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Crisis climática
El incremento de la virulencia en las DANA que la comunidad científica lleva años prediciendo
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
La peor gota fría del siglo en València, no hay debate respecto a esta afirmación. Pero sí hay quien pretende tenerlo respecto a sus causas, aunque los avisos llevan tiempo predichos en la literatura científica, pues lleva años alertando del aumento de este tipo de fenómenos en el Mediterráneo debido al recrudecimiento de la crisis climática.
Lo decía nada menos que el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), el mayor y más prestigioso ente científico del planeta, en su Sexto Informe de Evaluación, publicado en 2021. Los fenómenos climáticos extremos como la DANA (acrónimo de Depresión Aislada de Niveles Altos) que ha asolado València y otras partes del litoral mediterráneo “han aumentado en las últimas décadas y previsiblemente seguirán aumentando” en lo relativo a frecuencia e intensidad. Eso incluye no solo temporales e inundaciones, también olas de calor y sequías.
Los cambios que predice la comunidad científica señalan que, si bien las lluvias disminuirán en verano en el área mediterránea —por el momento, y con el calentamiento actual, entre un 4 y un 8%, según el informe—, a medida que aumenten las temperaturas debido a la crisis climática aumentará también el riesgo de precipitaciones extremas como las acaecidas esta madrugada. De hecho, en una información publicada hace apenas una semana, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) alertaba de que el Mediterráneo se calienta un 20% más rápido que la media mundial en un circulo vicioso que se incrementará con el tiempo, pues cuanto más caliente esté el mar, más vapor circula sobre él. Es por ello que la portavoz de la organización, la Emmi Lindqvist, calificaba la zona de “especialmente vulnerable”.
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Enfocando más en el área hacia el Estado español, en 2019 en Observatorio de Sostenibilidad definía a Catalunya y el País Valencià como las zonas más susceptibles de sufrir inundaciones en los próximos diez años, especialmente las provincias de Girona y Valencia, junto a Cádiz. El informe se centraba en las zonas más urbanizadas y relacionaba el incremento de fenómenos extremos debido al cambio climático con “el intenso proceso de antropización en la costa española por la presión del sector turístico y residencial vacacional, ocupando en muchas ocasiones zonas inundables”.
Y enfocando un poco más, desde Compromís, el diputado y experto en clima, Juan Bordera, presentaba en septiembre de 2023 una proposición no de ley en el parlamento valenciano para tomar “medidas excepcionales ante el incremento exponencial de las inundaciones en todo el Mediterráneo”. El pleno rechazó la propuesta.
Más frecuentes, más intensas
Si bien lo que se conoce como gota fría o DANA, el choque de masas de aire frío procedentes de capas altas de la atmósfera con aire caliente de la superficie que provoca una tormenta, es un fenómeno habitual en el Mediterráneo, no lo es la virulencia que viene teniendo en los últimos tiempos. Calificada por el IPCC como región de “relativa alta vulnerabilidad” frente al calentamiento de la Tierra, lo que está ocurriendo en el Mare Nostrum es un fenómeno que hasta hace unas décadas ocurría en áreas más cálidas del planeta, más acostumbradas a temporales como los acaecidos esta madrugada en el litoral valenciano, Albacete y Cuenca. Hablamos de lo que desde Greenpeace califican este 30 de octubre de “cóctel terrorífico”: el incremento de temperatura del mar que provoca una reserva de energía y humedad que acaba alimentando los temporales, haciéndolos más intensos, severos y con mayor nivel de precipitaciones.
El Mediterráneo lleva desde abril de 2022, y especialmente desde 2023, registrando un nivel muy por encima de la media. Es algo que se está registrada a nivel global, pero como apuntaba en marzo a El Salto Manuel Vargas, físico marino del Instituto Español de Oceanografía (IEO), “llevamos desde 2023, en todo el Atlántico Norte y en el Mediterráneo, muy por encima de lo que tocaría en cada época del año”.
De hecho, la actual DANA se originó en un Mediterráneo que, como se puede ver en los mapas del Servicio Meteorológico Copernicus de la Unión Europea, tiene estos días unas aguas en su práctica totalidad calificados como “fuertemente cálidas” o “extremadamente cálidas” para la época, con incrementos superiores a 1ºC en la mayor parte del mar. Según la UICN, la temperatura del agua en el área mediterránea ha subido 1,6ºC en los últimos 40 años.
Dentro de este episodio, además, se han producido dos pequeños tornados, que han afectado a las poblaciones de Benifaio, Carlet y Alginet, en lo que es un episodio prácticamente inédito en esta zona del Mediterráneo. La fuerza del viento ha provocado la caída de numerosos árboles y desprendimientos de fachadas, toldos y mobiliario urbano como farolas y semáforos. En la carretera, varios camiones han volcado arrastrando consigo a otros vehículos.
Costas
Una de cada diez áreas urbanizadas del Mediterráneo, en riesgo de inundación
La modificación del litoral en el último siglo y medio, especialmente tras el proceso urbanizador y turistificador surgido en los 60, ha puesto en riesgo de inundaciones como las que se están viviendo en Alicante y Almería, Murcia y Valencia a amplias zonas de la costa. Un informe del Observatorio de Sostenibilidad señala los puntos con mayores problemas: Catalunya y el País Valencià.
Con casi 500 litros por metro cuadrado en apenas ocho horas, un registro altísimo con pocos precedentes —esta Gota Fría ya venía dejando récords: 174 l/m² en el polideportivo de Manacor (Mallorca) un día antes de tocar la costa—, la DANA de este 29 de octubre supone la predicción hecha realidad, aunque no es la única. Hay que recordar el episodio de 2019, que arrasó con especial virulencia la Vega baja alicantina y áreas de la Región de Murcia. Es un fenómeno similar al ocurrido en Libia el pasado año, que se llevó la vida de miles de personas tras destruir la tormenta Daniel las presas cercanas a la localidad de Derna, causando unas inundaciones devastadoras y sin precedentes.
Para las organizaciones ecologistas toda esta situación tiene “causas y también culpables”, como señalan desde Greenpeace. Su directora ejecutiva en España, Eva Saldaña, denuncia que “el cambio climático es esto: la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos como el que ha ocurrido esta noche, con un nivel de destrucción cada vez mayor”. Y avisa: “Ignorarlo provoca muertes que nos nos podemos permitir”.