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Arte contemporáneo
El arte como herramienta de transformación social
La fusión de arte y activismo en el ‘artivismo’ sigue consolidando su influencia en los procesos de cambio. No faltan ejemplos en África y América Latina, continentes donde 2017 será un año clave en materia electoral. ¿Hasta qué punto puede un artista influir en las elecciones?
Wiriko
Wiriko
Decía el director de cine Robert Bresson que "no hay arte sin transformación” pero, ¿hay transformación sin arte? La fusión de arte y activismo en el llamado concepto ‘artivismo’ sigue consolidando su influencia en los procesos de cambio político y social. No faltan ejemplos en África y América Latina, dos continentes unidos por el Atlántico y por fuertes lazos históricos donde además 2017 será un año clave en materia electoral ¿Hasta qué punto puede un artista influir en las elecciones?
Angola: el rapero perseguido
Aunque se abuse de la categoría de “histórico”, las elecciones celebradas en agosto en Angola tenían, sin duda, ese carácter. Jose Eduardo dos Santos, el hombre que había regido los destinos de los angoleños durante 37 años no iba a ser reelegido, con toda seguridad. En diciembre del pasado año Dos Santos había confirmado su voluntad de no ser candidato a las elecciones y el que había sido su último ministro de Defensa, Joao Lourenço, se convirtió en el aspirante por el partido del poder, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y a la postre en el indiscutible ganador de los comicios.En junio de 2015, quince activistas fueron detenidos después de un club de lectura. Leían y debatían De la dictadura a la democracia, de Gene Sharp y Ferramentas para destruir o ditador e evitar nova ditadura de Domingos da Cruz y, para las autoridades, estas lecturas eran “actos encaminados a alterar el orden público y la seguridad en el país”, o incluso, “un delito de rebelión”. Los arrestados, más otros dos acusados, fueron condenados a entre dos y ocho años y medio de prisión.
Entre el grupo conocido como Angola 15+2 se encontraba Luaty Beirão, más conocido en el mundo del rap como Ikonoklasta o Brigadeiro Mata Frakuzx, que se había significado, sobre todo, desde las oleadas de protestas de 2011, como un firme defensor de la democracia en el país y un crítico impenitente de los excesos de las autoridades. Este músico, un auténtico icono del artivismo angoleño, confesaba abordar las elecciones con una mezcla de sensaciones: “No hay duda de que el cambio en la cabeza de la lista es un elemento refrescante, en los últimos 38 años, pero tengo poca fe en un cambio real. Para empezar, no hay una voluntad real de que las elecciones sean transparentes. Todo el mundo habla del candidato del MPLA como el futuro presidente”.
Beirão no tenía prevista una campaña particular para las elecciones, pero durante todo el proceso se mantuvo activo, con “acciones artísticas a las iniciativas civiles” que aunque han sido tímidas han tratado de alimentar el debate. El rapero explicaba que no acostumbra a planificar: “Sólo hago lo que creo que todo artista debe hacer”.
Luaty Beirão, ‘Ikonoklasta’, remarca que “el arte es una puerta abierta a la resistencia en los lugares con regímenes autoritarios”El activista reconoce que las autoridades han intentado poner coto al arte: “Es como intentar atrapar una nube con una red de pesca”, comenta. Confiesa que esas autoridades en su sed por controlar ha comprado artistas para domesticarlos, pero confía en que “el arte es una puerta abierta a la resistencia en los lugares con regímenes autoritarios”.
Liberia: el HipCo como lengua vernacular
Liberia, que toma su nombre de “tierra de los libres” por ser tierra de acogida para los esclavos afroamericanos liberados o nacidos libres que Estados Unidos envió durante el siglo XIX, aparece en el mapa mediático por las dos guerras civiles que tuvieron lugar desde el año 1989 hasta el 2003 azotando el país y dejando un balance social desolador: unos 150 000 civiles muertos y casi un millón de personas desplazadas a los países vecinos, según datos de la ONU.La música es una de las formas de expresión de una generación que ha nacido o se ha criado en la postguerra y que muestra su desencanto ante la corrupción y la incapacidad de uno de los países más pobres del mundo para hacer frente a crisis como la del ébola en 2014. A esto se le une la falta de opciones convincentes en las próximas elecciones de octubre, las primeras democráticas tras la guerra y tras la retirada de Misión de Naciones Unidas en Liberia (UNMIL) el pasado junio. Entre las muchas candidaturas suenan las de George Weah del partido Congress for Democratic Change (CDC), ex-futbolista que perdió ante la actual Presidenta en 2005, Joseph Boakai, actual Vicepresidente del Gobierno y otros partidos de la oposición que se unieron para estas elecciones.
