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Bankia
Goirigolzarri: el rescate de Bankia fue bueno aunque no se devuelvan las ayudas
El presidente de Bankia declara en el Congreso que mantener la entidad como banco público sería un “disparate” y defiende el rescate de 2012 pese a que no se devuelvan las ayudas.
Ni para aclarar su responsabilidad sobre las cuentas de Bankia en 2012 investigadas en la Audiencia Nacional, ni para explicar por qué la entidad mantiene en nómina a consejeros imputados por la salida fraudulenta a Bolsa. La intervención de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, en la comisión parlamentaria sobre la crisis financiera y el rescate a la banca ha estado centrada en prevenir y responder los argumentos favorables a que la entidad se mantenga como banca pública (la última en pedirlo ha sido la Plataforma de Afectados por la Hipoteca).
Goirigolzarri ha hecho esta mañana en el Congreso una buena lectura del momento político. Con nuevo Gobierno tocaba pasar a la ofensiva y dar avisos. Ha defendido como un “disparate” la idea de que el banco controlado por el Estado no sea privatizado en ningún momento y se mantenga como banco público, y ha dejado claro que el dinero público invertido no se devolverá en su totalidad, pero que la alternativa habría sido peor: “Yo lo que defiendo es que la decisión de inyectar el capital público en Bankia fue una buena decisión en cualquier caso, con independencia del volumen de ayudas que al final se recuperen”, ha asegurado, en un ejercicio retórico (“qué habría pasado si...”) que ha sostenido toda su intervención.
El presidente de Bankia ha dejado claro que el dinero público invertido no se devolverá en su totalidad, pero que la alternativa habría sido peor
Esto a día de hoy, cuando se cumplen seis años del rescate, significa que Bankia ha devuelto 2.800 millones de euros de los 22.000 millones de euros en forma de ayudas directas de 2012, a los que como mínimo habría que añadir otros 20.000 millones en créditos dudosos, viviendas y locales traspasados a Sareb (el ‘banco malo’) con aval del Estado. El Gobierno del PP ya atrasó en una ocasión (hasta 2019) la fecha de la venta de Bankia a inversores privados, y todo apunta a que el nuevo Gobierno retrasará aún más la venta del 60% que el Estado aún mantiene en la entidad. El motivo: el banco rescatado ha salido ya de la supervisión europea pero todavía cotiza en Bolsa por debajo del valor con el que salió —con información trucada— en 2011.
“Básicamente, ha defendido la privatización de Bankia a pesar de la infravaloración actual de su valor bursátil, lo que se traduce en que se consolidarán como pérdidas una parte importante de las ayudas públicas aportadas por los contribuyentes”, señala a El Salto el economista Alberto Montero Soler, diputado de Unidos Podemos encargado de interrogar hoy a Goirigolzarri. Además, Montero Soler considera que el gestor “ha defendido el grado de concentración del sistema bancario español obviando el riesgo sistémico que supone ese nivel de concentración” y “ha defendido su reformulación de las cuentas de 2011 que están siendo investigadas en la Audiencia Nacional”.
El discurso del banquero ha estado plagado de referencias al buen futuro que le espera a la entidad si sigue el buen rumbo de su gestión: tras ser rescatada, cerrar un tercio de sus oficinas, imponer un Expediente de Regulación de Empleo a su plantilla, colocar parte de sus pérdidas sobre las espaldas de los accionistas institucionales —y sufragar con dinero público las demandas de los preferentistas—, “lo único que le falta para entrar en una situación de normalización es ser privatizada”.
Entre medias, ‘Goiri’ ha desplegado las virtudes de su ‘cómo lo hice’: la entidad volvió al Ibex, a los beneficios, se deshizo de su ladrillo problemático, recibió premios de buen gobierno corporativos en 2015 y 2016. En conclusión: “Podemos decir que Bankia ha pasado de ser una historia de reestructuración a una historia de crecimiento”.
Un banco público para lo que interesa
Pero llegados a este punto, Goiri se sube a la máquina del tiempo y vuelve al pasado. Concretamente, a septiembre de 2008, cuando la patronal CEOE reclamó al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que abriera “un paréntesis” en la economía de mercado debido al estallido de la burbuja financiera que daría paso a la Gran Recesión. Y para Goirigolzarri, el momento de cerrar el paréntesis en el caso de Bankia todavía no ha llegado.
“Hoy no es un buen momento [para la privatización], el sector financiero está penalizado. Estamos en una situación de tipos negativos, el valor que el mercado le va a poner al sector financiero va a cambiar cuando se cambie la política monetaria del BCE”. En otras palabras: según Goiri, cuando el Banco Central Europeo empiece a subir los tipos (en principio, a partir del verano del año que viene) bancos como Bankia podrán volver a prestar a mayor interés y ganar así más dinero; así los accionistas [recordemos: el Estado] podrán pedir más por sus acciones. Será el momento de hacer caja: “No se puede eternizar la privatización, el hecho de que haya un plazo para la legalización [SIC] de Bankia es consecuencia de la ley”, ha señalado.
