Cristina Cifuentes dimite como presidenta de la Comunidad de Madrid

Dos frascos de crema hurtados en un centro comercial han puesto fin a la agonía de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que renuncia tres años después de acceder al cargo.

Cifuentes TFM
David F. Sabadell Cifuentes, durante su comparecencia para explicar en Pleno las irregularidades en torno a su máster.
25 abr 2018 12:04

No habrá recepción en la Comunidad de Madrid el 2 de mayo. Cristina Cifuentes ha anunciado su dimisión poco antes del mediodía del 25 de abril. La agonía de la ya expresidenta de la Comunidad de Madrid ha durado exactamente 21 días desde su comparecencia en la Asamblea. Tres semanas de huida hacia adelante en las que Cifuentes se ha desvanecido como figura honorable y ha decaído hasta el baúl en el que se encuentran los protagonistas de la historia bizarra de la política española.

La presidenta ha denunciado una "campaña" contra su persona. Ha reconocido que la grabación es real, que se tomó en 2011 cuando estaba siendo "espiada" por actores que no ha querido concretar. Cifuentes ha defendido que se llevó de manera involuntaria dos tarros de crema "por error". Acto seguido ha anunciado su voluntad de no seguir al frente de la Comunidad. Cifuentes ha dicho que "renuncia" al cargo pero no ha aclarado si seguirá siendo diputada en la Asamblea y, por tanto, aforada, una condición importante para las investigaciones del Caso Lezo. 

El episodio más chusco de su carrera, el que ha precipitado su caída, tuvo lugar hace ahora siete años. El 4 de mayo, la entonces número dos de la Comunidad de Madrid —gobernada por Ignacio González— adquirió sin pasar por caja dos botes de crema antiarrugas. Siete años después ha sido Ok Diario, medio de comunicación vinculado al PP, quien ha destapado la secuencia de Cifuentes en el cuartito de seguridad del centro comercial que está junto a la Asamblea de Madrid. Y a partir de ahí, la sátira ha servido para amenizar la espera de lo que ya se sabía, que el tiempo político de Cifuentes, señalada desde finales de marzo por la falsificación de un máster de derecho autonómico, había acabado.

Herencia envenenada

Nacida en 1964 en Madrid, Cristina Cifuentes maduró políticamente en un partido destinado a la concreción de un proyecto específico para Madrid desarrollado por el equipo formado en torno a Esperanza Aguirre a comienzos de los años 2000. La premisa número uno de ese club de inspiración neoliberal fue beneficiar a los amigos —entendiendo y poniendo en cuarentena el significado del concepto amistad—. La estructura básica, un triunvirato formado en torno a Aguirre, compuesto por Ignacio González, Francisco Granados y Alfredo Prada, hoy salpicado en la guerra entre clanes populares por presuntas facturas falsas en el caso del campus de la Justicia.

La trayectoria de Cifuentes ha estado ligada a la Comunidad de Madrid, de donde no ha salido desde mayo de 1991. 27 años en la Asamblea, con un pequeño lapso entre 2012 y 2015, un parlamento en el que lleva más tiempo que los propios ladrillos, ya que el edificio de Entrevías donde se realizan los plenos fue inaugurado en 1998.

De maduración lenta, la carrera de la expresidenta se cimentó en su nombramiento como delegada de Gobierno en enero de 2012. Había pasado medio año del episodio con las cremas que ha precipitado su caída. Su estrella estaba en alza. Aguirre dejaba paso libre en la Comunidad en septiembre de aquel año. Su sucesor, Ignacio González tenía los meses contados. El caso Gürtel, destapado en 2009, iba a carcomer el proyecto del PP. Los casos Púnica y Lezo, desde comienzos de 2018 unidos en un mismo sumario, descartaban cualquier proceso de regeneración entre los clanes enfrentados que sostuvieron a Aguirre. Pero Cifuentes consiguió sobrevivir políticamente durante tres años.

El 21 de marzo, ElDiario.es publicaba una información que ha terminado con su carrera. La justificación en sede parlamentaria, en la que Cifuentes mintió, fue seguida de una batalla política por reorganizar la política madrileña. La presidenta era un bulto sospechoso, pero PP y Ciudadanos tenían que pactar una solución a la crisis, a un año de las elecciones, y con la figura de Ángel Gabilondo amenanzado la envenenada entente del centro-derecha en la Comunidad. 

En su comparecencia, Cifuentes ha defendido una solución de continuidad ante la posibilidad de que se realice la moción de censura en la Comunidad, una moción auspiciada por "la izquierda radical" de Gabilondo, que Podemos ya anunció que secundaría. 

Comunidad de Madrid
Cristina Cifuentes y el fin de fiesta del PP de Madrid
Aguirre, Granados, González y ahora —posiblemente— Cifuentes. Ninguno dimitió por lo que se les imputaba en los casos que han puesto nombre —Gürtel, Lezo, Púnica— a aquella fiesta en la que se convirtió la Comunidad de Madrid gobernada por el PP.
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