Brasil
            
            
           
           
Fernando Morais: “Lula llegó a São Paulo en camión en un viaje de 10 días comiendo harina y agua”
           
        
        
@cevaldiez
La historia de Luiz Inácio da Silva, Lula, es de alguna manera la historia de Brasil y de Latinoamérica. La de un niño que pasó hambre y cuya familia se vio obligada a migrar del nordeste a São Paulo, la de un joven que vio morir a su primera esposa y a su primer hijo en el parto y se refugió en la fe religiosa, la de alguien que creyó en su momento —lo que decían los medios— que los militares de la dictadura podían salvar la nación, la de un tornero mecánico que se forjó como sindicalista, impulsó la fundación del Partido de los Trabajadores, se deprimió al perder la primera elección y fue rescatado por Fidel Castro, y que erigió una carrera política que está lejos de terminar. Hoy, está a punto de asumir el tercer mandato de la presidencia de uno de los países más grandes del mundo y de la que otrora —durante una de sus presidencias— fue la sexta economía del mundo.
Fernando Morais (1946), autor de Lula, la biografía (Planeta, 2021), lo conoce desde hace 40 años y le llevó diez escribir esta primera parte de la vida de una de las personalidades más influyentes de la política latinoamericana. Estuvo ahí en las dos ocasiones en que a Lula lo metieron preso, en los 80 y con el Lava Jato (2017). Morais es periodista desde 1961, trabajó en los principales medios de Brasil, formó parte del grupo fundador de Telesur, escribió varios libros que vendieron millones de ejemplares —cuatro de los cuales fueron hechos largometrajes—, y recibió muchos premios, aunque aclara que su mayor reconocimiento es haber podido mantener su independencia.
Fernando Morais (1946), autor de Lula, la biografía (Planeta, 2021), lo conoce desde hace 40 años y le llevó diez escribir esta primera parte de la vida de una de las personalidades más influyentes de la política latinoamericana.
  Usted conoce a Lula desde hace 40 años y  mantiene con él una estrecha relación, ¿qué cosas lo  sorprendieron con la escritura del libro?
Muchas cosas, pero sobre todo las tragedias a las  que tuvo que sobreponerse. Como una madre abandonada por el marido  con siete hijos que se vino con ellos a São Paulo desde el nordeste en un  camión en un viaje de diez días sin nada, comiendo harina y agua; y  que cuando llegan aquí llevan una vida miserable. Lindu, así se  llamaba su madre, es una referencia de vida para Lula, y fue su primer ejemplo  de alguien que repartía lo que tenía entre los pobres.
  “La pobreza familiar no había endurecido el  corazón de Lindu. Sí alguien batía palmas en la puerta pidiendo  comida, ella invitaba a la persona, por harapienta que estuviera, a  entrar a la casa, sentarse a la mesa y comer con los demás.  “Sentarse» quería decir acomodarse sobre una caja o un banquito”. 
(Lula, la biografía, Planeta, 2021)
Hubo otra tragedia que marcó su juventud…
Sí, a los 20 años se casó por primera vez, quiso  tener un bebe, su esposa quedó embarazada y estaba súper contento,  pero el día del parto va al hospital y cuando llega el médico le  dice que murieron su esposa y el bebé. Él ahí se mete con grupos  religiosos para intentar librarse del peso de la tragedia. Después  se casó con Marisa, con quien estuvo 40 años y tuvo cuatro hijos.  En el medio del Lava Jato, Marisa fue muy atacada, tuvo un derrame  cerebral y murió joven. Ahora él se casó por tercera vez con  Janja, una muchacha muy interesante y muy feliz, que le trajo mucha  alegría. 
“El fútbol, la fábrica, las charlas del fin  de semana y el intenso trabajo sindical lo sacaron lentamente del  pozo donde la viudez lo había hundido.” (...) “A pesar de ser un  suplente, uno de los últimos nombres en la jerarquía, la incansable  actuación de Lula en esos tres años hizo que, en las elecciones de  1972, el suyo fuera el nombre natural, por unanimidad, para ocupar la  primera secretaría, el puesto más importante de la organización,  después de la presidencia”.
