Cine
Kamal Aljafari: “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”

El cineasta palestino afincado en Francia Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición, para oponerse al proyecto colonial sionista y a su borrado y falsificación del pasado.
Kamal Aljafari
Kamal Aljafari, director de cine palestino.
22 feb 2025 06:00

A fidai film, el último largometraje firmado por el director palestino Kamal Aljafari, se alimenta de un archivo que fue saqueado por el ejército israelí y que depositaba registros de un pasado que se desvanece tras décadas de ocupación. Como en algunos de sus anteriores proyectos, el autor trabaja con las imágenes, las modifica. Esta vez, el resultado proyecta una pasión más explícita a través del uso de un color rojo de fuego y sangre, del tachado, del subrayado. Se ha exhibido, junto con varios cortometrajes de su autor, en el festival de cine documental La Inesperada que se celebra hasta el domingo 23 de febrero en Barcelona.

Algunos creadores se molestan, a veces razonablemente, cuando les preguntan sobre cuestiones sociales o políticas que no necesariamente tienen que ver con su obra. ¿Cuáles son tus sensaciones cuando te entrevistan sobre tus películas, las decisiones estilísticas que tomas, pero también sobre el genocidio que tiene lugar en tu país de origen?
En mi caso, dada la naturaleza de mi obra, es imposible separar la situación política de las películas mismas. Las películas tratan de eso. Y hablar de la situación, de lo que está sucediendo ahora mismo, es parte de ello. Es casi imposible no hacerlo. Y es normal, dada la situación palestina. A fidai film es una intervención artística, pero intento usar el cine como medio para resistir al proyecto colonial que tiene lugar en Palestina. 

Es imposible entender este presente sin haber mirado hacia el pasado, sin haber seguido el proceso que nos ha llevado a una situación de deshumanización total de los palestinos

Trabajas recurrentemente con material de archivo, con metraje encontrado. ¿Este deseo de partir de imágenes ya existentes fue siempre una decisión firme? ¿A qué se debe?
Para mí, trabajar con archivos me permite mirar la situación con perspectiva histórica y ver cómo las cosas se fueron convirtiendo en lo que conocemos ahora. Es imposible entender este presente sin haber mirado hacia el pasado, sin haber seguido el proceso que nos ha llevado a una situación de deshumanización total de los palestinos. Es algo que comenzó en los años 20 del siglo pasado. Para mí, trabajar con archivos posibilita construir una imagen que se ha perdido, cultivar la narrativa palestina. Y encontrar, de alguna manera, retazos de esta tierra ocupada.

En Recollection usaste películas filmadas por los colonizadores, las tratabas y las reencuadrabas para fijarte en los paisajes y los escenarios donde estas tenían lugar, en esas figuras palestinas al fondo. ¿Era una manera de contestar los discursos israelíes de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, el borrado simbólico y vital del pueblo palestino?
Quería hacer una obra sobre la ciudad de donde provengo, Jaffa. Descubrí que ahí se habían filmado muchas películas israelíes. Si las ves, parece que los palestinos no existen. Sus autores usaron la ciudad, una ciudad antigua, como decorado de una escenificación, para reescribir la historia del país. En estas películas de ficción, Jaffa está vacía de palestinos. No existen los palestinos. Así que empecé a recolectar estas películas. Quería observar sus escenarios, que son lugares y vecindarios desaparecidos, que ya no existen porque fueron destruidos. Para poderlos ver, tenían que borrar a los personajes israelíes porque estaban en medio de las imágenes, me cerraban el paso. Y entonces encontré a toda esta gente que estaba en segundo plano, que pasaban por ahí… Eran palestinos que habían conseguido infiltrar en las imágenes. El de Recollection fue un proceso de resistir a esa ocupación fílmica.

