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¿Qué le pasa a la izquierda extremeña?
Jara Romero: "Debemos acabar con los chovinismos de organización, con el autorreferencialismo"
Seguimos preguntándonos "¿Qué le pasa a la izquierda extremeña?", construyendo un espacio de reflexión que contribuya a darle profundidad al debate político en Extremadura. Es el turno de Jara Romero.
Jara Romero Berro, Mérida, 29 años. Es licenciada en Matemáticas y diputada de Podemos Extremadura. Se reconoce como feminista y scout y está, según sus palabras, "implicada en aportar mi granito de arena".
¿Qué fue, en Extremadura, de la oportunidad de cambio que se vislumbró a partir de 2011? ¿Puede hablarse de una crisis orgánica del Régimen extremeño del 83, o solo de una reconfiguración del sistema regional de partidos?
En repetidas ocasiones he escuchado que los cambios en Extremadura tardan más en llegar. Quizá debería partir de qué entendemos por cambio: ¿alteración en la correlación de fuerzas políticas que se ha dado durante un periodo de tiempo?, ¿transformación en el sentido común de la sociedad?, ¿variaciones en la manera de relacionarse políticamente, tanto dentro como fuera de las instituciones?, ¿nuevas expresiones de politización? o ¿la aparición de nuevos sujetos políticos? La oportunidad de cambio se dio, se da; y en todas nosotras está que pueda cristalizarse como un cambio real.
Evidentemente, el cambio no es la aparición de un nuevo partido en el arco parlamentario, ni siquiera la participación política de muchas personas que no acostumbraban a vivir politizadas su día a día. Es pronto para hablar de si es simplemente una reconfiguración de partidos, de momento Podemos solo ha conseguido el mejor resultado de IU en cuanto a número de diputadas y diputados, pero en la siguientes legislaturas veremos qué sucede. Lo que sí está claro es que ha supuesto un punto de inflexión, se han cuestionado muchas cosas que “siempre se han hecho así”, y las formas en la política institucional importan.
La unidad de la izquierda no se consigue con una lista conjunta en unas elecciones
Sí que es mucho más complicado hablar de crisis de régimen en Extremadura. El hecho de que el poder esté no solo concentrado sino prácticamente sometido a un único actor hace que sea mucho más difícil quebrarlo. Ni siquiera el Partido Popular ha sido capaz de generar una oposición real, ni cuando ocupaba la presidencia. Las redes del Partido Socialista lo invaden todo, desde, por supuesto, el poder político institucional hasta los medios de comunicación o cualquier tipo de asociación politizada reconocida institucionalmente. El clientelismo y caciquismo se siguen dando en Extremadura a pesar de los últimos acontecimientos sociales, muchas de nuestras vecinas y vecinos siguen teniendo miedo a significarse por quedarse sin empleo o sin la oportunidad de tenerlo, porque no te den la licencia de tu negocio, la subvención que necesitas o el contrato de tu empresa con la administración.
¿Qué balance haces de la acción de la izquierda social, política y cultural extremeña en esta legislatura 2015-2019 que ahora concluye?
Es difícil hacer un balance de tan solo cuatro años, y más en el mismo instante que acaba. Es importante la perspectiva para juzgar. A pesar de ello, creo que muchas tenemos una sensación bastante agridulce, quizá precisamente porque nos faltó visión histórica y nuestras expectativas estaban mucho más altas de la capacidad de acción que realmente teníamos. El balance de esta etapa podrá hacerse cuando seamos capaces de ver qué sucederá a partir de ahora, si hemos sido capaces de sembrar una nueva semilla de cambio y de hacer que esta crezca. Pero, sin duda, Extremadura ha sido más que nunca ejemplo de dignidad. En esta etapa ha habido movilizaciones sociales muy significativas, no solo de movimientos que llevan tiempo reivindicando sus derechos sino nuevas movilizaciones multitudinarias como las protagonizadas por las mujeres, por las y los pensionistas o por las plataformas ciudadanas por un tren digno. Extremadura va tomando cada vez más conciencia, y eso es precisamente el germen de cambio que debemos llegar a consolidar.
