la actualidad, este equipo de científicos que fue mutando y engrosando su número de integrantes, recuperó alrededor de 1500 cuerpos de personas desaparecidas víctimas de la última dictadura militar y en su Laboratorio de Genética Forense (LGF-EAAF) fundado durante el 2006 — diferente al que tienen las Abuelas de Plaza de Mayo— existen 11 mil muestras que representan a 4500 familias. Este es un banco de datos fundamental para que pueda funcionar el cruce de datos de las miles de personas que aún permanecen desaparecidas, aunque también, en su laboratorio, tiene 600 cuerpos exhumados que aún no han sido reconocidos.
Mercedes Salado Puerto, es española y recientemente volvió a residir en Madrid, forma parte de la EAAF y coordina el área de identificación. Durante 20 años vivió en Buenos Aires y la idea de regresar a su país tiene que ver con crear una nueva sede del Equipo de Antropología Forense en España. El objetivo es poder trabajar sobre las desapariciones de personas en Europa. Mercedes, dice, que desde que se unió al equipo (hace más de 20 años) lo que le sigue sorprendiendo es la coherencia laboral con la que lograron sostenerse a lo largo de 40 años, es decir, el total de la democracia argentina, “Es admirable que desde su creación el equipo siempre mantuvo su esencia inicial: La búsqueda de la verdad y la respuesta a los familiares de las víctimas es un faro de guía. El Estado Argentino y su sociedad civil, siempre acompañaron el proceso de verdad. La jurisprudencia de ese país y todo lo relacionado a los derechos humanos, como la responsabilidad del Estado, el desarrollo de leyes y la importancia de que lo humanitario es también judicializable, en comparación con la realidad española, todo este proceso es envidiable”.
Luego de que por muchos años el EAAF no tuviera oficinas propias, desde el 2017 Abuelas de Plaza de Mayo les cedió oficinas en el predio de la Ex ESMA
Mercedes, habla luego de un largo recorrido que arrancó en 1984, cuando volvió la democracia y en ese momento, la sociedad argentina y los familiares de las personas desaparecidas, no tenían conciencia de lo que la dictadura militar fue capaz de hacer, “Fue la sociedad argentina y su nivel de compromiso que generó un proceso de memoria, justicia y verdad. Comprendió que tenía que conocerse la verdad con garantías, no solamente con el hecho de encontrar los cuerpos de las personas secuestradas, sino también, que los actores responsables de la dictadura militar sean juzgados por la justicia argentina y cumplan su condena en una cárcel común”
Luego de que por muchos años el EAAF no tuviera oficinas propias, sino que alquilaban varios departamentos ubicados en el ruidoso barrio de Once en la Ciudad de Buenos Aires, desde el 2017 Abuelas de Plaza de Mayo les cedió oficinas en el predio de la Ex ESMA (Escuela de la Mecánica Armada) ex centro clandestino de detención y hoy espacio de memoria, donde funciona su sede central que lleva el nombre de Clyde Snow.
Misiones por el mundo del EAAF
A lo largo de estos 40 años las misiones por el mundo de la EAAF fueron muchas y el equipo fue pionero en la aplicación y en la garantía de la ciencia en la investigación en derechos humanos. La lista sobre sus investigaciones es larga, realizaron misiones en más de 65 países: el EAAF participó en el reconocimiento del cuerpo de Ernesto Che Guevara 1997, o desde el 2017, junto a la Cruz Roja Internacional, es parte activa en la identificación de los soldados caídos en la Guerra de las Malvinas (1982) enterrados como NN en el Cementerio de Darwin en las Islas. A pedidos de los familiares, revisaron la causa de la muerte del presidente Salvador Allende y del poeta Pablo Neruda. Fueron parte de las primeras exhumaciones de personas desaparecidas enterradas como NN en el Cementerio de Avellaneda en la provincia de Buenos Aires, llevan a cabo investigaciones sobre 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en México, La masacre de El Mozote en el Salvador, fueron convocados por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia para investigar las masacres ocurridas en Bosnia, Croacia y Kosovo y también trabajaron en diferentes casos de femicidios, en Argentina, México, Ecuador, y más.
En la actualidad, el equipo se encuentra tan activo como desde sus inicios y su número de integrantes subió a 65, Mercedes Salado Puerto, por ejemplo, al momento de este artículo estaba viajando a Kiev, Ucrania, mientras en Argentina, recientemente identificaron los restos de Rubén Amaro González, asesinado en un retén policial en 1976 y enterrado sin identidad. Desde el 2017 puso en marcha La Escuela Latinoamericana de Ciencias Forenses y Derechos Humanos.
Argentina
24 de marzo Argentina: 40 años de democracia y un ejemplo universal en los procesos de Memoria, Verdad y Justicia
Mientras usted lee esta nota, hay alguien que sigue buscando a un familiar que permanece desaparecido. El Equipo, con sus diferentes sedes regionales y centrales en México, Nueva York, Buenos Aires siguen buscando y generando campañas para poder identificar aquellos 600 cuerpos exhumados que aún no están reconocidos y aquellas personas que siguen desaparecidas.
La memoria es fundamental para poder reconstruir el laberinto que dejan las desapariciones forzadas, para los seres queridos de esas personas es un camino doloroso pero necesario para poder cerrar un duelo, revisar el presente y concluir es un derecho vital para la vida de cualquier ser humano.