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Culturas
La Parcería: “Queremos posicionar nuestra defensa de la diversidad en la ciudad”
Parcera, parcero, o más cariñosamente, parce, se les llama coloquialmente a las y los amigos en Colombia. Diversas artistas de Brasil, Ecuador y Colombia, que se conocieron ya residiendo en la ciudad de Madrid, decidieron montar algo así como una ‘amiguería’. El Centro Cultural de Experimentación y Documentación Artística La Parcería empezó a activarse en 2010 como colectivo y en 2014 nació como asociación. Desde septiembre del año pasado habita un amplio local en el número 13 de la calle Martín Vargas, pero es más que una sala de eventos culturales. “Todo lo que queremos hacer, a través de las artes y las expresiones culturales, es posicionar nuestra defensa de la diversidad en la ciudad”, resalta Silvia Ramírez Monroy, artista visual, editora e integrante de La Parcería, nada más empezar la conversación con El Salto.
“Para nosotros toda la acción cultural y artística tiene un fondo político porque primero, es contarnos a nosotras mismas quiénes somos, qué ha pasado en la ciudad con la migración, de esa oleada de hace 20 años en la que llegamos muchas personas de fuera, que ya es nuestra ciudad también, y queremos participar en su construcción, y lo queremos hacer a través de las artes ”, agrega.
“Queremos que se eliminen las fronteras geográficas, las administrativas, de edad, de género... e intentamos que todo lo que hagamos aquí sea para todes”
Desde su creación la asociación cultural se organiza a partir de cinco comisiones de trabajo: Música y expresiones populares; Infancia y familia, Arte experimenta, Local, y Proyecto editorial. Todas, describe Ramírez, trabajan sobre los principios de defensa de la diversidad, la igualdad, el antifascismo, el feminismos, y la transversalización de los trabajos con la infancia. “Cuando abrimos el centro cultural decíamos que es un espacio donde no hay fronteras, queremos que se eliminen las geográficas, las administrativas, de edad, de género... e intentamos que todo lo que hagamos aquí sea para todes”, explican.
Música, crianza y experimentación
Con base en ese sentido inclusivo, La Parcería trabaja, por un lado, la música y las expresiones populares a cargo de Johan Posada, quien investiga la historia de la música desde los años 50 hasta hoy en América Latina y España. Prueba de ello es la investigación que realizó sobre las músicas y los préstamos sonoros de uno lado a otro del Atlántico. En esta comisión se hacen residencias artísticas de composición y espectáculos musicales y se hace curaduría siendo el Matadero uno de los espacios con los que han trabajado también. Por ejemplo, en la navidad de 2019 se hizo una serie de diez presentaciones musicales. Para ello, Posada buscó músicos de aquí “porque también nuestra idea es rescatar todo lo que las personas de fuera están haciendo y que no se ve, la memoria de gente que lleva aquí más que nosotros incluso y que al final se van perdiendo” apunta Silvia. Así, esta comisión se centra en las expresiones populares, “nos interesa lo que se hace desde abajo en la música”, resalta.
“Nos identificamos así con las ‘familias mutantes’, aquellas que no tienen una forma definida, que son diversas y cambiantes, donde la reivindicación y recuperación de formas comunales, ancestrales y disidentes de criar son un objetivo a perseguir”
Por otro lado, Carmena E. Camacho Cordovez y Carolina Bustamante coordinan y trabajan sobre infancia y familia como respuesta a situaciones vitales que como grupo creativo se enfrentan también. Al quedar embarazadas y ya siendo madres junto con sus parejas empezaron a investigar qué era eso de criar en una sociedad donde no tienes tu familia de apoyo, en el cómo criar sola y seguir participando en la ciudad y habitarla. “Nos identificamos así con las ‘familias mutantes’, aquellas que no tienen una forma definida, que son diversas y cambiantes, donde la reivindicación y recuperación de formas comunales, ancestrales y disidentes de criar son un objetivo a perseguir'”, describen ellas mismas en la web de La Parcería.
Desde allí empezaron a investigar sobre las alternativas de crianza en comunidad para, desde edades tempranas, trabajar bajo los principios de diversidad e igualdad. De allí han nacido proyectos de mediación con los museos como el Proyecto 'Savia', con el Museo Reina Sofía. También han trabajado en este sentido con en el Matadero donde hay residencias artísticas y actualmente está una que se llama ‘La Trenza’, explica Silvia a El Salto, “sobre maternidades centradas en temas de la ancestralidad y recuperación de nuestras memorias”.
Una tercera comisión de trabajo es ArtExperimenta, que es parte del equipo de curadores del centro cultural y la coordina Fabio Manosalva. “Por un lado tenemos artistas que nosotras invitamos que nos parecen interesantes, luego llegan dosieres de los que hacemos una selección. Está llegando mucha gente como nosotros, que vive aquí y que no ha encontrado espacios donde mostrar sus trabajos y quieren que aquí se muestren”, destaca Ramírez. El objetivo es continuar con las residencias artísticas con dos o tres artistas al año que puedan desarrollar su obra y mostrarla en el centro cultural.
