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Myriam Bregman: “Hoy proscriben a Cristina Fernández, mañana pueden proscribir a la izquierda”

Este miércoles 18 de junio, Cristina Fernández Kirchner se presenta a la Justicia para comenzar a cumplir su condena de seis años y su inhabilitación política de por vida en medio de un ambiente de crispación y movilización social contra el modelo neoliberal del presidente argentino, Javier Milei. Las críticas a un falló leído como político y enmarcado en la estrategia de lawfare de la extrema derecha han llegada de posicionamientos políticos muy diversos, también de la izquierda no peronista, que siempre ha mantenido una postura crítica con el kirchnerismo.
Pocas personas representan mejor esa izquierda no peronista que Myriam Bregman, líder del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y exdiputada nacional por el Frente de Izquierdas y Trabajadores - Unidad (FIT-U). Bregman fue una de las abogadas de Jorge Julio López, testigo de los juicios de la dictadura desaparecido en 2006, y participó en la querella contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, el primer gran juicio contra los represores de la dictadura, entre otros grandes casos contra la represión de finales de los años 70. También fue abogada de la fábrica recuperada de cerámicas Zanón y ha acompañado numerosos casos de violaciones de derechos humanos y gatillo fácil desde la reinstauración de la democracia.
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Argentina La oposición a Milei tacha de decisión política la condena contra la expresidenta Cristina Fernández
Para dar la vuelta a los insultos y acusaciones del presidente argentino, Myriam Bregman ha escrito Zurda (Sudamericana, 2025), un libro donde reivindica las ideas del anticapitalismo y la necesidad de romper con el marco de sumisión a las élites y a EEUU heredado de la dictadura. “Peleo por el socialismo y digo que soy comunista aunque a Milei le moleste. Por eso el título de mi libro es Zurda”, explica.
¿La ratificación de la condena a Cristina Fernández Kirchner es un fallo político? ¿La democracia tal como la conocíamos en Argentina está en peligro?
Se trata claramente de un fallo político proscriptivo. Es un salto en el ataque a las libertades democráticas. No solo le impiden a Cristina Kirchner ser candidata, sino que impiden a millones de personas votar por la candidata de su preferencia.
Casos de corrupción hubo, eso no lo niega ni la propia Cristina Kirchner, pero el tema es para qué se usan estas causas y que todo el proceso estuvo lleno de irregularidades
Repudiamos inmediatamente este fallo porque sienta pésimos precedentes: todo avance antidemocrático se vuelve indefectiblemente contra el pueblo trabajador. Además, así como se proscribe hoy a Cristina Fernández de Kirchner, mañana pueden proscribir a la izquierda. Esto además hay que enmarcarlo en el contexto internacional. Estados Unidos ha utilizado legislación que pone el foco en la corrupción, con inhabilitación para cargos públicos —como lo hicieron con Lula en Brasil— para controlar o quitarse de encima gobiernos o candidatos que no sean de su preferencia en determinado momento. Casos de corrupción hubo, eso no lo niega ni la propia Cristina Kirchner, pero el tema es para qué se usan estas causas y que todo el proceso estuvo lleno de irregularidades.
Repudiamos este fallo y llamamos desde el primer día a enfrentarlo con la movilización en las calles, así lo planteamos en la prensa, en los lugares de trabajo y de estudio. Lo hacemos dejando claro que siempre hemos sido opositores a Cristina Fernández, incluso en su Gobierno hemos sido reprimidos en varias luchas, y seguimos siendo opositores al peronismo, que, como ella misma dice, entiende que el capitalismo es el único sistema posible.

Muchos nos preguntan si la democracia está en peligro, si hay que salir todos juntos a “defender la democracia”. Nosotros decimos que esta democracia que tenemos ya es una democracia capitalista restrictiva, donde se criminaliza a los que luchan y donde a los explotados se los deja, a lo sumo, votar cada dos o cuatro años, mientras los que deciden todos los días son la casta política y los grandes empresarios. Vamos a pelear contra cualquier intento de restringir aún más las libertades democráticas, pero nuestra lucha por otro tipo de sistema social donde verdaderamente los trabajadores y trabajadoras decidan su propio futuro continúa, peleamos por un socialismo desde abajo.
