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Brasil
Guilherme Boulos: “Lo primero que está en juego en estas elecciones es el rescate democrático”
Mañana se celebran elecciones en Brasil. Boulos es candidato del PSOL, un partido con escasa posibilidades de pasar a la segunda vuelta pero que aspira a constituirse como partido-movimiento.
Durante años, el Movimento dos Trabalhadores Sem Teto (MTST) tuvo en Guilherme Boulos (São Paulo, 1982) a una de sus cabezas más reconocidas. El salto a la política se produjo en marzo de este año, cuando se afilió al Partido Socialismo e Liberdade (PSOL) con el que mañana, domingo 7 de octubre, se presenta a las elecciones.
¿Qué se juega el pueblo brasileño el domingo?
Tenemos dos grandes desafíos. En primer lugar la democracia brasileña, rescatar la democracia, y para eso va a ser necesaria una unidad muy grande de toda la izquierda, de todo el campo progresista y de todo el pueblo brasileño. Estamos viviendo un periodo de retrocesos sin precedentes en nuestra historia.
En los últimos dos años, desde el golpe de Michel Temer, Brasil ha retrocedido 50 años en derechos sociales debido a la reforma laboral y a los recortes en servicios públicos. También en términos democráticos, con un sistema judicial que se cree Dios, que se considera por encima de todos los poderes. La prisión de Lula es la expresión más simbólica de eso. Lula fue condenado sin ninguna prueba material, una prisión política para que no se presentara a las elecciones. Por lo tanto, el primer desafío, la primera cuestión que está en juego en estas elecciones es el debate del rescate democrático y de reversión del golpe.
Pero nosotros necesitamos que estas sean también unas elecciones de debate sobre proyectos de futuro, porque estamos en un momento de mucha desesperanza en el país. Y ahí el segundo desafío que tenemos en este momento, presentar un proyecto que genere esperanza. Para eso tenemos que ser contundentes, no podemos tener miedo a poner el dedo en la llaga, enfrentar a los grandes privilegios y decir con todas las letras que este sistema político está podrido, que este sistema político falló. Tenemos que presentar algo diferente. Nuestro proyecto, nuestra candidatura, representa eso.
¿Por qué está creciendo Bolsonaro y la extrema derecha?
La incredulidad en la política y la desesperanza pueden ser canalizadas por diferentes sitios. España demostró eso para nosotros con el 15M y el movimiento de los indignados. El caldo político de la crisis de representación dio por un lado origen a Podemos y por otro dio origen a Ciudadanos. Lados diferentes y opciones políticas diferentes, pero los dos canalizaron de algún modo el anhelo de las personas por lo nuevo. Desde nuestro punto de vista, Podemos de una manera más auténtica y Ciudadanos de una manera más de farsa.
“En Brasil hay una insatisfacción y un descrédito de la política, de lo cual se ha apropiado la derecha y la extrema derecha”
Aquí en Brasil, salvando las distancias porque nadie repite experiencias, nosotros estamos construyendo nuestro propio camino. Y Bolsonaro en Brasil no es Ciudadanos, es mucho peor. En Brasil hay una insatisfacción y un descrédito en la política de los cuales se ha apropiado la derecha y la extrema derecha. Así fue en las elecciones municipales de 2016 con la figura de los gestores. Gente muy vinculada al “mercado” que decía: “yo no soy político, soy gestor”. Con ese discurso tuvieron muchas victorias en importantes ciudades brasileñas, llegando a ganar la alcaldía de São Paulo.
Brasil
Jair Messias Bolsonaro y el crecimiento de la extrema derecha en Brasil
El candidato a presidente de la ultraderecha sigue creciendo en las encuestas para las elecciones de este domingo. ¿Cuáles son las causas que podrían dejarlo como el favorito? ¿Por qué lo eligen?