“Está llegando mucha gente como nosotros, que vive aquí y que no ha encontrado espacios donde mostrar sus trabajos y quieren que aquí se muestren”
Ediciones La Parcería
Silvia Ramírez, quien llegó a Madrid hace 20 años y trabajó como editora con el movimiento cartonero en su país natal, se sumó al equipo de La Parcería hace tres años con el Proyecto editorial. “Lo que queremos es sacar publicaciones de pensamiento crítico sin importar el género, es decir, publicamos poesía, como el libro de los zapatistas, libros de artistas como el de Gabriela Ortiz con un argumento crítico sobre el extractivismo en nuestros países, o libros de música“, señala la también artista visual. ”Vamos de a poco, el primer año un libro, el segundo dos, el tercero tres, este año nos tocan cuatro, y así, despacito pero sin pausa en las publicaciones".
La novedad editorial parcera de este verano ha sido una reedición de Trilce, el segundo poemario del poeta peruano César Vallejo, publicado en 1922, que cumple 100 años. Como una necesidad intrínseca al proyecto cultural parcero ha publicado varios títulos sobre migración. “Hace poco publicamos una investigación justo de cómo la población migrante está participando a través de la cultura, porque si tú te acercas a los estudios que hay sobre la migración aquí en España o en Madrid te encuentras con... en qué trabajan, cómo son sus familias, cómo viven, pero hay muy poco de reflexión sobre qué pasa en una ciudad cuando hay migración de tantas partes” argumenta Ramírez.
Desde Ediciones La Parcería, para no centrarse solo en el formato libro, contemplan y están trabajando ya en otros formatos como los audiovisuales.
El centro cultural
La quinta comisión de La Parcería es el centro cultural que funciona desde septiembre del año pasado y coordina Alessandra D'Agostino, Johan y Carmena. “Fue lanzarnos en plena pandemia a abrir un local de 200 metros cuadrados para que pasaran cosas. Alquilamos el espacio en marzo 2021 cuando ya no estábamos confinados pero había restricciones, mientras tanto se acondicionó, y lo abrimos en septiembre”, detalla la parcera.
Explica que abrir en tiempos de control de aforos y mascarilla se debió a que a la asociación se hizo acreedora de una ayuda del Ayuntamiento para los Espacios de Creación Independiente, y que reconoce fue el impulso para tomar la decisión de meterse en algo grande. Apunta que el resto ha sido cubierto con financiación privada, préstamos y “... trabajo, trabajo y trabajo, y aquí vamos sobreviviendo”.
Durante el confinamiento, se dedicaron a formular proyectos que querían sacar adelante, editar los libros dedicándoles mucho tiempo y pensar en las residencias artísticas. “Para la primera residencia trajimos a un artista de Perú, hicimos residencias en artes visuales, en música, en maternidades... creo que nos dio tiempo a imaginar, a soñar, ese fue el trabajo del 2020. El año siguiente fue muy intenso, mucho trabajo físico, por el acondicionamiento del local“, cuenta Ramírez. Para ello, y con los recursos limitados, tiraron de la propia experiencia y creatividad de las parceras, como Carmen, quien es arquitecto y dirigió la obra.
Admite que la verdadera presión llegó cuando abrieron en septiembre ya que necesitaban empezar a funcionar, así que buscaron otras estrategias. Por un lado, el local funciona porque hay programación cultural permanente, conciertos, DJs, presentaciones de libros y exposiciones. Otra fuente de financiación es la contribución de los artistas y talleristas. “Si alguien necesita un espacio para un taller buscamos maneras de generar intercambios, pero también apoyamos muchos proyectos propios. Buscamos muchas vías para que se sostenga el local pero también para apoyar a gente que como nosotras quiere sacar adelante su proyecto”, apunta.
Pasen y vean
Desde entonces ha sido un no parar. Entre las actividades destacadas de los primeros meses Silvia recuerda la feria del libro de Madrid del año pasado que tuvo como invitada a Colombia, con visita del presidente Iván Duque incluida, en un momento en que hubo violencia policial y asesinatos de jóvenes por las protestas callejeras que habían comenzado en abril. “Fue una invitación muy polémica porque vino y le hicieran honores. Entonces nosotras decidimos hacer una feria del libro alternativa. Recitaron unos 20 poetas, hubo música, mesas de collage de arte... Fue increíble la respuesta, nos demostró que se necesitaba decir en ese momento ‘no estamos de acuerdo’. Además se habían activado grupos de artistas en una plataforma que se llama Huipa y que acompañó mucho ese momento”, evoca Silvia.
“Nos estamos encontrando que las artistas que vienen se sienten en un espacio tranquilo, seguro y a salvo de cualquier juicio”, asegura Ramírez
Muchas otras y otros artistas han ocupado La Parcería en los meses en que, poco a poco, la ciudad salía del letargo pandémico. Destaca la programación de artistas que se leen fuera de la institución como la peruana Gadyola, que trabaja temas de disidencia sexual, o la chilena Dani Lillo, con muy buen respuesta. “Nos estamos encontrando que las artistas que vienen se sienten en un espacio tranquilo, seguro y a salvo de cualquier juicio” asegura Ramírez.