El mundo entero se está fijando en Argentina, como si fuera un laboratorio de lo que lo que puede pasar, no solamente de las políticas reaccionarias sino también de las resistencias.
Sí, es muy notorio eso. Tanto en Francia como en el Estado español noté que hay un interés enorme por Argentina. Hay una preocupación general que excede a quienes de un modo u otro seguimos los acontecimientos políticos.
Venden el modelo de Milei como exitoso. Estamos ahí para decir que de exitoso no tiene nada, que son las viejas ideas conservadoras que vimos durante la dictadura militar y el menemismo, un neoliberalismo feroz que lo único que tiene de novedoso son las formas.
¿Qué lectura haces de las últimas elecciones en la ciudad de Buenos Aires?
El Gobierno la intenta presentar como una elección muy exitosa. Pero no fue a votar la mitad de la población. Esto tiene que ver con la manipulación que están haciendo del sistema electoral de cara a las elecciones [legislativas] de octubre, en complicidad con el resto de partidos mayoritarios, que le han votado las reformas electorales. Esto ha hecho que el Gobierno pueda decir que ganó con un 30%, pero con el apoyo de solo un 15% del padrón. Y se empiezan a separar los ámbitos sociales, algo que pasó también en el menemismo. Cada vez se nota más que se van quedando con las capas superiores de la sociedad y van perdiendo votos por abajo. Milei no logra avanzar sobre la mitad de la población que no lo votó. Hay un 50% que sigue sin apoyarlo y se empieza a reacomodar su propio voto también.
Venden el modelo de Milei como exitoso. Estamos ahí para decir que de exitoso no tiene nada, que son las viejas ideas conservadoras que vimos durante la dictadura militar y el menemismo
Decías que con Milei lo que cambiaban son las formas. ¿Qué ha cambiado?
Milei no fue una concesión graciosa del destino, sino que se lo armó como un producto nuevo, novedoso, copiando otras experiencias en otros países. Una persona disruptiva desde lo formal, que prefiere la campera de cuero y dice barbaridades a los gritos que antes eran impensables. En sus discursos dice cosas como “zurdos, los voy a matar”. Antes también nos perseguían, pero sin utilizar el lenguaje de la dictadura o de Triple A. Un estudio de los últimos cinco años dice que Javier Milei fue la persona con más presencia mediática. Si toda la población se enteró de que existía ese personaje y lo pudo votar es porque hubo un empujón muy fuerte desde los sectores dominantes hacia Javier Milei. No es que vos ahora te ponés una campera de cuero, agarrás una motosierra y te van a venir a votar. Eso no funciona así. Sectores del peronismo acusan al candidato [también peronista] Sergio Massa de haber ayudado a Milei a armar las listas en los lugares donde no llegaba para dividir el voto de la derecha. Bueno, fue una de esas cosas que parecen una típica avivada argentina que terminan en catástrofe.
Milei no fue una concesión graciosa del destino, sino que se lo armó como un producto nuevo, novedoso, copiando otras experiencias en otros países, para dividir el voto de la derecha
Y es el pueblo el que está padeciendo esto porque Sergio Massa no lo padece. Cuando pasaron las elecciones, se fue a trabajar a un fondo buitre. No es que Milei gane por mérito propio o porque toda la sociedad se hizo de derecha. Javier Milei se construye sobre muchos años de desencanto y de bronca. Tuvimos un Gobierno de derecha clásico, neoliberal, conservador, el de Mauricio Macri, que generó mucho descontento. En 2017, se producen unas movilizaciones enormes con una represión feroz. Ahí el Gobierno quedó muy herido políticamente y había dos opciones como mínimo: una, profundizar la lucha y derrotar el plan de Macri y otra decir “basta, llegamos hasta acá” y pensar en la campaña electoral del 2019. El peronismo se retiró de la calle, se retiró de cualquier discurso que pueda molestar al Gobierno, todos a casa para construir una alternativa electoral para el 2019 y esperar tranquilos a que no pase nada más. Esto también es muy grave para la situación argentina, porque te estoy hablando diciembre del 2017, mayo de 2018, cuando Mauricio Macri fue al Fondo Monetario Internacional y dejó a su Gobierno y a los futuros Gobiernos totalmente condicionados.