(Lula, la biografía, Planeta, 2021)
  ¿Cómo conoció a Lula?
Lo conocí hace 40 años, cuando yo era un joven  diputado y él un joven obrero metalúrgico. En los 70 Lula empezó  a liderar huelgas que fueron creciendo hasta que en el año 80 organizó una gran huelga que paralizó 500.000 obreros. Todavía vivíamos  bajo una dictadura militar, yo estaba ahí porque un pequeño grupo  de diputados progresistas fuimos a la región del ABC —una región  industrial en la zona metropolitana de São Paulo que en esa época concentraba alrededor del 70% del PIB  brasileño— para ser testigos, y denunciar la intervención del  sindicato por parte del Gobierno militar y la represión de la  policía que actuó con una violencia brutal. Lula ahí fue arrestado  junto a toda la dirección del sindicato, que pasaron 30 días presos.  Todos fueron despedidos de sus trabajos y sus familias se quedaron  sin sustento. Entonces, los 17 directores despedidos decidieron  montar una pequeña oficina metalúrgica y fabricar cosas simples,  pero como no había dinero para encarar ese emprendimiento, el  sindicato de metalúrgicos de Suecia envió clandestinamente una  buena cantidad de dinero que tampoco alcanzó, y el cantante Chico  Buarque, que supo de esa dificultad, puso lo que faltaba de su  bolsillo, eso fue la salvación. 
  “Lula no necesitó de la catequesis ni de las  teorías del hermano comunista para descubrir la importancia del  sindicato en la vida y el día a día del trabajador; lo hizo solo, a  partir de la observación” (...) “Con su forma conciliadora y  simpática de tratar a los opositores en las discusiones y las  negociaciones, la figura de Lula fue destacándose entre los líderes  obreros no solo del ABC paulista, sino de toda la región  industrial”. 
(Lula, la biografía, Planeta, 2021)
Lula tenía mucho prejuicio contra los políticos en general, los veía sin un compromiso real con los obreros
  Ese fue el comienzo de su relación y además el germen de la  creación del PT…
Después de esa huelga Lula empieza a pensar dos  cosas, una es crear una central única de obreros de Brasil y la otra  un partido de obreros. La creación del PT se debe, en primer lugar,  a los obreros del ABC seguidores de Lula, pero también a la Iglesia  Católica, influida por la Teología de la Liberación, la  iglesia de los pobres y el Concilio Vaticano II. Durante las  huelgas, ellos recibían donaciones de iglesias de distintas partes  del mundo, y las comunidades eclesiásticas de base hacían un  trabajo hormiga para acercar ayudas y así poder mantener la huelga  sin que las familias se murieran de hambre. Pero Lula tenía mucho  prejuicio contra los políticos en general, los veía sin un  compromiso real con los obreros. La primera elección que disputó  fue para gobernador del Estado de São Paulo, aunque tenía plena  certeza de que iba a ganar quedó en cuarto lugar. Esa derrota le  provocó un bajón importante, sobre todo por haber quedado último. 
Usted presenció el primer encuentro entre Lula y Fidel…
Sí, el día en que el Frente Sandinista cumple un año  de su victoria, yo estaba en La Habana y tenía que volver a Brasil,  pero sabía que Arafat iba a estar en Managua y hacía mucho tiempo  que estaba queriendo entrevistarlo, cuando voy a despedirme de Fidel  me dice: “¿Tú te vas mañana a Brasil?”. Y yo le digo: “No,  estoy buscando un vuelo a Managua, pero está muy complicado”. Y él  me dice: “¡Pero no, yo estoy yendo para allá, venga conmigo!”  Cuando llegamos a Managua, bajamos del avión y ahí mismo estaban  Daniel Ortega, Frei Betto y Lula.