Otra prueba de que su actividad cultural es también un compromiso político es que el pasado mes de junio, en plena campaña de la segunda vuelta de las elecciones en Colombia, la artista Nadia Granados presentó en La Parcería su obra Colombianización, un cabaret político multimedia de creación contemporánea en un contexto de cambio en Colombia. Semanas después, el 29 de julio, el jurado del XI Premio Luis Caballero - el premio de artes plásticas y visuales más importante que se entrega en Colombia- determinó como ganadora a Granados con esta pieza. “Todas las disidencias nos gustan”, confiesa la editora.
La música es otro fuerte del local que atrae a mucha gente también como los conciertos del músico cubano Cimafunk, o el del reconocido Jorge Pardo. Están también los jueves de vinilo, en los que los DJ que pinchan hacen su propia investigación, “o sea que la gente no va a encontrar la música que suena en otros locales de Madrid. Lo que te vas a encontrar son personas con proyectos vitales que van unidos a la música”, recalca Ramírez.
El resto de la programación de la semana la componen clases de salsa, de swing, el salsódromo, una escuelita de orquesta, los jueves de vinilos con un DJ distinto cada semana, además de música en vivo, los viernes, sábado y domingo.
Aunque la mayoría de los y las integrantes de La Parcería son de origen latinoamericano, en su propuesta artística están abiertos a personas de todo el mundo. Ha habido exposiciones de personas africanas, recitales con mujeres de origen filipino, entre otras muchas actividades. En este sentido, insiste Silvia, “la idea es que sea un espacio de encuentro de todos quienes no tenemos un lugar en la ciudad. Vemos como mucha necesidad de encontrarnos y poder hablar, y con un guiño, saber qué nos estamos diciendo porque compartimos una historia común”. Resalta que también asiste mucha gente madrileña que conoce América Latina, y les interesa su música, su literatura, su cine...“y entra porque sabe qué puede encontrar. Es como una ventanita para conocer otra cara de lo que somos todos los que venimos de fuera, que no se suele mostrar”.
Las alianzas
Pero también La Parcería cuenta con aliadas claves, por ejemplo, Radio Gladys Palmera con quienes montaron una exposición del Cha cha chá con la colección de cartelería original que posee la directora de esta emisora, y una charla a cargo del investigador José Arteaga. De pronto, a Silvia se le viene al recuerdo de la exposición del zapatismo con obras originales de varios artistas. “Ellos inauguraron el local porque, aunque aún estábamos todavía en la reforma, se necesitaba un sitio para colgar las obras. También me acuerdo de Rómulo Bustos, un premio nacional de poesía colombiano que está viviendo en Madrid, quien también vino a leer aquí”. Poco a poco los artistas también se convierten en una red que apoya el proyecto.
Otro aliado clave, y vecino del barrio, es el recién inaugurado Espacio Afro con quienes organizarán próximamente el Festival Literario 'Somos' con la participación de editoriales de personas racializadas y de migrantes disidentes. Con este mismo espacio trabajan ya en la acción artística colectiva Intersticios. Celebración y encuentro, que ya tiene fecha de presentación.
“Un amigo nos decía, ‘y ¿cómo les va?, porque todo lo exótico debe gustar mucho’, y nosotras decimos, no, no es lo exótico, es lo que somos“
La conciliación con los vecinos ha sido clave para La Parcería desde el principio, una relación que desde el centro cultural han mimado mucho. Un crowfunding que hicieron este mismo año se utilizó para terminar de insonorizar el local. Procuran reuniones periódicas con los vecinos del edificio y han tomado la decisión de cerrar antes del horario permitido para no generar exceso de ruido en la calle.
Así, La Parcería se ha convertido en un sitio de referencia cultural interdisciplinar de una generación de migrantes que ahora ha madurado, y ofrece una amplia oferta cultural. Esta amiguería es hoy el punto por el que “pasa gente muy desconocida que viene a hacer sus cositas y están las puertas abiertas, pero de repente, los que ya tienen trayectoria encuentran también aquí un espacio que les gusta, que es familiar, bonito, amable, y les escribimos diciendo somos La Parcería, y vienen”, valora la Ramírez. “Un amigo nos decía, ‘y ¿cómo les va?, porque todo lo exótico debe gustar mucho’, y nosotras decimos, no, no es lo exótico, es lo que somos. Eso ha sido el gran punto del local, entras por esa puerta y te sientes como en casa”, concluye Silvia.
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De verdad? La conciliación con los vecinos ha sido clave para La Parcería ? si tenéis a todos los vecinos desquiciados con vuestro ruido, consumo de drogas y demás....como periodistas serios deberíais cuestionar y corroborar un poco todas las mentiras que van soltando.....Vamos que el papel aguanta...