Las elecciones las ganaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner, generando la ilusión de que volvía el ‘asadito’ a Argentina, porque se creía que se iba a poder llenar la heladera. Pero cuando llegan las siguientes elecciones el que ganó fue Javier Milei. ¿Por qué? Porque siguen subordinados al Fondo Monetario. Porque la inflación era insoportable, porque las condiciones estructurales de la población, sobre todo de la más pobre, se había vuelto insostenible, porque habíamos pasado una pandemia en muy malas condiciones, con poca ayuda social para el drama social que supuso la pandemia en un país como el nuestro, con un sistema de salud prácticamente colapsado.
Hay que dimensionar lo que significó para los sectores populares una inflación agobiante que no permitía planificar la vida de las familias. Y esto se despreció mucho desde el Gobierno de Alberto Fernández
Todo esto generó malestar entre los sectores de derecha con la derecha tradicional. Y los sectores que habían confiado, sobre todo la juventud, en que el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner iba a poder darles una salida, eligen como herramienta para protestar a quien los criticaba más ferozmente, con más violencia. Así llega Javier Milei al poder. Sin tener en cuenta este contexto, no hay manera de pensar por qué la Argentina votó esto.
Se entiende más o menos bien por qué llega Milei al poder. Mucho menos se entiende cómo hace para mantenerse con las políticas que está haciendo.
Es evidente que eso es lo que Europa más impacta. No tiene una explicación única, pero tiene que ver con lo que hablábamos antes. Primero, hay que dimensionar lo que significó para los sectores populares una inflación agobiante que no permitía planificar la vida de las familias. Y esto se despreció mucho desde el Gobierno de Alberto Fernández. La población sentía que no les importaba. No solo no resolvían sus problemas, sino que no les importaba. La famosa foto de Olivos del presidente Alberto Fernández con su pareja festejando en plena pandemia fue un corte social importantísimo con el peronismo.
Es muy difícil que esto se vea desde los sectores que sienten simpatía por el peronismo, porque te dicen “bueno, pero no era tan grave”. No tan grave para vos. Siempre hay que bajar y aprender a mirar por abajo. El peronismo agrupa amplios sectores de movimientos sociales. Y cuando vos hablás con la gente, incluso agrupada en esos movimientos sociales, dicen que votaron a Milei porque no aguantaban más. Y porque lo veían como algo muy antagónico, con la capacidad de generar enemigos internos o externos a los que responsabilizar. Es el caso de los migrantes, pero también de las mujeres a las que acusan de haber reclamado demasiado. Dicen: “Esto es culpa de que se le dio mucha importancia a los derechos humanos, a las disidencias sexuales, y nosotros estábamos pasando hambre”. Javier Milei capitaliza eso. Además, empieza a concentrar el voto de sectores muy acomodados, que les va bien con Javier Milei. Esto tampoco hay que perderlo de vista.
En estos días se conoció que los turistas argentinos en el exterior gastan más que todas las divisas que entran por el yacimiento de Vaca Muerta. Hay un sector que está disfrutando de la nueva situación
En estos días se conoció que los turistas argentinos en el exterior gastan más que todas las divisas que entran por el yacimiento de Vaca Muerta [megaproyecto petrolífero en la Patagonia argentina]. Hay un sector que evidentemente está disfrutando de la nueva situación. Eso también construye un nuevo sector social de apoyo. Y voy a lo más importante: la complicidad de la dirigencia política tradicional, política y sindical, se divide en dos partes: una que se pasó al campo de Milei, sectores del radicalismo [del partido tradicional de centro la Unión Cívica Radical] o sectores del peronismo que tienen varios gobernadores que les dicen a sus diputados y senadores que apoyen los pactos que van haciendo con Milei. Esto le ha dado al Gobierno la posibilidad de aprobar leyes nefastas en el Congreso, barrer la legislación laboral, terminar con legislación previsional [de pensiones], cambios estructurales profundísimos.
