Urbanismo
La ciudad en la App: redefiniciones en lo urbano, lo cotidiano y el conflicto

Del 19 al 21 de junio tendrá lugar el I Curso de Verano GECU, un espacio de diálogo en el que reflexionar sobre la ciudad plataforma.
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Aplicaciones en la vida cotidiana El Salto

En la última década, las configuraciones del espacio urbano han estado cada vez más determinadas por relaciones “bajo demanda” en el marco de la expansión de la economía digital. Este tipo de intercambios y conexiones, mediadas por plataformas digitales, han ido colonizando numerosos espacios en la producción, el consumo, lo urbano y el paisaje empresarial, convirtiendo la app en un canal para relaciones sociales y el algoritmo en un modulador de estas. Así, nos encontramos ante un escenario en el que la vida cotidiana y las formas de habitar la ciudad están cada vez más atravesadas por la plataforma. Estas experiencias de la ciudad digital son heterogéneas y están marcadas por movilidades desiguales. La ciudad digital abarca desde el “nómada digital” que trabaja en remoto desde un céntrico barrio para una empresa emergente, hasta la trabajadora migrante que ha sido asignada a través de una aplicación y que se desplaza desde la periferia para acondicionar su apartamento. Pero también forman parte de esta plataformización las formas de transporte privado en la vía pública a través de Uber o Cabify, el consumo cultural a través de Netflix, Max o Movistar, la compra en Amazon de bienes que atraviesan todo el planeta hasta llegar a nuestros hogares, y las relaciones sociales establecidas a través de plataformas como Nextdoor, MeetUp, Tinder o Bumble.

Sin embargo, estas nuevas realidades no han estado exentas de conflicto y resistencias. Frente a las nuevas formas de articulación de la relación capital-trabajo y su impacto sobre las dinámicas y geografías urbanas han surgido múltiples formas organización y agencia colectiva: movimientos de inquilinas que se han organizado frente a la proliferación de apartamentos turísticos en los barrios y las subidas de los alquileres, trabajadoras y trabajadores de reparto que han reinventado alternativas sostenibles y nuevas formas de acción sindical, o trabajadoras del hogar que se han organizado frente a las implicaciones de la digitalización del trabajo doméstico, entre otras.