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Coronavirus
Infancia y mascarillas: el riesgo de que se perpetúen las restricciones
El próximo lunes los niñas y niñas mayores de seis años de la Comunidad de Madrid podrán salir al patio, al recreo o a realizar actividades fuera de las aulas sin mascarilla. Y lo harán cuatro meses después de que las personas adultas paseen por las calles sin esta protección. Una medida que llevaba sobre la mesa desde el inicio de curso, dada la mejora en la situación epidemiológica y la desescalada en las restricciones en el mundo adulto, pero a la que está costando llegar. De hecho, el Ministerio de Sanidad avisaba a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tras el anuncio de la nueva relajación en las medidas, que debía de cumplir la normativa y las mascarillas son obligatorias si no es posible mantener una distancia de seguridad de 1,5 metros entre las personas.
Como Madrid, Galiza, Catalunya y País Valencià también dan pasos en esa dirección estudiando el posible encaje sanitario, aunque esta última reculó con un frenazo en seco este miércoles, a raíz del aumento de los nuevos casos registrados durante el pasado fin de semana. Otras comunidades han decidido quedarse en pasos intermedios, como Euskadi, que ha autorizado la salida al patio sin esta protección solo para los mayores de 12 años, por ser población vacunada.
“En exteriores, al aire libre, durante las actividades deportivas y en el recreo, la mascarilla ya no es necesaria y debería aliviarse de igual modo que se ha hecho en población adulta”
“En interiores todavía es necesario su uso porque todavía estamos en fase pandémica y debemos mantenerlas. Pero en exteriores, al aire libre, durante las actividades deportivas y en el recreo, la mascarilla ya no es necesaria y debería aliviarse de igual modo que se ha hecho en población adulta”, afirma tajante José Gómez Rial, inmunólogo del Servicio Gallego de Salud (SERGAS). “Parece como que nos hemos olvidado de los niños a la hora de levantar las restricciones cuando ellos han sido los que más han sufrido, en silencio y sin protestar, las medidas restrictivas”, añade.
Además, este inmunólogo advierte de que perpetuar el uso de esta protección entre la infancia podría tener consecuencias en la normal maduración de la respuesta inmunitaria de los más pequeños. “Su sistema inmune está en desarrollo y necesita exponerse a los diferentes patógenos y demás factores ambientales para su correcta maduración. El que no hayan contraído enfermedades infecciosas de tipo respiratorio durante la pandemia, aunque parezca bueno no lo es del todo, ya que su sistema inmunitario no se ha desarrollado como debería. Si se pretende perpetuar esta situación durante las temporadas invernales con el objetivo de evitar que enfermen sería una intervención no adecuada que podría poner en peligro el correcto desarrollo de su sistema inmunitario.”, alerta.
“Su sistema inmune está en desarrollo y necesita exponerse a los diferentes patógenos. El que no hayan contraído enfermedades infecciosas de tipo respiratorio durante la pandemia, aunque parezca bueno no lo es del todo”
Y explica otro término a tener en cuenta: la deuda inmunitaria, un concepto de reciente acuñación introducido en mayo de 2021 por el pediatra francés Robert Cohen con el que se indica lo que puede suceder cuando los niños y niñas no se exponen a los habituales patógenos. “Quiere decir que esa falta de respuesta a patógenos habituales puede devolverse más tardíamente de forma más grave. La única evidencia hasta la fecha es lo que ha ocurrido con el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) causante de bronquiolitis en los niños más pequeños. El año pasado no circulo apenas debido a las medidas de distanciamiento social y mascarillas, y ahora en Nueva Zelanda están viendo un pico de infecciones por VRS fuera de temporada y con mayor gravedad de la esperada”, explica mientras añade que es un término “muy controvertido del cual no hay hasta la fecha mayor evidencia que esto del VRS”.
Y no solo hay que repensar el uso de las mascarillas, sino desterrar otras medidas que ya se han comprobado innecesarias como “el uso del gel hidroalcóholico a todas horas que ya se ha demostrado que no es necesario dado que la transmisión es respiratoria y no por contacto”, asegura este facultativo.
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Salud mental y estrés tóxico
Según los datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP) expuestos en una guía de abril de 2021, las personas menores de 18 años solo representan entre el 0,8 y el 2,1 % de la incidencia de covid-19. Además, la carga viral en vías respiratorias altas parece inferior a la de la población general.
Sin embargo, la pandemia está teniendo un fuerte impacto en el ámbito psicosocial de la infancia y la adolescencia. Tal y como alertaban en julio de 2021 desde la AEP “se están duplican los casos de urgencias psiquiátricas infantiles, los trastornos de conducta alimentaria, que son cada vez más graves, los casos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos, depresión y las autolesiones e intentos de suicido en adolescentes”.