Y después está el sector del peronismo que mantiene un discurso ofensivo contra Javier Milei, pero no hace nada. El peronismo se jacta de dirigir la CGT y la CTA, o sea, las dos mayores centrales sindicales de Argentina, la mayoría de los movimientos sociales y de influir en la mayoría de los movimientos gremiales del país, pero todo eso no está puesto al servicio de una pelea frontal contra Javier Milei.
El apoyo de sectores del peronismo y el radicalismo le ha dado al Gobierno la posibilidad de aprobar leyes nefastas en el Congreso
Hay un tercer elemento que permite entender lo que está pasando. Si pensás en Argentina, la conflictividad social tiene una centralidad política enorme. Todos aquellos que se queden mirando encuestas y se les pase por abajo que hay una conflictividad social creciente se están perdiendo parte de la realidad. Que eso ocurra en Europa no me asombra porque no viven en Argentina y no siguen la realidad argentina. Pero que pase en Argentina es bastante más preocupante. Hay mucho interés en lo que dicen las encuestas en relación a Javier Milei, porque está todo el mundo pensando en las elecciones, pero por abajo hay una conflictividad social creciente, sobre todo en reclamos salariales. En los últimos días hay un cambio político enorme.

Siempre se ha visto Argentina como un oasis, con unos movimientos sindicales y sociales muy fuertes en relación a otros sitios de América Latina, donde las soluciones individuales frente a la exclusión y la pobreza se habían convertido en más habituales. ¿No hay por debajo de este auge de la extrema derecha un cambio social más profundo hacia ese modelo individualista inspirado en EEUU?
La realidad de este año y medio que lleva en el poder es que cada vez que las direcciones sindicales, políticas o estudiantiles llamaron a la sociedad a enfrentar a Milei, la sociedad respondió mayoritariamente. Desde que yo iba a la facultad en los años 90 no se veía nada parecido, millones de personas en la calle, no podías caminar por la ciudad de Buenos Aires porque salía gente de todos lados. Cuando de joven yo marchaba cerca de la Facultad de Derecho, que está en un barrio muy caro de la ciudad, la gente nos tiraba cosas de los balcones. Ahora te aplaudían.
El peronismo se jacta de dirigir las dos mayores centrales sindicales de Argentina, la mayoría de los movimientos sociales, pero todo eso no está puesto al servicio de una pelea frontal contra Javier Milei
Entonces ¿es la sociedad que se ha vuelto de derecha o son las direcciones que no quieren enfrentarse a Milei? ¿Es la sociedad o son las direcciones que se hicieron derecha? Cada vez que la CGT llamó a una movilización, a un paro, la sociedad respondió. Se paró y se hicieron enormes movilizaciones. Cuando Milei hizo un discurso atacando las disidencias sexuales, el 1 de febrero, la respuesta fue histórica, la gente viajó del interior del país a Buenos Aires, se hicieron marchas en la Argentina profunda, las movilizaciones más grandes con la bandera arcoíris.
Y la movilización del último 24 de marzo [aniversario del golpe militar de 1976] fue gigantesca. ¿La gente dejó de pelear por memoria, verdad y justicia o es que las organizaciones no convocan? Me parece que la clave de esto es la cobardía política y las ganas de que Milei haga el ajuste para luego volver al poder con el ajuste ya hecho. Me enoja muchísimo que se culpe a la sociedad de esto, que se diga que la sociedad se hizo de derechas.
