We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Comercio justo
Consumir es un acto político: 10 años de Merkaético
Este pequeño proyecto de transformación social a través del consumo consciente de productos de Málaga apuesta por la agroecología y el Comercio Justo en defensa de la Economía Social y Solidaria, la Economía Cooperativa y el Bien Común. La cooperativa se formó a partir de la filosofía de la asamblea 15M del barrio de Cruz de Humilladero, queriendo transformar la realidad desde lo cotidiano. Antonio Cabello, director de la cooperativa y socio fundador, nos explica que actualmente son “unas 73 personas socias procedentes de diferentes zonas de Málaga”. Además, la tienda física de atención al público está en constante diálogo con el barrio: “La Asociación de Vecinos forma parte de la cooperativa y la cooperativa forma parte de la Asociación de Comerciantes del barrio”, cuenta Antonio.
Adela Ruíz Benítez, la única trabajadora de la cooperativa, que ha sido contratada recientemente, habla de la “oportunidad que la cooperativa es para el barrio”. “Con las productoras, algunas de las cuales forman parte de la cooperativa, procuramos tener una relación de cercanía y apoyo dentro de nuestras posibilidades respetando sus precios y condiciones” puntualiza Antonio. Se trata de un espacio de distribución e intercambio, de dar a conocer “las distintas formas de sobrevivir en el capitalismo”, dice Adela, “y que no nos coma demasiado”.
El desafío, como gran parte de los proyectos de la Economía Social y Solidaria, es buscar la viabilidad. Antonio, preocupado, explica que necesitan “que los ingresos superen a los gastos para poder continuar” ya que “el proyecto es muy bien acogido por las personas que lo conocen” pero “distinto es dar el paso, cambiar de hábitos y apoyar con el consumo personal”. Sin embargo, Antonio sigue convencido de que “el futuro pasa por proyectos como este” porque “es insostenible la forma de consumir actual sin tener en cuenta condiciones laborales, explotación de personas, sobreexplotación de la naturaleza, el cambio climático…”. En definitiva, para Antonio “no podemos defender una sociedad más justa y solidaria y que con nuestro consumo estemos favoreciendo el consumismo, la explotación y el enriquecimiento insolidario de las élites”.
Las grandes superficies cada vez absorben más pequeños comercios, algo que sufren aún más estas alternativas de consumo. Adela afirma cómo “las condiciones justas encarecen el precio comparado con lo poco que pagan las grandes comercializadoras”, situación que se agrava en momentos de crisis donde la gente está obligada a mirar más los precios. La realidad, explica Adela, es que “esta forma de consumo es la única sostenible en el tiempo” teniendo en cuenta que no siempre “el consumidor es el único que tiene el poder consumiendo” y asumiendo que “no es tan fácil pero es importante intentarlo”. Por eso Adela anima a que a la tienda se venga en familia, que venga gente joven, para que vean que así se puede sostener la vida.
La cooperativa se formó a partir de la filosofía de la asamblea 15M del barrio de Cruz de Humilladero, queriendo transformar la realidad desde lo cotidiano
La conversación con Adela se interrumpe porque vienen a buscar a Feliciana, socia y consumidora de la cooperativa, con gran compromiso ecosocial a lo largo de toda su vida, llegando a ser militante del Sindicato de Obreros del Campo (SOC). “De mayor quiero ser como Feli”, afirma Adela. Feliciana, Feli, es socia de la cooperativa desde hace 5 años y se encarga de gran parte de las tareas de cuidados de la tienda “y lo que ha ido haciendo falta”. Feli explica cómo “el comercio de las grandes superficies está muy impuesto”, lo que obliga a las personas en dificultades económicas a “buscar el precio más bajo y olvidar lo que hay detrás”. Y es que, “a poco que escarbes, en las grandes superficies sabes que hay explotación de los trabajadores y de los proveedores” ya que van “a reventar precios”. En la cooperativa se tiene en cuenta “la cercanía, que sea de pequeños agricultores, que sepamos de dónde viene y con qué amor se cultiva”. “Por eso le compro a Julio las verduras, a Manuela los limones y las nueces” ya que “es de la provincia y está cuidado, lo que es una garantía de salud inmejorable”.
Pero no podemos hablar de consumo sin la producción de los alimentos. Spiga Negra es un molino agroecológico y un obrador de pasta artesanal que gestionan Igor Corres y su hermana Arrate. Desde su inicio tenían claro “que la materia prima, el trigo duro, tenía que ser de cercanía” además de intentar que “los distintos engranajes de la cadena alimentaria tuviesen relaciones justas, éticas y de confianza”. Su forma de producción apuesta por los principios de la Agroecología, que “van más allá de un sello”. Haciendo su propia comercialización, llegaron de forma natural a Merkaético. Primero como socio, luego como proveedor, Igor cuenta que “los pequeños comercios están teniendo problemas con las grandes cadenas de distribución” y cómo, en momentos de inflación, estar en las cooperativas de consumo les ayuda. “En una cooperativa de consumo, al que le interesa le puede poner cara al productor” concluye Igor, afirmando que está orgulloso de ser parte de esta cooperativa ya que “es una forma de consumir consciente, de priorizar determinados valores y minimizar el impacto”.
En la cooperativa se tiene en cuenta “la cercanía, que sea de pequeños agricultores, que sepamos de dónde viene y con qué amor se cultiva”
Julio Villar, agricultor y socio de la cooperativa, comienza también hace 10 años el Grupo de Consumo “El Trisquel del Sur” en Alhaurín. De abuelo agricultor asturiano, recuerda cómo “se usaba el estiércol, el cucho, de las vacas para el campo” lo que le hizo fácil empezar con una producción natural y comenzar su huerta manteniendo “todos los ciclos naturales de las plantas”. “Es un momento muy complicado para un proyecto como este” ya que “cuesta mantener en el tiempo a los proyectos pequeños”. Gracias a que se dieron circunstancias como tener el espacio de distribución de Merkaético, Julio puede afirmar que “hoy seguimos aquí porque en cruces de caminos aparecieron personas que con su solidaridad nos permitieron salir adelante”. Sin embargo, nos habla de cómo se encuentra en “el momento más complicado” de su proyecto debido a la “sequía atroz y las altas temperaturas que estamos sufriendo constantemente”. “Los episodios de calor extremo, de terral, son la tormenta perfecta para destrozar la producción de las huertas”, lo que se suma a la falta de consumidoras habituales y la inestabilidad de demanda.
Conocer a quien produce, conocer al barrio donde consumes y hacerlo de forma colectiva, de eso va ser socia de una cooperativa de consumo como Merkaético El Cenacho. Comer es un acto político y elegir los productos puede ser una acción comunitaria. 10 años después de su inicio, en la provincia de Málaga resisten activamente a pesar de un sistema que pasa por encima de las personas. Merkaético se consolida entre muchas formas de consumo que nos permiten imaginarnos que una alternativa a las grandes superficies es posible.