El HipCo, un estilo musical nacido en las calles de Monrovia no hace más de cinco años e inspirado en el HipHop, RnB y otros estilos contemporáneos africanos y “cantado” en un slang conocido como Colloqua, es una de las manifestaciones más críticas y reivindicativas. Takun J, activista y uno de los máximos exponentes, habla de violencia sexual, de los políticos o de la corrupción policial en sus temas “Song for Hawa”, “They Lie” o “Police Man”. “El HipCo es nuestra manera de contarnos las cosas fácilmente. Intento hablar de mi país y quiero que la gente entienda lo que digo, así que por eso hago que sea vernacular”, afirma.
Sin duda, artistas de esta escena están pendientes de la celebración de unas elecciones que pondrán a prueba la estabilidad social y política del país el próximo octubre.
Eric 1Key, expresar el descontento social de Ruanda
Veintitrés años después de uno de los peores capítulos de la historia de la humanidad –el genocidio de hutus contra tutsis que se saldó con la vida de casi un millón de ruandeses en tan solo cien días–, Ruanda mira hacia delante, convirtiéndose en una economía modélica, con un crecimiento de cerca del 7% anual.
Según el FMI, la pobreza cayó de un 56,7% en 2005 a un 39,1% en 2014, imitando un modelo de crecimiento similar al de los tigres asiáticos y con intención de centrar sus esfuerzos en la urbanización, la construcción y los servicios. Un 64% de sus diputados son mujeres. Y parece ser que, en menos de un cuarto de siglo, el país se ha convertido en ejemplo de prosperidad.
Sin embargo, la bonanza económica y la salud de sus datos macroeconómicos no implica mayores libertades, grado de democracia o derechos de la sociedad civil. El ex-líder guerrillero del Frente Patriótico Ruandés, Paul Kagame, ha vuelto a ganar en la cita electoral que tuvo lugar el pasado agosto con un 98,63% de los votos. Kagame, que gobierna desde el año 2000, consiguió ganar un referéndum en 2016 para presentarse a un tercer mandato. Gracias a ello, podría estar en el poder hasta 2034, ya que después de esta legislatura de siete años tiene la opción de presentarse a dos más de cinco años cada una. Esto ha truncado la esperanza de disidentes, familiares de activistas desaparecidos, periodistas perseguidos o migrados. En definitiva, el tejido social, débil y temeroso de por sí, puede verse aún más atenuado en los próximos meses con la victoria de Kagame.
Kagame podría estar en el poder hasta 2034, ya que después de esta legislatura de siete años tiene la opción de presentarse a dos más
En contrapartida, el poeta urbano Eric 1Key (1981), una de las voces más atrevidas del país, se erige como ejemplo de valentía. Hijo de una ruandesa y un congoleño, tuvo que huir a Goma, República Democrática del Congo, durante el genocidio. Se trasladó junto a su familia a Brazzaville, República del Congo, durante los años posteriores, y tras volver a Ruanda para terminar la secundaria, como muchos otros compatriotas, salió hacia Kampala, Uganda, donde se codea con una escena cultural efervescente.
Hoy, Eric 1Key es uno de los pocos valientes que se atreve a rapear sobre la inseguridad, las contradicciones y “la otra cara” de Ruanda: la que no aparece en las estadísticas ni en los índices de desarrollo. Rapeando en kinyaruanda, suajili, lingala francés e inglés, Eric teje la poesía con un trasfondo musicado que le permite colaborar con otros artistas. En el octavo corte de su primer álbum, Entre 2 (2015), interpela a los ruandeses y cuestiona: “¿Qué es más importante, la pasión y la verdad, o el empleo y la inautenticidad?”.