Puede haber reacomodamiento de sectores juveniles que confiaron en Javier Milei, pero luego está el otro sector que sale a la calle a defender la educación pública y el salario docente. Yo lo vivo en carne propia, porque no solo soy docente universitaria, sino también soy referente en los derechos humanos y la gente te agradece en la calle, los pibes ni hablar, te abrazan y te dicen “gracias por luchar por esto”. Entonces no me gusta que encubran su cobardía política culpando a la sociedad.
Es la sociedad que se ha vuelto de derecha o son las direcciones que no quieren enfrentarse a Milei? ¿Es la sociedad o son las direcciones que se hicieron derecha?
Otro elemento clave es que la dirigencia política tradicional está adoptando los sentidos comunes de la derecha. El radicalismo te dice “bueno, esto había que hacerlo, y llegó el momento”. Esto provoca un daño social enorme. Una cosa muy característica es que sectores del peronismo o incluso de la izquierda culpen a las mujeres porque peleamos demasiado. Exigir derechos para las personas trans, “demasiado”, dicen. “Eso hizo que la sociedad no acompañara”. Sí el Gobierno de Cristina Fernández y Alberto Fernández fracasó es porque adoptaron el programa del Fondo Monetario, porque el programa del FMI era inflacionario y recesivo.
Y Javier Milei continúa con ese programa y le está costando mantener la inflación baja y el único ancla que encuentra es el ancla salarial, o sea, tener atados a los salarios. Claro, si no puedo comprar comida es difícil que la comida pueda aumentar de precio.
Como decías antes, muchas veces no se ve lo que está pasando por abajo. ¿Cuál es la situación que están viviendo ahora mismo los sectores populares?
Lo están pasando muy mal, muy mal. Por eso la dirigencia sindical es una de las que tiene peor imagen en la Argentina, la peor imagen de la historia. Cada vez más hay una brecha más grande entre lo que cuestan las cosas y los salarios y las jubilaciones, que están cada vez más achatados. Esto es lo que explica que esté creciendo la conflictividad social en las últimas semanas. Empieza a notarse que el salario no alcanza para nada. Las tarifas aumentaron, no solo las de transporte, sino también la de los servicios públicos. Estamos en un momento bisagra donde se empieza a notar que los salarios y las jubilaciones no alcanzan, donde hay cada vez más precarización laboral y donde se nota que el descontento social está aumentando, que la gente lo está pasando muy mal.
¿Cuál es la herencia que deja el kirchnerismo?
A finales de mayo Cristina Kirchner declaraba que había que ir de un “Estado presente” a un “Estado eficiente”. Desde 2001, el “Estado presente” se construye sobre las gomas quemadas en la calle y sobre el “que se vayan todos”, sobre el repudio a las instituciones. El kirchnerismo generó un discurso para devolver la confianza en las instituciones de la democracia burguesa. En ese mismo proceso, también hicieron algunas concesiones sociales que generaron la idea de que el Estado iba a resolver los problemas, de que no era necesario que pelees. Cristina Kirchner decía que a su izquierda solo había una pared, algo muy brutal en un país con 30.000 detenidos desaparecidos por ser de izquierda. Fue un poco violento para nosotros. Todo el mundo tiene que respetar tus ideas y no decir que te caíste del mapa y que estás en un lugar que no existe. Esta es la construcción que hacen de la estatalidad, donde todo lo resuelve el Estado, donde no es necesario que protestes.
Sí el Gobierno de Cristina Fernández y Alberto Fernández fracasó es porque adoptaron el programa del Fondo Monetario, porque el programa del FMI era inflacionario y recesivo
Otras de las herencias son los planes sociales y ayudas, con las que mantenía a raya esa conflictividad social de la que hablabas. ¿Qué está pasando ahora con esas ayudas?