Ahora, Bolsonaro representa ese sentimiento de descrédito con un discurso autoritario. Es un exmilitar, fue capitán del ejército brasileño expulsado por indisciplina. Y ahora, en un momento en el que las personas están con miedo, sin perspectivas de futuro, da un golpe en la mesa y dice que va a “traer el orden a casa”. Quiere abanderar el libre comercio de armas para supuestamente garantizar la seguridad de las personas. Este discurso, en un momento de fragilidad, de vulnerabilidad y de miedo, hace eco. Y está creciendo ahí.
Pero él [Bolsonaro] crece también porque la izquierda brasileña no fue capaz de presentar una alternativa que ilusionase a la gente, que diese esperanzas. Las experiencias de los Gobiernos del PT de Lula y de Dilma tuvieron avances sociales importantes para el país, que hay que reconocer, avances en derechos o programas sociales en el salario mínimo. Sin embargo, hicieron política de la forma más tradicional, se aliaron con los mismos de siempre, sin movilizar la sociedad, gobernando con las oligarquías que siempre controlaron el Estado brasileño, y haciendo uso de las viejas prácticas. Y eso ayudó a fomentar la desesperanza y la desilusión, a asociar a la izquierda como parte de la crisis de representación y no como alternativa. Por ese motivo, sectores de extrema derecha intentaron ocupar ese espacio de manera “farsesca”, como Bolsonaro ha hecho, generando un peligro real.
La mejor forma de hacer frente a Bolsonaro es precisamente dialogando con la insatisfacción de la política. Es llegar a la juventud que está diciendo que va a votar a Bolsonaro porque él viene “de fuera de la política” o que “no está involucrado en la podredumbre del sistema político”. Hay que recordar que es mentira, que está en la podredumbre. De hecho es diputado desde hace 26 años, en los cuales sólo ha aprobado dos proyectos de ley. Es un completo engaño. Tenemos que dialogar con esa juventud, ser un proyecto sin hipotecas ni ataduras, que enfrente los privilegios, que mire a los ojos de la gente. En ese camino creemos que debemos plantear el enfrentamiento a Bolsonaro y todo aquello que representa, la vieja política en Brasil.
¿Cómo se conformó vuestra candidatura desde el movimiento popular?
Se dieron diferentes pasos. Primero, después del golpe parlamentario en Brasil, el escenario político se acercó mucho, la política se fue a las calles y las desbordó. En ese momento, creamos el Frente Pueblo Sin Miedo, que reunió más de 35 movimientos sociales de Brasil para luchar contra el golpe, contra el gobierno Temer y defender la democracia. El Frente Pueblo Sin Miedo llevó muchas luchas a las calles. Después surgió la plataforma Vamos, que fue un proyecto de debate, en parte inspirado en experiencias como Podemos y otras internacionales, promoviendo el debate desde la base hacia arriba, discutiendo un programa de país con círculos en plazas públicas, con diversidad, para comenzar a formar un proyecto.
Y eso dio las condiciones para montar una alianza de varios movimientos sociales como el MTST; los pueblos indígenas con Sonia Guajajara, mi compañera candidata a vicepresidenta, la primera indígena en una candidatura presidencial de la historia de Brasil; Mídia Ninja, que tiene una experiencia de cultura y de comunicación extraordinaria… Nos juntamos con movimientos de juventud, con sectores del movimiento negro, feministas, LGTB, con muchos artistas, intelectuales, profesores…, y ese caldo fue acogido generosamente por el PSOL y por el PCB, dos partidos ya constituidos en Brasil.
El PSOL formó parte de esa alianza con los movimientos sociales, cediéndome la plaza de candidato a presidente, a mí, que vengo del movimiento de lucha por la vivienda, y la plaza de candidata a vicepresidenta para Sonia Guajajara, que viene de los movimientos indígenas, para que representemos ese proyecto en las elecciones.
Es un proyecto del que tenemos la convicción que no termina en las urnas. Es un proyecto que no se contenta sólo con victorias electorales.
Nosotros no entraremos en esa dinámica. Lucharemos por victorias electorales, pero lo haremos de una nueva manera, a partir de lo que creemos, de procesos de movilización construidos desde las bases. Estamos armando un partido-movimiento increíble, muy fuerte.
¿Se ha agotado el modelo tradicional de partidos políticos?