Esa película también se podía leer como una protesta ante la tendencia a explicar las colonizaciones a partir de los materiales y las voces de los colonizadores. A fidai film, en cambio, supone la recuperación de películas filmadas por palestinos y que formaron parte de un archivo que fue saqueado por el ejército israelí. ¿Hay algo complementario en ambas películas?
No fue algo planeado. Vuelvo una y otra vez a los archivos como parte de un proceso. Para narrar la historia palestina, también necesito este metraje. Y trabajar esta idea de los archivos saqueados, de la memoria saqueada. Por supuesto, hay una conexión entre ambas películas. Suponen maneras diferentes de expresarme y de tratar el mismo tema.

Has reprochado, o lamentado, una especie de capa añadida de poder colonial. Los académicos israelíes trabajan con archivos saqueados, quizá con aparentes buenas intenciones, pero no los comparten en igualdad con sus colegas palestinos.
El problema es que estos investigadores tienen acceso a este material que fue saqueado y, en lugar de liberar esas imágenes y devolvérselas a sus propietarios, construyen una carrera estudiándolo y escribiendo sobre ello. Para mí, son nuevos saqueadores. A veces pueden tener buenas intenciones, como decías. Algunos de ellos pertenecen al ámbito de los estudios poscoloniales. Pero lo importante no son las buenas intenciones, sino lo que se hace. Y ellos mantienen el material en sus casas para su uso personal sin querer compartirlo con los palestinos. Me parece bastante violento. Los investigadores israelíes están en una posición de poder porque pueden ir a los archivos, tienen contactos… Es muy injusto. 

Ya no hay posibilidad de crear una especie de imagen romántica de Palestina tras tantos años de colonización. Todo lo que ves muestra sus cicatrices

Tu manera de expresarte a través del cine suele ser implícita. Incluyes muy pocas palabras en tus obras, te comunicas sutilmente a través de la selección y el montaje de los materiales, de la manera de intervenir en ellos. ¿Quizá el uso del color en A fidai film transmite más pasión y visceralidad que obras como Recollection, que tenía algo de relato de fantasmas mudos?
Para A fidai film, me movía la idea del sabotaje. ¿Cómo saboteamos el proyecto colonial? Empleo los colores, intento volver las imágenes contra ellas mismas… Creo nuevos significados partiendo de material de archivo, en lugar de aceptarlo tal y como es. No buscaba una objetividad, para mí todo es subjetivo. He tratado de utilizar este material para explicar la historia de mi gente y también para narrar una especie de autobiografía, de relato del lugar de donde vengo. Trabajo con el rojo, intervengo en las imágenes. Creo que era necesario ir por ese camino, porque ya no hay posibilidad de crear una especie de imagen romántica de Palestina tras tantos años de colonización. Todo lo que ves muestra sus cicatrices. He intentado sabotear las imágenes. Por eso el título de la obra es A fidai film, refiriéndome a los luchadores de la resistencia, los fidai. Podían estar en el exilio, pero se infiltraban de nuevo en Palestina para combatir el proyecto colonial. 

Tu manera de trabajar se aleja del documentalismo más convencional, que emite discursos de protesta más explícitos o que busca la sentimentalidad de una manera más evidente. ¿Tienes alguna idea en mente sobre cómo tu acto de comunicación puede ser recibido?
Es algo intuitivo, no planeo cómo explicar las cosas. Ni siquiera creo que se trate de un proceso de explicación, sino de compartir sentimientos, de apoyarse en lo que es común a todos para compartir la experiencia de ser humano. No uso la película para decir: estamos aquí, tienes que hacer esto o lo otro. Apelo a la sensibilidad para reconocer la injusticia de lo que estás viendo a través de las imágenes. Creo que me comunico con el espectador a través de mi trabajo con los patrones y la repetición, pero primero parto de la comunicación conmigo mismo. Es eso lo que me lleva a conseguir algo que puedo ofrecer a los demás.