Nos faltó visión histórica y nuestras expectativas estaban mucho más altas de la capacidad de acción que realmente teníamos
Las que defendemos principios de izquierda debemos saber leer estos movimientos, los nuevos elementos de lucha de clase, y entender que aplicar nuevas recetas no es traicionar principios sino precisamente acercarnos a nuestro pueblo y no mirarlo por encima del hombro. La lucha feminista es una de nuestras principales aliadas contra el capitalismo. Si no somos capaces de entender que nos aporta herramientas fundamentales para luchar contra el neoliberalismo más atroz, e incluso contra los nuevos fascismos que están surgiendo, va a ser difícil que sepamos dar una respuesta a la altura de nuestro momento histórico. Evidentemente, tiene que partir de una perspectiva de clase que puede parecer difusa en ciertos feminismos. Pero situar los cuidados, la sororidad, la conciliación o los empleos feminizados sumamente precarios en el centro del debate es luchar contra una sociedad cada vez más individualista, consumista y egoísta.
¿Ves deseable y posible la unidad de la izquierda transformadora y los actores de cambio en Extremadura? ¿Qué desafíos les aguardan en el medio plazo del próximo cuatrienio, y qué estructuras y estrategias necesitaría desarrollar para enfrentarlos con éxito?
Para mí, es deseable, pero lo importante es si es deseable y útil para la mayoría de Extremadura. Deseable es que consigamos construir un proyecto que apele a la mayor parte de extremeñas y extremeños, y que lo sientan como propio. Si algo ha enseñado la izquierda transformadora es que, para ser representante de su pueblo, debe ser parte de él. Desgraciadamente, no se trata de que nuestras ideas sean las mejores o que tengamos razón, se trata de convencer, de ser capaces de ofrecer soluciones para los problemas de la gente. Por supuesto, aun cuando la estrategia sea compartida, la táctica es importante y es lo que puede crear más puntos de desunión, llegando incluso a plantear contradicciones inasumibles para muchos.
Aun cuando la estrategia sea compartida, la táctica es importante y es lo que puede crear más puntos de desunión, llegando incluso a plantear contradicciones inasumibles para muchos
Lo que debemos tener claro es qué estrategias y tácticas pasadas han sido erróneas y cuáles han supuesto un avance, y por qué lo han sido en cada momento. Debemos acabar con los chovinismos de organización, con el autorreferencialismo, aprender a dar pasos atrás y adelante cuando estos sean lo mejor para el proyecto que queremos plantear y, sobre todo, entender que los proyectos se construyen sobre ideas, sobre trabajo colectivo, sincero, humanizado y reconocido, no sobre puestos ni repartos cuantitativos. La unidad de la izquierda no se consigue con una lista conjunta en unas elecciones.
Aunque después de estos años creo que deberíamos empezar asumiendo que el enemigo está ahí fuera, no entre nosotras. Podemos tener diferencias pero, mientras debatimos entre nosotros quién es más puro, más de izquierdas o quién tiene más razón, el enemigo se frota las manos y se mantiene en el poder.
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Cabe preguntar a Jara que relación guarda con el próximo candidato de Podemos por Badajoz. Y con qué bagaje cuenta en el mundo político, social o sindical. Seguramente no lo conocen ni en su pueblo.
Feminista, scout y miembro de la dirección de la juventud comunista andaluza hasta casi el momento de entrar en Podemos. A Extremadura llegó desde Sevilla y, seis meses después, ya era honorable diputada. Al juicio de cada cual quede la lectura de estos datos. Las biografías, cuanto más completas.mejor.
Remitámonos a lo escrito y discutamos las posiciones políticas, por favor.
Pues no llego a entender la paradoja que plantea esta diputada, por una parte dice que no hay que caer en los chovinismo de organización, en el autorreferencialismo, o como diria su mentor Pablo Iglesias en el patriotismo de siglas, pero a su vez parece que huye de cualquier tipo de confluencia, es decir, cada uno apetado a su sigla y organización