Milei cortó muchas y dejó otras en niveles paupérrimos, porque no se actualizan al nivel que se deberían actualizar. El problema es que cuando Javier Milei habla de casta política, señala a los trabajadores del Estado, a los trabajadores de la salud y la educación que tienen o tenían —mejor dicho— un mejor ingreso producto de sus luchas. En Argentina nadie te regala nada y en ningún lugar del mundo. No eran ingresos buenos, pero eran mejores que los de las personas que estaban desempleadas o recibían una ayuda social o tienen un trabajo precario. En Argentina, la precariedad es espantosa. Y entonces Javier Milei, cuando habla de la casta política, habla de eso, de echar a todos los trabajadores de los sitios de memoria porque se gastan millones de pesos. Utiliza mucho esa contraposición. Ahora, cuando vos escuchás el discurso de Juan Grabois [líder de la izquierda peronista] que salió durísimo a atacar a los docentes y a los médicos diciendo que por culpa de los paros que hacen los pobres no tienen salud y educación, es la continuidad del mismo discurso del “Estado eficiente” de Cristina Kirchner.
¿Ha encontrado Milei una fuente de apoyo en la clase media?
Creo que la clase media está dividida. Son sectores medios los que van a la universidad y salen mayoritariamente a pelear. Y son sectores medios los que pueblan las marchas contra el discurso discriminatorio de Milei. También son sectores medios, sobre todo, los que salieron el 24 de marzo, en el aniversario del golpe de Estado. Pero también son sectores medios, un poquito más altos, los que se están gastando las divisas en Brasil.
Me cuesta definir la clase media como un todo, porque también los jubilados que protestan son personas que provienen de sectores de trabajadores que han tenido jubilaciones relativamente buenas, que habían trabajado en empresas, que tenían los aportes... Y todo eso está decayendo. La clase media está repartida. Hay un sector medio que cada vez vive peor, que le impacta, por ejemplo, la degradación de la escuela pública. Y un sector más acomodado, que accede a la educación privada y que puede viajar al exterior, que le conviene que el dólar esté estable.
En el libro hablas de la dictadura de 1976-1983 como un periodo no superado del todo en Argentina.
La democracia capitalista argentina se construyó preservando los cambios estructurales que hizo la dictadura argentina. Es esto que maravillosamente Rodolfo Walsh escribe en su Carta abierta sobre el motivo profundo del golpe: “La miseria planificada”. Eso que dice Rodolfo Walsh un día antes de ser secuestrado y asesinado por la dictadura militar es lo que rige la democracia capitalista posterior. Es una democracia construida sobre las bases que dejó la dictadura. El que no entiende esto le cuesta mucho entender la realidad argentina, le cuesta entender las ataduras profundas y la dependencia política que tiene nuestro país. El 26 de marzo de 1976, dos días después del golpe, la dictadura firmó un crédito con el Fondo Monetario Internacional.
Es una democracia construida sobre las bases que dejó la dictadura. El que no entiende esto le cuesta mucho entender la realidad argentina, le cuesta entender las ataduras profundas y la dependencia política que tiene nuestro país
Ahí empieza la subordinación y la famosa pelota de nieve que, desde ahí, condiciona hasta el día de hoy la economía argentina. Y en abril de 1976 la Junta militar hace un cambio de la legislación que hace que los conflictos que tengan que ver con el Estado argentino se resuelvan fuera de Argentina, algo que el capital financiero mundial exige. Cuando avanza la financiarización de la economía mundial se torna un requisito indispensable para que los conflictos de deuda soberana de los países se resuelvan en el extranjero. Por eso, cuando Argentina tiene un problema con la deuda, como el que tuvo el Gobierno de Cristina, o hay conflictos con tenedores de bonos internacionales, los resuelve un juez triste de Nueva York o en la plaza de Londres. Si uno no mira estos cambios estructurales de la dictadura, es muy difícil entender el desarrollo posterior de Argentina, totalmente limitado y tutelado por Estados Unidos. Todo esto también tiene mucho que ver con el Estado español y el saqueo que ha llevado a cabo a través de Repsol o Telefónica, que privatizaron las empresas públicas con una corrupción escandalosa. Unas empresas que hundieron el país con una de las estafas más importantes que se recuerdan en la Argentina. Y encima hay que pagarles. Y encima el kirchnerismo decide pagarles.