¿Protestar cinematográficamente contra la ocupación de Palestina tiene valor por sí mismo, más allá de la ejecución formal de las obras, sean más sofisticadas o más básicas? Porque se ha construido una especie de excepcionalidad que cuestiona el derecho de las personas palestinas a protestar, incluso a sentir ira...
El caso palestino me parece muy particular por lo extremo que es. Nos han hurtado el derecho a protestar, a enfadarnos, porque ha tenido lugar un proceso de deshumanización. Si no eres un ser humano, no tienes derecho a estar enfadado. Te pueden arrebatar todo y no puedes resistirte. Si lo haces, eres terrorismo, eres violencia. Pero hay que recordar que la gente colonizada se pone violenta. No es algo nuevo, se ha escrito mucho sobre ello. Para mí, este larguísimo proceso de deshumanización es central en la situación palestina. Es lo que ha hecho posible que el gobierno israelí haga lo que está haciendo en Gaza: la hambruna, los asesinatos masivos… Las personas están ocupadas con sus vidas, con los problemas de cada lugar, es normal. Pero creo que es cada vez más necesario que todo el mundo haga las conexiones: Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo.

La lógica de lo que está sucediendo en Alemania me parece muy peligrosa. En la mayoría de países hay dificultades para hablar sobre Palestina, pero ahí se ha llegado a otro nivel

Hablando del derecho a criticar y a sentir indignación, te trasladaste de Alemania a Francia por motivos políticos. ¿Por qué lo hiciste?
Porque Alemania se ha convertido en un lugar imposible. Cuando se trata de Palestina, ya no rige la libertad de expresión. En el festival de Berlín, un cineasta chino, Jun Li, habló sobre el genocidio, y hubo una investigación policial contra él. Hablar de genocidio, hablar de Palestina “del río al mar” se considera antisemita y es contrario a la ley. Como director palestino, crear algo ahí se había convertido en imposible. Este último filme no se ha proyectado en ningún lugar de Alemania, en ninguno de sus festivales, por ejemplo. Es extraño porque hablamos de un país donde se llevó a cabo una deshumanización parecida, en aquella ocasión contra las personas judías. Están haciendo lo mismo con los palestinos, prohibiéndoles hablar sobre lo que está sucediendo, evidenciando que no son iguales que los demás. Cuando el ejército mata 200 o 300 niños, resulta que no es un genocidio. ¿Cómo puede no serlo? Esto quiere decir que no se nos está considerando seres humanos. La lógica de lo que está sucediendo en Alemania me parece muy peligrosa. En la mayoría de países hay dificultades para hablar sobre Palestina, pero ahí se ha llegado a otro nivel.

Para volver al principio, te pregunto sobre los acontecimientos actuales. ¿Crees que algo se ha movido en las sociedades occidentales, como algunas movilizaciones sociales, como el reconocimiento de algunos gobiernos a Palestina, aunque todo ello sea terriblemente insuficiente y predomine la inacción política?
Creo que hay algunos países donde hay más empatía hacia Palestina que en otros. España me parece uno de ellos. Pero, claro, nunca es suficiente. Para acabar con esta tragedia, Israel tiene que ver que sus actos tienen consecuencias. Por ejemplo, a través de los boicots. No comprar productos israelíes, no colaborar con sus universidades. Para que el mundo mantenga unos valores humanos mínimos, es indispensable que no se permita que suceda lo que está sucediendo. Si pasa en Palestina, puede pasar en cualquier lugar. No se está dando ningún valor a la legalidad internacional. Por eso decía antes que hay que conectar la situación en Palestina con la condición humana, con la vida de todos. No se trata solo de un conflicto lejano entre gente que está luchando desde siempre. Es un proyecto colonial que quieren resolver matando gente y expulsando gente de su país. Hablan de ello abiertamente, no se esconden. La única manera de mantener la esperanza es mostrar lo que pasa, denunciarlo. Si nos rendimos, harán lo que quieran.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Entrevista La Poderío
La Poderío Celia de Molina: “Todo lo que se considera universal no tiene nada que ver con nosotras”
Celia de Molina, nacida en Linares y con el corazón en Málaga, es guionista y directora con mucho poderío. Su cine busca transformar el mundo, como demuestra su corto 'Cuarentena', nominado a los Goya. En su último proyecto, 'No soy universal', desafía el concepto de “universal” desde una visión feminista y personal.
Cine
Cine Del taxi en Cádiz, a la alfombra roja en EEUU: la vida de película de Antonio González Guerrero
El gaditano es el único actor español del elenco de ‘Mobland’, serie de Paramount Plus que se acaba de estrenar en Reino Unido, EEUU y Canadá, y que estará disponible en España a partir del 9 de junio.
Cine
Cine Los cantos de Cecilia Barriga, apuntes de una filmografía disidente
La filmografía de Cecilia Barriga atesora un material fundamental para el conocimiento de algunos de los momentos políticos más relevantes en los movimientos de izquierdas de las últimas décadas.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.

