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Crisis climática
El verano más cálido de la historia, el último hito de un nuevo año de récords
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Por repetirse, o parecer que se repitan —en realidad es agudizarse—, las noticias sobre hitos climáticos no pierden relevancia, al contrario. Si 2022 fue el más cálido en España, al que le siguió la primavera más tórrida del país en 2023, según los datos de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), ahora el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) de la UE deja un dato a nivel global más que preocupante: el planeta ha vivido su verano más cálido jamás registrado, con 16,77ºC de temperatura media, una cifra 0,66ºC por encima de lo habitual.
“Se siguen batiendo récords de temperatura mundial en 2023, con el agosto más cálido tras el julio y junio más cálidos, lo que se ha traducido en el verano boreal más cálido de nuestro conjunto de datos, que se remonta a 1940”, declaraba la directora adjunta del CS3, Samantha Burgess. El dato no debería sorprender. Además, según las previsiones del Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que lleva años alertando de que esto iba a pasar, el mes de julio ya fue el más caluroso jamás registrado en la Tierra.
“Nuestro planeta acaba de soportar una temporada de ebullición: el verano más caluroso jamás registrado. El colapso climático ha comenzado”, decía Antonio Guterres
Lo señalaba el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, que alertaba de que la media del mes fue 0,24ºC más alta que la del anterior récord, en julio de 2019. Los datos recopilados por sus colegas europeos de Copernicus eran similares, aunque algo más agudos: julio de 2023 fue 0,33ºC más caluroso que el mismo mes de 2019, y 0,72ºC más cálido que la media de julio en el período 1991-2020, según sus investigaciones.
Agosto no fue mejor. El octavo mes de 2023 superó a su vecino julio. De nuevo, el récord global de mes más tórrido. Con un promedio mundial de temperatura del aire en superficie de 16,82ºC, la cifra supone 0,71ºC por encima de la media del mismo mes en el periodo 1991-2020 y 0,31ºC por encima del anterior agosto más cálido, el de 2016. Si se compara con el periodo anterior a que el ser humano empezase a enviar a la atmósfera cantidades masivas de gases de efecto invernadero de forma industrial, los científicos de C3S afirman que agosto de 2023 ya ha llegado al límite del Acuerdo de París: “Se calcula que el mes fue 1,5°C más cálido que la media del periodo preindustrial, de 1850 a 1900”.
Temporada de ebullición
Con los récords previos no era de extrañar que el conjunto de la temporada —los meses de junio, julio y agosto— haya sido el que ha tenido una temperatura media superior a la jamás registrada por el ser humano. Aunque los hitos podrían no acabar aquí. A cuatro meses de que termine el año, 2023 está siendo, por ahora, el segundo año más cálido de la historia desde que hay registros. El margen, sin embargo, es mínimo para que pase a la primera posición: la anomalía de la temperatura mundial durante los ocho primeros meses de 2023 está sólo 0,01°C por debajo de los de 2016.
A tenor de estos datos, desde los grandes organismos internacionales elevan el tono de la alarma. “Nuestro planeta acaba de soportar una temporada de ebullición: el verano más caluroso jamás registrado. El colapso climático ha comenzado”, decía sin pelos en la lengua el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El máximo altavoz de las Naciones Unidas señalaba que “el aumento de las temperaturas exige un aumento de la acción” y pedía a los líderes que aumenten la presión para encontrar soluciones climáticas. “Aún podemos evitar lo peor del caos climático, y no tenemos un momento que perder”, alertaba.
Las organizaciones que conforman el movimiento por el clima internacional han declarado dos jornadas de lucha global, el 15 y el 17 de septiembre
Por su parte, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas, declaraba que “el hemisferio norte acaba de vivir un verano de extremos, con repetidas olas de calor que alimentan incendios forestales devastadores, dañan la salud, alteran la vida cotidiana y causan un daño duradero al medio ambiente”. Taalas, tras recordar que la extensión de hielo marino antártico está “literalmente fuera de la serie”, destacaba que toda esta situación está sucediendo “ANTES —en mayúsculas en el comunicado oficial— de que veamos el impacto total del calentamiento del fenómeno de El Niño, que normalmente ocurre en el segundo año después de su desarrollo”.
Océanos que hierven
Los números anómalos que ha presentado el instituto de la UE no se limitan a la temperatura en superficie. “Los océanos de todo el mundo registraron en agosto la temperatura diaria en superficie más cálida desde que hay registros”, señalaba la directora adjunta del C3S. La temperatura media de la superficie del mar, si bien viene registrando un periodo de temperaturas “inusualmente altas” desde abril, como señalan desde el C3S, todos y cada uno de los días entre el 31 de julio y el 31 de agosto se han registrado temperaturas medias mundiales de la superficie del mar superiores al récord anterior de marzo de 2016. En conjunto, la media ha sido de 20,98ºC, 0,55ºC por encima de lo habitual.
En el Atlántico Norte, un área vital para la estabilidad del clima global y de la corriente en chorro septentrional, “la temperatura media mundial de la superficie del mar batió el 5 de agosto el anterior récord diario de 24,81°C, establecido en septiembre de 2022”, señalaban desde Copernicus. Desde entonces, casi todos los días se ha mantenido por encima de este nivel, alcanzando un nuevo récord de 25,19°C el 31 de agosto. De hecho, lo que ocurrió es calificado de “ola de calor marina” al oeste de la Península. Al este de la misma, por cierto, boyas medidoras de toda la costa este y sureste española del mediterráneo batían marcas, con valores rozando los 30ºC.
El hielo marino de los casquetes polares, vital para un sinfín de patrones climáticos y medioambientales, tampoco se salva de los datos catastróficos. “La extensión del hielo marino en la Antártida siguió batiendo récords de escasez para la época del año, con un valor mensual un 12% inferior a la media, la mayor anomalía negativa, con diferencia, para un mes de agosto desde que comenzaron las observaciones por satélite”, apuntan desde Copernicus. En el Ártico, más de lo mismo, aunque no tan agudizado: “La extensión del hielo marino se situó un poco más por debajo de la media que en julio: fue un 10% inferior a ella, pero estuvo muy por encima del mínimo histórico de agosto de 2012”.
Este conjunto de variables, a las que se suman todo tipo de interrelaciones climáticas, han supuesto que se hayan dado todo tipo de fenómenos atmosféricos agudos, desde las olas de calor y la sequía de la península Ibérica a los grandes fuegos vividos en el Mediterráneo, pasando por las inundaciones en toda Europa.
Reacción civil
Ante esta situación las organizaciones que conforman el movimiento por el clima internacional han declarado dos jornadas de lucha global, el 15 y el 17 de septiembre, que en España supondrá toda una batería de protestas que ya están anunciado multitud de organizaciones sociales.
Bajo el lema “Lucha global para terminar con los combustibles fósiles”, el ciclo de protestas pretender hacer un llamamiento para que la cumbre sobre acción climática que tendrá lugar en Nueva York el 20 de septiembre haga un trabajo real y fructífero para preparar el terreno de cara a que la próxima Cumbre del Clima (COP28) no sea un nuevo fracaso global.
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Lo siento, pero quiero saber cómo la gente que debería ser crítica con el sistema, no hace más que repetir sus estándares propagandísticos como un altavoz.