La política hecha sólo por representación y sin la participación directa es una de las responsables del descrédito, de la desesperanza, del agotamiento de los sistemas políticos. Cuando hablamos de renovar el sistema político, de refundar la democracia brasileña, esa es nuestra bandera. Nosotros hemos tenido que refundar nuestras propias organizaciones también, repensar todas ellas. El formato de partido movimiento, partidos dinámicos, abiertos, amplios, de construcciones que vienen desde la base hacia arriba, con participación, con formas de democracia directa, con la defensa los plebiscitos también para decidir las políticas... este es el tipo de modelo que nosotros estamos construyendo, el tipo de modelo en que creemos. Tener nuestras organizaciones políticas más conectadas con lo que piensan las personas, aproximar el poder a las personas.
“El gran desafío es disminuir el poder de los políticos profesionales y aumentar el de las personas”
El gran desafío es disminuir el poder de los políticos profesionales y aumentar el de las personas. Ese desafío tiene que expresarse en nuestros movimientos sociales, en nuestros partidos y en el Estado cuando lleguemos a gobernar, porque tenemos un proyecto de cambio profundo, de combate de las desigualdades y de los privilegios, una verdadera revolución democrática en Brasil. Para que este proyecto sea viable, no puede hacerse con las viejas formas de poder basadas en las negociaciones en el parlamento, solamente. Necesitaremos un amplio proceso de movilización y participación de la sociedad.
¿Qué papel está jugando el movimiento feminista?
En Brasil tuvimos la primavera feminista, que fue uno de los principales movimientos responsables de derrumbar a Eduardo Cunha, el capitán del golpe, el presidente de la Cámara que lideró el impeachment contra Dilma, con pautas extremadamente conservadoras, reaccionarias. La política brasileña está vetada a la representación femenina y negra, de manera muy fuerte, muy directa. Hoy en día, las mujeres son el 52% de la población brasileña y el 2% en el Parlamento. El caso más emblemático es de nuestra compañera Marielle Franco: mujer, negra, lesbiana, que osó entrar en política y fue asesinada, cobardemente asesinada por aquello que ella era, por aquello que ella representa. Es un momento de mucha efervescencia en la política brasileña donde muchas cosas nuevas están sucediendo. El movimiento feminista y el movimiento negro en Brasil están creciendo mucho y están ocupando espacios de mayor representación.
¿Cómo se hace frente a la agenda global extractiva y precarizadora de las élites financieras?
Vemos una contradicción cada vez más fuerte a nivel global entre capitalismo y democracia. Las formas de acumulación financiera post crisis de 2008 nos acercan a una expoliación salvaje y desencarnada. El capitalismo en diversos momentos admite conciliación, admite estado de bienestar, admite el “gana-gana”, pero en esos momentos, cuando se presenta una crisis y se agudiza, la única alternativa que ofrece para los pobres es la expoliación. Y si el pueblo dice lo contrario a través de la democracia, la democracia es anulada por el mercado. Lo hemos visto en términos internacionales.
“Si ellos globalizan los mercados, nosotros tenemos que globalizar las resistencias”
Pero si ellos globalizan los mercados, nosotros tenemos que globalizar las resistencias, globalizar la esperanza. Necesitamos reconectar las diversas nuevas experiencias de la izquierda en el mundo, nuevas experiencias de partidos-movimientos, nuevas experiencias de organización de la juventud, de canalización de la esperanza. Tenemos hoy el reto de reconectar esas experiencias a escala global.
¿Es posible estar en las instituciones y en las calles?
No es que sea posible, es que es la única forma posible. Estar en las instituciones y perder el contacto con la calle, el vínculo popular, implica perder la capacidad de perdurar en las instituciones.
La única forma en un país como Brasil de gobernar para las mayorías, de promover grandes transformaciones y enfrentar los privilegios, es que la base de este gobierno esté en las calles, en los movimientos sociales y populares. Esto es lo que creemos y lo que sirvió de base para la construcción de nuestra alianza y de nuestra candidatura a la Presidencia de la República.