Gorka Saitua es pedagogo y trabaja como educador familiar de protección a la infancia en una entidad del tercer sector. Avisa de que, desde su ámbito, están preocupados porque los casos que se manifiestan son solo la punta del iceberg. “Nos preocupa la sintomatología internalizante, hay una parte del sufrimiento que no se ve y es la que está asociada a mayores niveles de ansiedad”.
Saitua explica que, ante el sufrimiento, las personas tenernos tres tipos de respuesta: la lucha, la huida y el bloqueo. Las dos primeras reacciones implican que las personas se sienten competentes, la última se da en personas que se sienten en absoluta indefensión. “Lo que estamos viendo en consulta y en atención domiciliaria es que muchas veces reaccionan con el bloqueo y esto no se está analizando”.
Este pedagogo ha impulsado un manifiesto, que en cinco días ha conseguido más de 2.000 firmas de profesionales del sector, que se titula ‘Por una educación y una sanidad libre de estrés tóxico para la infancia y la adolescencia’. En él se pide reactivar el debate acerca de algunas medidas sanitarias todavía vigentes en el contexto escolar y sanitario atendiendo a su impacto durante la primera infancia (de 0 a 6 años) y durante la adolescencia.
“Es fundamental captar las señales del rostro humano. Un rostro que no se ve está generando más estrés que tranquilidad. Pasan mucho tiempo con sus cuidadoras y necesitan como el agua y el alimento poder ver un rostro humano”
En palabras de este pedagogo el estrés tóxico se da cuando en nuestro cuerpo hay elevados niveles de cortisol que no podemos procesar, tarea más dificultosa aún para la infancia. Y esto puede ser porque el impacto del suceso haya sido muy estresante o porque esté sostenido en el tiempo de manera regular. “Esto proporciona daños en las estructuras cerebrales y en edades tempranas tiene implicaciones muy serias. A posteriori es difícil de reparar, por eso estamos tan preocupados”, añade.
Más allá de la mascarilla
“Sabemos que la acumulación de medidas restrictivas les están haciendo mucho daño”, continúa, mientras pone un ejemplo. “Es fundamental captar las señales del rostro humano. Un rostro que no se ve está generando más estrés que tranquilidad. Pasan mucho tiempo con sus cuidadoras y necesitan como el agua y el alimento poder ver un rostro humano”.
Pero no solo de las mascarillas se nutre el estrés tóxico. Este pedagogo refiere también el efecto de las restricciones a entrar en determinados espacios, a moverse de manera libre o a no poder comunicarse con alumnos de otras aulas. “Los adultos a los cuales se les ha limitado las actividades que les proporcionaban socialización lo han pasado realmente mal y son personas adultas. Con la infancia es todavía más palpable. La infancia no tiene tantas posibilidades para regularse”, advierte.
“Los protocolos deben adaptarse a la situación epidemiológica de cada momento y en la actual no está indicado el uso de mascarilla en exteriores y actividades deportivas. De hecho es más contraproducente que beneficiosa”
Saitua quiere dejar claro que no niega la gravedad de la pandemia pero insiste en que ahora mismo ya estamos en otro momento, que debemos de empezar a considerar a los niñas y niñas como sujetos de derecho y “hay que poner encima de la mesa que se está haciendo daño a la infancia con determinadas medidas”.
“Los colegios han sido los más eficientes a la hora de implementar las medidas restrictivas y hay que aplaudir por ello. Ahora hay mucho miedo a levantar las medidas, pero debemos pensar en el efecto de estas no solo a nivel inmunológico sino sobre todo a nivel social y psicológico”, añade Gómez Rial. “Los protocolos deben adaptarse a la situación epidemiológica de cada momento y en la actual no está indicado el uso de mascarilla en exteriores y actividades deportivas. De hecho es más contraproducente que beneficioso”, concluye.
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Según el informe de la AEP al que hace referencia este artículo la tasa de letalidad del covid en menores de 14 años es del 0,0094% (1 de cada 10.000 niños infectados). El informe hace referencia a las patologías previas de los niños que pierden la vida tras la infección, aparentemente no habla de niños sanos.
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/covid-19_en_pediatria_valoracion_critica_de_la_evidencia_rev_ext.pdf
"Analizados en profundidad los datos y en base a criterios exclusivamente médicos" los expertos de esta asociación defienden la obligatoriedad del uso de mascarillas en el colegio y la vacunación masiva de todos los niños menoresde 14 años.
Como diría la ministra, son datos, no opiniones del que escribe.
Sin acritud.