No hay alquimia electoral que resuelva esto. O resolvemos esas ataduras o todos los gobiernos van a terminar fracasando. Pueden tener algún momento de alza, pero al final todo va a terminar mal si no cuestionas la deuda con el Fondo Monetario o si no cuestionas que tu país esté totalmente dominado por jueces extranjeros.
¿El peronismo está en crisis?
Hay un chiste que dice que siempre que al peronismo se lo da por muerto, resucita. Y en efecto, el peronismo puede resucitar electoralmente. Yo no hablo de esto porque el terreno electoral confunde los procesos. Pero el peronismo ha estallado. No solo porque hay un sector que está integrado prácticamente en el Gobierno de Milei, como antes se había integrado en el de Macri, sino que los propios sectores de Cristina Kirchner o Axel Kicillof no son ajenos a este giro a la derecha que afecta al peronismo. Hay un cambio profundo que descoloca a muchos sectores.
No es casualidad que Cristina Kirchner eligió primero a Daniel Scioli, que terminó siendo ministro con Javier Milei. Después eligió a Alberto Fernández, y después eligió a Sergio Massa, un representante de la embajada de Estados Unidos. Si elegís a esta persona de candidato y decís que hay que votarla porque es el mal menor, lógico que va a haber desencanto, entonces tomarán el sector de Juan Grabois para mejorar su imagen y capturar un voto para que no se vaya hacia la izquierda. Pero todas esas alquimias electorales son todas de corta vida.
Y en esta crisis de legitimidad que está teniendo el peronismo. ¿Qué escenario se abre para esta izquierda no peronista?
La izquierda tiene un desafío muy grande de construir una izquierda clasista, anticapitalista, socialista y algunos test hemos pasado. Entramos como anticapitalistas al Congreso y salimos como anticapitalistas. No es menor entrar cobrando como un docente y salir cobrando como un docente. No es menor entrar viviendo en la misma casa y salir viviendo la misma casa. En Argentina, nunca ha habido cinco diputados nacionales en el Congreso que se digan anticapitalistas, trotskistas.
Hay que recuperar los sindicatos, que no pueden seguir estando en manos de aquellos que no quieren enfrentar a la derecha. Cuando el dirigente sindical no hace nada, viene la derecha.
Yo escribí Zurda para tratar de trasladar todo este debate a un lenguaje mucho más llano. Si vos querés luchar por el feminismo hasta el final, si querés luchar por la defensa de las libertades democráticas hasta el final, si querés defender a la clase trabajadora hasta el final, lamentablemente no hay atajos que te salven, lo que queda es poner en pie la construcción de una fuerza de la clase trabajadora, una fuerza anticapitalista y que pelee por el socialismo.
¿Qué puede hacer la izquierda cuando las críticas que suele hacer a la extrema derecha en vez de debilitarla parece que la hacen más fuerte?
La manera de enfrentarlos es sin doble discursos, sin adoptar los sentidos comunes de la derecha y sin hacer concesiones. La clave también pasa por no prometer alquimias electorales y construir potentes organizaciones sociales, políticas y sindicales. Hay que recuperar los sindicatos, que no pueden seguir estando en manos de aquellos que no quieren enfrentar a la derecha. Cuando el dirigente sindical no hace nada, viene la derecha. Hay que recuperar el movimiento estudiantil y sus organizaciones para una pelea verdaderamente anticapitalista que enfrente a la ultraderecha. Creo que en la organización democrática de la clase trabajadora y de los estudiantes está la potencia para empezar a dar una pelea en serio y en las calles, que es el lugar donde definitivamente se van a resolver estas cuestiones. Si nos dejamos llevar por el sentido común de la derecha, que saca a la gente de la calle, que dice que no hay que movilizarse, solo hay que votar. es obvio que la derecha va a crecer. No tiene muchos secretos.
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Suerte a nuestros/as hermanas/os argentinas/os la van a necesitar. Ojalá y sean la vanguardia en enfrentarse al fascismo que representa Miley. Que gran país desgraciadamente en manos de una caterva de nazicapitalistas.