Lapsus aparte (la vista oral de los consejeros imputados de Bankia comienza en noviembre), el banquero ha tenido tiempo para hacer una defensa ideológica del futuro de la entidad como banco comercial privado. Ha empezado dejando claro que sí defiende el papel de lo que ha llamado “banca de desarrollo”, como el español Instituto de Crédito Oficial (ICO) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Estos bancos, dice, cumplen “un papel contracíclico importante para corregir las imperfecciones del mercado”, siempre que estén gestionados de forma “profesional” y cumplan “un papel subsidiario a la banca privada”.
Traducimos con ayuda del propio Goirigolzarri. Al comienzo de la crisis, “el ICO cumplió un papel importante aportando fondos a los bancos” en problemas; pero el trabajo de prestar al consumidor final debe ser siempre de la banca comercial privada. Lo contrario, razona, lleva a que el Estado tome riesgos “que rechazarían el resto de bancos”.
“Me sorprende que estemos en esta discusión y tengamos tan poca memoria: hace solo seis años vimos las consecuencias de esos errores”, ha señalado hoy, exactamente 12 meses y 16 días después de que la quiebra del Banco Popular dejara sin su argumento favorito a los defensores de la teoría de que solo quebró la banca pública (las antiguas cajas de ahorro que sirvieron de gasolina crediticia para el sector privado inmobiliario). El remate de su argumento ha sido aún más sorprendente: “Si dedicamos el dinero de los españoles a tener una participación en un banco público, no lo dedicamos a invertir en educación o en sanidad”.
Créditos fiscales
Una de las escasas preguntas concretas ante las que Goirigolzarri sí ha hecho el amago de contestar la ha trasladado Joan Capdevila. El diputado de ERC ha hecho de vocero de las preguntas que tenía para el presidente de Bankia el colectivo 15MpaRato. Una de ellas hacía referencia a uno de los puntos débiles del saneamiento financiero de la banca española: la dependencia de sus cuentas con respecto a los denominados créditos fiscales, un instrumento contable que en el caso de Bankia supone cerca del 60% del patrimonio neto de la entidad.
15mparato quería saber cuántos años de beneficios serán necesarios para que la entidad compense en sus cuentas esa parte de su patrimonio que hoy depende de un mero cálculo contable: el que permite a los bancos convertir en activos (en patrimonio) inversiones que actualmente arrojan pérdidas. Goirigolzarri ha contestado que el valor de la parte de estos activos de Bankia que está avalado por el Estado es de 1.800 millones de euros. Estos activos “son los que deben preocupar al contribuyente”, ha asegurado, y ha dejado sin responder la pregunta simplemente afirmando que el beneficio de Bankia en 2017 fue de 800 millones.
“Goirigolzarri, con total naturalidad, se apoya en el aval del estado para los créditos fiscales con el objetivo de seguir operando como un banco privado. Ha dicho abiertamente que esos créditos fiscales no importan porque al fin y al cabo, si la cosa va mal, lo paga la ciudadanía”, valora para El Salto Octavio Ramos, del colectivo 15MpaRato. Para este colectivo, la evaporación del Banco Popular fue posible con una menor exposición a esos créditos fiscales, y podría repetirse —sólo que agravada— en el caso de Bankia.
En resumen, dice Goirigolzarri, los 22.000 millones del rescate de 2012 probablemente no se devolverán. Pero “al contrario de lo que se dice, no se rescató a ningún banquero, nadie cobró indemnización. Se rescató a las personas” ha señalado en referencia a los preferentistas obligados a convertirse en accionistas. Sobrevivió, sobre todo, el sistema: bajó la prima de riesgo, España se pudo volver a endeudar a tipos normales.
Pero el de Neguri saluda aquí con sombrero ajeno: el mérito de detener la sangría en 2012 fue del Banco Central Europeo, ese que todavía hoy tiene la lupa puesta en lo que pueda suceder con la cuentas BFA-Bankia y Sareb. Incurre además en contradicción: la subida de tipos podría mejorar la cuenta de resultados y acelerar la privatización de Bankia, pero los hogares dejarán de encontrar financiación barata para sus hipotecas y su consumo: vuelta a la casilla de partida.
“Los contrafactuales no tienen validez argumental”, señala Sergio Salgado, también de 15mpaRato, para desechar la base lógica del discurso del presidente de Bankia. “No te devuelvo el dinero porque analicemos lo que hubiera pasado si no me lo hubieras prestado. Además yo perdí más para tenerte que pedir dinero que tú cuando no te lo devolví”, caricaturiza el activista.
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