Kenia: El poder para el pueblo
Entre diciembre de 2007 y febrero de 2008, la tierra en Kenia tembló. Lo hizo tanto que volvieron a hacerse visibles las grietas salpimentadas que la colonización británica promovió durante su período de gobierno promocionando al grupo étnico kikuyo. La violencia poselectoral hizo saltar por los aires la rabia contenida provocando que al menos 1.200 personas fallecieran y que hubiera unos 600.000 desplazados. No hubo diálogo nacional. Ni tampoco reconciliación. Pero sí personas que se empeñaron en explicar que enfrentarse a los miedos, al dolor, era la mejor forma de sanar.Boniface Mwangui es quizá la figura que mejor resume esta tendencia. Saltó a la palestra mediática al documentar estos trágicos acontecimientos con su cámara y, en poco más de una década ha pasado de ser una anónima figura nacida en un suburbio de Nairobi, a uno de los activistas más premiados del país y de África del Este.
Ha sido encarcelado, golpeado, amenazado y vilipendiado por sus protestas pacíficas e intervenciones artísticas. No obstante, sus más de 240.000 seguidores en Facebook, los 615.000 seguidores en Twitter, las giras para recaudar fondos en Estados Unidos y Europa, y el apoyo incondicional de diferentes artivistas kenianos agrupados bajo la marca PAWA 254, han creado el poso necesario para que Mwangui se presentara a parlamentario en las pasadas elecciones presidenciales que tuvieron lugar el pasado 8 de agosto. Unos comicios que fueron anulados por el Tribunal Supremo el 1 de septiembre y pospuestos hasta el 17 de octubre.
Boniface Mwangui aspiraba a continuar su lucha desde los escaños y declaró que “quiero ser el eco de la voz del pueblo en los espacios donde han sido ignorados durante demasiado tiempo”. Para su carrera política que de momento tendrá que seguir trabajando en las trincheras de Nairobi –a pie de calle– creó Ukweli (“verdad”, en kisuahili) un nuevo partido que tiene por lema “Poder para el pueblo”. Toda una declaración de intenciones.
No se trata de jugar con reduccionismos, pero la tendencia de los diferentes presidentes kenianos ha sido la de favorecer sus propios intereses conformando la fotografía aproximada de las ansias de cambio instrumentalizada que se vivieron en las elecciones de 2007. Uhuru Kenyatta (hijo del primer presidente del país Jomo Kenyatta) se presentó a la reelección –y las ganó con un 54% entre acusaciones de fraude–.
El líder de la oposición Raila Odinga avivó las llamas en los suburbios de la capital y zarandeó a la masa desempleada de miles de jóvenes generando un clima de inseguridad. La batalla entre las dos familias más importantes del país, la Kenyatta y la Odinga todavía no ha concluido. Sin embargo, una evidencia se puso de manifiesto en agosto: el arte como expresión crítica ha contribuido a entender el funcionamiento de un estado depredador y el activismo socio-político ha llegado para quedarse y transformar. Boniface Mwangui dará mucho que hablar.
Chile: Una guitarra por bandera
Decía Salvador Allende que “no hay revolución sin canciones”. Estas palabras resuenan en la cabeza de Nano Stern, cantautor chileno que afirma haber construido su identidad a través de músicos tan comprometidos políticamente como Víctor Jara, Violeta Parra e Inti Illimani, a quienes escuchaba desde pequeño.Stern participó activamente en las revueltas estudiantiles de 2011, germen del llamado Frente Amplio. Inspirada en la experiencia que lideró José Mujica en Uruguay, la coalición de izquierdas se estrenará este año en unas elecciones presidenciales buscando representar a una ciudadanía cansada del bipartidismo. Le harán frente los partidos clásicos, agrupados en dos grandes coaliciones: ‘Chile Vamos’, de centroderecha, cuyo candidato a las primarias con más opciones según las encuestas es el ex presidente Sebastián Piñera; y ‘Nueva Mayoría’, candidatura oficialista que lidera la actual presidenta, Michelle Bachelet.