Últimas

El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Palestina
Palestina La UE apoya a Palestina con 1.600 millones de euros más pero sin entrar en la situación de Gaza
Los ministros de Exteriores europeos, que se han reunido en la mañana del 14 de abril con la Autoridad Nacional Palestina en Luxemburgo, no aumentan las sanciones contra Israel.
Fronteras
Fronteras El Gobierno de Mauritania alerta de que ya son más de cien cadáveres hallados en sus costas en 2025
Desde 2023 Mauritania es el principal punto de salida de embarcaciones hacia las Islas Canarias. El Gobierno reconoce el hallazgo de cuerpos. Mali reclama un trato humanitario a las personas que permanecen varadas en el país vecino.
Andalucía
Memoria histórica La inanición de la memoria andaluza
Las políticas públicas de memoria en Andalucía se encuentran en un estado de paralización que pone en duda la voluntad de la Junta por la reparación efectiva
El laberinto en ruinas
Opinión “Madrugá” del 2000. Veinticinco años de nada
Hace 25 años la Semana Santa sevillana sufrió quizás la mayor conmoción de su historia. No se sabe qué ocurrió pero sí que a partir de entonces la fiesta ya no sería la de antes.
Más noticias
Laboral
Laboral El sindicato ELA alerta sobre la salud mental de las trabajadoras en intervención social
“Somos un instrumento de contención porque tratamos con población muy dañada, estamos en mitad del sándwich”, explica la educadora social Vanesa Núñez Moran.
Represión
Represión Una marcha reclama la liberación de los seis de Zaragoza tras un año en prisión
Organizaciones como Amnistía Internacional han expresado su preocupación por este caso, apuntando a posibles vulneraciones de derechos y al aumento de la represión de la protesta social.
Cómic
Cómic Viajando por ‘Bone’, de Jeff Smith, la fantasía de aventuras definitiva
En 1991 Jeff Smith dio comienzo a ‘Bone’, un hito del cómic de aventuras, muchas veces recordado por ser una alternativa de alma ‘cartoon’ a ‘El señor de los anillos’.

Recomendadas

Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y lo saca de parrilla tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.
Economía
Crisis de los aranceles La claudicación de Trump: del momento Lehman a la derrota a lo Liz Truss
La crisis en el mercado de bonos estadounidenses y las advertencias de Wall Street hicieron frenar a Trump. Fiel a su estilo, el presidente de EE UU ha reclamado la victoria, pero la desconfianza hacia su rumbo político persiste.
Salud mental
Cambio de paradigma De la deprescripción de psicofármacos al refuerzo de plantillas: claves del Plan Nacional de Salud Mental
El Ministerio de Sanidad ha logrado un consenso para aprobar una nueva estrategia en salud mental, poniendo de acuerdo de un lado a todas las comunidades autónomas y del otro a todas las asociaciones.