“Dos meses después de su liberación,  temprano en la tarde del 19 de julio de 1980, Lula se encontraba en  medio del calor abrasador del aeropuerto de Managua, capital de  Nicaragua, esperando la llegada del presidente cubano Fidel Castro”  (...) “Ese día se cumplía el primer aniversario de la victoria del  Frente Sandinista de Liberación Nacional, que un año antes había  terminado con la dictadura de Anastasio Somoza” (...) “Cuando  aterrizó el cuatrimotor, Lula fue presentado por el canciller  D’Escoto a Fidel para dar inicio a una amistad que duró hasta la  muerte del líder cubano”. 
(Lula, la biografía, Planeta, 2021)
El reencuentro con Fidel, algunos años más  tarde (1985), fue fundamental para la carrera política de Lula,  ¿verdad?  
Si, ahí empezó su carrera política y salió  como candidato a la presidencia tres veces, fue derrotado, y en la  cuarta, cuando todo el mundo pensaba que iba a desistir —porque tres  derrotas son tres derrotas— gana y es reelegido en 2006. 
“Al enterarse de que el ex sindicalista estaba en La Habana, Fidel lo llamó para conversar…
—Escucha Lula, desde que la humanidad inventó el voto (...) ningún trabajador, en ninguna parte del mundo… recibió un millón de votos (...) no tienes el derecho a dejar la política. No tienes el derecho de hacerle eso a la clase obrera.
  El discurso de Fidel Castro martilló en la  cabeza de Lula durante meses. Un año después, en las elecciones a  la Asamblea Nacional Constituyente, decidió seguir el consejo del  Comandante y se presentó como candidato. Obtuvo 651.763 sufragios,  la mayor cantidad de votos jamás otorgada a un parlamentario en la  historia de Brasil hasta ese momento”.
(Lula, la biografía, Planeta, 2021)
¿Qué otras anécdotas me puede contar de lo que fue la escritura  del libro?
Lo más curioso de todo es que Lula empezó a  comentar el libro en actos masivos. Yo me metía entre el público,  ya que yo —incluso en mis épocas de reportero— prefería meterme  entre la gente a estar en el palco oficial, para poder percibir la  atmósfera. Entonces, cuando él me identificaba, decía: “Está  allí entre ustedes el periodista Fernando Morais que lleva años  escribiendo una biografía sobre mí. Yo creo que voy a morirme antes  de leerla. ¡Carajo! ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Deberías estar  en tu casa delante del ordenador escribiendo!”. Otra cosa curiosa es  que Lula no leyó los originales, ni pidió quitar ni poner nada. Pedí que llevaran el  primer ejemplar que tuve al aeropuerto  —porque él estaba embarcando para Alemania—, ahí recibió el libro  con un mensaje mío que decía: “Junto a usted, cerca de 100.000 personas están leyendo ahora este libro en Brasil”. 
  ¿Sabe sí lo leyó?
No dijo una palabra, lo que es bueno. Sé que lo leyó, pero no  comentó nada.
  Sus libros han vendido alrededor de seis millones de ejemplares en  Brasil y en los otros 36 países donde fueron traducidos. Por sus  trabajos recibió decenas de premios, ¿cuál es el mayor  reconocimiento que ha recibido a lo largo de su carrera?
Yo no tengo nada, me gasté todo el dinero que  tenía en algunos viajes, en motos y en puros, antes de tener covid  que me dejó con una dificultad en el pulmón. Lo que acumulé en 60  años de profesión como periodista y escritor fue mi independencia,  no le debo nada a nadie y escribo lo que me viene a la cabeza. Hay  libros míos que provocaron polémicas en Brasil, pero yo no escribo  para ningún grupo económico sino para mis lectores. Creo que la  cantidad de libros vendidos es el mejor reconocimiento, aunque haya  críticos que creen que todos los best sellers son una mierda, yo  decididamente no estoy de acuerdo con eso. Como decía Gabo [Gabriel García  Márquez], que fue un amigo muy querido, “el periodismo es la mejor  profesión del mundo”, y en el fondo, todos mis libros son de  periodismo, largos reportajes —a veces de 900 páginas, otras de  300—, pero es periodismo en estado puro.  
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