En paralelo al surgimiento de estas nuevas opciones políticas, Chile vive un auge en la construcción de nuevos discursos que a menudo encuentran su forma de expresión a través del arte. “El arte nos sirve como bandera de lucha, como una manera de crear belleza, de crear épica”, cuenta Nano Stern, para quien encontrar “nuevas maneras de hacer canciones que conecten con los más jóvenes” es una prioridad. “Por lo pronto tenemos que ir todos a una y acabar con los partidos añejos que ya no responden a las llamadas de reivindicación de los derechos”, añade el músico nacido en Santiago de Chile. Para él, lo mismo en política que en el arte, la clave está en el contenido.
Dime, ¿a quién le importa cuántos discos se vendieron?
Si salieron en la radio o en televisión.
Ellos son la voz de los que juntos se murieron,
y ahora son el canto de nuestra generación.
‘Dos Cantores’, N.Stern
Ecuador: El techno-folclore andino
"Cuidado ese alacrán, ya nos picó, ya nos robó. Un banquero en el poder, ¡no puede ser!” Así reza el estribillo de la última canción que Delfín Quishpe, conocido como “Delfín hasta el fín”, dirige a Guillermo Lasso, líder del Movimiento CREO y en la oposición desde las elecciones del domingo 2 de abril de este año.Esta canción de Quishpe, indígena ecuatoriano, ha calado hondo en los sectores populares del país e incluso podría haber decantado el resultado electoral hacia Lenín Moreno, sucesor de Rafael Correa, quien ganó en segunda vuelta con un porcentaje muy ajustado.
El fenómeno Delfín ya dio la vuelta al mundo con Torres Gemelas, un tema que, empujado por su estilo entre hortera y kitsch, se convirtió en viral hace 10 años, acumulando más de 15 millones de visitas en YouTube. Bajo el título ‘El alacrán ya nos picó’, su nuevo éxito crítico contra el banquero Guillermo Lasso se lanzó en plena campaña electoral. Fiel a su estilo, se trata de una especie de segunda parte de “Torres Gemelas” en la que explica que “por culpa del atraco bancario su amorcito se tuvo que ir a Estados Unidos”.
El estilo ecléctico e idiosincrático de Delfín supone un punto de contacto entre la población indígena (alrededor de un 7% de la población total) y los mestizos. Quishpe ha recibido cientos de críticas de todo tipo desde diferentes sectores, pero lo cierto es que, por una razón u otra, su éxito es indiscutible.
Honduras: Armas de concienciación masiva
Ocho años después del golpe de estado contra el gobierno de Manuel Zelaya, Honduras afronta unas nuevas elecciones. Un año después del asesinato de Berta Cáceres, el pueblo hondureño deberá decidir quién quiere al frente de su país.Con sus piezas callejeras, el graffitero Maeztro Urbano habla de la violencia que asola Honduras y del peso estructural que debe tener la educación para lograr escapar de ella. Para él, la sociedad hondureña “vive sometida, quiere gritarlo pero no puede o no quiere, y de alguna manera las paredes son propicias para canalizar todo eso”.
Una mañana, una balacera desde un coche le sorprendió pintando una pared. Fue capaz de esquivar las balas, pero asegura este hondureño de 31 años que marcó un punto de inflexión en su vida. Desde entonces, oculta su rostro tras una máscara en apariciones públicas y forma parte del Colectivo Garawa, creado para desligarse “de lo anónimo y poder trabajar con contrapartes culturales, dar talleres, trabajar proyectos con ONG y desarrollar programas con jóvenes en riesgo social”.
Además, ha protagonizado acciones artísticas contra la reelección de Juan Orlando Hernández (Partido Nacional), con quien discrepa, entre otras cosas, en su apuesta por la creciente militarización como solución a la violencia generalizada en un país que presenta una de las tasa de homicidios más altas del mundo. Se disputará el gobierno con Xiomara Castro, candidata de izquierda por Libertad y Refundación (LIBRE) y Luis Zelaya por Partido Liberal. En noviembre, el pueblo hondureño decidirá quién quiere al frente de su país. Y Maeztro Urbano habrá dejado su personal huella.